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8
19 de septiembre de 2009
19 de septiembre de 2009
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta nos cuenta la aventura que sufren cuatro hombres de ciudad durante un fin de semana realizando el descenso en canoa de un río que va a ser modificado por la construcción de una presa. Tras un encuentro traumático con dos lugareños, su travesía idílica se convertirá en una tragedia a medida que vayan descendiendo por los rápidos del río.
Boorman nos presenta unos personajes bien definidos que van evolucionando durante toda la cinta a medida que los hechos van pasando. El drama que se cierne sobre ellos les hará tomar decisiones que les marcarán para el resto de sus días. La relación de los cuatro compañeros con la naturaleza pasará de ser una agradable aventura de fin de semana a convertirse en una lucha por su supervivencia. Es interesante el retrato que hace Boorman sobre los lugareños, tratándolos como un elemento más del paisaje, tan salvaje y agreste como lo puedan ser los propios rápidos del río. Para esto Boorman utilizó actores no profesionales de la misma zona donde se desarrolla la acción, lo que le da un realismo necesario según está planteada la película. La forma de hablar, de vestir y las malformaciones físicas que sufren algunos de ellos, quizás por una cierta endogamia en las costumbres, son elementos indispensables para dar sentido a todo ese estallido de violencia. Ya desde las primeras escenas Boorman enfrenta a la sociedad urbanita contra la sociedad rural siendo esto el preludio de que algo nada bueno va a ocurrir. Las escenas de acción están rodadas de una forma magistral y toda la película tiene un ritmo trepidante. A pesar de su extrema violencia, esta no es gratuita y se encuentra en armonía con todo el filme. El guión lo firma el autor de la novela en la que se basa, James Dickey. La cinta cuenta con una excelente fotografía de Vilmos Zsigmond donde se recrean los espectaculares paisajes de los Apalaches y del río Chattooga. La banda sonora está sembrada de temas Bluegrass interpretados por Eric Weissberg. Los actores principales están todos magníficos, empezando por Jon Voight, Burt Reynolds, Ned Beatty y Ronny Cox. Permanecen en la retina la famosa escena del duelo de banjos interpretado por Ronny Cox y Billy Redden o una escena de una violación que posee una violencia extrema interpretada por Ned Beatty.
Deliverance es una película dura y áspera que marcó un camino por el que han seguido muchos filmes posteriores. Una cinta que nos muestra la incapacidad del hombre moderno contra la naturaleza salvaje y un estallido brutal de violencia que ya nos anticipaba Sam Peckinpah en su gran filme Perros de Paja.
Boorman nos presenta unos personajes bien definidos que van evolucionando durante toda la cinta a medida que los hechos van pasando. El drama que se cierne sobre ellos les hará tomar decisiones que les marcarán para el resto de sus días. La relación de los cuatro compañeros con la naturaleza pasará de ser una agradable aventura de fin de semana a convertirse en una lucha por su supervivencia. Es interesante el retrato que hace Boorman sobre los lugareños, tratándolos como un elemento más del paisaje, tan salvaje y agreste como lo puedan ser los propios rápidos del río. Para esto Boorman utilizó actores no profesionales de la misma zona donde se desarrolla la acción, lo que le da un realismo necesario según está planteada la película. La forma de hablar, de vestir y las malformaciones físicas que sufren algunos de ellos, quizás por una cierta endogamia en las costumbres, son elementos indispensables para dar sentido a todo ese estallido de violencia. Ya desde las primeras escenas Boorman enfrenta a la sociedad urbanita contra la sociedad rural siendo esto el preludio de que algo nada bueno va a ocurrir. Las escenas de acción están rodadas de una forma magistral y toda la película tiene un ritmo trepidante. A pesar de su extrema violencia, esta no es gratuita y se encuentra en armonía con todo el filme. El guión lo firma el autor de la novela en la que se basa, James Dickey. La cinta cuenta con una excelente fotografía de Vilmos Zsigmond donde se recrean los espectaculares paisajes de los Apalaches y del río Chattooga. La banda sonora está sembrada de temas Bluegrass interpretados por Eric Weissberg. Los actores principales están todos magníficos, empezando por Jon Voight, Burt Reynolds, Ned Beatty y Ronny Cox. Permanecen en la retina la famosa escena del duelo de banjos interpretado por Ronny Cox y Billy Redden o una escena de una violación que posee una violencia extrema interpretada por Ned Beatty.
Deliverance es una película dura y áspera que marcó un camino por el que han seguido muchos filmes posteriores. Una cinta que nos muestra la incapacidad del hombre moderno contra la naturaleza salvaje y un estallido brutal de violencia que ya nos anticipaba Sam Peckinpah en su gran filme Perros de Paja.

6,8
5.911
7
19 de septiembre de 2009
19 de septiembre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil encontrar en el cine Norteamericano actual, yo diría que en el mundial, una película que combine bien la mezcla del drama, el thriller y la denuncia social sin caer en arquetipos ni discursos panfletarios. Es difícil pero no imposible, ya que de vez en cuando el cine independiente nos sorprende gratamente, en este caso con Frozen River.
La ultima gema salida del a menudo interesante festival de Sundance trata sobre todos esos géneros apoyandose en un buen guión, una buena dirección y unos buenos actores, los ingredientes básicos para lograr una buena película.
El trasfondo social no puede ser mas actual; la inmigración ilegal, las familias desestructuradas, las minorías étnicas marginadas...
Courtney Hunt realiza su primera película con pulso firme, utilizando perfectamente el paisaje gélido como elemento dramático, logrando unas buenas interpretaciones, en particular la actuación soberbia de Melissa Leo y encargándose también del guión.
A pesar del profundo drama que viven los protagonistas la película rezuma optimismo, lo cual se agradece ya que se logra empatar con ellos.
Frozen River ha conseguido entretenerme, conmoverme y hacerme pensar y todo eso en poco mas de hora y media!!!!! ¿Alguien da mas?
La ultima gema salida del a menudo interesante festival de Sundance trata sobre todos esos géneros apoyandose en un buen guión, una buena dirección y unos buenos actores, los ingredientes básicos para lograr una buena película.
El trasfondo social no puede ser mas actual; la inmigración ilegal, las familias desestructuradas, las minorías étnicas marginadas...
Courtney Hunt realiza su primera película con pulso firme, utilizando perfectamente el paisaje gélido como elemento dramático, logrando unas buenas interpretaciones, en particular la actuación soberbia de Melissa Leo y encargándose también del guión.
A pesar del profundo drama que viven los protagonistas la película rezuma optimismo, lo cual se agradece ya que se logra empatar con ellos.
Frozen River ha conseguido entretenerme, conmoverme y hacerme pensar y todo eso en poco mas de hora y media!!!!! ¿Alguien da mas?
19 de septiembre de 2009
19 de septiembre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sydney Pollack realizó un buen puñado de buenas obras, pero si hay alguna que me deja pegado a la pantalla cada vez que la emiten y que incluso reviso de vez en cuando de mi filmoteca es sin ninguna duda Las aventuras de Jeremías Johnson.
Sydney Pollack realizó esta película en el año 1972 y contó con un guión de John Milius y Edward Anhalt basándose en la novela de Vardis Fisher. El filme tiene una excelente fotografía de los paisajes de las montañas rocosas en Utah realizada por Duke Callaghan y una gran colección de canciones folk interpretadas y compuestas por Tim McIntire con la colaboración de John Rubinstein. Se trata de uno de los mejores trabajos como actor de Robert Redford en el papel de Jeremías. El argumento gira en torno a las aventuras de Jeremías, un hombre que llega a las montañas huyendo de la civilización y con la convicción de convertirse en un trampero de las rocosas. Su adaptación al medio hostil que le rodea y su relación con los indios marcarán la vida del personaje. Mediante una narración circular, Pollack narra los primeros años de Jeremiah Johnson en las montañas rocosas. El director disecciona con precisión la vida de los tramperos, nos muestra los aspectos cotidianos de sus vidas; como cazan, como pescan, en definitiva como sobreviven, lo que produce una sensación de autenticidad en todo el filme. Es muy interesante ver el tratamiento que se le da a las tribus indígenas, sin discursos éticos ni morales de estilo occidental que califiquen sus comportamientos sino como una cultura distinta a la que respetar. Los tintes ecologistas que tiene la película vienen marcados por el tipo de cine que se empezaba a hacer en los años setenta, una época marcada por el antibelicismo y las crisis económicas, donde se empezaban a hacer cada vez mas filmes con denuncias sociales. Jeremías Johnson no solo emprende un viaje hacia una naturaleza salvaje, sino que también se dirige hacia una búsqueda de si mismo, hastiado quizás por una sociedad que avanza hacia la anulación de toda individualidad humana.
De vez en cuando me uno a Jeremías Johnson disfrutando de sus andanzas y desventuras en su viaje lleno de poesía y espíritu aventurero.
Sydney Pollack realizó esta película en el año 1972 y contó con un guión de John Milius y Edward Anhalt basándose en la novela de Vardis Fisher. El filme tiene una excelente fotografía de los paisajes de las montañas rocosas en Utah realizada por Duke Callaghan y una gran colección de canciones folk interpretadas y compuestas por Tim McIntire con la colaboración de John Rubinstein. Se trata de uno de los mejores trabajos como actor de Robert Redford en el papel de Jeremías. El argumento gira en torno a las aventuras de Jeremías, un hombre que llega a las montañas huyendo de la civilización y con la convicción de convertirse en un trampero de las rocosas. Su adaptación al medio hostil que le rodea y su relación con los indios marcarán la vida del personaje. Mediante una narración circular, Pollack narra los primeros años de Jeremiah Johnson en las montañas rocosas. El director disecciona con precisión la vida de los tramperos, nos muestra los aspectos cotidianos de sus vidas; como cazan, como pescan, en definitiva como sobreviven, lo que produce una sensación de autenticidad en todo el filme. Es muy interesante ver el tratamiento que se le da a las tribus indígenas, sin discursos éticos ni morales de estilo occidental que califiquen sus comportamientos sino como una cultura distinta a la que respetar. Los tintes ecologistas que tiene la película vienen marcados por el tipo de cine que se empezaba a hacer en los años setenta, una época marcada por el antibelicismo y las crisis económicas, donde se empezaban a hacer cada vez mas filmes con denuncias sociales. Jeremías Johnson no solo emprende un viaje hacia una naturaleza salvaje, sino que también se dirige hacia una búsqueda de si mismo, hastiado quizás por una sociedad que avanza hacia la anulación de toda individualidad humana.
De vez en cuando me uno a Jeremías Johnson disfrutando de sus andanzas y desventuras en su viaje lleno de poesía y espíritu aventurero.

6,3
3.141
7
19 de septiembre de 2009
19 de septiembre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Garth Jennings, autor de la ambiciosa Guía del autoestopista galáctico (2005), en su segunda película, El hijo de Rambow (2007), trata temas más de este mundo que de galaxias lejanas, pero sigue sin abandonar la parodia y el buen humor.
El argumento de la película gira en torno a un par de niños a punto de entrar en la adolescencia, que en plena década de los ochenta deciden hacer un remake casero de la película Acorralado puesto que son grandes admiradores de Rambo, alter ego de Sylvester Stallone. A partir de esta premisa Jennings construye un cuento que navega entre lo real y lo imaginario, donde la fantasía se topa con la cruda realidad y viceversa. El guión, bien construido, es del propio Jennings, por lo que se dejan entrever aspectos autobiográficos en él. De entre los actores, destaca la interpretación del dúo protagonista por encima de los de mayor edad.
En El hijo de Rambow se mezclan diversos ingredientes que dan como resultado un cocktel bastante apetecible. Por un lado se retrata el universo de la infancia casi en la etapa de la adolescencia representado por los protagonistas, donde imperan la fantasía y la amistad. Otro sería el homenaje que se hace al cine, sobre todo al cine fresco y amateur, ese cine que se hace con el corazón, en contraposición al cine con mayor peso de la producción. El reflejo de una época, en este caso los años ochenta, tiene también su peso y está muy conseguido, con éxitos musicales de esa época sonando, los peinados y la vestimenta excesiva o los Peta Zetas con Coca Cola. Por último, destacaría la realidad social en la que viven los protagonistas, donde se dan conflictos religiosos o problemas familiares por la falta de una figura paterna. Quizá sea este elemento el menos conseguido del filme, ya que se desarrolla de forma bastante rutinaria y con happy end incluido.
Ciertamente, diría que El hijo de Rambow es una película amable, que no provoca grandes carcajadas aunque sí una sonrisa constante, más aún a quien ha vivido su adolescencia en los ochenta.
El argumento de la película gira en torno a un par de niños a punto de entrar en la adolescencia, que en plena década de los ochenta deciden hacer un remake casero de la película Acorralado puesto que son grandes admiradores de Rambo, alter ego de Sylvester Stallone. A partir de esta premisa Jennings construye un cuento que navega entre lo real y lo imaginario, donde la fantasía se topa con la cruda realidad y viceversa. El guión, bien construido, es del propio Jennings, por lo que se dejan entrever aspectos autobiográficos en él. De entre los actores, destaca la interpretación del dúo protagonista por encima de los de mayor edad.
En El hijo de Rambow se mezclan diversos ingredientes que dan como resultado un cocktel bastante apetecible. Por un lado se retrata el universo de la infancia casi en la etapa de la adolescencia representado por los protagonistas, donde imperan la fantasía y la amistad. Otro sería el homenaje que se hace al cine, sobre todo al cine fresco y amateur, ese cine que se hace con el corazón, en contraposición al cine con mayor peso de la producción. El reflejo de una época, en este caso los años ochenta, tiene también su peso y está muy conseguido, con éxitos musicales de esa época sonando, los peinados y la vestimenta excesiva o los Peta Zetas con Coca Cola. Por último, destacaría la realidad social en la que viven los protagonistas, donde se dan conflictos religiosos o problemas familiares por la falta de una figura paterna. Quizá sea este elemento el menos conseguido del filme, ya que se desarrolla de forma bastante rutinaria y con happy end incluido.
Ciertamente, diría que El hijo de Rambow es una película amable, que no provoca grandes carcajadas aunque sí una sonrisa constante, más aún a quien ha vivido su adolescencia en los ochenta.
19 de septiembre de 2009
19 de septiembre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jim Jarmusch es uno de los directores norteamericanos con más personalidad de los últimos veinticinco años. Durante toda su trayectoria ha rodado de espaldas a Hollywood sin seguir los criterios que imponen las grandes productoras. Finalmente ha conseguido crear un estilo personal que gracias al reconocimiento de la critica se ha mantenido con más o menos asiduidad en el candelero cinematográfico. Su carrera en el cine comenzó como ayudante del gran realizador Nicolas Ray después de terminar sus estudios en la prestigiosa New York University Film School a finales de los años setenta. Junto a el estudiaron grandes directores actuales como Tom DiCillo o Spike Lee.
En 1986 rodó su tercer largometraje titulado Down by Law. Se trata esta de una comedia con ribetes de cine negro que cuenta la historia de tres convictos que deciden fugarse de la prisión en la que están confinados. Estos cuentan con personalidades muy distintas pero que tienen en común el haber fracasado en sus propias vidas y el de encontrarse encerrados injustamente. La película está interpretada por John Lurie en el papel de proxeneta fracasado, Tom waits como Dj inadaptado y Roberto Benigni haciendo de emigrante italiano con perpetuo buen humor. Los tres están esplendidos y consiguen una química entre ellos muy particular en la que pivota todo el filme. La fotografía es uno de los puntos fuertes de la cinta. Está realizada en blanco y negro por el fotógrafo holandés Robby Müller, habitual en los trabajos de Win Wenders y en los siguientes trabajos de Jim Jarmusch. La música de la película está compuesta por el actor John Lurie con un par de canciones Tom Waits. Retrata perfectamente la atmósfera nocturna y jazzistica de Nueva Orleans, aportando ese ingrediente fundamental que busca Jarmusch en todas sus obras.
La atmósfera nocturna y canalla de la ciudad de Nueva Orleans así como en los pantanos de Louisiana son uno de los grandes aciertos de la película. Jim Jarmusch trata el genero carcelario de una forma distinta a como habitualmente se ha tratado en el cine. Se despoja de mostrar tópicos como la vida carcelaria o la fuga y se centra en el microcosmos que se forma en la celda. Cambien experimenta en el terreno de las road movies durante toda la huida a través de los Bayous, donde la evolución de los personajes y la búsqueda de sus propios destinos cobra la mayor importancia. Down By law demuestra que para hacer cine inteligente y de gran calidad no hace falta tener un gran presupuesto. Solo se necesita tener una buena idea, arriesgarse en su propuesta y sobre todo tener talento y de eso Jim Jarmusch está sobrado.
En 1986 rodó su tercer largometraje titulado Down by Law. Se trata esta de una comedia con ribetes de cine negro que cuenta la historia de tres convictos que deciden fugarse de la prisión en la que están confinados. Estos cuentan con personalidades muy distintas pero que tienen en común el haber fracasado en sus propias vidas y el de encontrarse encerrados injustamente. La película está interpretada por John Lurie en el papel de proxeneta fracasado, Tom waits como Dj inadaptado y Roberto Benigni haciendo de emigrante italiano con perpetuo buen humor. Los tres están esplendidos y consiguen una química entre ellos muy particular en la que pivota todo el filme. La fotografía es uno de los puntos fuertes de la cinta. Está realizada en blanco y negro por el fotógrafo holandés Robby Müller, habitual en los trabajos de Win Wenders y en los siguientes trabajos de Jim Jarmusch. La música de la película está compuesta por el actor John Lurie con un par de canciones Tom Waits. Retrata perfectamente la atmósfera nocturna y jazzistica de Nueva Orleans, aportando ese ingrediente fundamental que busca Jarmusch en todas sus obras.
La atmósfera nocturna y canalla de la ciudad de Nueva Orleans así como en los pantanos de Louisiana son uno de los grandes aciertos de la película. Jim Jarmusch trata el genero carcelario de una forma distinta a como habitualmente se ha tratado en el cine. Se despoja de mostrar tópicos como la vida carcelaria o la fuga y se centra en el microcosmos que se forma en la celda. Cambien experimenta en el terreno de las road movies durante toda la huida a través de los Bayous, donde la evolución de los personajes y la búsqueda de sus propios destinos cobra la mayor importancia. Down By law demuestra que para hacer cine inteligente y de gran calidad no hace falta tener un gran presupuesto. Solo se necesita tener una buena idea, arriesgarse en su propuesta y sobre todo tener talento y de eso Jim Jarmusch está sobrado.
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