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6
31 de diciembre de 2012
31 de diciembre de 2012
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
“En un mundo de todos contra todos, alguien alza una bandera y otro la quita y alza la suya. Pronto nos olvidamos de por qué empezó la guerra y seguimos luchando por una simple cuestión de banderas”.
Estos últimos años, George A.Romero, como cineasta, parece haberse caído en un agujero donde no entra la luz. Tras las peripecias de gran estudio que le supuso la infravaloradísima ‘Land of the Dead’, a Romero se le metió en la mollera hacer una película “pequeña” lejos de las zarpas de Hollywood, lo que derivó en una hostia bien sonada con ‘Diary of the Dead’( y es una pena, porque este híbrido entre ‘Rec’ y el universo de Romero resulta de lo más reivindicable). Mismo camino tomaría la presente ‘Survival of the Dead’, destripada por crítica y público como la peor película del canadiense; “una payasada gore…”,” aburrida…”, “esto no lo puede haber hecho Romero…”. En contraposición con la opinión generalizada, esta vez tengo que ponerme del lado de Romero, porque a pesar de la cutreza de After effects y los aires de telefilme barato – y es que la falta presupuestaria se nota en demasía-, a mi si que me ha gustado esta irrupción en el subgénero que el mismo definió.
El director de ‘Dawn of the Dead’ hace tiempo que ha abandonado cualquier pretensión de infligir terror al espectador, por lo menos en lo que se respecta a ir más allá del gore, algo que personalmente le agradezco; la desmitificación del monstruo caníbal ha ido en paralelo con su irrupción en la cultura pop; hemos visto tantos zombis a lo largo de los años que hoy más que dar miedo, evocan carcajadas. Ni siquiera esa versión hipertrófica de corredores de cien metros lisos que se sacó de la manga Danny Boyle se ha librado de la sobrexplotación de la industria. Tampoco es e extrañar que la saga de videojuegos ‘Resident Evil’ reciclara a sus enemigos insignia para homenajear a los ladrones de cuerpos, pero eso ya es otra historia… Y es que para el creador del zombi contemporáneo, estos monstruos son su juguete; la herramienta con la que como autor, reflejar sus visiones mundanas, siempre en un contexto antropológico y de denuncia social. Reiterativo ya en el subgénero, nos mete en la piel de hombres y mujeres subsistiendo en un mundo sin ley, dominado por devoradores de carne, donde impera la ley del más fuerte. Los supervivientes, convertidos en bandidos, campan a sus anchas, y como viene siendo costumbre, los zombis no son más que una excusa para mostrarnos por enésima vez las proyecciones de Thomas Hobbes sobre que el hombre es un lobo para el hombre.
En esta ocasión, Romero transita las carreteras de western para contarnos la historia de dos familias enfrentadas en el marco de su universo zombi, y en medio de la faena, el grupo de militares aparecidos en el anterior filme (curiosamente, único punto de unión entre dos películas de la misma temática del realizador). Al final, el resultado es más apreciable en su fondo que en su forma; hay carencias notables, consecuentes con la falta de presupuesto y poco inspirado reparto, pero está lejos de no resultar interesante. El filme nos muestra soldados sin banderas deambulando por ambientes rurales, donde el mayor peligro está en los hombres y sus irracionales luchas de poder. Romero y sus metáforas siguen funcionando a pesar de los problemas y concluyen una continuación del trabajo comenzado con el final ‘La noche de los muertos vivientes’.
Que hipócrita Romero, que rehusó a dirigir un episodio de ‘The Walking Dead’ por no sentirse identificado con el material. Curiosas resultan las connotaciones de western zombificado de ambas obras y como ‘La resistencia de los muertos’ podría haber sido un buen episodio de la serie de TV.
@DavidCarideS
Estos últimos años, George A.Romero, como cineasta, parece haberse caído en un agujero donde no entra la luz. Tras las peripecias de gran estudio que le supuso la infravaloradísima ‘Land of the Dead’, a Romero se le metió en la mollera hacer una película “pequeña” lejos de las zarpas de Hollywood, lo que derivó en una hostia bien sonada con ‘Diary of the Dead’( y es una pena, porque este híbrido entre ‘Rec’ y el universo de Romero resulta de lo más reivindicable). Mismo camino tomaría la presente ‘Survival of the Dead’, destripada por crítica y público como la peor película del canadiense; “una payasada gore…”,” aburrida…”, “esto no lo puede haber hecho Romero…”. En contraposición con la opinión generalizada, esta vez tengo que ponerme del lado de Romero, porque a pesar de la cutreza de After effects y los aires de telefilme barato – y es que la falta presupuestaria se nota en demasía-, a mi si que me ha gustado esta irrupción en el subgénero que el mismo definió.
El director de ‘Dawn of the Dead’ hace tiempo que ha abandonado cualquier pretensión de infligir terror al espectador, por lo menos en lo que se respecta a ir más allá del gore, algo que personalmente le agradezco; la desmitificación del monstruo caníbal ha ido en paralelo con su irrupción en la cultura pop; hemos visto tantos zombis a lo largo de los años que hoy más que dar miedo, evocan carcajadas. Ni siquiera esa versión hipertrófica de corredores de cien metros lisos que se sacó de la manga Danny Boyle se ha librado de la sobrexplotación de la industria. Tampoco es e extrañar que la saga de videojuegos ‘Resident Evil’ reciclara a sus enemigos insignia para homenajear a los ladrones de cuerpos, pero eso ya es otra historia… Y es que para el creador del zombi contemporáneo, estos monstruos son su juguete; la herramienta con la que como autor, reflejar sus visiones mundanas, siempre en un contexto antropológico y de denuncia social. Reiterativo ya en el subgénero, nos mete en la piel de hombres y mujeres subsistiendo en un mundo sin ley, dominado por devoradores de carne, donde impera la ley del más fuerte. Los supervivientes, convertidos en bandidos, campan a sus anchas, y como viene siendo costumbre, los zombis no son más que una excusa para mostrarnos por enésima vez las proyecciones de Thomas Hobbes sobre que el hombre es un lobo para el hombre.
En esta ocasión, Romero transita las carreteras de western para contarnos la historia de dos familias enfrentadas en el marco de su universo zombi, y en medio de la faena, el grupo de militares aparecidos en el anterior filme (curiosamente, único punto de unión entre dos películas de la misma temática del realizador). Al final, el resultado es más apreciable en su fondo que en su forma; hay carencias notables, consecuentes con la falta de presupuesto y poco inspirado reparto, pero está lejos de no resultar interesante. El filme nos muestra soldados sin banderas deambulando por ambientes rurales, donde el mayor peligro está en los hombres y sus irracionales luchas de poder. Romero y sus metáforas siguen funcionando a pesar de los problemas y concluyen una continuación del trabajo comenzado con el final ‘La noche de los muertos vivientes’.
Que hipócrita Romero, que rehusó a dirigir un episodio de ‘The Walking Dead’ por no sentirse identificado con el material. Curiosas resultan las connotaciones de western zombificado de ambas obras y como ‘La resistencia de los muertos’ podría haber sido un buen episodio de la serie de TV.
@DavidCarideS

5,6
10.900
8
1 de septiembre de 2016
1 de septiembre de 2016
17 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Pudiera ser Nicolas Winding Refn el sucesor natural de Dario Argento? Pudiera... O al menos parece afirmarlo 'The Neon Demon', una respuesta contundente a toda la iconografía del subgénero giallo en el que el italiano tanto se lució -y la pifió-. Y como réplica, lo reformula aportando una estética narrativa inevitablemente ligada al slow motion, la música electrónica,
los juegos de luces, y a los neones sangrientos que dan contraste a la potencia sexual -y virginal- de Elle Fanning.
La evolución natural respecto al director de 'Suspiria', estriba en que Refn maneja argumentos tan escuetos que apenas tiene oportunidad de naufragar en el mar de sinsentidos en los que acabó más de una pelicula de Argento. A Renf le basta una servilleta para escribir un guión. Porque se puede permitir ser el guionista menos ortodoxo del mundo. Porque ya venció al sistema cinematográfico transformando sus defectos en sus señas de identidad. Porque es un tio que vendió su nombre pero no su cine tras el éxito de Drive, y se puso a dirigir rarezas como 'Only God Forgives' y la presente reseñada. Y si amigos, la jugada le salió bien, encontró su público, y cada día se le eleva un poco más a director de culto. Hay que aplaudir a este perturbado danés, y a esta crudísima película, que embriaga y causa ganas vomitar por partes iguales (homenaje a 'Aftermath' de Nacho Cerdá incluido).
Repito, el guión 'The Neon Demon' es una servilleta, pero es la servilleta de diseño más jodidamente guay que vais a ver en vuestras putas vidas, amigos. Véanla, ya sea sobrios, drogados, o borrachos para que la experiencia caníbal se intensifique, y sean devorados por el cine. Pim pam. Como el protagonista de 'Arrebato'. Pero véanla.
los juegos de luces, y a los neones sangrientos que dan contraste a la potencia sexual -y virginal- de Elle Fanning.
La evolución natural respecto al director de 'Suspiria', estriba en que Refn maneja argumentos tan escuetos que apenas tiene oportunidad de naufragar en el mar de sinsentidos en los que acabó más de una pelicula de Argento. A Renf le basta una servilleta para escribir un guión. Porque se puede permitir ser el guionista menos ortodoxo del mundo. Porque ya venció al sistema cinematográfico transformando sus defectos en sus señas de identidad. Porque es un tio que vendió su nombre pero no su cine tras el éxito de Drive, y se puso a dirigir rarezas como 'Only God Forgives' y la presente reseñada. Y si amigos, la jugada le salió bien, encontró su público, y cada día se le eleva un poco más a director de culto. Hay que aplaudir a este perturbado danés, y a esta crudísima película, que embriaga y causa ganas vomitar por partes iguales (homenaje a 'Aftermath' de Nacho Cerdá incluido).
Repito, el guión 'The Neon Demon' es una servilleta, pero es la servilleta de diseño más jodidamente guay que vais a ver en vuestras putas vidas, amigos. Véanla, ya sea sobrios, drogados, o borrachos para que la experiencia caníbal se intensifique, y sean devorados por el cine. Pim pam. Como el protagonista de 'Arrebato'. Pero véanla.

5,8
7.291
8
4 de junio de 2013
4 de junio de 2013
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hombres que no matan en nombre de dios sino del diablo, la humanidad condenada al castigo infernal, y la redención, erigen ‘Valhalla Rising’, la séptima y vikinga película de Nicolas Winding Renf.
No es casual que tras las cámaras de esta sanguinaria historia medieval se encuentre Winding Refn, quien ha convertido la violencia en algo más que un estigma dentro de su filmografía; con la trilogía ‘Pusher’ y ‘Bleeder' talló en estética trash los criminales bajos fondos de Dinamarca con resultados desiguales- sobre todo en la primera, demasiado condicionada por el éxito de 'Trainspotting' -. ‘Bronson’, biopic pasado de rosca del preso más peligroso de Inglaterra, supuso un punto de inflexión alejado del realismo de cámara al hombro hacia territorios de mayor preciosismo formal. Con ‘Valhalla Rising’, Refn descompone de forma sangrante las estructuras corrientes del cine de aventuras llevándolas al territorio de la vanguardia más lírica.
Todas las películas de Refn, son en esencia, la historia de hombres atrapados en su propio infierno: unos advierten súbitamente la iluminación, otros vuelen a caer en la funesta jaula del dolor. El camino a través de la niebla del guerrero afligido de gris forma de vida, suele presentarse en la filmografía del danés como un viaje de expiación con mejor o peor conclusión dependiendo de la película. Si tu dios es el demonio, todos los caminos te conducirán al infierno, al igual que a toda la gente que te siga; la salvación es sinónimo de sacrificio. Esto es, sin ir más lejos, una del más o menos medio centenar de bases argumentales que puede tener cualquier obra de ficción dramática. La premisa es llevada en 'Valhalla Rising’ al extremo de la literalidad absoluta donde entra en juego el buen hacer de Refn a la hora de narrar esta historia, dividida necesariamente en cuatro actos con dos fragmentos diferentes que remiten directamente a filmes como ‘Apocalypse Now’, o ‘Aguirre, la cólera de dios’: el viaje del guerrero y su lucha interior.
El filme enamora en su cariz legendario elevado a lienzo en su primer lance. Un imponente Mads Mikkelsen, tuerto y demacrado es un poderoso guerrero esclavizado que asesina a su amo. Tras enrolarse, junto a un niño, en un barco vikingo, comienza un viaje al infierno donde se desentrañarán los recovecos más oscuros del corazón humano en una segunda parte mucho más cenagosa, densa y metafísica pero igualmente hermosa y poética.
Refn se muestra iconoclasta con la narrativa de un subgénero -el de vinkingos- que no había alcanzado de forma lo suficientemente vehemente la autosuficiencia más allá de lo comercial, rompiendo los esquemas del actual cine de aventuras. El director de 'Bronson' se mata por conseguir lo idílico; por volver la violencia poesía y trasformar plano en metáfora a través de un ejercicio de pureza donde no tienen cabida las formas narrativas acuñadas en el género durante los últimos tiempos, conectando así con el viejo afán experimentativo de los discípulos de Roger Corman que reconstruyeron Hollywood en los años setenta.
La obsesión por el encuadre y la perfección pictórica de los paisajes es aquí compulsiva; el trabajo de fotografía de Morten Søborg, realmente bello, es una contribución esencial para hacer elipsis en los diálogos, en boca de personajes que son meros títeres, y engrosar la metáfora en imágenes como un sentido que se va para fortalecer a otro. En ocasiones lo consigue y en otras se ahoga en la confusión (por ejemplo: la inclusión de flashes rojos en momentos puntuales se me antoja más que como metáfora, como broma de un autor que ha repetido esa coletilla a lo largo de toda su filmografía y que de otra forma no tendría otro modo de hacerlo aquí).
‘Valhalla Rising’ es una película difícil, su predilección por la violencia estilizada y el paisajismo elevado a metáfora la puede hacer parecer un ejercicio puramente decorativista y vacuo. Nada más lejos de la realidad, la perfecta mixtura entre la lírica física y metafísica junto con el literalizado concepto argumental, crean una niebla de poesía que bien podría haber sido dirigida por el mejor Terrence Malick en un ataque de salvajismo. Y bien sabe Malick que la poesía no es para todos los paladares.
@DavidCarideS
blog: http://lazona-b.blogspot.com.es
No es casual que tras las cámaras de esta sanguinaria historia medieval se encuentre Winding Refn, quien ha convertido la violencia en algo más que un estigma dentro de su filmografía; con la trilogía ‘Pusher’ y ‘Bleeder' talló en estética trash los criminales bajos fondos de Dinamarca con resultados desiguales- sobre todo en la primera, demasiado condicionada por el éxito de 'Trainspotting' -. ‘Bronson’, biopic pasado de rosca del preso más peligroso de Inglaterra, supuso un punto de inflexión alejado del realismo de cámara al hombro hacia territorios de mayor preciosismo formal. Con ‘Valhalla Rising’, Refn descompone de forma sangrante las estructuras corrientes del cine de aventuras llevándolas al territorio de la vanguardia más lírica.
Todas las películas de Refn, son en esencia, la historia de hombres atrapados en su propio infierno: unos advierten súbitamente la iluminación, otros vuelen a caer en la funesta jaula del dolor. El camino a través de la niebla del guerrero afligido de gris forma de vida, suele presentarse en la filmografía del danés como un viaje de expiación con mejor o peor conclusión dependiendo de la película. Si tu dios es el demonio, todos los caminos te conducirán al infierno, al igual que a toda la gente que te siga; la salvación es sinónimo de sacrificio. Esto es, sin ir más lejos, una del más o menos medio centenar de bases argumentales que puede tener cualquier obra de ficción dramática. La premisa es llevada en 'Valhalla Rising’ al extremo de la literalidad absoluta donde entra en juego el buen hacer de Refn a la hora de narrar esta historia, dividida necesariamente en cuatro actos con dos fragmentos diferentes que remiten directamente a filmes como ‘Apocalypse Now’, o ‘Aguirre, la cólera de dios’: el viaje del guerrero y su lucha interior.
El filme enamora en su cariz legendario elevado a lienzo en su primer lance. Un imponente Mads Mikkelsen, tuerto y demacrado es un poderoso guerrero esclavizado que asesina a su amo. Tras enrolarse, junto a un niño, en un barco vikingo, comienza un viaje al infierno donde se desentrañarán los recovecos más oscuros del corazón humano en una segunda parte mucho más cenagosa, densa y metafísica pero igualmente hermosa y poética.
Refn se muestra iconoclasta con la narrativa de un subgénero -el de vinkingos- que no había alcanzado de forma lo suficientemente vehemente la autosuficiencia más allá de lo comercial, rompiendo los esquemas del actual cine de aventuras. El director de 'Bronson' se mata por conseguir lo idílico; por volver la violencia poesía y trasformar plano en metáfora a través de un ejercicio de pureza donde no tienen cabida las formas narrativas acuñadas en el género durante los últimos tiempos, conectando así con el viejo afán experimentativo de los discípulos de Roger Corman que reconstruyeron Hollywood en los años setenta.
La obsesión por el encuadre y la perfección pictórica de los paisajes es aquí compulsiva; el trabajo de fotografía de Morten Søborg, realmente bello, es una contribución esencial para hacer elipsis en los diálogos, en boca de personajes que son meros títeres, y engrosar la metáfora en imágenes como un sentido que se va para fortalecer a otro. En ocasiones lo consigue y en otras se ahoga en la confusión (por ejemplo: la inclusión de flashes rojos en momentos puntuales se me antoja más que como metáfora, como broma de un autor que ha repetido esa coletilla a lo largo de toda su filmografía y que de otra forma no tendría otro modo de hacerlo aquí).
‘Valhalla Rising’ es una película difícil, su predilección por la violencia estilizada y el paisajismo elevado a metáfora la puede hacer parecer un ejercicio puramente decorativista y vacuo. Nada más lejos de la realidad, la perfecta mixtura entre la lírica física y metafísica junto con el literalizado concepto argumental, crean una niebla de poesía que bien podría haber sido dirigida por el mejor Terrence Malick en un ataque de salvajismo. Y bien sabe Malick que la poesía no es para todos los paladares.
@DavidCarideS
blog: http://lazona-b.blogspot.com.es

7,3
10.620
8
25 de diciembre de 2012
25 de diciembre de 2012
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lars Von Trier no es un director fácil de digerir. Cierta parte de la filmografía arroja pesimismo como jarro de agua fría; su visión negra del mundo puede llegar a desanimar al más animoso ser humano. No obstante, eso no resta ni ápice de validez a su trabajo como autor, marcado, especialmente en sus últimas obras, por una curiosa y fascinante concepción del cine como terapia personal que con parsimonia abate hasta el abismo de la locura. Provocador, trasgresor, desquiciado, inconformista, polémico… adjetivos que se quedan más bien cortos para una descripción que se ajuste al Danés, que en 1991 filma ‘Europa’; película co-guionizada por el mismo, Niels Vorsel y Tómas Gislason y enmarcada en una decadente Alemania de post-guerra que le vale el máximo reconocimiento en Sitges.
Un joven americano de orígenes germanos viaja a Alemania para trabajar en la compañía de ferrocarriles de su tío. Criado en un sistema diferente, bajo valores diferentes, se convertirá en un cordero a la espera de ser atacado por las hienas. Notable protagónico Jean-Marc Barr, en su viaje psicológico por la asolada barbarie nazi; una realidad que le atrapará y le impedirá escapar ni aun cuando la belleza asome la cabeza en esta dicotomía de utopía y desengaño. Cumple su propósito hacernos sentir extraños, perdidos, solos ante el peligro de un ambiente desconocido y hostil. Aunándonos con este joven al que también se dirige el narrador.
La obra del danés hipnotiza, literalmente desde el mismo inicio que se abre paso con una imponente voz sobre las vías de el tren. Un minuto basta para inducir al letargo en vigilia. Un sueño... o ¿una pesadilla? Porque el pesimismo de Von Trier subsume al espectador en un pozo de melancolía de donde ni los rayos de luz que en ocasiones colorean la pantalla de forma simbólica y segundas lecturas son capaces de escapar de una puesta en escena elegante y genial, a veces deliciosamente surrealista – curiosa superposición de imágenes sobre los planos-, también con tintes de cine clásico, todavía en las antípodas del Dogma 5 y la cámara en mano que caracterizarían posteriores obras del autor y una banda sonora que otorga una densa carga de suspense e inseguridad. Mención aparte merece la estupenda fotografía (de Henning Bendtsen , Jean-Paul Meurisse, Edward Klosinski) que aúpa un filme casi redondo y una de las mejores obras del director danés.
@DavidCarideS
Un joven americano de orígenes germanos viaja a Alemania para trabajar en la compañía de ferrocarriles de su tío. Criado en un sistema diferente, bajo valores diferentes, se convertirá en un cordero a la espera de ser atacado por las hienas. Notable protagónico Jean-Marc Barr, en su viaje psicológico por la asolada barbarie nazi; una realidad que le atrapará y le impedirá escapar ni aun cuando la belleza asome la cabeza en esta dicotomía de utopía y desengaño. Cumple su propósito hacernos sentir extraños, perdidos, solos ante el peligro de un ambiente desconocido y hostil. Aunándonos con este joven al que también se dirige el narrador.
La obra del danés hipnotiza, literalmente desde el mismo inicio que se abre paso con una imponente voz sobre las vías de el tren. Un minuto basta para inducir al letargo en vigilia. Un sueño... o ¿una pesadilla? Porque el pesimismo de Von Trier subsume al espectador en un pozo de melancolía de donde ni los rayos de luz que en ocasiones colorean la pantalla de forma simbólica y segundas lecturas son capaces de escapar de una puesta en escena elegante y genial, a veces deliciosamente surrealista – curiosa superposición de imágenes sobre los planos-, también con tintes de cine clásico, todavía en las antípodas del Dogma 5 y la cámara en mano que caracterizarían posteriores obras del autor y una banda sonora que otorga una densa carga de suspense e inseguridad. Mención aparte merece la estupenda fotografía (de Henning Bendtsen , Jean-Paul Meurisse, Edward Klosinski) que aúpa un filme casi redondo y una de las mejores obras del director danés.
@DavidCarideS

5,2
10.533
7
16 de noviembre de 2012
16 de noviembre de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Si amas el cine con toda tu fuerza y suficiente pasión, harás una buena película. No importa el dinero, ni las lentes…a la mierda con eso”. Esta oportunista frase de Quentin Tarantino, perfectamente podría haber servido de inspiración para el joven Gareth Edwars en su periplo de medio millón de dólares. 8 meses recluido para editar más de 100 horas de material filmado a modo documental y sin permisos anticipados en Suramérica. Luego otros 5 para crear el mismo 250 tomas de efectos visuales que le meten un tortazo en la cara a cualquier tipo de producción de bajo presupuesto. Si a esto le añadimos un equipo de rodaje inferior a la decena de personas y una gran parte de improvisación de diálogo por parte del dúo protagonista, cuesta creer que salga algo potable del asunto. Pero Edwars no solo sale airoso; cumple, y con nota.
Entre metáforas alienígenas navega ‘Monsters’, si no que se lo pregunten al departamento de inmigración americano. Curioso (a la par de cachondo) resulta que la película se enmarque en un pobre México invadido por bichos de otro planeta. Tampoco molesta que no se haya rodado en allí en su totalidad. La preciosista fotografía enamora de tal manera que da ganas de tirarse al rio y nadar entre esos bellos paisajes guatemaltecos además de mejicanos. De todas formas esta no es una película sobre aliens. El sci-fi vuelve a ser una excusa para mostrar, esta vez, una historia de amor dulce y contenida, que como de costumbre nace de la casualidad y el determinismo; sugestiva al mismo tiempo que la música y la narración nos meten en el viaje, y cuya virtud explota en una impresionante y alegórica secuencia final, que en si misma, bien vale el visionado del film.
Parece que el bueno de Gareth da una lección casi onanística de hacer buen cine, con dos cojones. A ver quien pone en duda su talento... Ojalá en un futuro entregué un proyecto algo más arriesgado que le eleve como autor.
@DavidCarideS
Entre metáforas alienígenas navega ‘Monsters’, si no que se lo pregunten al departamento de inmigración americano. Curioso (a la par de cachondo) resulta que la película se enmarque en un pobre México invadido por bichos de otro planeta. Tampoco molesta que no se haya rodado en allí en su totalidad. La preciosista fotografía enamora de tal manera que da ganas de tirarse al rio y nadar entre esos bellos paisajes guatemaltecos además de mejicanos. De todas formas esta no es una película sobre aliens. El sci-fi vuelve a ser una excusa para mostrar, esta vez, una historia de amor dulce y contenida, que como de costumbre nace de la casualidad y el determinismo; sugestiva al mismo tiempo que la música y la narración nos meten en el viaje, y cuya virtud explota en una impresionante y alegórica secuencia final, que en si misma, bien vale el visionado del film.
Parece que el bueno de Gareth da una lección casi onanística de hacer buen cine, con dos cojones. A ver quien pone en duda su talento... Ojalá en un futuro entregué un proyecto algo más arriesgado que le eleve como autor.
@DavidCarideS
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