Unos teleñecos de bajo presupesto, malvados, puteros y drogatas. Hace gracia, aunque a veces resulta asfixiantemente sórdida: todo es asqueroso, física, higiénica y moralmente. Una diatriba escatológica contra el mundo del espectáculo, poblado por egos inflados y volátiles, y alimentado por bajas pasiones. Se hace un poco larga, pero nos deja joyas como la historia de la rana yonqui en Vietnam.

No se la pongas a los críos.

Fagocitación y posterior regurgitación del que probablemente sea el más famoso relato de Ray Bradbury en forma de viscosa materia parcialmente cinematográfica, como les gusta a los del canal Syfy. Científicos con complejo de rambo, la evolución entendida como la acumulación de dientes y pinchos, y diálogos dignos del Double Dragon. Aunque ya sabías todo esto a los cinco minutos de peli, ¿eh? Nada más ver ese dinosaurio en CGI surgiendo de la selva. Así que, si la has seguido viendo hasta el final, será que sientes cierta de debilidad por este tipo de engendros (y son legión, por cierto). No te avergüences de ello, chaval... pero tampoco presumas. Eh, ¿quién ha dicho eso?

Entretenida (aunque anodina y previsible) una vez se renuncia a toda actividad encéfala.

En Saw, la primera, los protagonistas se enfrentaban, durante casi todo el metraje, al horrible dilema de si debían cortarse el brazo con un serrucho (saw) para liberarse de aquellas esposas: en mi opinión un acierto argumental mucho más efectivo que cualquier final sorpresa. En la primera escena de esta última (por ahora), dos personajes ante una disyuntiva más o menos análoga sólo necesitan un par de minutos para arrancarse alegremente varios pedazos de su cuerpo. Es sólo un ejemplo, hay más. Ya puedes echarle toda la sangre que quieras, o idear trampas absurdamente complejas, o llenarlo todo de esa roña indefinida que cubre todos los decorados de la saga: esto es gore rápido, splatter-basura, un McDonalds de violencia fílmica, que engorda pero no llena.

Carnicería vulgar e inofensiva.

Este Natali tiene ideas guays, que luego tiende a estropear un poco con una ejecución un pelín demasiado convencional... Bueno, bueno, en realidad sólo puedo juzgarlo por los Cubes y por este cronemberguesco Splice: EXPERIMENTO MORTAAAAAL (por dios, quién es el responsable de estas cosas?) que empieza bien, sigue bastante bien, y cuando tenía que acabarse se marca un postrero eructo argumental que me obliga a quitarle por lo menos un par de puntos.

Qué pena.

Deliberadamente laberíntica y estilizada. Si lo entiendes todo a la primera, colega, eres más listo (o lista) que yo. Y si además has leído a Dashiell Hammett, sabes de que va la cosa. No es un cruce de géneros, es puro cine negro (a veces, y de nuevo deliberadamente, autoparódico de tan puro que es) sólo que con un escenario diferente. Institutos americanos? Yo no doy nueves a películas de institutos americanos!

Deliciosamente enrevesada.