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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
26 de marzo de 2013 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estaba totalmente convencido de haber visto esta película, pero solo había leído la novela (de Michael Crichton [la saga Jurassic Park, la Amenaza de Andrómeda, El gran asalto del Tren, El hombre terminal, Esfera, Twister (la de los tornados), Congo, etc.]). Cuando comencé a ver diferencias entre mis recuerdos y la película recién caí en la cuenta. La mente es algo extraño.

En aquella época (1993) había en Estados Unidos una fuerte paranoia comercial-industrial contra los japoneses y la película explota ese sentimiento. Los yankees sentían que sus ex-enemigos vencidos se estaban tomando la revancha en el campo norteamericano por excelencia: el capitalismo.

El film fantasea conque circuitería integrada esencial para las armas americanas... estaba siendo, cada vez mas, fabricada por empresas japonesas, y eso era totalmente anti-estratégico. (Esa fantasía se cumplió algo mas de diez años después pero con los chinos). Por eso, el malo de la historia es la superioridad financiera y tecnológica japonesa.

Tal superioridad es destapada por un incidente, la muerte de una prostituta en el edificio de una corporación nipona en USA. El capitán John Connor (Sean Connery ) queda a cargo de la investigación, gracias a su extenso conocimiento de (y admiración por) la cultura nipona y el teniente Web Smith (Wesley Snipes), mas joven e impulsivo debe resignarse a ser su asistente (recién noto que los personajes tienen las mismas iniciales que los actores, salvo Connery, aunque Sean equivale a John en escocés). Como siempre, Connery logra representar interesantemente el papel de hombre fuerte, cuya autoridad esta basada en el conocimiento (The Rock, La caza del octubre rojo, Highlander).

Que los espectadores (jóvenes) de hoy no se pongan a bufar por tecnología presentada como ultrasofisticada: transcurre en 1993, no ahora. Al parecer, en la historia, se logró falsificar un vídeo de vigilancia con renderización 3D de alta calidad y en 5 horas, cosa imposible entonces, y que hoy se puede hacer con una pc bien armada, aunque no sé si en 5 horas y no por cualquiera, pero ya sabemos que la industria cinematográfica actual reemplaza rutinariamente actores por monigotes 3D en las secuencias fantasiosas.

El papel de Connery, la idiosincrasia japonesa (al menos de entonces) y su ominosa amenaza financiera-industrial-científica es lo más interesante de la historia. El resto es trama detectivesca común. Se puede pasar un rato bien entretenido, pero recuerden: es 1993. ¡No había celulares! Los personajes se mandan mensajes llamando a un telefonista (el mensajero) del departamento de policía. ¡No había Internet para averiguar nada!

(sigue en sección spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Un par de frases del capitán John Connor:
-Los japoneses dicen: "resuelve el problema, la culpa no importa". Nosotros (los americanos) siempre queremos saber quien metió la pata. Su sistema es mejor.

-En Japón, los criminales esperan ser atrapados. Se condena como a un 90% de ellos. Aquí (USA) es como un 17,5%. Ellos nos creen tontos. Nos creen corruptos. Y no siempre se equivocan.

Otra: un dialogo entre el capitán Connor y el teniente Smith: están por arribar a la escena del crimen, en el edificio japones: comienza Connor, dándole instrucciones a su segundo.
-Al llegar, encárguese de las negociaciones. No me presente, no me mencione para nada ni me dirija la mirada. Mantenga abrochado el saco todo el tiempo. Si se inclinan, inclínese igual que ellos.
-Aunque lo dude, sé de estas cosas (el teniente estaba estudiando cultura japonesa, por eso fue elegido por Connor).
-Mantenga los brazos a los costados. Moverlos mucho es agresivo para ellos. Mantenga la voz en tono bajo y uniforme. Es posible que le parezcan irritantes. Pero pase lo que pase, no se enoje.
- Yo no me enojo.
- Es bueno saberlo. Cuando empiece a tener problemas...
-No tendré problemas.
-Cuando empiece a tener problemas me oirá decir: ´´Quizá yo pueda ayudar en algo´´. De ahí en adelante, hablaré yo. Se colocará detrás de mi, y que no se le vea aturdido. Nosotros procedemos de una cultura de TV pero ellos no. Su apariencia general reflejará el departamento de policia y a mi, por ser su sempai.
-¿Mi sempai?. No quiere decir amo, ¿verdad? (el negro estaba preocupado)
-El sempai es el hombre mayor que guia al más joven o kohai. En Japón se supone que existe esa relación cuando el mayor y el joven trabajan juntos.
30 de mayo de 2011 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ridley Scott es un director de quién no toleramos simples películas, como Black Rain, El reino de los cielos o Hannibal, mediocridades que ya quisieran haber rodado otros. La culpa es de su fama de orfebre, que comenzó a difundirse con Los duelistas y luego con Alien.
Le encargaron dirigir un film de terror, pero Scott no se conformó con crear un monstruo horrendo y hacerlo corretear por una arquitectura ferrogótica aislada en el espacio hostil. Además de eso presentó la situación como coherente y probable, cualidades que no distinguen justamente a sus hermanas del género. No hay nada sobrenatural ni arbitrario en la historia. Al parecer, una cultura alienígena desconocida fabricó un arma biológica: una criatura sumamente agresiva, adaptable a entornos extremos, de muy rápida reproducción. Pero durante su transporte perdieron el control e hicieron un descenso fatal en un planeta desierto. Mucho tiempo después, una corporación humana descubre el naufragio y valorando el potencial militar de las criaturas supervivientes, desvía una de sus naves industriales a recogerlas, con la excusa de investigar una señal de auxilio. La tripulación del Nostromo, ignorante de su verdadera misión, da así una chance a los rápidos reflejos de la criatura. El resto es la conocida y desigual lucha entre los desprevenidos seres humanos y una máquina biologica perfecta, nacida para matar. Y ese no es el único horror. Luego de la muerte del capitan, la más helada desolación cae sobre la segunda al mando al descubrir que todo fue convalidado por la empresa, condenándolos a ser el alimento de su nuevo proyecto.

Entre los varios aspectos notables de Alien, figura que por primera vez en el género se eligieron buenos actores, y no marionetas de carton haciendo las “caras de ciencia ficcion” habituales (consistentes en dibujar la “O” con la boca y los ojos durante 90 minutos). Excelentes el dubitativo John Hurt y la temerosa Lambert (Veronica Cartwright). Harry Dean Stanton y Yaphet Kotto, el dúo de haraganes cascarrabias siempre escudados en reglamentos gremiales, son el arquetipo de muchos empleados que conocemos; Tom Skerrit mantiene la dignidad en su rol de capitán conciliador pero firme; Sigourney Weaver está directamente fusionada con su papel y solo una terapia de varias décadas podría escindirla de la teniente Ripley; Ian Holm, que luego sería Bilbo, compone un androide exactamente dosificado: conspirador, calculador y carente de emociones, al servicio de sus amos, sin estridencias, con la obstinación serena propia de una máquina programada para tal fin.

Ridley Scott posee la distinción de haber producido dos de los cuatro grandes filmes de ciencia ficción de la era pre-digital: “Alien” y “Blade Runner”. Los otros son “2001, Odisea del espacio” y “Star Wars”. En 1979, por supuesto, todo eran maquetas o escenarios e ingeniosos trucos, no existía potencia informática accesible para dibujar las escenas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Debieron devanarse los sesos, trabajar mucho, martillar, pintar, decorar, etc. La ferretería presente en los pasillos y salas de control del Nostromo es absolutamente convincente para cualquiera que se haya pasado la vida interesado en tecnología y diseño industrial. Hoy, lo único desfasado son las pantallas CRT y sus simplonas interfaces. De cualquier modo, la parafernalia técnica llena de interruptores, paneles, tubos, cables, caños, palancas, luces, sólidas butacas, complejos pasillos y compuertas, son infinitamente más interesantes para la vista que los minimalistas diseños contemporáneos de una pantalla plana con interface hablada. Las escafandras subatmósfericas son maravillosas piezas de diseño probablemente giraudiano (y no gigeriano): una fusión de traje de buzo decimonónico y armadura samurai, con reminiscencias soviéticas. El aterrizaje de la sección anterior del Nostromo es el mejor de la historia del cine de CF. En algún documental puede verse la gran maqueta de la nave soltada paulatinamente por una grúa en un vendaval de vapor mientras Scott y sus secuaces filman procurando no perderse nada, intercambiando gritos, casi como si estuvieran aterrizando ellos. Es sorprendente hallar cumplidos detalles tan nimios como el rebote hidráulico de la nave luego de posarse. Si un director puede preocuparse por minucias así, la calidad está asegurada. Todos los objetos tienen detalles y los detalles, más detalles. Un universo de cosas creadas nada más que para mostrar una sola vez.

El Alien: en 1979 la criatura adulta no había alcanzado el grado de diseño, grácil y orgánico, de la cuarta entrega, y el astuto Scott la exhibió fugazmente, camouflada por las luces cambiantes y nunca a cuerpo entero. Podemos decir que su arquitectura y detalles la completaba el espectador a su gusto y según sus miedos. Y así sudamos la gota gorda castigados por nuestra propia imaginación (incluso percibiendo amenazas donde no las había) y sinceramente no veíamos la hora de que la teniente volara la nave de una buena vez, malditos sean los complicados protocolos de autodestrucción nuclear. En aquella época disfrutamos la ventaja de no tener los sentidos anestesiados por un continuo festival de sadismo explícito y tampoco la posibilidad decepcionante de pausar cualquier frame para criticar eruditamente los errores del director durante una fracción de segundo diseñada no para ver sino apenas para intuir.

El film es en sí mismo una criatura feroz, que ha logrado humillar decenas de rivales posteriores, la unión de muchos aspectos encajados a la perfección, destinada malévolamente a replicarse en nuestras mentes, para golpear nuestros miedos, nuestra inteligencia y nuestro sentido estético a lo largo de varias generaciones, ataque que recién ahora, treinta años después, parece comenzar a amainar, en medio de un mar frenético de realizaciones altamente tecnificadas que se fabrican hoy y se olvidan mañana.
13 de mayo de 2011 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A principios de este siglo, luego de comprar un cohete Atlas-D abandonado como chatarra por la NASA (en USA puede encontrarse la chatarra funcional más inverosímil con sólo pagarla), el ingeniero espacial Farmer (y granjero por añadidura) separado injustamente de su misión de bautismo astronáutico, intenta cumplir el sueño de viajar al espacio que el Ejército le negó y al menos cumplir una órbita. Para eso se dedica, ayudado por su hijo, a verificar y normalizar el estado del cohete y su cápsula (en excelente buen estado). Las autoridades, que inicialmente lo ignoraron, y hasta le extendieron, distraídos, un permiso para el vuelo, deciden que, aunque el emprendimiento no es ilegal, deben pararle los pies, en pos de su seguridad fisica, de los demás y del monopolio de la NASA, los militares y las grandes empresas.

Por supuesto, la historia nos recrea, otra vez, la parábola de la persona incomprendida que lucha por un sueño difícil, contra todos los obstáculos. Si usted tiene un sueño, se sentirá identificado. Pero también, es un elogio al amor familiar, el cual es el basamento de cualquier duro proyecto que tengamos.

También veremos la aparición de Bruce Willis en un papel que desde Armageddon le sienta muy bien, es decir, que hace con “autoridad”; disfrutaremos de la encantadora familia Farmer; nos reiremos de la cómica pareja del FBI que vigila el aspirante a astronauta (se acuerdan de Tintin? Pues son una suerte de Hernández y Fernández del espionaje); seremos testigos del escéptico entorno social que Farmer se ha ganado; nos reiremos de la paranoia estatal y nos regocijaremos con guiños a los típicos ticks americanos. Todos esto sazonado por una agradable música en crescendo que comienza como una melodía de fondo bastante translúcida, pero que llega a ser protagónica, muy bien lograda.

Si no posee cierta cultura astronáutica (imprescindible), si detesta la gente noble con sueños difíciles (y hasta duda que tal cosa pueda existir), si odia a los americanos, no la mire. Caso contrario, esta es su película.
4 de abril de 2019 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta historia, basada en hechos reales, relata la entrada de Auda Abu Tayi, hijo de un gran líder de la tribu beduina de los Howeitat, en la política y la independencia de su patria grande. Fué un gran guerrero que encabezó la revuelta de los árabes contra los turcos que ocupaban la península arábiga. T. H. Lawrence le conoció y escribió maravillas acerca de él en su obra "Los Siete Pilares...". No sé si habrá sido tan nerd y tan progresista como lo pintan en la película, pero la actuación de Tahar Rahim es tan redonda y sin fisuras que me ha parecido ver el personaje real, noble y carismático como "Lurens" lo describió. Las otras actuaciones son excelentes también, desde la de Antonio Banderas como el emir Nessib hasta el ûltimo de los extras árabes. La historia es una puja entre la tradición y el progreso, entre el pensamiento creativo y racional y el convencionalismo de la gente común.
El director ha logrado una gran sensación de épica que no sentía desde "Lawrence de Arabia", salvo que en esta ocasiøn no podamos enorgullecernos, como occidentales, de un occidental (Lawrence), sino como humanos por otro humano de una cultura tan distinta que logró superar sus limitaciones y estigmas, en un proceso de crecimiento personal con el que es casi imposible no identificarse.
Quede pegado en mi asiento del primer minuto al último.
4 de noviembre de 2019 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película un poco fuerte para mi gusto, por eso la fui salteando, pero capte su esencia, no creo haberme perdido nada. El personaje central es un asesino serial de manual, de inteligencia superior a la media, obsesivo-compulsivo, preocupado por la higiene, el orden y además, la estética, que pretende hacer arte a través del sufrimiento ajeno, tesis bastante repetida entre los sádicos pero no por eso menos real, por eso creo que Jack compone un psicópata realista. No hay mucho que teorizar ni que debatir aquí. Que importan esas posturas estéticas derivadas de psicologías anormales? Es acaso la postura estética del director? No necesariamente. Si quiso componer un asesino serial convincente de cierto nivel intelectual, lo ha logrado.
Pero lo mejor y lo peor de la película es ese apéndice final, el epilogo, el descenso a los infiernos. Uno no sabe si debe tomarse este descenso como figurado, es decir, como una pintura del lado interno de la catatonia de un asesino al verse rodeado y vencido por el orden humano (prefiero esa explicación), o como algo literal, una fuga real que termina en un infierno real, rodeado y vencido por un orden supra humano. Es lo mejor por su lograda estética dantesca (nunca mejor dicho, con Matt Dillon casi calcando a Dante, con capucha y todo) y es lo peor por su sospechosa falta de coherencia. Aunque estoy seguro de que al director, como típico artista, le importa un comino la coherencia lógica, es mas, seguramente prefiere evitarla, a fin de generar mil interpretaciones. Ser coherente le privaría de tal orgía de publicidad gratuita.
Si te complace polemizar sobre la estética, esta es tu película. Si necesitas de la coherencia lógica no te gustara, pero bien puedes cerrar un ojo y verla como un policial que devino en fantasía, como "From Dusk Till Dawn". Entretenida.
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