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8
19 de septiembre de 2005
19 de septiembre de 2005
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Divertida película de la primera época de Allen, en la cual rodaba comedias como ésta o Bananas, Toma el dinero y corre, El Dormilón...Ésta es una parodia de los novelones del escritor ruso Tolstoi, una adaptación muy libre de Guerra y Paz.
Yo me río muchísmo con las ocurrencias del genio neoyorkino y su humor absurdo, aunque algunos diálogos se hacen algo pesados, por ejemplo cuando empiezan a divagar Woody y Diane Keaton sobre cuestiones existenciales. Imposible no mencionar al marido amante de arenques de la Keaton...o el congreso de tontos de pueblo...delirante.
Yo me río muchísmo con las ocurrencias del genio neoyorkino y su humor absurdo, aunque algunos diálogos se hacen algo pesados, por ejemplo cuando empiezan a divagar Woody y Diane Keaton sobre cuestiones existenciales. Imposible no mencionar al marido amante de arenques de la Keaton...o el congreso de tontos de pueblo...delirante.

8,3
95.265
10
1 de septiembre de 2005
1 de septiembre de 2005
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hermosa película que expresa amor a la vida y al cine, que no es otra cosa que el reflejo de la vida en imágenes. Una de las mejores películas del cine italiano, este Tornatore está a la altura de los Rossellini, Fellini, De Sica...
A destacar la música de Morricone y la entrañable interpretación de Noiret, aparte del cura censor con más cara de cura del cine: Leopoldo Trieste, que también hizo de cura en El Padrino 2.
A destacar la música de Morricone y la entrañable interpretación de Noiret, aparte del cura censor con más cara de cura del cine: Leopoldo Trieste, que también hizo de cura en El Padrino 2.

7,2
50.655
9
23 de febrero de 2024
23 de febrero de 2024
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil abarcar la angustia del joven protagonista que lee clásicos a su amante en una bañera. En la novela original de Bernard Schlink Michael es el narrador, David Hare y Daldry, guionista y director decidieron no utilizar voz en off, asistimos a los hechos siempre desde la mirada del adolescente y después del hombre. No es cómodo sentir empatía por una mujer que ejerció de guardiana de un campo de concentración en la Alemania nazi, seleccionando las prisioneras que iban llegando para ser asesinadas una a una. Hannah Schmidt formaba parte del engranaje asesino de las SS, nadie le obligó a alistarse cuando trabajaba de joven en la Siemens, así lo declara en el juicio posterior. Y sin embargo, la magia del cine nos puede hacer sentir a algunos cierta compasión por esa mujer encerrada y semianalfabeta que ama que le lean en voz alta la literatura de Chejov, Schiller o Goethe. Esto es mérito de una excepcional Kate Winslet, que sabe trasladar los rasgos descritos por Schlink en su best seller.
David Kross está a la altura con su personaje del chico que despierta su sexualidad con una mujer bastante más mayor. La cobradora del tranvía y el estudiante de Bachiller entablan una intensa relación, tanto que marcará la vida de ambos para siempre. Daldry escogió a Ralph Fiennes para encarnar al hombre adulto, en un papel poco dado al lucimiento, su contención, su eterno mirar al pasado, al principio del film se verá a sí mismo en un pasajero de un tranvía, y en una de las secuencias más emotivas, decidirá grabar su voz recitando los libros que leía, y mandar las cintas por correo a Hannah en su condena perpetua.
El trasfondo de este drama es el genocidio, el dilema entre la legalidad y la moral, el trauma y la culpa de la sociedad alemana. El profesor de Derecho -Bruno Ganz- dictamina en el aula, toda sociedad se rige por las leyes, y no por la moral. En realidad se nos cuenta una historia de amor entre dos generaciones de alemanes, la que vivió durante la contienda y la de los descendientes. Por debajo el arte como vía de escape, las obras de Chejov, de Goethe, de Schiller, al que según Hannah lo que le hacía falta era una mujer. Schiller, para quien solo el amor y el arte podían salvar la desazón del alma.
David Kross está a la altura con su personaje del chico que despierta su sexualidad con una mujer bastante más mayor. La cobradora del tranvía y el estudiante de Bachiller entablan una intensa relación, tanto que marcará la vida de ambos para siempre. Daldry escogió a Ralph Fiennes para encarnar al hombre adulto, en un papel poco dado al lucimiento, su contención, su eterno mirar al pasado, al principio del film se verá a sí mismo en un pasajero de un tranvía, y en una de las secuencias más emotivas, decidirá grabar su voz recitando los libros que leía, y mandar las cintas por correo a Hannah en su condena perpetua.
El trasfondo de este drama es el genocidio, el dilema entre la legalidad y la moral, el trauma y la culpa de la sociedad alemana. El profesor de Derecho -Bruno Ganz- dictamina en el aula, toda sociedad se rige por las leyes, y no por la moral. En realidad se nos cuenta una historia de amor entre dos generaciones de alemanes, la que vivió durante la contienda y la de los descendientes. Por debajo el arte como vía de escape, las obras de Chejov, de Goethe, de Schiller, al que según Hannah lo que le hacía falta era una mujer. Schiller, para quien solo el amor y el arte podían salvar la desazón del alma.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Esa misma literatura también la condenará, es el libro escrito por una superviviente el que la delata junto a las otras guardianas, y una pila de libros le ayudará a terminar sus días en la celda antes que enfrentarse a un mundo que no es el suyo.

8,4
13.848
9
25 de mayo de 2022
25 de mayo de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El clásico de Jacques Becker sobre el intento de fuga de unos reos de la prisión de La Santé en París se cuenta entre los mejores films de evasiones, aquí tenemos un grupo, no un individuo, como el de Un condenado a muerte se ha escapado del otro francés, Robert Bresson. Unos tipos empeñados en recobrar la libertad perdida, en burlar la vigilancia y trabajar a destajo cada noche para poder salir del maldito agujero donde están pudriéndose. Poco tiempo después Steve McQueen jugaba con una pelota de béisbol en una celda de castigo en La gran Evasión -John Sturges-
Becker se inspiró en unos hechos reales ocurridos en un penal de París en 1947. Impactado por el recorte de periódico que guardó, llegó a sus oídos que unos de los reos, José Giovanni, había escrito una novela sobre la experiencia, y no dudó en rodar el film que hoy nos ocupa.
Mostrar el trabajo y la fijación de estos hombres por salir del agujero, Le Trou, el nombre del film original. La atmósfera opresiva de esa celda donde cinco tíos duermen, comen juntos. Y cavar un hoyo dentro de otro, un túnel que les llevará al otro nivel, al subsuelo de galerías y compuertas, el sótano de la cárcel. Intentar controlar los detalles y estar alerta cada momento para no ser descubiertos, el plan puede fracasar en cualquier momento y aún así, vale la pena volver al calabozo, hay que seguir adelante. Un poder tan exhaustivo que revisa hasta las viandas de cada reo, Becker muestra en plano fijo como el funcionario inspecciona con un cuchillo la mantequilla, el embutido, los postres que Gaspard -Marc Michel- ha recibido del exterior.
Un montaje que subraya el esfuerzo, con elipsis mínimas para enfatizar el verismo de lo narrado, y una banda sonora a base de martillazos, sonidos metálicos, goteos, los planos fijos de las manos nervudas que no cesan de cavar el cemento, las imágenes oscuras a la luz de un candil de aceite en los pasadizos subterráneos.
Roland, el líder del grupo, interpretado por Jean Keraudy, el verdadero prisionero que se estrenaba en labores de interpretación. Roland fabrica un periscopio para vigilar que ocurre en la galería a parir de un cepillo de dientes y un trocito de espejo, es un manitas, un profesional, y sus compañeros le respetan, sabe que es perfecto para encabezar esa misión libertaria. El día más inesperado los guardias abrirán el portón del habitáculo sin avisar, llega un nuevo compañero, como si ya no fueran suficientes compartiendo aire viciado, gauloises y retrete. Es Gaspard, un chico diferente, parece más educado, más introvertido, tarde o temprano habrá que contarle el plan.
¿Conocerá la lealtad el pobre Gaspard?
Becker se inspiró en unos hechos reales ocurridos en un penal de París en 1947. Impactado por el recorte de periódico que guardó, llegó a sus oídos que unos de los reos, José Giovanni, había escrito una novela sobre la experiencia, y no dudó en rodar el film que hoy nos ocupa.
Mostrar el trabajo y la fijación de estos hombres por salir del agujero, Le Trou, el nombre del film original. La atmósfera opresiva de esa celda donde cinco tíos duermen, comen juntos. Y cavar un hoyo dentro de otro, un túnel que les llevará al otro nivel, al subsuelo de galerías y compuertas, el sótano de la cárcel. Intentar controlar los detalles y estar alerta cada momento para no ser descubiertos, el plan puede fracasar en cualquier momento y aún así, vale la pena volver al calabozo, hay que seguir adelante. Un poder tan exhaustivo que revisa hasta las viandas de cada reo, Becker muestra en plano fijo como el funcionario inspecciona con un cuchillo la mantequilla, el embutido, los postres que Gaspard -Marc Michel- ha recibido del exterior.
Un montaje que subraya el esfuerzo, con elipsis mínimas para enfatizar el verismo de lo narrado, y una banda sonora a base de martillazos, sonidos metálicos, goteos, los planos fijos de las manos nervudas que no cesan de cavar el cemento, las imágenes oscuras a la luz de un candil de aceite en los pasadizos subterráneos.
Roland, el líder del grupo, interpretado por Jean Keraudy, el verdadero prisionero que se estrenaba en labores de interpretación. Roland fabrica un periscopio para vigilar que ocurre en la galería a parir de un cepillo de dientes y un trocito de espejo, es un manitas, un profesional, y sus compañeros le respetan, sabe que es perfecto para encabezar esa misión libertaria. El día más inesperado los guardias abrirán el portón del habitáculo sin avisar, llega un nuevo compañero, como si ya no fueran suficientes compartiendo aire viciado, gauloises y retrete. Es Gaspard, un chico diferente, parece más educado, más introvertido, tarde o temprano habrá que contarle el plan.
¿Conocerá la lealtad el pobre Gaspard?

8,0
51.411
10
18 de agosto de 2021
18 de agosto de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo sucede demasiado rápido
En una noche de borrachera Mike le dice esta frase a su mejor amigo, Nick. Mike es el líder de una camarilla de tipos corrientes que se verán expuestos a los vaivenes del destino. De ascendencia rusa, se ganan la vida en la fundición de acero de un pequeño pueblo de Pennsylvania, acompañan a Steve en su casamiento, trabajan duro, aman, bailan, comparten cervezas, cacerías, y sinsabores. Esa noche Nick le responde a su mejor amigo que lo único que tiene es su trabajo, a Linda, a sus colegas, que nunca le deje quedarse en ese Vietnam que acecha a la vuelta de la esquina. .
God bless America, Dios bendiga a América. Los tiros en la sien son reales, las piernas amputadas, el trauma más agudo, el click del revólver en el cerebro, aunque el impacto de la bala perfore para siempre los sueños de los que regresan. La lotería de la ruleta rusa, el arbitrario juego del que Nick no sabe huir.
Mike vuelve a Saigón, el amigo cumple la promesa, se pone el pañuelo rojo en la cabeza, busca el reconocimiento en la mirada de su compañero de andanzas. Que rápido sucede todo, Nick.
Cimino fue criticado en su momento por una visión estereotipada del conflicto armado de un Vietnam demasiado reciente. Le llamaron racista, maniqueo, cuentista. Una mirada que incluye poco metraje de la guerra, mucho más sobre el paso del tiempo, la alegría efímera, la honestidad de un hombre, la amistad, y la pérdida.
En una noche de borrachera Mike le dice esta frase a su mejor amigo, Nick. Mike es el líder de una camarilla de tipos corrientes que se verán expuestos a los vaivenes del destino. De ascendencia rusa, se ganan la vida en la fundición de acero de un pequeño pueblo de Pennsylvania, acompañan a Steve en su casamiento, trabajan duro, aman, bailan, comparten cervezas, cacerías, y sinsabores. Esa noche Nick le responde a su mejor amigo que lo único que tiene es su trabajo, a Linda, a sus colegas, que nunca le deje quedarse en ese Vietnam que acecha a la vuelta de la esquina. .
God bless America, Dios bendiga a América. Los tiros en la sien son reales, las piernas amputadas, el trauma más agudo, el click del revólver en el cerebro, aunque el impacto de la bala perfore para siempre los sueños de los que regresan. La lotería de la ruleta rusa, el arbitrario juego del que Nick no sabe huir.
Mike vuelve a Saigón, el amigo cumple la promesa, se pone el pañuelo rojo en la cabeza, busca el reconocimiento en la mirada de su compañero de andanzas. Que rápido sucede todo, Nick.
Cimino fue criticado en su momento por una visión estereotipada del conflicto armado de un Vietnam demasiado reciente. Le llamaron racista, maniqueo, cuentista. Una mirada que incluye poco metraje de la guerra, mucho más sobre el paso del tiempo, la alegría efímera, la honestidad de un hombre, la amistad, y la pérdida.
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