Relato con sorpresas e intrigas a cada momento. Interpretaciones que te llevan al lugar donde te las crees, por parte de los protagonistas y secundarios. De ese tipo de trabajo fílmico en el que alguien se esfuerza en transmitir verosimilitud a situaciones extremas que, de vez en cuando, pasan y no sabes por qué, ni entiendes y prefieres olvidar. Así, esta serie da premisas para superar situaciones del pasado imprevisibles, odiosas e, incluso, traumáticas. Queda claro que la aconsejo a todo amante del suspense al viejo estilo Hitchcock.

Tiene momentos de gran cine. La emoción de ver personajes reales en situaciones adaptadas a su mundo futurista ha sido una sorpresa. Grandes diálogos, que pocas veces decaen. En algún episodio, faltan situaciones que deberían darse entre ellos para que el relato funcionase. Es como si no hubieran sabido enfrentarlo de alguna manera.
Hay momentos tan diversos, personajes tan bien definidos, interpretaciones magistrales... Me ha llevado a vivir una experiencia que a mis 50 y tantos no esperaba.

Alguien supo ver que para que esta historia funcionase debían sentirse las emociones trabajando con actores que las tienen siempre a flor de piel. Entre tanta mediocridad donde lo mismo da "que lo diga uno o que lo diga otro", porque todo suena igual, todos trabajan poniendo cara cartón, Lost in the space da una vivencia que no te deja salir del sillón.

Me he visto deslizándome del sofá hasta casi caer, diciéndole a los personajes lo que tenían que hacer, aplaudiendo la victoria...

No es fácil encontrar series adultas que enganchen. Aquí te encuentras con personas reconocibles que podrían formar parte de tu vecindario de toda la vida. Los personajes están perfilados con una contención propia de la realidad; las estridencias son para los momentos que la vida les exige.

Yo me siento impelido, involucrado, cuestionado y, tal vez, juzgado. Estas miradas que se dirigen unos a otros son difíciles de olvidar.

Oí hablar de "El pacto" en Julia en la Onda; creo que la aconsejó David García Asenjo . También habló de "La maldición del Windsor" y de "Low country: La dinastía Murdaugh", series documentales que recomiendo a los fans de "El pacto" por compartir un espíritu indagador.

Hay tanta verdad en esta historia que debería verse en todos los colegios. La interpretación es aunténtica, tanto que me obliga a buscar al actor protagonista para saber si es así o tiene maquillaje... ¡Es el mismo que el de La habitación! Hay mucha verdad en las miradas de todos. Los adolescentes que no saben interpretar con naturalidad, o son mal dirigidos, suelen recitar los textos de forma mecánina, sin pausas. Oír las voces originales, sobre todo los tonos y colores de Jacob Tremblay ha sido alucinante. Al leer los subtítulos, con mi "74%" en inglés de Duolingo no queda otra que perderse algunos detalles interpretativos, sobre todo pienso en Julia Roberts, que está para comérsela. La vi una vez y media y pienso volverla a ver. Sufrí maltrato en la infancia y siento ternura. Ahora mismo buscaré qué más hizo el director. Una obra así no puede ser casual.

Madre! va jugando con los mensajes que nos lanza en cada baraja sobre la mesa. Hay sospechas de todo tipo a medida que se construye la historia. Se sugieren probabilidades hitchconianas, por lo tanto hay una intriga, quieres saber más y aguantar lo que haga falta. El sabor no se autodestruye con un final "descatalogado" del menú de un chef bromista. Rumiándola estaba a la mañana siguiente considerando la lección: Puedes relacionarte con quien quieras, pero ¿qué guardamos en la mochila? Nadie lo sabe, sólo tú. Pero y si...

La persistente cámara sobre el rostro de Jennifer transmitiendo luz a cada pixel de la pantalla, no logró hacerme olvidar la presencia de Javier. Le eché en falta en algunos instantes, dos o tres instantes que ahondaron en la sensación de que algo salía de madre. ¿Qué persigue el autor? ¿Está siendo forzado?... Y la respuesta es casi un spoiler: