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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
9
23 de diciembre de 2012 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Life of Pi –Una Aventura Extraordinaria (Ang Lee, EU, 2012)
Un adolescente indio con un nombre forjado por el azar y su perseverancia con las matemáticas naufraga en medio del Pacífico en compañía de un tigre de bengala curiosamente llamado Richard Parker, lo que les plantea a ambos un reto de supervivencia conjunta tan inesperado como inverosímil. La historia se convierte en una inmensa narración de realismo mágico y revelación íntima cuyo eje central es la inmensa fe en Dios, que para Pi es el centro de su particular universo multi confesional.

Basada en el best-seller de Yann Martel y llevada al cine por el maravilloso Ang Lee, es una historia al parecer muy elemental, pero que confina una serie de enseñanzas penetrantes manipuladas genialmente por un auténtico orfebre de la dirección fílmica. Hay un uso tan superlativo como magistral de los efectos visuales, y el 3D se convierte no en utensilio de pomposidad lucrativa sino de magia, un puro encantamiento sensorial que enlaza al espectador a una serie de vivencias extraordinarias y hace que palpite como si estuviera en la propia barca de Pi, tragando saliva a su lado. La historia es fantástica, entrañable, a ratos cruel, y apalea el núcleo espiritual, sensación difícil de emular, de olvidar y de volver a sentir.

Suraj Sharma (el Pi naufrago) lleva sobre sí el enorme peso de la historia y lo hace con un dignidad, carisma y pulcritud portentosas, su yo adulto (Irrfan Khan) no se queda atrás asistiendo con su enternecedora voz en off y desgarbados ojos a la sucesión de flashbacks que conforman el metraje. La gran conquista de este hermosísimo cuento inundado (como el bote) de onirismo es que uno sabe como terminara la historia, pero el guión y las bellísimas imágenes son tan fluidas y confortadas que no permiten un asomo de levedad o hastío, pese a que todo es casi un monólogo. Richard Parker es descomunal – no creo “spoilear”- al decir que es uno de los triunfos en técnica cinematográfica más chispeantes jamás visto y, no sin razón, punto referencial para nuevas obras de arte, al menos es lo que uno espera.

Pero eso no es lo mejor de lo mejor, no esperen abandonar tan campantemente sus butacas, el final no será tan complaciente y, quizá como me ha pasado, y si son atentos a los detalles, se irán con esa sensación tan emocionante, pero medio incomoda, de haber recibido un sacudón en toda su concepción de lo que acaban de ver. Particularmente me encanta cuando una película me hace eso y me deja pensando, lleno de dudas, pero también de nuevas visiones de la vida, Life of Pi lo logra de una forma sencilla, asombrosa y magna a la vez, una obra maestra perenne –perdón por el necesario pleonasmo- en la que cada cual escogerá que creer.
4 de noviembre de 2012 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como seguidor mediano de la saga del agente británico me llamo la atención que esta entrega fuera dirigida por Sam Mendes (cuya opera prima es la inolvidable American Beauty), pero más aun, que él mismo confesara que su inspiración había sido el trabajo “humanizador” de figuras heroicas hecho por Christopher Nolan en la exitosísima trilogía de Batman.

No lo neguemos, casi t
odo hombre –y quizá mujer- quiere ser como el célebre espía, estar acompañado de una femme fatale mientras bebe un vodka Martini –agitado, no revuelto- en un suntuoso casino, vestir como un lord, ser dotado con gadgets de última generación, conducir un Aston Martin, y salir casi impoluto de las situaciones más peligrosas e inverosímiles. En “Bond 23” hay una evocación a todos esos elementos con un aroma retro a lo Roger Moore ó Sean Connery, tan reclamado por los seguidores recalcitrantes de la saga, en especial luego de la entrada del menos glamuroso e iconoclasta Daniel Craig. Pero la película tiene sus dobleces porque el regreso a esas raíces trasciende a la propia ascendencia del personaje mostrándonos detalles poco referenciados sobre sus raíces y las de la propia M (la grandiosa Judy Dench), que en mi caso resultaron reveladores.

Craig, aun empastado en su rasgos fuertes y tenue chispa sarcástico-hilarante ejecuta su mejor performance desde que encarna a Bond y Dench usurpa el espacio de la “chica Bond” de turno asumiendo un rol central en la saga. Presenciamos así, el protagonismo de una pareja inesperada con disimulados rasgos materno-filiales cuya consigna la resume Bond en uno test que le practican en MI6: “Resurrección”. Al igual que el Peter Parker de Mark Webb, que el Bruce Waine de Nolan (y probablemente que el Clark Kent de Zack Snyder en 2013) el servidor de Su Majestad, muestra sus miserias y se aferra voluntariosamente a lo único que incentiva su vida: El servicio.

Letras aparte para Javier Bardem, es casi una verdad de perogrullo que una película de acción –aun cuando tenga matices dramáticos- está atada a la entelequia maquiavélica de su villano. Silva es un hombre megalómano polimorfo –literalmente lo es- mixtura de Anton Chirguth -su recordado papel en No Country For Old Men- y César Romero –el inolvidable Guasón de la serie televisiva de Batman-. Sus motivaciones más allá de joderse al mundo son más personales. Aun cuando debo decir me quedo debiendo –quizá porque su entrada al metraje demoro un poco- representa aquello en lo que Bond podría convertirse si se desvía de sus ideales.

Por otro lado, ovaciones para Roger Deakins -compañero de fórmula de Mendes en la fotografía- pues la visual del filme ha sido rigurosamente extraordinaria con planos vívidos y que sacaron réditos de los guiños del director a películas como El Silencio de los Inocentes, Brokeback Mountain, entre otras, y a su notable amor por la flemática Londres; Sin dejar de lado, el correcto manejo de las menos efectistas escenas de acción –recomiendo la pelea en el CFI de Shanghai, a saber el tercer edificio más alto del Mundo-.

En definitiva, carezco de elementos de juicio para decir que es la mejor película producida por los Broccoli- como algunos medios lo han dicho-, pero si para afirmar que es la mejor que he visto y, sin ser “nolaniano” estricto, para decir que me ha encantado la forma en que humanizaron al invulnerable 007 haciendo de mi ejercicio cinéfilo una experiencia deliciosa y altamente recomendable. Larga vida a James Bond.
25 de marzo de 2013 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Marty (Colin Farrell) es un guionista alcohólico de Los Ángeles cuya crisis de inspiración se va terminando cuando se ve implicado en una tramoya de crimen y asesinatos –similar a la que quiere escribir- gracias a su perturbado amigo Billy (Sam Rockwell) -un actor frustrado dedicado al secuestro de perros- quien trabaja en compañía Hans (Christopher Walken) –un viejo polaco cuya esposa afroamericana apenas se recupera de un cáncer de mama-. Detrás de ellos un grupo liderado por Charlie (Woody Harrelson) –un mafioso local de muy mala entraña excepto con los canes-.

El inglés Martin McDonacg, quien en 2008 dirigiera la espléndida In Bruges (Escondidos en Brujas), vuelve a ponerse al frente de una comedia negra, esta vez con céfiros “tarantinianos”, pero con un guión más entresijado –incluyendo en la narración las historias que el protagonista trata de escribir-, con escenas a veces indigestas y medio caricaturescas, pero en suma irresponsablemente divertido si no se es escrupuloso con las gamberradas, el humor lóbrego, y los continuos cambios de ritmo que hacen inesperado el destino de los desquiciados personajes -algunos de los caules son una verdadera caja de Pandora-. De hecho algunas de las historias –en especial la del “quakero” y la del vietnamita, no tanto la del “viejo del conejo”- son dignas de un spin off o un buen cortometraje.

Personalmente, junto con la dirección de McDonacg me atrajo la participación de dos de mis actores favoritos –siempre subvalorados secundarios de lujo-, Walken y Harrelson. En ambos casos han estado superlativos, el primero con una papel decadente que a veces toca fibra propicio para que haga gala de ese cocktail interpretativo que domina perfectamente mezcla de drama, comedia e irreverencia. El segundo, siempre versátil haciendo de hombre temible con sentimientos de adolescente tan tiernos como su perrita shih tzu. En segunda banca han estado Farrell y Rockwell, el primero haciendo una evidente apología al estereotipo del irlandés amante de San Patricio, y el segundo con un performance tan irregular como su personaje pasando de lo genial a lo mofa más bien insufrible y “ridiculona” –supongo que erá parte del guión-.

McDonacg corona su segundo largometraje importante y me sigue dejando una excelente impresión, usando el ambiente semidesértico de California para obtener con la fotografía un show muy apreciable y seudo turístico –esto ya lo hizo con Brujas- en el cual se configuran excelentes y buenas actuaciones, que hacen de la historia un continuo flujo de choques aleatorios -algunos más buenos que otros-, pero que en conjunto generan una pieza entretenida, recordable por su rareza e imperdible si –como es mi caso- uno disfruta del cine más bien freak. Con seguridad espero más obras interesantes de este británico, pues su opera prima aun esta por llegar.
17 de febrero de 2013 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Pat (Bradley Cooper) regresa del manicomio en el que estuvo recluido por un episodio detonante de bipolaridad –casi mata a golpes al amante de su esposa- conoce a Tiffany (Jennifer Lawrence), una chica medio freaky que asimiló su viudez por medio de la ninfomanía, cosa que también le valió un tratamiento por trastornos mentales.

David O. Rusell plantea una singular simbiosis entre comedia y drama con un historia en apariencia simple –y algo anticipable-, pero relatada de manera sobria y natural haciendo uso de cortos flashbacks, gags eficientes (Chris Tucker es idóneo para esto) y medidas dosis de existencialismo a profundidad dramática y social- El eje central es el protagonista, con sus numerosas consternaciones, obsesiones, volatilidades –canalizadas a punta de gritos y mamporros- y visión enajenada de la vida; pero también su particular transformación catalizada por su relación con la resquebrajada Tiffany. Todo en el marco de un entorno propio del suburbio del Filadelfia en el cual el “american dream” muestra sus imperfecciones al estilo “American Beauty”, con crisis económica y todo.

Sin embargo las bazas de la película las producen los cuatro protagonistas (todos nominados a los Oscar): Patrizio, un Robert De Niro que parece haberse afincado bien en los roles de papá promedio norteamericano chistoso – véase la sosa saga de Meet the Parents con Ben Stiller- pero que en este ocasión regala ráfagas profundas de virtuosismo dramático al navegar entre la obsesión agorera por el futbol Americano y la preocupación por su hijo anormal. Asimismo Dolores, una conmovedora Jacki Weaver, encarna el rol de una madre que sin notarse mucho es el sustento emocional de un hogar disfuncional y difícil de sobrellevar. Por otro lado, el irregular performance actoral de Bradley Cooper (Los Magníficos, ¿Qué Paso ayer?, Nip Tuck, Alias) parece tocar su mejor registro, pues el papel de loco patético en recuperación –con bolsa de basura incluida- le sienta de maravilla alejándose de su status de “sex symbol” y encauzando positivamente su versatilidad.

Finalmente, Jennifer Lawrence, es la contraparte femenina que contra toda lógica, excepto la matemática –menos por menos da más-, se convierte en el polo a tierra que Pat requiere para equilibrarse. La he dejado aparte de mi comentario por varias cosas. Primero, no puedo ser objetivo porque -lo confieso abiertamente- ella es mi amor platónico. Segundo, cuando supe que su papel era buscado por Angelina Jolie fue inevitable que hiciera comparaciones lo cual en cierta magnitud altero mi visionado de la película, porque ambas encajan bien en el papel de sexy girl oscura. Y tercero, porque –aunque este enamorado de ella!!!- no me gusto mucho su papel en Los Juegos del Hambre. No obstante, la chica de Kentucky hace una interpretación tan cool y delirante como la personalidad de Tiffany, lidiando con la obsesión de Pat y sacando a relucir su lado sensual –y nunca inelegante- de una forma sinceramente explosiva y altamente perturbadora. Esta en su mejor punto de belleza y enjundia interpretativa.

Desconozco si esta película, la dirección O. Rusell, el guión adaptado de la novela homónima y los cuatro protagonistas ganaran las estatuillas doradas a finales de este mes, pues la competencia este año es de altos quilates, pero si reconozco que es una película es extremadamente buena y la mejor comedia romántica que he visto y quizá veré en mucho tiempo.
11 de diciembre de 2012 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Lovely Bones (Desde Mi Cielo -2009)
Basada en un libro homónimo y dirigida por el resonante Peter Jackson, cuenta la historia de la adolescente Susie Salmon (una enternecedora Saoirse Ronan) cuya vida es truncada por su oscuro vecino George Harvey (un siempre efectivo Stanley Tucci), situación que la lleva a una especie de purgatorio particular desde el cual puede ver con impotencia el devenir de la vida de su impactada familia (Mark Wallberg y Rachel Weisz son sus padres) y de su asesino, por el que tiene naturales sentimientos de venganza.

Jackson fiel a su extraordinario manejo visual de la narración apela a una hermosa fotografía tanto para el mundo real como para la dimensión en la que habita temporalmente la niña Salmon y su intermitente amiga india Holly, sin embargo, hay un elevado toque rosa en ese seudo-purgatorio, demasiado teen, lo cual es apenas comprensible por la edad de la chica, pero que resulta ser un poco azucarado para mi gusto.

Sumado a esto el chico emo, que dejo de ser el amor platónico de Susie por razones nunca contadas, y la chica gótica -medio paranormal- apuntalan el súmmum de los estereotipos y las escenas clichés, muchas de las cuales sobran y hasta estorban. Rescatable per se y hasta atemorizante el performance de Tucci, en especial las escenas en las que asesina a la chica, hace limpieza de las pruebas, y en la que es interrogado por el policía de turno junto a la casa de muñecas.

También es rescatable la ternura de la niña Ronan, quien con sus profundos ojos conmueve tanto cuando se ve feliz como cuando expresa la profunda tristeza de su situación, lo cual hasta cierto nivel de profundidad estremece e invita a esperar un desenlace más justo para la familia Salmon. Los demás personajes, exceptuando Wallberg, son desperdiciados entre tanto interludio onírico y medio desconcertante, destacándose negativamente la abuela Lynn (Susan Sarandon) –este si el máximo de los estereotipos de abuela norteamericana crazy y seguramente judía propia de la serie “La Niñera”. Creo que la película será más disfrutable para seguidores de Twilight, aunque entretiene.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
“Homero Simpson cayendo por el despeñadero fue más creíble”.
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