Es una serie que además de estar magnificamente producida, que las interpretaciones de hasta el último de los secundarios es magistral, nos deja una historia absolutamente verídica que supera en mucho a cualquier historia que unos guionistas pudieran inventar, entre otras cosas porque si una serie llegara a contar unos eventos tan fuera de los límites de cualquier cosa que conozcamos en nuestras sociedades, diríamos que es exagerado, que es poco creíble y que no es nada realista. Increíble que todo esto estuviera pasando en Colombia mientras aquí teníamos los JJOO de Barcelona 92 y la Expo de Sevilla.

Una vez más, y en este caso más doloroso, veo como la ideología Woke se ha cargado una serie extraordinaria.

Una serie gamberra y políticamente incorrecta que ha cruzado al lado oscuro, cuando casi había llegado a la meta, cuando no quedaba más que cerrar su historia de la mejor forma posible, celebrando que sus personajes serían para siempre parte de nuestro recuerdo. Una serie que en apenas dos temporadas ha tirado por el retrete todo el buen trabajo, que hasta la temporada 9 había ido bajando ligeramente y estaba acusando el desgaste de casi una década, pero que en la temporada 10 se convirtió en mediocre y en su undécima y ultima, se ha convertido en otra bazofia progre, en un panfleto de la ideología Woke más radical y absurda, perdiendo todo el sentido y toda la "gracia" de su "canallismo" irreverente.

Esta última temporada, ha sido una calamidad de política progre metida con calzador, una serie de dogmas y mantras de la corrección política más trasnochada. Otra victima más de la secta que está matando la cultura norteamericana y casi toda la occidental.

Indignado y ofendido porque en 2017 una producción del mismísimo Michael Bay utilice a extras indígenas para representar a los habitantes de España. En el mismo episodio representa a los griegos como personas blancas, europeas como somos los españoles también. Ya basta de ponernos a los españoles de España como indígenas en las películas/series americanas. Mi veto para esta serie.

Simplemente de lo peor que he visto en mi vida. No hay por donde cogerla ni para hacerle una crítica medio decente.

En Dublin lo han vuelto a hacer. Misma fórmula que The Commitments en versión adolescentes y mucho menos oscuro pero el resultado ha sido una vez más una divertida película con una estupenda banda sonora.