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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
16 de diciembre de 2016
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante una película de ciencia-ficción, Arq, que no necesita apenas efectos especiales para mostrar una trama interesante y bien construida en torno a un bucle temporal que se repite continuamente y del que al principio, solo el protagonista tiene consciencia y puede recordar. Cada repetición va añadiendo más información a la trama y el hecho de que poco a poco los protagonistas/antagonistas comiencen a ser conscientes del bucle, irá complicando cada situación y no permite que la repetición de acciones tenga el mismo resultado.

Con todas las carencias que tiene, y la primera de ellas es el presupuesto (el diseño y decorados son mejorables, aunque juega a su favor una cierta atmósfera opresiva y oscura), Tony Elliot logra ofrecer una película más que digna en la que aunque haya alguna escena que se alarga un poco más de lo deseable, consigue mantener el interés, el ritmo y la tensión durante todo su metraje, con una eficaz y acertada combinación de Ciencia Ficción e Intriga.

La duración, no excesiva, es adecuada y el final de la película, resulta sorprendente para lo que se ha visto en películas cuyo letimotiv es precisamente la posibilidad de retorcer de alguna forma el tiempo.

En resumidas cuentas, una buena película realizada con pocos medios que soporta su peso en la propia trama y en la que los efectos especiales, salvo al comienzo, donde quizás por inercia del género se podrían echar de menos, resultan innecesarios. Acercándose sin prejuicios, conscientes de sus méritos y carencias, sin duda resulta de visionado muy recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Al final, el protagonista se da cuenta que un cierto número de bucles temporales conforma una secuencia temporal; cada secuencia temporal completada, supone el reinicio del primer bucle de una nueva secuencia en la que los implicados sufren un "reseteo" de la memoria para volver a comenzar. El final es otro comienzo: nadie ha logrado escapar del bucle... un giro del guion que resulta una sorpresa muy agradable.
20 de febrero de 2023 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una versión de Moby Dick en el espacio, con una subtrama de piratas espaciales y poco más. Los efectos especiales no están mal, hay que reconocerlo, pero el resto no hay por dónde cogerlo: no se salva nada, ni historia, ni guion, ni personajes. ni dirección... nada..

A lo sumo y con el cerebro en stand-by, puede llegar a entretener a alguien en algún caso, pero no es una película recomendable más que para quien le sobre (y mucho) el tiempo o no tenga absolutamente nada mejor que ver o hacer.
4 de febrero de 2023 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fallida. Ese es el adjetivo que me viene cuando pienso en esta serie.

Parte de una premisa lo suficientemente interesante como para haber facturado una miniserie de intriga y misterio o una miniserie de humor irreverente, mordaz y cáustico. Parece que la idea era esta segunda, y aunque, y así hay que reconocerlo, tiene algunos gags bastante buenos y originales y otros no tan buenos, pero gamberros y efectivos, en conjunto no parece definirse bien y no se atreve a dar todo lo que podría haber dado de sí. La serie va desinflándose hacia el final e incrementa las incoherencias e inconsistencias de los personajes a medida que avanza la serie, quizás para intentar dar más sentido a una resolución, digamos, descafeinada y light de la historia por no decir decepcionante, que no se adecúa con el planteamiento de la serie en los primeros capítulos.

Myers hace una gran cantidad de personajes, y aunque lo hace bastante bien -algunos mejor que otros, pero sobre todo en V.O.-, a mi juicio abusa de ello y creo que un elenco más coral hubiera supuesto un aporte positivo y más fresco a la serie, como prueban los (casi) cameos de Rob Lowe, María Menounos y Jeremy Irons (voz). Aún así, seguramente los incondicionales de Myers la disfrutarán sin problemas.

¿Es tan mala la serie como para que la califique con un 1? La verdad es que si la hubiera hecho algún otro autor quizás no; entretiene, sí, pero menos a medida que avanzan los capítulos (con solo seis capítulos, termina por hacerse larga). Sin embargo, es muy pero que muy frustrante ver cómo se desaprovechan una tras otra las posibilidades de la historia que se abren al inicio y como termina por aburrir, cansar y decepcionar. Y también porque a Mike Myers se le puede exigir más y mejor.
18 de febrero de 2023 Sé el primero en valorar esta crítica
Película de la factoría Emmerich, con todo lo que eso significa para lo (poco) bueno y lo malo. Moonfall es una película de desastres cuyo guion podría haber sido realizado por un estudiante de la ESO y no de los más avispados.

Estructurada en dos partes, el guion tiene agujeros mayores que el que aparece en la luna; los diálogos son mejorables y los personajes absolutamente planos. Sorprende que Patrick Wilson y Halle Berry hayan participado en este despropósito -por no hablar de D. Sutherland, aunque su escasísima presencia en pantalla le habrá sido rentable-. La subtrama familiar es olvidable y los personajes secundarios, estereotipos manidos y artificiales. La segunda parte de la historia, es directamente ridícula y el final, de vergüenza ajena.

Los efectos especiales están bastante bien, hay que reconocerlo, pero en conjunto es absolutamente desechable, apenas un escapismo entretenido para paladares poco exigentes que parece una producción de The Asylum bien dopada de presupuesto para CGI.
Mazinger Z (Serie de TV)
SerieAnimación
Japón1972
6,7
16.142
Animación
10
29 de agosto de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
Las aguas que ocultan un hangar subterráneo se abren al grito de “¡Mazinger!” y del fondo surge un gigantesco robot, de aspecto terrible y amenazante. En ese momento, sobre su cabeza aterrizaba el planeador conducido por Koji Kabuto y el gigante de metal cobraba vida y sus ojos brillaban con la fuerza del sol. El combate del bien contra el mal comenzaba.

Es difícil explicar qué es Mazinger Z a quien no haya vivido el final de los años setenta. Aquello era más que un dibujo animado, era un fenómeno, era una experiencia. La calidad de la animación era inferior a la de otros dibujos animados de la época, pero aquello no era solo un dibujo animado, aquello era una celebración más grande que la vida, de acción, tensión, horror y diversión y de la lucha del bien y del hombre común contra el mal en la forma más pura que jamás habíamos visto.

Mazinger Z tenía un diseño brutal y genial, con pinchos en la zona de las orejas y una babera de armadura medieval de la mandíbula; Mazinger Z era un monstruo, un dios y un demonio que luchaba al lado del bien, porque su piloto, un adolescente como otro cualquiera, así lo hacía. Sus puños podían ser lanzados para aplastar las cabezas de los robots antagonistas; de sus ojos nacían rayos capaces de destruir el mundo y de su pecho, un haz de fuego abrasador era capaz de fundir y derretir cuanto tocara. Era imparable, indestructible. Por muchas dificultades a la que se enfrentara, el monstruoso Mazinger Z pilotado por Koji Kabuto, terminaba por superar y destruir a sus enemigos.

Koji Kabuto, el hombre común, el adolescente como otro cualquiera. Todos éramos Koji Kabuto. Todos queríamos ser él. Era un protagonista atípico: un adolescente arrogante y pendenciero, de cabello revuelto y patillas que reforzaban su actitud algo macarra. Lo que le gustaba realmente era pescar, tocar la guitarra y sobre todo coger su moto y recorrer carreteras y caminos, hacer piruetas, derrapes y competir contra otros moteros. A diferencia de otros protagonistas de dibujos animados, que eran la pura bondad y la resignación ante todas las desgracias de la vida superadas con tesón y determinación o el inmaculado cruzado dedicado en cuerpo y alma a su misión, Koji Kabuto era un héroe por accidente, porque le había tocado. Y lo aceptaba sin demasiada gravedad. Es terco, cabezota, irreflexivo y apasionado; a veces es un vago cuando tiene que estudiar y se escapa a hacer carreras en moto o pescar; tiene rivales y tiene amigos; gana y pierde, pero siempre, siempre pelea. Imperfecto. Humano. Un momento le está echando los tejos a Sayaka –la piloto de Afrodita A y otro personaje con mucho-mucho carácter- y al otro la manda a la cocina; hace ojos a Misato, el ama de llaves; se enamora de una chica que resulta ser un robot que sueña con ser humana; truhan y señor, que cantaba aquél; cariñoso con su hermano en un momento, al siguiente le cose a collejas; desobedece a sus superiores, desafía a los científicos, reta a los enemigos y se burla del peligro. En la calma es despreocupado y burlón; en combate es arrogante y atrevido rayano en la inconsciencia, pero arriesga su vida por los suyos sin pensarlo siquiera. Y es que, amigos, Koji es uno de los nuestros.

Los enemigos… Una interminable legión de robots gigantescos, de brutos mecánicos cada uno más mortífero que el anterior, empeñados en la destrucción y en la esclavización de la humanidad, bajo el control del siniestro Dr. Infierno, un genio científico terrible, demente y cruel. Sus lugartenientes eran el Barón Ashler, un extraño híbrido cuya parte izquierda es masculina y la derecha femenina, que habla con dos voces e incluso dialoga consigo mismo, y el Conde Brocken, un oficial alemán, decapitado, cuya cabeza de vampiro flota cerca de su cuerpo. El primero, está secundado por una especie de ejército griego o micénico, el ejército de Máscaras de Hierro y el segundo, lógicamente, por una especie de Wehrmacht, el ejército de las Cruces de Hierro.

Cada sábado las 15:30 España se paraba. Las calles se vaciaban. Mazinger Z alcanzaba el 70% de la audiencia. Pensadlo bien, ¡un dibujo animado con un 70% de audiencia!. RTVE había comprado 33 capítulos no consecutivos, pero los misiles de los pechos de Afrodita A y el ambiguo Barón Ashler, la violencia, la continua destrucción de ciudades del Japón, el hundimiento de barcos y las vidas humanas que se intuía que se perdían, hizo que se acusara a la serie de ser demasiado violenta e inadecuada. Y llegó la censura. El que iba a ser el capítulo 28 no se emitió y su doblaje se considera perdido para siempre. En su lugar, y sin aviso, un sucedáneo inane de Tarzán, el por siempre odiado Orzowei, apareció en las pantallas.

Pero la historia no terminó allí. Meses después, los primeros cinco días de 1979, se emitieron los cinco últimos capítulos que RTVE había adquirido y el último de ellos dejaba un final abierto. ¿Qué pasaría después? ¿Llegaría el fin de la humanidad? ¿Lograría Mazinger continuar salvando el mundo? No se emitieron más capítulos y nunca lo sabríamos. Pero de lo que estábamos seguros es que, ante cualquier amenaza, grande o pequeña, el hangar se volvería a abrir y el imponente Mazinger se alzaría de nuevo para ser pilotado una vez más por Koji Kabuto que aparcaría su moto, con alguna broma dejaría colgada a una chica y, tras enfadar a Sayaka y dar una colleja a su hermano Shiro por el camino, se lanzaría rabioso a luchar contra el mal sin pensarlo dos veces. Por Sayaka. Por los suyos. Por todos. Como siempre, como tenía que ser y porque es lo que había que hacer. Y porque, como he dicho, Koji, es uno de los nuestros.
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