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Críticas ordenadas por utilidad
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8,2
31.970
10
11 de enero de 2016
11 de enero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces, cuando estoy muy triste me pongo a bailar, otras veces veo 'El buscavidas', para compartir mi tristeza con Eddie Felson y Sarah Packard, mis dos perdedores favoritos.
Es cierto que para gustos colores, pero me cuesta un poco entender en este caso que esta no sea una de las películas favoritas de casi todo el mundo, ni que tenga el renombre de otras cintas como 'Ciudadano Kane' o 'El Padrino'. El guión de Sydney Carrol y Robert Rossen basado en la novela de Walter Tevis dice verdades sobre puños sobre la condición humana: el miedo a la soledad, el peso del éxito, el amor insatisfecho, la juventud truncada... con un elenco de personajes interpretados a la perfección, me quedo sobre todo con George C.Scott y su interpretación del sórdido y egoísta Bert Gordon, el prototipo de hombre interasado únicamente en el dinero y la fama.
Además la película muestra a la perfección la decadencia del ser humano, caricaturizándola con esas partida de 25 horas, interminables y agotadoras, me recuerda en cierta medida a 'Luces de Bohemia', Eddie 'El Relámpago' es en esencia un buen hombre corrompido por los que le rodean, tanto Charlie al principio como Gordon después le impiden darse cuenta de lo realmente importante, lo que provoca que no pueda evitar la desgracia.
El discurso último de Newman redondea una de las mejores escenas finales de toda la historia del cine.
Es cierto que para gustos colores, pero me cuesta un poco entender en este caso que esta no sea una de las películas favoritas de casi todo el mundo, ni que tenga el renombre de otras cintas como 'Ciudadano Kane' o 'El Padrino'. El guión de Sydney Carrol y Robert Rossen basado en la novela de Walter Tevis dice verdades sobre puños sobre la condición humana: el miedo a la soledad, el peso del éxito, el amor insatisfecho, la juventud truncada... con un elenco de personajes interpretados a la perfección, me quedo sobre todo con George C.Scott y su interpretación del sórdido y egoísta Bert Gordon, el prototipo de hombre interasado únicamente en el dinero y la fama.
Además la película muestra a la perfección la decadencia del ser humano, caricaturizándola con esas partida de 25 horas, interminables y agotadoras, me recuerda en cierta medida a 'Luces de Bohemia', Eddie 'El Relámpago' es en esencia un buen hombre corrompido por los que le rodean, tanto Charlie al principio como Gordon después le impiden darse cuenta de lo realmente importante, lo que provoca que no pueda evitar la desgracia.
El discurso último de Newman redondea una de las mejores escenas finales de toda la historia del cine.

6,9
17.262
9
11 de abril de 2014
11 de abril de 2014
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
EL cine en blanco y negro está siendo efectivo este 2014. Ya tuvo su éxito en el film Nebraska, y ha funcionado igual de bien para fotografiar los paisajes de la fría Polonia que los de la América más profunda.
La historia de Ida es sencilla, cruel y bonita. El argumento no da para perderse, pero es el idóneo para empatizar con los personajes sin llegar a sentir pena por la desdichada tía, y a la vez, para apreciar la armonía y la belleza con la que se ha rodado.
Mezcla el recuerdo del nazismo, el cambio brusco al socialismo y la historia personal de una tía-sobrina casi desconocidas que, sin embargo, se compenetran a la perfección y se aman en pocas horas.
La historia es sumamente triste, pero sales con buen gusto del cine, ¿a qué se debe? os preguntaréis. A las perfectas actuaciones de las dos Agatas que darán que hablar, a la música de Coltrane, a los paisajes nevados y al positivismo y espíritu cristiano y estoico de una magnífica Ida.
Una lástima que se proyecte en pocos cines y durante poco tiempo.
La historia de Ida es sencilla, cruel y bonita. El argumento no da para perderse, pero es el idóneo para empatizar con los personajes sin llegar a sentir pena por la desdichada tía, y a la vez, para apreciar la armonía y la belleza con la que se ha rodado.
Mezcla el recuerdo del nazismo, el cambio brusco al socialismo y la historia personal de una tía-sobrina casi desconocidas que, sin embargo, se compenetran a la perfección y se aman en pocas horas.
La historia es sumamente triste, pero sales con buen gusto del cine, ¿a qué se debe? os preguntaréis. A las perfectas actuaciones de las dos Agatas que darán que hablar, a la música de Coltrane, a los paisajes nevados y al positivismo y espíritu cristiano y estoico de una magnífica Ida.
Una lástima que se proyecte en pocos cines y durante poco tiempo.

6,7
4.233
8
2 de diciembre de 2021
2 de diciembre de 2021
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First Cow es, ante todo, una película sobre la amistad, o quizás ni siquiera aspire a tanto, “First Cow” es una película sobre la compañía que se profesan dos seres solitarios, dos soñadores capaces de desenvolverse bien por cuenta propia en un mundo hostil, pero que juntos se potencian y complementan.
Durante la fiebre del oro de comienzos del siglo XIX, el individualismo y el materialismo se han apiadado de ese noroeste americano aún no conquistado del todo por el hombre blanco. Cada uno barre para casa y la amistad no solo brilla por su ausencia, sino que nadie parece codiciarla. Solo se codicia el brillante metal. Tampoco los protagonistas se salvan, también ellos tienen deseos materiales. Sin embargo, la camaradería que existe entre los dos desde el comienzo les permite crear un vínculo más preciado que el oro. Todo comienza con una especie de protección mutua asegurada que se va estrechando hasta convertirse en algo que sí podría llamarse “Amistad”.
https://www.youtube.com/watch?v=tAnRCWBwSx0&t=3s
Durante la fiebre del oro de comienzos del siglo XIX, el individualismo y el materialismo se han apiadado de ese noroeste americano aún no conquistado del todo por el hombre blanco. Cada uno barre para casa y la amistad no solo brilla por su ausencia, sino que nadie parece codiciarla. Solo se codicia el brillante metal. Tampoco los protagonistas se salvan, también ellos tienen deseos materiales. Sin embargo, la camaradería que existe entre los dos desde el comienzo les permite crear un vínculo más preciado que el oro. Todo comienza con una especie de protección mutua asegurada que se va estrechando hasta convertirse en algo que sí podría llamarse “Amistad”.
https://www.youtube.com/watch?v=tAnRCWBwSx0&t=3s
10
11 de enero de 2016
11 de enero de 2016
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película muestra por encima de todo el estado de control y vigilancia que era la República Democrática Alemana durante esa época, control y opresión ejecutada por la Stasi, el órgano de inteligencia de este país, que llegaba a contar con cerca de 100.000 agentes y 200.000 informantes para un país con poco más de 16 millones de habitantes en el momento de la reunificación, serían menos en el año en el que la película está ambientada, 1984. Este órgano represivo, se dedicaba a vigilar cada día a sus compatriotas e inculparlos bajo la mínima sospecha, vigilancia que tal y como muestra la película, incluye sistemas de escucha en los domicilios y el control de todas las máquinas de escribir del país sabiendo quien es su dueño. El director plasma como un órgano de inteligencia que consiguió tantos éxitos y prestigio de dudoso trasfondo moral, como lo fue la Stasi o alguno de sus miembros como el posterior “traidor” Markus Wolf, debía dedicar gran parte de sus esfuerzos y represiones a mantener en su dominio a la cultura y la información, ya que la comunicación y la propaganda es una de las mejores armas para cambiar sistemas o para mantenerlos.
Georg Dreyman es un dramaturgo conocido como ‘El Poeta’ en la RDA, del cual nadie sospecha en absoluto, ni siquiera él mismo se considera un enemigo en potencia del régimen; pero ésto cambia cuando el capitán de la Stasi Gerd Wiesler, fiel seguidor de los principios en los que se basa su país (que no deja de ser una prolongación de la URSS o un producto creada por ésta, sin olvidar las peculiaridades propias del pueblo germano, sus costumbres, conductas e historia) decide comenzar a vigilarlo ya que detecta en él algo misterioso que lo convierte en una posible amenaza, y el comportamiento de Dreyman cambia tras descubrir dos significativos hechos: la extorsión que ejerce el ministro de Cultura sobre su novia, Christa-Maria Sieland, a la que amenaza con truncar su carrera como actriz si no cumple con sus favores sexuales (el propio ministro secunda la investigación sobre el artista, ya que busca la excusa perfecta que le sirva para quedarse con Christa) y el suicidio de su amigo Albert Jerska, que llevaba años apartados de su profesión de director de teatro por sus controversias con el régimen comunista. Es más, tras la muerte de Jerska, Dreyman interpreta al piano ‘Sonata para un hombre bueno’, partitura que le había regalado el director al escritor en su último cumpleaños, y al escucharlo, Wiesler se emociona y se da cuenta que no está actuando correctamente. En mi opinión, esta escena representa el culmen de la película, la metamorfosis del capitán, una de las ideas que nos quiere transmitir Florian Henckel von Donnersmark es que los hombres, siempre que pretendan actuar bien desde un punto de vista moral y ético, pueden cambiar su actitud, sus pensamientos y su visión sobre algún aspecto de la vida, y reconocer que lo han hecho mal y redimirse. Esta creencia contradice a la del ministro Hempf, que al principio de la película le comenta al dramaturgo: “Dreyman, podrá decirlo cuanto quiera en sus obras, pero la gente no cambia”. Bruno Hempfz no puede cambiar, porque no lo desea, y deja claro lo ruin de sus intenciones de principio a final de la obra.
Volviendo al plano histórico y sin despegarnos de la figura del ministro, hay unas palabras significativas que pronuncia también en los primeros compases de la película: “El poeta es el ingeniero del alma”, estas palabras no significarían nada si no fuese porque la autoría de esta sentencia se atribuye a Iósif Stalin, por tanto se puede atribuir un pararelismo entre el dictador soviético y el político alemán por los regímenes de terror creados y maquinados por bandos, y sus comportamientos. Citar a Stalin en 1984 es curioso, ya que 18 años antes, Nikita Kruschev había llevado a cabo la desestalinización, que consistían en suprimir el culto a la figura del difunto dictador y atribuirle las culpas de su exterminio y sus abusos sobre el pueblo soviético, por eso es tan significativo que Bruno Hempfz haga referencia a épocas pasadas en plena gerontocracia soviética, con los gobiernos de Andrópov y Chernenko. En todo caso, la cita deja entrever la relación existente entre el sistema político y social de la RDA en los años 80 y los peores momentos del estalinismo, lo que evidencia la conexión existente entre la URSS y sus repúblicas populares, de las que la RDA era posiblemente la más importante.
En lo referente al argumento que hemos dejado por un momento de lado, se desarrolla a partir de la ‘Sonata del hombre bueno’, todo un drama salpicado por aspectos del cine de suspense (un suspense calmo): Dreyman decide volver a escribir, esta vez un escrito más crítico con el país en el que vive, un artículo para la prensa occidental sobre los suicidios en la RDA (el segundo país europeo tras Hungría la última vez que se publicaron datos al respecto, antes de que el Gobierno de inclinación soviética lo prohibiera), dato que busca mostrar que en el bloque oriental, la vida del hombre tiende más a la insatisfacción y la depresión; Christa duda de si poner en peligro su carrera de actriz o dejar de ver al ministro mientras que Dreyman y el propio Wiesler (disfrazado de fan de la actriz) tratan de decantarla por la primera opción.
El desenlace, trágico y bello, posee todos los ingredientes para acabar de cocinar una de las más increíbles obras maestras del cine del siglo XXI: el miedo y la duda sembrados en la mente de Christa que eclipsa el amor que siente por Dreyman; la desconfianza que los regímenes opresivos crean hacia cualquier persona, incluso los seres más queridos y cercanos; y la determinación de un hombre, Weisler, que se sabe nuevo, con una memorable actuación de Ulrich Mühe.
Georg Dreyman es un dramaturgo conocido como ‘El Poeta’ en la RDA, del cual nadie sospecha en absoluto, ni siquiera él mismo se considera un enemigo en potencia del régimen; pero ésto cambia cuando el capitán de la Stasi Gerd Wiesler, fiel seguidor de los principios en los que se basa su país (que no deja de ser una prolongación de la URSS o un producto creada por ésta, sin olvidar las peculiaridades propias del pueblo germano, sus costumbres, conductas e historia) decide comenzar a vigilarlo ya que detecta en él algo misterioso que lo convierte en una posible amenaza, y el comportamiento de Dreyman cambia tras descubrir dos significativos hechos: la extorsión que ejerce el ministro de Cultura sobre su novia, Christa-Maria Sieland, a la que amenaza con truncar su carrera como actriz si no cumple con sus favores sexuales (el propio ministro secunda la investigación sobre el artista, ya que busca la excusa perfecta que le sirva para quedarse con Christa) y el suicidio de su amigo Albert Jerska, que llevaba años apartados de su profesión de director de teatro por sus controversias con el régimen comunista. Es más, tras la muerte de Jerska, Dreyman interpreta al piano ‘Sonata para un hombre bueno’, partitura que le había regalado el director al escritor en su último cumpleaños, y al escucharlo, Wiesler se emociona y se da cuenta que no está actuando correctamente. En mi opinión, esta escena representa el culmen de la película, la metamorfosis del capitán, una de las ideas que nos quiere transmitir Florian Henckel von Donnersmark es que los hombres, siempre que pretendan actuar bien desde un punto de vista moral y ético, pueden cambiar su actitud, sus pensamientos y su visión sobre algún aspecto de la vida, y reconocer que lo han hecho mal y redimirse. Esta creencia contradice a la del ministro Hempf, que al principio de la película le comenta al dramaturgo: “Dreyman, podrá decirlo cuanto quiera en sus obras, pero la gente no cambia”. Bruno Hempfz no puede cambiar, porque no lo desea, y deja claro lo ruin de sus intenciones de principio a final de la obra.
Volviendo al plano histórico y sin despegarnos de la figura del ministro, hay unas palabras significativas que pronuncia también en los primeros compases de la película: “El poeta es el ingeniero del alma”, estas palabras no significarían nada si no fuese porque la autoría de esta sentencia se atribuye a Iósif Stalin, por tanto se puede atribuir un pararelismo entre el dictador soviético y el político alemán por los regímenes de terror creados y maquinados por bandos, y sus comportamientos. Citar a Stalin en 1984 es curioso, ya que 18 años antes, Nikita Kruschev había llevado a cabo la desestalinización, que consistían en suprimir el culto a la figura del difunto dictador y atribuirle las culpas de su exterminio y sus abusos sobre el pueblo soviético, por eso es tan significativo que Bruno Hempfz haga referencia a épocas pasadas en plena gerontocracia soviética, con los gobiernos de Andrópov y Chernenko. En todo caso, la cita deja entrever la relación existente entre el sistema político y social de la RDA en los años 80 y los peores momentos del estalinismo, lo que evidencia la conexión existente entre la URSS y sus repúblicas populares, de las que la RDA era posiblemente la más importante.
En lo referente al argumento que hemos dejado por un momento de lado, se desarrolla a partir de la ‘Sonata del hombre bueno’, todo un drama salpicado por aspectos del cine de suspense (un suspense calmo): Dreyman decide volver a escribir, esta vez un escrito más crítico con el país en el que vive, un artículo para la prensa occidental sobre los suicidios en la RDA (el segundo país europeo tras Hungría la última vez que se publicaron datos al respecto, antes de que el Gobierno de inclinación soviética lo prohibiera), dato que busca mostrar que en el bloque oriental, la vida del hombre tiende más a la insatisfacción y la depresión; Christa duda de si poner en peligro su carrera de actriz o dejar de ver al ministro mientras que Dreyman y el propio Wiesler (disfrazado de fan de la actriz) tratan de decantarla por la primera opción.
El desenlace, trágico y bello, posee todos los ingredientes para acabar de cocinar una de las más increíbles obras maestras del cine del siglo XXI: el miedo y la duda sembrados en la mente de Christa que eclipsa el amor que siente por Dreyman; la desconfianza que los regímenes opresivos crean hacia cualquier persona, incluso los seres más queridos y cercanos; y la determinación de un hombre, Weisler, que se sabe nuevo, con una memorable actuación de Ulrich Mühe.
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