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Críticas 78
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
8
5 de diciembre de 2010
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando iba al instituto tenía una compañera de clase de la que estaba profundamente enamorado. Al ser bastante torpe con el sexo femenino se me ocurrió la idea de ir juntos a una clase particular de inglés, pues pensé que era una buena excusa para conocernos. No me equivoqué, pues poco a poco fuimos haciéndonos amigos y ella me contaba todos y cada uno de los desengaños que tenia con los chicos con los que salía. Yo ejercía el papel de hombro consolador y opinaba sobre lo que debía hacer aunque obviamente no me hacia el más mínimo caso. Un buen día me atreví a pedir una cita fuera de las clases y aceptó. Mi intención era confesar mis sentimientos más íntimos y que accedería a salir conmigo como se decía por entonces. Quedamos a las seis y medía en una esquina que tengo grabada a fuego en mi memoria y esperé y esperé, pero ella no llegaba. No había móviles, así que no me quedaba más remedio que tener fe y desear que a ella no se le hubiera olvidado la cita. Pasó una hora y allí estaba yo esperando como un idiota, hasta que contra todo pronóstico apareció, pidiendo unas mínimas disculpas por llegar tarde. Fuimos a un bar y le confesé mi amor a lo que ella respondió agradecida que sólo me quería como amigo. Creo que no existe nada más humillante para un hombre que una mujer solo te quiera como amigo pues en realidad desde ese mismo instante, ya no te quiere para nada.

Adam tiene los mismos problemas que yo con las chicas, hasta que los planetas se alinean, el azar se pone de su lado y encuentra a una que le hace caso. A pesar de que su amor es puro y limpio, lo que Adam no sabe es que su enfermedad le castiga a la soltería de por vida. Una tara mínima comparada con la de los hombres “normales” pero su incapacidad empática le condena al más absoluto ostracismo. Durante toda la película la protagonista lucha denodadamente por querer a ese chico sincero pero no está muy bien visto por la sociedad salir con un friki. Al final la duda que me asalta es saber si el sentimiento de Beth es amor o simplemente caridad. Película llena de encanto y sensibilidad que nos forma sobre el síndrome de asperger, y que si no pongo más nota es por la historia paralela del padre de una excelente Rose Byrne, que está absolutamente fuera de lugar. Nunca entenderé porque los directores cuando tienen una buena historia gustan de rodearla de memeces superfluas que más que añadir, lastran el producto final y muchas veces lo castran definitivamente

Lo único que aprendí es que nunca hay que esperar una hora a una mujer aunque finalmente llegue. Ya te lo ha dicho todo sin palabras.
10 de enero de 2011
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada mejor para acabar con los fastos de la navidad y el exceso de regalos de reyes, (tan malo es no tener regalos como tener de sobra), que ver esta premiada película rumana como inicio de la desintoxicación de enero y la purga de febrero y recibir de paso una buena bofetada de hiperrealidad, una ducha fría de austeridad absoluta y una cura de humildad necesaria.

Hacía tiempo que no veía una película en la que no pasaba tanto miedo; el miedo es un sentimiento humano en el cual tememos perder lo poco que tenemos, lo que tanto esfuerzo nos ha llevado conseguir; el miedo nos persigue, nos atenaza y nos convierte en las personas que somos. Es nuestro gen de identidad, somos el miedo que podemos superar, los temores nos acechan, nos paralizan y no nos dejan ser libres. No escribimos lo que pensamos por miedo a las represalias, no hacemos lo que debemos por miedo a perder a nuestra pareja, nuestros amigos, nuestro trabajo. El miedo condiciona y amordaza y curiosamente las personas que menos miedo tienen son las que más admiramos.

El miedo en esta película traspasa la pantalla pues es la supervivencia la que está en juego. El éxito radica en que sin haber ningún tipo de violencia, la atmosfera que se respira desde el primer momento agobia, enajena, asfixia y todo ello conseguido con un sencillo guión y una brillante actuación de la actriz protagonista Anamaria Marinca que nos dirige por la decrépita Rumania de Ceaucescu y con su lenguaje gestual y corporal es capaz de trasmitir esa sensación de incomodidad, de desasosiego, de nudo en el estomago, ayudado por unos planos largos y fijos desarrollados en muy pocos escenarios.

A medida que trascurre la historia se anticipa el final ya adelantado en el título de la película y para mí el desenlace me ha resultado absolutamente inesperado pero tan convincente como el que yo preveía. En definitiva, un alegato a la vida y a la libertad, y una prueba más que el talento y el dinero normalmente están reñidos, pues con 600.000 euros hacer esta joyita tiene un merito irreprochable que a más de un director subvencionado debería avergonzar
20 de junio de 2016
23 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Últimamente el criterio que sigo los fines de semana para la elección de mi película, es leer los viernes la opinión de los críticos "profesionales" y si hay unanimidad en cuanto a lo mala que es y filmaffinity la llena de luces rojas, es una señal inequívoca que hay que saltarse el semáforo y utilizarlo como pista de aterrizaje, pues normalmente me gustan las que a ellos no les gustan, me resultan cercanas las pelis españolas, me alegro que apenas haya espectadores en el cine, y si además en esta, hay momentos que he vivido y personajes con los que te sientes identificado, el rato resulta muy agradable, añadiría incluso enriquecedor, pues me ha abierto el apetito para leer más cosas del denostado Charles Bukowski.

"La gente amoral suele considerarse más libre, pero a menudo carecen de la capacidad de sentir o de amar"


Reconozco mi gusto por lo romántico. Donde la mayoría ve ñoñería y diálogos floripondios, yo veo realidades y diálogos inteligentes. Soy un repipi y un antiguo, lo admito. Me ha parecido magnifico empezar una historia de amor sin nombres, móviles y folleteo. Me ha divertido esa pelea intelectual en la fase de cortejo por ver quién es más ocurrente, más imaginativo, más brillante, más lúdico. Esos golpes bajos en las debilidades del contrincante, esas citas bien tiradas en el momento oportuno que te hacen pensar, esas recomendaciones de libros o películas que cuando estas enamorado devoras con lujuria y desenfreno, y esa parsimonia para llegar al beso, ese beso primero, único, inolvidable y verdadero, fin último de nuestra fatal existencia.

"El hombre, a pesar de su bravuconería es el fiel, el que generalmente siente el amor. La mujer es experta en la traición. Y la tortura y la perdición. Nunca envidies la mujer de un hombre. Detrás de todo esto está el infierno en vida"

Me ha encantado Jenner, pues no hay chica que represente mejor que ninguna la dulzura que se le presupone a una mujer. Sin embargo a Noriega lo he visto muy encorsetado, al revés que en la serie "citas", supongo que incomodo por tener que recitar de memoria textos que no se cree y tan largos. Mala elección la de Gabino Diego pues me temo que por muchos poemas y frases perfectas que sea capaz de recitar, ninguna de las 2 mujeres protagonistas perderían la cabeza por este muchacho, un papel más apropiado para el castigador Noriega... pero entonces, ¿a quién ponemos de protagonista?. Podemos jugar que actor sería un protagonista creíble a la altura de los diálogos y Michelle, que me han gustado tanto que merecerían un segundo visionado para tomar notas y disfrutar de la postal de Zaragoza, que luce en todo su esplendor.

"Cuando amor es una orden, odio se puede convertir en un placer."

Tachar a la película de fábula naif lo considero un elogio y reconozco que Lamata no ha sido capaz de convertir un gran guion en una gran película (el responsable del casting estaría bien disecado), pero valoro el intento y sobre todo la charla posterior acompañado por un buen gin-tonic de nordés a la salud de nuestro amantes.
6 de enero de 2011
24 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Robert Louis Stevenson escribió en 1885 el doctor jekyll y Mr. hyde, el primer relato de terror en el que se apunta que el hombre no es realmente uno, sino dos. Desde entonces siempre nos hemos sentido fascinados por la dicotomía entre la razón represiva y la pasión incontrolada, la guerra entre en el bien y el mal interiores, la lucha entre nuestro cerebro reptiliano y nuestro lóbulo frontal. En términos freudianos, cado uno de nosotros alberga un yo sombrío, un “ello”, un bruto que puede arrebatar el control al “súper yo” de manera imprevisible. De lo que no somos capaces es de predecir hasta qué punto la excitación puede tomar el control de nuestra conducta y hasta donde podemos llegar si las circunstancias lo requieren.

Mr. Hyde en un probo profesor de instituto al que sus circunstancias personales le sobrepasan. Nuestro consciente colectivo no puede concebir como Gladiator sea incapaz de resolver el problema de que su mujer esté en la cárcel. El director juega con esa circunstancia y nos despista viendo la incapacidad manifiesta de trazar un plan lo suficientemente consistente como para llevarlo a buen fin. A medida que van pasando los minutos la tensión va en aumento, y los prejuicios también, y uno teme que finalmente, a nuestro héroe no le quede otra alternativa que sacar el John Rambo que todo ciudadano americano lleva dentro, se ponga a pegar tiros, dar mamporros a diestro y siniestro, y saque a su amada esposa del presidio por obra y gracia del espíritu santo.

El doctor jekyll se mueve en el límite de lo asumible tensionado la trama, con varios guiños tramposos en los que da entender que estemos tranquilos pues controla sus impulsos y contra todo pronóstico lo consigue, aunque en mi modesta opinión se podía haber solucionado sin pegar un solo tiro y con algunas escenas de menos. La huida me ha recordado mucho a la mítica “el tren de las tres y diez”, pero esta vez el escenario no es Yuma, sino las calles de Pittsburgh, tomando la película altura de western urbano, en donde ahora sí, brilla Russel Crowe, que tiene las mismas posibilidades de escapar de la policía de las que tenía el bueno de Christian Bale de coger el tren: ninguna.

¿Qué ocurre, entonces, cuando nuestro yo racional desplaza las emociones y empieza a utilizar la inteligencia?

2 horas de entretenimiento y suspense, sin duda son un buen regalo de reyes.
3 de abril de 2011
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que una de las cualidades que mejor nos define como personas es nuestra capacidad de afrontar los problemas que la vida nos depara y la longitud de cada lado del triángulo que forman los vértices entre lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos. A Susanne Bier le interesa mucho la fragilidad, las dudas, la incertidumbre con que los 2 padres de la película tratan de corregir y encauzar los conflictos de sus hijos. El personaje de Mikael Persbrandt es la típica persona que se deja arrastrar por la corriente y espera a que los problemas se pudran. Hombre cobarde imbuido de un idealismo romántico y un buenismo digno de mejor causa, escurre el bulto y huye de sus problemas personales, abandonado su matrimonio fracasado, dejando a su suerte el acoso escolar al que es sometido su hijo refugiándose en África durante 6 meses al año, ayudando a enfermos como medio de expiación de sus pecados. Por otro lado está Ulrich Thomsen que aunque intenta ejercer su responsabilidad como progenitor se encuentra impotente y superado por un hijo demasiado inteligente y demasiado resentido por un dolor maligno.

Precisamente ese dolor, en forma de violencia, es el otro tema central de la película. Y aquí es cuando toca hablar de religión. Tanto el budismo como al cristianismo gustan de dar recetas infalibles y añado yo, infantiles para combatirlo. El budismo trata de minimizarlo entendiendo que es inevitable y ubicuo; el cristianismo entiende que es una redención y apuesta por poner la otra mejilla, culmen de la caridad. Sin embargo, resulta que los biólogos han descubierto el origen de la violencia. Según parece cuando un individuo sufre dolor, la victima reacciona transfiriendo ese dolor a otra persona con el fin de liberar su angustia personal independientemente de su culpa. Cuando sentimos que hemos sufrido una injusticia, aumenta nuestro nivel de cortisol (estrés) y necesitamos liberarlo ya sea con violencia verbal o física. Los individuos que responden haciendo daño a otros, se sienten mucho más liberados que los que sufren los abusos en silencio, aparte de los problemas fisiológicos y psicológicos que conlleva tragarse las injusticias. En otras palabras que si nos pegan, tenemos que pegar, si nos insultan debemos insultar y si nos hacen daño debemos desfogarnos, lo ideal sería con nuestro enemigo, aunque muchas veces eso no es posible con lo cual buscamos un sustituto, un suplente, alguien más débil para proyectar nuestra agresión, pues de no hacerlo, es muy probable que incubemos una úlcera de estómago. Esto explica porque los maltratados se suelen convertir en maltratadores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Supongo que en un mundo mejor, la gente es buena, todo es amor y respeto por el prójimo y la gente pide perdón cuando se equivoca, pero en el mundo real me quedo con la sentencia de Edmund Burke, «lo único necesario para el triunfo del mal es que los buenos no hagan nada». No parece que se requiera una inteligencia superior para entender de que si el mal no encuentra oposición ni resistencia acaba siempre por imponerse.
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