You must be a loged user to know your affinity with MrPatan
Críticas ordenadas por utilidad
Movie added to list
Movie removed from list
An error occurred

6,1
30.326
8
4 de febrero de 2025
4 de febrero de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
Primer es una película que desafía las convenciones del género de ciencia ficción y se sumerge en territorios poco explorados, donde la complejidad y la sutileza son los protagonistas. Dirigida y escrita por Shane Carruth, la cinta destaca por su enfoque minimalista y realista, alejándose de los clichés habituales para ofrecernos una experiencia cinematográfica única y provocadora.
Desde sus primeros minutos, Primer establece una atmósfera de intriga y tensión intelectual. La narrativa, que se despliega de manera no lineal, invita al espectador a adentrarse en un laberinto de ideas y conceptos complejos, sin perder nunca de vista la humanidad de sus personajes. La película explora el impacto que los descubrimientos pueden tener en la vida cotidiana, sin recurrir a explicaciones simplistas, sino permitiendo que el misterio y la ambigüedad sean parte esencial de la experiencia.
El estilo visual y sonoro de Primer refuerza su naturaleza enigmática. La cinematografía discreta y el uso mesurado de la música complementan una trama que se construye con precisión, desafiando al público a reflexionar y analizar lo que creen saber sobre la causalidad y el tiempo. La película es un verdadero ejercicio de reflexión, que se basa en la inteligencia y la curiosidad del espectador, dejando en el aire múltiples interrogantes que invitan a múltiples visionados para desentrañar cada uno de sus matices.
Primer es una obra cinematográfica que no se conforma con entretener; propone una exploración profunda de las implicaciones éticas y filosóficas de la innovación tecnológica. Es una película que, más que ofrecer respuestas, estimula el debate y la reflexión, convirtiéndose en una experiencia que se queda con el espectador mucho después de terminar la proyección.
Si disfrutas del cine que reta tu mente y te sumerge en un universo de posibilidades infinitas, Primer es, sin duda, una propuesta imperdible.
Desde sus primeros minutos, Primer establece una atmósfera de intriga y tensión intelectual. La narrativa, que se despliega de manera no lineal, invita al espectador a adentrarse en un laberinto de ideas y conceptos complejos, sin perder nunca de vista la humanidad de sus personajes. La película explora el impacto que los descubrimientos pueden tener en la vida cotidiana, sin recurrir a explicaciones simplistas, sino permitiendo que el misterio y la ambigüedad sean parte esencial de la experiencia.
El estilo visual y sonoro de Primer refuerza su naturaleza enigmática. La cinematografía discreta y el uso mesurado de la música complementan una trama que se construye con precisión, desafiando al público a reflexionar y analizar lo que creen saber sobre la causalidad y el tiempo. La película es un verdadero ejercicio de reflexión, que se basa en la inteligencia y la curiosidad del espectador, dejando en el aire múltiples interrogantes que invitan a múltiples visionados para desentrañar cada uno de sus matices.
Primer es una obra cinematográfica que no se conforma con entretener; propone una exploración profunda de las implicaciones éticas y filosóficas de la innovación tecnológica. Es una película que, más que ofrecer respuestas, estimula el debate y la reflexión, convirtiéndose en una experiencia que se queda con el espectador mucho después de terminar la proyección.
Si disfrutas del cine que reta tu mente y te sumerge en un universo de posibilidades infinitas, Primer es, sin duda, una propuesta imperdible.

8,3
155.570
9
3 de febrero de 2025
3 de febrero de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
Es una de las películas más impactantes y crudas de los años 90. Con una narrativa poderosa y visualmente impresionante, explora las raíces del odio, las consecuencias del extremismo y el difícil camino hacia la redención.
Desde la primera escena, el filme establece un tono duro e incómodo, pero necesario. No es una historia fácil de ver ni pretende serlo. La dirección de Tony Kaye destaca por el uso del blanco y negro en los flashbacks, contrastándolos con el presente en color, una decisión estilística que no solo aporta profundidad visual, sino que refuerza el simbolismo del cambio y la transformación. Su cinematografía es fría y realista, sin concesiones, mostrando la crudeza de la violencia sin glorificarla, lo que convierte a la película en una experiencia visceral y desgarradora.
Si hay un elemento que eleva American History X a la categoría de obra maestra, es la extraordinaria actuación de Edward Norton. Su interpretación es magistral, metiéndose de lleno en la piel de un personaje complejo, lleno de rabia, dolor y contradicciones. Desde su lenguaje corporal hasta su mirada, Norton transmite una intensidad y profundidad emocional que pocas veces se ven en pantalla. Uno de los aspectos más impresionantes de su actuación es la transformación psicológica de su personaje. Logra capturar tanto la dureza y agresividad del pasado como la vulnerabilidad y el remordimiento del presente. Su trabajo es tan convincente que genera en el espectador una mezcla de emociones hacia su personaje: repulsión, empatía y, finalmente, esperanza.
La fuerza de Norton en el papel le valió una nominación al Oscar a Mejor Actor, un reconocimiento más que merecido. Su presencia en la pantalla es hipnótica, dominando cada escena con una intensidad que deja una huella imborrable. Es, sin duda, una de las mejores actuaciones de su carrera y de la década.
Aunque el tema central de American History X es el racismo, la película va mucho más allá. No solo retrata el peligro del extremismo, sino que también reflexiona sobre la influencia del entorno, la familia y la educación en la formación de la identidad y las creencias de una persona.
La relación entre los personajes es clave en la narrativa. Edward Furlong, en el papel del hermano menor, ofrece una actuación convincente que añade profundidad a la historia. Su personaje representa la influencia de las figuras paternas y el peso de las decisiones pasadas en el futuro de las nuevas generaciones.
En definitiva, American History X no solo es una película impactante y bien dirigida, sino también una de las más importantes de su época. Un relato incómodo pero necesario, con un mensaje que sigue siendo relevante hoy en día.
Desde la primera escena, el filme establece un tono duro e incómodo, pero necesario. No es una historia fácil de ver ni pretende serlo. La dirección de Tony Kaye destaca por el uso del blanco y negro en los flashbacks, contrastándolos con el presente en color, una decisión estilística que no solo aporta profundidad visual, sino que refuerza el simbolismo del cambio y la transformación. Su cinematografía es fría y realista, sin concesiones, mostrando la crudeza de la violencia sin glorificarla, lo que convierte a la película en una experiencia visceral y desgarradora.
Si hay un elemento que eleva American History X a la categoría de obra maestra, es la extraordinaria actuación de Edward Norton. Su interpretación es magistral, metiéndose de lleno en la piel de un personaje complejo, lleno de rabia, dolor y contradicciones. Desde su lenguaje corporal hasta su mirada, Norton transmite una intensidad y profundidad emocional que pocas veces se ven en pantalla. Uno de los aspectos más impresionantes de su actuación es la transformación psicológica de su personaje. Logra capturar tanto la dureza y agresividad del pasado como la vulnerabilidad y el remordimiento del presente. Su trabajo es tan convincente que genera en el espectador una mezcla de emociones hacia su personaje: repulsión, empatía y, finalmente, esperanza.
La fuerza de Norton en el papel le valió una nominación al Oscar a Mejor Actor, un reconocimiento más que merecido. Su presencia en la pantalla es hipnótica, dominando cada escena con una intensidad que deja una huella imborrable. Es, sin duda, una de las mejores actuaciones de su carrera y de la década.
Aunque el tema central de American History X es el racismo, la película va mucho más allá. No solo retrata el peligro del extremismo, sino que también reflexiona sobre la influencia del entorno, la familia y la educación en la formación de la identidad y las creencias de una persona.
La relación entre los personajes es clave en la narrativa. Edward Furlong, en el papel del hermano menor, ofrece una actuación convincente que añade profundidad a la historia. Su personaje representa la influencia de las figuras paternas y el peso de las decisiones pasadas en el futuro de las nuevas generaciones.
En definitiva, American History X no solo es una película impactante y bien dirigida, sino también una de las más importantes de su época. Un relato incómodo pero necesario, con un mensaje que sigue siendo relevante hoy en día.
9
28 de enero de 2025
28 de enero de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
Dirigida por el visionario Park Chan-wook, Oldboy es una película que trasciende las convenciones del thriller psicológico para convertirse en una experiencia cinematográfica cruda, impactante y profundamente introspectiva. Estrenada en 2003 como la segunda entrega de la "Trilogía de la Venganza" de Park, esta obra se ha consolidado como un clásico moderno, y no es difícil entender por qué.
El punto fuerte de Oldboy radica en su estilo visual incomparable. Park Chan-wook utiliza una cinematografía audaz, con planos meticulosamente diseñados que son tan impactantes como simbólicos. La legendaria escena del pasillo, filmada en un solo plano secuencia, es un ejemplo magistral de cómo el director combina violencia coreografiada con una estética elegante y pulida. Cada cuadro de la película está impregnado de una atmósfera opresiva y poética, que se ve reforzada por una banda sonora melancólica y evocadora.
La narrativa es igualmente poderosa, llevándote por un torbellino de emociones con giros que son tan sorprendentes como devastadores. Park Chan-wook no teme explorar la moralidad ambigua y las complejidades emocionales de sus personajes, ofreciendo una visión sombría pero profundamente humana de la venganza y la redención.
Oldboy es también un ejemplo sobresaliente del auge del cine surcoreano, que ha cautivado al mundo con su originalidad, calidad y valentía narrativa. En las últimas décadas, cineastas como Bong Joon-ho (Parásitos), Kim Jee-woon (Encontré al diablo) y el propio Park Chan-wook han demostrado ser maestros en la creación de historias que rompen barreras culturales y generan impacto universal. El cine surcoreano combina un enfoque visual innovador con narrativas cargadas de tensión emocional, cuestionando temas profundos sobre la sociedad, la identidad y la moralidad.
En resumen, Oldboy no es solo una película, sino una experiencia que sacude al espectador y lo deja reflexionando mucho después de que los créditos hayan terminado. Con su narrativa brutal, dirección impecable y actuaciones inolvidables, se alza como una obra maestra del cine surcoreano y mundial. Un filme que debe ser visto, no solo para comprender el poder del cine, sino para recordar que las historias más oscuras también pueden iluminar verdades universales.
El punto fuerte de Oldboy radica en su estilo visual incomparable. Park Chan-wook utiliza una cinematografía audaz, con planos meticulosamente diseñados que son tan impactantes como simbólicos. La legendaria escena del pasillo, filmada en un solo plano secuencia, es un ejemplo magistral de cómo el director combina violencia coreografiada con una estética elegante y pulida. Cada cuadro de la película está impregnado de una atmósfera opresiva y poética, que se ve reforzada por una banda sonora melancólica y evocadora.
La narrativa es igualmente poderosa, llevándote por un torbellino de emociones con giros que son tan sorprendentes como devastadores. Park Chan-wook no teme explorar la moralidad ambigua y las complejidades emocionales de sus personajes, ofreciendo una visión sombría pero profundamente humana de la venganza y la redención.
Oldboy es también un ejemplo sobresaliente del auge del cine surcoreano, que ha cautivado al mundo con su originalidad, calidad y valentía narrativa. En las últimas décadas, cineastas como Bong Joon-ho (Parásitos), Kim Jee-woon (Encontré al diablo) y el propio Park Chan-wook han demostrado ser maestros en la creación de historias que rompen barreras culturales y generan impacto universal. El cine surcoreano combina un enfoque visual innovador con narrativas cargadas de tensión emocional, cuestionando temas profundos sobre la sociedad, la identidad y la moralidad.
En resumen, Oldboy no es solo una película, sino una experiencia que sacude al espectador y lo deja reflexionando mucho después de que los créditos hayan terminado. Con su narrativa brutal, dirección impecable y actuaciones inolvidables, se alza como una obra maestra del cine surcoreano y mundial. Un filme que debe ser visto, no solo para comprender el poder del cine, sino para recordar que las historias más oscuras también pueden iluminar verdades universales.

7,0
9.920
9
13 de noviembre de 2018
13 de noviembre de 2018
Sé el primero en valorar esta crítica
Oscar y Linda viven actualmente en Tokio. Él sobrevive a través de pequeños negocios como traficante y ella como una stripper en una discoteca. Durante un ataque policial, Oscar es alcanzado por una bala. Mientras está muriendo, su espíritu, fiel a la promesa que Oscar hizo a la hermana de nunca desistir, se niega a dejar el mundo de los vivos. Su mente, entonces, viaja por la ciudad y sus visiones empiezan a ser cada vez más caóticas y aterrorizantes. Pasado, presente y futuro se mezclan en un remolino alucinante.
"Enter the Void es una película hecha por y para el propio director, con la cual él se recrea y disfruta, la adoración y la reutilización de las técnicas ya utilizadas en "irreversible", son repetidas y convertidas en su sello personal, en su legado, un estilo único y aquí realizo una película sólo con ese estilo. Para los que no están familiarizados con "irreversible" (película obligatoria), Noe trabaja con la cámara de forma única y original. Es puramente nauseante, los momentos iniciales hacen pasarlo mal y es ahí donde se encuentra el atractivo de la película, logra un clima psicodélico y una atmósfera pesadísima con la cámara loca donde crea una película sensitivamente perturbadora. La cámara gira, baila, desorienta, no se enfoca en nada, todo ello mezclado con una iluminación precaria de discotecas, colorida y oscura, lo hace todo extraño y a la vez realista, generando una sinergia perfecta, como cuando soñamos querer estar despiertos, pero estamos en un sueño.
En "Enter the Void", Noé, en la primera media hora de película, reinventa el cine. Vemos todo desde la perspectiva del protagonista, de sus ojos (como Guy Ritchie hizo una vez en un corto de fútbol). La pantalla parpadeará de acuerdo con el parpadeo del personaje. Vemos sus manos, lo vemos utilizar drogas y vemos su delirio a través de sus ojos. El techo se convierte en algo sin sentido, colores fuertes e iluminados, vivos en un fondo nocturno, el esfuerzo por no entrar nuevamente en el "viaje" que la droga causa. Noé quiere que sintamos la angustia y el "placer" del personaje en el momento de sus alucinaciones, y lo logra, en ese clima onírico que crea, hace lo intangible en tangible. La trama se desarrolla de forma única, crea la sensación de que la primera media hora de película casi no tiene cortes, pero, gracias al parpadeo del personaje o su introducción en un fondo negro tenemos algún corte y respiro.
La duración de la película no estropea lo que propone Noé, no es agotador, es necesario, sobre todo para lograr la profundización en relación al desarrollo de los personajes y del protagonista, Noé no se preocupa por la duración extensa de la película, sólo muestra lo que quiere y lo que debe ser mostrado. Descubrimos todos los detalles de la vida de Oscar y Linda, desde el accidente que llevó a la muerte violenta de sus padres presenciados por ellos siendo niños.
Es importante resaltar uno de los puntos mas notorios de la película, su vibrante colorido. Todo es colorido, todo es vivo y extrañamente solitario. Desde los créditos iniciales (acostumbradamente diferente en las películas de Noé), donde no conseguimos leer casi nada, no sabemos quién son los actores, los patrocinadores, los productores, ni el director. Es una explosión electrónica y de colores. Los colores parpadean como una caja de sonido vibra, es como estar en un show electrónico.
Noé no ahorra un segundo. Toda la película, se muestra desde los ojos de Oscar, en primera persona. Después desde su espíritu, que flota por Tokio en largas tomas, algunas rápidas, pasando por diversos apartamentos, y presenciando el desenrollar y las consecuencias en cada uno. Pero es sorprendente cómo Noah puede repetir la fórmula de "irreversible" .La película comienza extremadamente movida, de forma genial y envolvente, su duración hace que por momentos sintamos que la película es lenta, pero un detalle que hace que sintamos que "irreversible", es una película más rápida es lograr de manera óptima sus noventa minutos de metraje, mientras que "Enter the Void" llega a los 160 minutos.
Noé también es conocido por mostrar en sus películas contenido sexual fuerte, pero aquí se presenta de forma banal y real sobre la industria de la prostitución que existe en cualquier gran ciudad. El conformismo de Oscar al ver como su hermana se expone y al saber que ella transita con cualquiera (principalmente con el dueño del lugar, Mario, interpretado por el japonés Mesato Tanno) es escalofriante. El mundo de las drogas, la iniciación de un joven "perdido", la homosexualidad, etc., todo es explotado aquí de forma bastante amplia y sin ningún tipo de moralismo o forma de censura. Lo que no vemos aquí es la extrema violencia presente en sus películas anteriores, utiliza el sexo de una forma menos impactante, pero más denso, más presente que nunca.
Noé realizo la película que quería hacer, mezclando los temas que más les gustó durante su carrera con las técnicas propias, el estilo propio, el visual "alterado" (un Tokio bajo efecto de las drogas, con mucha certeza). Es una película de Noé para Noé, y de Noé para sus fans.
"Enter the Void es una película hecha por y para el propio director, con la cual él se recrea y disfruta, la adoración y la reutilización de las técnicas ya utilizadas en "irreversible", son repetidas y convertidas en su sello personal, en su legado, un estilo único y aquí realizo una película sólo con ese estilo. Para los que no están familiarizados con "irreversible" (película obligatoria), Noe trabaja con la cámara de forma única y original. Es puramente nauseante, los momentos iniciales hacen pasarlo mal y es ahí donde se encuentra el atractivo de la película, logra un clima psicodélico y una atmósfera pesadísima con la cámara loca donde crea una película sensitivamente perturbadora. La cámara gira, baila, desorienta, no se enfoca en nada, todo ello mezclado con una iluminación precaria de discotecas, colorida y oscura, lo hace todo extraño y a la vez realista, generando una sinergia perfecta, como cuando soñamos querer estar despiertos, pero estamos en un sueño.
En "Enter the Void", Noé, en la primera media hora de película, reinventa el cine. Vemos todo desde la perspectiva del protagonista, de sus ojos (como Guy Ritchie hizo una vez en un corto de fútbol). La pantalla parpadeará de acuerdo con el parpadeo del personaje. Vemos sus manos, lo vemos utilizar drogas y vemos su delirio a través de sus ojos. El techo se convierte en algo sin sentido, colores fuertes e iluminados, vivos en un fondo nocturno, el esfuerzo por no entrar nuevamente en el "viaje" que la droga causa. Noé quiere que sintamos la angustia y el "placer" del personaje en el momento de sus alucinaciones, y lo logra, en ese clima onírico que crea, hace lo intangible en tangible. La trama se desarrolla de forma única, crea la sensación de que la primera media hora de película casi no tiene cortes, pero, gracias al parpadeo del personaje o su introducción en un fondo negro tenemos algún corte y respiro.
La duración de la película no estropea lo que propone Noé, no es agotador, es necesario, sobre todo para lograr la profundización en relación al desarrollo de los personajes y del protagonista, Noé no se preocupa por la duración extensa de la película, sólo muestra lo que quiere y lo que debe ser mostrado. Descubrimos todos los detalles de la vida de Oscar y Linda, desde el accidente que llevó a la muerte violenta de sus padres presenciados por ellos siendo niños.
Es importante resaltar uno de los puntos mas notorios de la película, su vibrante colorido. Todo es colorido, todo es vivo y extrañamente solitario. Desde los créditos iniciales (acostumbradamente diferente en las películas de Noé), donde no conseguimos leer casi nada, no sabemos quién son los actores, los patrocinadores, los productores, ni el director. Es una explosión electrónica y de colores. Los colores parpadean como una caja de sonido vibra, es como estar en un show electrónico.
Noé no ahorra un segundo. Toda la película, se muestra desde los ojos de Oscar, en primera persona. Después desde su espíritu, que flota por Tokio en largas tomas, algunas rápidas, pasando por diversos apartamentos, y presenciando el desenrollar y las consecuencias en cada uno. Pero es sorprendente cómo Noah puede repetir la fórmula de "irreversible" .La película comienza extremadamente movida, de forma genial y envolvente, su duración hace que por momentos sintamos que la película es lenta, pero un detalle que hace que sintamos que "irreversible", es una película más rápida es lograr de manera óptima sus noventa minutos de metraje, mientras que "Enter the Void" llega a los 160 minutos.
Noé también es conocido por mostrar en sus películas contenido sexual fuerte, pero aquí se presenta de forma banal y real sobre la industria de la prostitución que existe en cualquier gran ciudad. El conformismo de Oscar al ver como su hermana se expone y al saber que ella transita con cualquiera (principalmente con el dueño del lugar, Mario, interpretado por el japonés Mesato Tanno) es escalofriante. El mundo de las drogas, la iniciación de un joven "perdido", la homosexualidad, etc., todo es explotado aquí de forma bastante amplia y sin ningún tipo de moralismo o forma de censura. Lo que no vemos aquí es la extrema violencia presente en sus películas anteriores, utiliza el sexo de una forma menos impactante, pero más denso, más presente que nunca.
Noé realizo la película que quería hacer, mezclando los temas que más les gustó durante su carrera con las técnicas propias, el estilo propio, el visual "alterado" (un Tokio bajo efecto de las drogas, con mucha certeza). Es una película de Noé para Noé, y de Noé para sus fans.
Más sobre MrPatan
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here