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7
28 de abril de 2016
28 de abril de 2016
23 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los vengadores están de regreso y vienen cargados de política. Es el producto más maduro del universo de Marvel a la fecha. Pero no es madura por compleja, sino por ser un producto consolidado y verosímil. No solo es mejor que Batman vs. Superman (2016), su rival de este año. En realidad, es mejor que todas las anteriores películas de superhéroes (ver spoiler).
Civil War aprovecha de maravilla esta madurez porque empezó a escribirse hace ocho años. Iron Man (2008) le dio un puñetazo de humanidad a las películas de superhéroes. La chatarra y las explosiones ya no fueron el plato principal. La violencia del subdesarrollo hace que Iron Man surja para sobrevivir. Ese sentimiento, sobrevivir, es más profundo y complejo que la típica venganza. Además, Iron Man tiene debilidades mentales: es egocéntrico e impulsivo.
Luego, The First Avenger (2011) también trascendió por su humanidad. Captain America surge de las adversidades. Antes fue pobre, débil y solitario. Es transformado en un soldado único con fuerza superior, belleza física y capacidad de liderazgo (a todo un ejército para ganar la Segunda Guerra Mundial, nada menos). Él también necesita sobrevivir en un mundo donde siempre será diferente. Pero su debilidad no es el ego, sino el exceso de compañerismo y la búsqueda de justicia a toda costa.
Ambos son superhéroes y humanos al mismo tiempo. El primero es tan humano que a veces las maquinas le fallan y el segundo es tan humano que a veces la fuerza le falla. La máquina versus la fuerza. Y conducidos por mentes humanas capaces de fracasar. En todas las películas anteriores, sus propios errores causan daños colaterales en la humanidad y permiten el surgimiento de nuevos villanos.
Por eso le creo todo a Captain America: Civil War. En la película, los daños colaterales que dejan las misiones de los Avengers por defender el mundo despiertan temor en la ciudadanía. Iron Man y Captain America tendrán que decidir entre ser controlados por la democracia o andar en total libertad. Seguir en libertad los hace culpables e ilegales, pero el control puede afectar la ética de sus misiones. Iron Man defiende el poder del pueblo y Captain America parece más totalitario porque cree que puede traer justicia con sus propias manos. No hay nada más humano que la política.
¿Quién gana esta guerra? Pues, véalo en el cine.
● Lo positivo: todo lo técnico es envidiable. La edición tensa, el ritmo vibrante, la comedia bien colocada, las peleas arden. Mejora todas las anteriores películas de esta misma saga: en Civil War no hay romances absurdos, escenas innecesarias, sentimentalismo barato y sustos inverosímiles. Además, Joe y Anthony Russo añaden conversaciones que no tienen nada que ver con lo que pasará en la película, lo que da realismo al guión.
● Lo negativo: que se necesitó de diez películas anteriores para dar madurez a la historia. Hay demasiados superhéroes en pantalla y la atención puede estar desviada. Los villanos no producen verdaderos riesgos y temor a los héroes. Se dan licencias irreales, como siempre, para engañar al espec… En fin, a quién le importa pedirle más.
Civil War aprovecha de maravilla esta madurez porque empezó a escribirse hace ocho años. Iron Man (2008) le dio un puñetazo de humanidad a las películas de superhéroes. La chatarra y las explosiones ya no fueron el plato principal. La violencia del subdesarrollo hace que Iron Man surja para sobrevivir. Ese sentimiento, sobrevivir, es más profundo y complejo que la típica venganza. Además, Iron Man tiene debilidades mentales: es egocéntrico e impulsivo.
Luego, The First Avenger (2011) también trascendió por su humanidad. Captain America surge de las adversidades. Antes fue pobre, débil y solitario. Es transformado en un soldado único con fuerza superior, belleza física y capacidad de liderazgo (a todo un ejército para ganar la Segunda Guerra Mundial, nada menos). Él también necesita sobrevivir en un mundo donde siempre será diferente. Pero su debilidad no es el ego, sino el exceso de compañerismo y la búsqueda de justicia a toda costa.
Ambos son superhéroes y humanos al mismo tiempo. El primero es tan humano que a veces las maquinas le fallan y el segundo es tan humano que a veces la fuerza le falla. La máquina versus la fuerza. Y conducidos por mentes humanas capaces de fracasar. En todas las películas anteriores, sus propios errores causan daños colaterales en la humanidad y permiten el surgimiento de nuevos villanos.
Por eso le creo todo a Captain America: Civil War. En la película, los daños colaterales que dejan las misiones de los Avengers por defender el mundo despiertan temor en la ciudadanía. Iron Man y Captain America tendrán que decidir entre ser controlados por la democracia o andar en total libertad. Seguir en libertad los hace culpables e ilegales, pero el control puede afectar la ética de sus misiones. Iron Man defiende el poder del pueblo y Captain America parece más totalitario porque cree que puede traer justicia con sus propias manos. No hay nada más humano que la política.
¿Quién gana esta guerra? Pues, véalo en el cine.
● Lo positivo: todo lo técnico es envidiable. La edición tensa, el ritmo vibrante, la comedia bien colocada, las peleas arden. Mejora todas las anteriores películas de esta misma saga: en Civil War no hay romances absurdos, escenas innecesarias, sentimentalismo barato y sustos inverosímiles. Además, Joe y Anthony Russo añaden conversaciones que no tienen nada que ver con lo que pasará en la película, lo que da realismo al guión.
● Lo negativo: que se necesitó de diez películas anteriores para dar madurez a la historia. Hay demasiados superhéroes en pantalla y la atención puede estar desviada. Los villanos no producen verdaderos riesgos y temor a los héroes. Se dan licencias irreales, como siempre, para engañar al espec… En fin, a quién le importa pedirle más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Reconozco mis pecados:
● Captain America: Civil War no es realmente una película entre la democracia de Iron Man (el poder del pueblo que protege civiles) y el totalitarismo de Captain America (tomar la fuerza por sus propias manos). Los he engañado. Es algo mucho mejor. Es una película sobre convertir a los superhéroes en burócratas del sistema (Iron Man) o si van a seguir siendo realmente superhéroes (Captain América). En realidad, el Cap no pelea por la libertad, sino por la franquicia (la idea de que hayan superhéroes por encima de la humanidad).
● Captain America: Civil War no es la mejor película de superhéroes. Los he engañado de nuevo. La excepción es The Dark Knight (2008). Casi la única diferencia entre ambas es el villano. The Joker produce un miedo que se puede palpar, lo que es casi imposible de lograr en películas de superhéroes. Dentro de su estilo más soberbio, DC Comics, Heath Ledger y Christopher Nolan llegaron muy lejos y es difícil que alguien los alcance. Civil War, al estilo de Marvel, queda muy cerca.
● Captain America: Civil War no es realmente una película entre la democracia de Iron Man (el poder del pueblo que protege civiles) y el totalitarismo de Captain America (tomar la fuerza por sus propias manos). Los he engañado. Es algo mucho mejor. Es una película sobre convertir a los superhéroes en burócratas del sistema (Iron Man) o si van a seguir siendo realmente superhéroes (Captain América). En realidad, el Cap no pelea por la libertad, sino por la franquicia (la idea de que hayan superhéroes por encima de la humanidad).
● Captain America: Civil War no es la mejor película de superhéroes. Los he engañado de nuevo. La excepción es The Dark Knight (2008). Casi la única diferencia entre ambas es el villano. The Joker produce un miedo que se puede palpar, lo que es casi imposible de lograr en películas de superhéroes. Dentro de su estilo más soberbio, DC Comics, Heath Ledger y Christopher Nolan llegaron muy lejos y es difícil que alguien los alcance. Civil War, al estilo de Marvel, queda muy cerca.

5,9
9.141
3
21 de febrero de 2012
21 de febrero de 2012
18 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se abre el telón y te encuentras rápidamente engañado por una introducción virtuosa y un argumento interesante. Comienzas a navegar de la mano de Daldry por las lágrimas de esta historia que rápidamente te hará caer por un agujero muy oscuro, como en una pesadilla, directo a las aguas de la lástima. Termina ese prólogo y te vas a quedar con un contenido vacío, inflado por personajes heroicos de mentira, no por concepción del autor de la novela rica en matices y temas, sino por diálogos sentimentalistas para llegar al nervio más sensible de todos, el de la lástima, que es la forma más sencilla de trasladar las emociones, el vértigo, la soledad y todos los conceptos psicológicos del atentado terrorista, la pérdida de un ser importante y la construcción repentina y obligada de un universo nuevo.
Extremely Loud & Incredibly Close construye la historia de un niño de nueve años como motor de su argumento, del cual se desprende una identidad compleja e hiperactiva que quizás molesta a los más serios, pero la verosimilitud de un niño así en la realidad lo hace un personaje posible. Por lo tanto, a Oskar se le cree su esencia, su núcleo y sus aventuras, sueños e ideales que lo acompañan, pero aquí los realizadores confunden la emoción requerida. Se crean lazos innecesarios entre una audiencia que siente pena por un niño convertido en mártir y héroe. Debieron apelar con moderación y objetividad las emociones, o hacer un balance de la sensiblería con elementos concretos y palpables, como un mayor tratado de las relaciones entre los personajes, profundidad de los secundarios, el posible trastorno psicológico del comportamiento del niño, una mayor claridad en la idea de la finalidad de la búsqueda o una mayor demostración de la realidad social neoyorquina posterior a los atentados y paralela a la historia.
Esa necesidad extrema por llamar la atención déjenlo a la publicidad, el comercio, las propagandas y cualquier otro medio de comunicación masivo. Al cine no. El vínculo entre la audiencia y la pantalla en el cine es más sutil: genera en el espectador una modificación de la realidad para entenderla de otra manera o construir fantasías verosímiles, convirtiéndolo en un objeto individual y no en un móvil propagandístico. Hay que hacer cine por el cine, de una vez.
Para algunos, Extremely Loud & Incredibly Close encarna la clara búsqueda de reconocimiento, los jugosos premios de academias y críticas o público, en formas groseras y censurables. Puede ser. Para mí, la película establece una innecesaria manera de darle solución a los dolores de sucesos muy sensibles, creando heroísmos banales y –una vez más– exagerados y lastimeros, haciendo parecer la idea falsa, engañadora, retorcida y adornada para quedar bien.
Vaya manera de tirar la idea literaria por los aires.
Extremely Loud & Incredibly Close construye la historia de un niño de nueve años como motor de su argumento, del cual se desprende una identidad compleja e hiperactiva que quizás molesta a los más serios, pero la verosimilitud de un niño así en la realidad lo hace un personaje posible. Por lo tanto, a Oskar se le cree su esencia, su núcleo y sus aventuras, sueños e ideales que lo acompañan, pero aquí los realizadores confunden la emoción requerida. Se crean lazos innecesarios entre una audiencia que siente pena por un niño convertido en mártir y héroe. Debieron apelar con moderación y objetividad las emociones, o hacer un balance de la sensiblería con elementos concretos y palpables, como un mayor tratado de las relaciones entre los personajes, profundidad de los secundarios, el posible trastorno psicológico del comportamiento del niño, una mayor claridad en la idea de la finalidad de la búsqueda o una mayor demostración de la realidad social neoyorquina posterior a los atentados y paralela a la historia.
Esa necesidad extrema por llamar la atención déjenlo a la publicidad, el comercio, las propagandas y cualquier otro medio de comunicación masivo. Al cine no. El vínculo entre la audiencia y la pantalla en el cine es más sutil: genera en el espectador una modificación de la realidad para entenderla de otra manera o construir fantasías verosímiles, convirtiéndolo en un objeto individual y no en un móvil propagandístico. Hay que hacer cine por el cine, de una vez.
Para algunos, Extremely Loud & Incredibly Close encarna la clara búsqueda de reconocimiento, los jugosos premios de academias y críticas o público, en formas groseras y censurables. Puede ser. Para mí, la película establece una innecesaria manera de darle solución a los dolores de sucesos muy sensibles, creando heroísmos banales y –una vez más– exagerados y lastimeros, haciendo parecer la idea falsa, engañadora, retorcida y adornada para quedar bien.
Vaya manera de tirar la idea literaria por los aires.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Mención aparte para los buenos gestos interpretativos del veterano Max Von Sydow, la interesante fotografía, la minuciosa grabación de sonido y la gran banda sonora de Alexandre Desplat, que por ratos nos hacen olvidar el patetismo, la lástima y las lágrimas.

5,8
10.139
5
4 de agosto de 2006
4 de agosto de 2006
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amena, tranquila, cómplice, comercial, para verla por cable, etc. Calificativos exactos para una película de esas que no pasan de ser películas perfectas para una tarde o noche de un cine en casa. "Doble traición" nos trae una cinta cargada de suspenso, eso sí, pero con muchos errores, un argumento que se acaba antes del final de la película, y muchas escenas de un típico thriller hollywoodense.
Es una buena historia, que sugería mucho más. Arranca muy bien, va por buen camino, pero llega a un punto de quiebre en el que no sabemos donde rayos esta ese buen argumento de comienzo de película y todo lo restante es simplemente para que se acabe rápido, saber el final y nada más. Lo más importante es saber que las buenas ideas (un tanto repetidas, pero buenas ideas al fin) pueden esfumarse muy rápido en una sola película, y pasar de buena película de intriga, a un interesante o pasable thriller comercial. Este es uno de los ejemplos, pero existen muchas más de estas películas.
Por el lado de los actores no lo hacen mal. Quizás ver a un Tommy Lee Jones luego de "El fugitivo" ya no va a ser lo mismo, pero siempre tiene buenos papeles y muchos matices que mostrar. Por otro lado, Ashley Judd siguió con estos papeles al paso. Digamos que para una película de este tipo la preparación es mayor y se requiere de más dureza, pero, además de no encontrarlo en este film por parte de ella, seguimos sin encontrarlo en ninguna de sus películas (donde sobresale "Frida", pero en un personaje secundario). Pudo mostrarse, pero no lo hizo del todo, y se quedo en una actuación de cinco puntos, sobre diez.
Es una buena historia, que sugería mucho más. Arranca muy bien, va por buen camino, pero llega a un punto de quiebre en el que no sabemos donde rayos esta ese buen argumento de comienzo de película y todo lo restante es simplemente para que se acabe rápido, saber el final y nada más. Lo más importante es saber que las buenas ideas (un tanto repetidas, pero buenas ideas al fin) pueden esfumarse muy rápido en una sola película, y pasar de buena película de intriga, a un interesante o pasable thriller comercial. Este es uno de los ejemplos, pero existen muchas más de estas películas.
Por el lado de los actores no lo hacen mal. Quizás ver a un Tommy Lee Jones luego de "El fugitivo" ya no va a ser lo mismo, pero siempre tiene buenos papeles y muchos matices que mostrar. Por otro lado, Ashley Judd siguió con estos papeles al paso. Digamos que para una película de este tipo la preparación es mayor y se requiere de más dureza, pero, además de no encontrarlo en este film por parte de ella, seguimos sin encontrarlo en ninguna de sus películas (donde sobresale "Frida", pero en un personaje secundario). Pudo mostrarse, pero no lo hizo del todo, y se quedo en una actuación de cinco puntos, sobre diez.
18 de noviembre de 2016
18 de noviembre de 2016
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si eres fan, seguro odiarás estas líneas. Debes saber que escribe otro fan que pasó una década al lado del mago con la cicatriz en la frente.
Es fresco ver una película del universo Potter sin que haya un libro detrás. También es un peligro. La historia puede no estar madura. La ventaja de la saga original basada en literatura es que conserva un mismo estilo: combinar la fantasía con fuertes elementos de conexión humana.
Fantastic Beasts es una continuación del mundo mágico creado por Rowling, pero no es una continuación de Potter. Después de ocho películas, la autora ha buscado algo diferente para atraer al público de vuelta. Pero diferente no es más ni mejor. La nueva historia empieza en Nueva York de los años veinte. Los personajes son nuevos en mayoría (aunque los actores son mucho más famosos que los de Potter al inicio), las costumbres mágicas son distintas y hay mucha más mitología por descubrir.
Newt Scamander es un mago británico especializado en animales fantásticos. Llega a Norteamérica para liberar a un ave fantástica en su habitad natural, Arizona. Una serie de accidentes hacen que algunos animales que viven en su maletín escapen por la gran manzana. Por ello emprende una misión para recuperarlos. En el camino conoce a un muggle (no mago) que sueña con abrir una pastelería y a una ex aurora (mago policía) que quiere detenerlo para recuperar su prestigio.
En esta historia es recurrente que se utilice magia en el mundo muggle. Con facilidad borran los recuerdos de la mente humana (parecido a Men in Black). En Harry Potter existía una fuerte restricción de no hacer magia delante de los humanos. Acá significa liberación. Esto también se representa en que los animales queden libres en la ciudad, a vista de cualquiera. En la saga original, lo no mágico estaba separado por una fuerte barrera cultural; aquí parece que el objetivo es incluirlos para evitar la discriminación social.
Ese cambio es lo que hace perder la esencia. La chispa de Potter se generó cuando la magia chocó con el mundo real. Lo hundía, lo ponía en peligro. Y se volvía asombroso que, de pronto, la fantasía pusiera la realidad en desbalance. Aquí la sorpresa de los protagonistas sobre la magia es mas risas que asombro y los magos son más parte de la realidad que un mundo subterráneo (a pesar de estar ocultos). Por lo tanto, dejan de ser especiales.
Rowling crea dos líneas narrativas. La primera es la búsqueda de los animales fantásticos por la ciudad, pero esta idea no genera tensión. Son personajes animados sin funcionalidad. Muchos son solo decorativos. Hipopótamos que botan fuego, serpientes que se encogen o armadillos que roban joyas. Lo único que hacen es destruir el mundo real con grandes explosiones y derrumbes. Todo esto amenaza con poner en descubierto a los magos, pero se resuelve con el previsible movimiento de la varita.
La segunda línea tiene que ver con la magia oscura. En el mundo humano, la magia es discriminada. Cualquier extraño es tratado como fenómeno. Pero ya no es una familia de idiotas que tortura a su propio sobrino, sino sectas fanáticas a lo película de terror que azotan niños cuando están poseídos por el demonio oscuro. Demasiado exagerado para el tono infantil del universo. Pero el problema central es que en todo este enredo no sabemos donde está el villano. Muchos giros hacen que el rol del malo pase de personaje en personaje. Esto disminuye la amenaza.
Fantastic Beasts tiene una estructura de tres personajes centrales, como Harry, Hermione y Ron. A pesar de que la propuesta no es con niños, Rowling se ha esforzado en colocar personajes infantiles, caricaturescos, casi parodias. Lamentablemente, ni dos horas de película nos permiten conocerlos a profundidad. Kowalski es un obrero muggle que sueña con su propio negocio. Tina es una bruja fracasada que sueña con recuperar su trabajo. Pero ninguno persigue su objetivo en la película. Están envueltos en las líneas narrativas de Rowling solo como espectadores. Ni siquiera se profundiza en Newt. No se presenta su historia ni sus objetivos. Parece que solo quiere hacer el bien y proteger a los animales.
El éxito de Harry Potter se centra en darle protagonismo a las emociones humanas y quitarle a la fantasía. Es el dolor del niño huérfano, que crece y descubre la venganza y el perdón. También aprende la amistad y la pérdida. Fantastic Beasts no es una narración atractiva. Es solo hechizos, bestias y magos. Edificios, persecuciones y explosiones. Mucha bulla. En ese sentido, es más espectacular que cualquier Harry Potter. Pero esa es su principal debilidad: recordarnos que la saga original fue una historia deliciosa.
Es fresco ver una película del universo Potter sin que haya un libro detrás. También es un peligro. La historia puede no estar madura. La ventaja de la saga original basada en literatura es que conserva un mismo estilo: combinar la fantasía con fuertes elementos de conexión humana.
Fantastic Beasts es una continuación del mundo mágico creado por Rowling, pero no es una continuación de Potter. Después de ocho películas, la autora ha buscado algo diferente para atraer al público de vuelta. Pero diferente no es más ni mejor. La nueva historia empieza en Nueva York de los años veinte. Los personajes son nuevos en mayoría (aunque los actores son mucho más famosos que los de Potter al inicio), las costumbres mágicas son distintas y hay mucha más mitología por descubrir.
Newt Scamander es un mago británico especializado en animales fantásticos. Llega a Norteamérica para liberar a un ave fantástica en su habitad natural, Arizona. Una serie de accidentes hacen que algunos animales que viven en su maletín escapen por la gran manzana. Por ello emprende una misión para recuperarlos. En el camino conoce a un muggle (no mago) que sueña con abrir una pastelería y a una ex aurora (mago policía) que quiere detenerlo para recuperar su prestigio.
En esta historia es recurrente que se utilice magia en el mundo muggle. Con facilidad borran los recuerdos de la mente humana (parecido a Men in Black). En Harry Potter existía una fuerte restricción de no hacer magia delante de los humanos. Acá significa liberación. Esto también se representa en que los animales queden libres en la ciudad, a vista de cualquiera. En la saga original, lo no mágico estaba separado por una fuerte barrera cultural; aquí parece que el objetivo es incluirlos para evitar la discriminación social.
Ese cambio es lo que hace perder la esencia. La chispa de Potter se generó cuando la magia chocó con el mundo real. Lo hundía, lo ponía en peligro. Y se volvía asombroso que, de pronto, la fantasía pusiera la realidad en desbalance. Aquí la sorpresa de los protagonistas sobre la magia es mas risas que asombro y los magos son más parte de la realidad que un mundo subterráneo (a pesar de estar ocultos). Por lo tanto, dejan de ser especiales.
Rowling crea dos líneas narrativas. La primera es la búsqueda de los animales fantásticos por la ciudad, pero esta idea no genera tensión. Son personajes animados sin funcionalidad. Muchos son solo decorativos. Hipopótamos que botan fuego, serpientes que se encogen o armadillos que roban joyas. Lo único que hacen es destruir el mundo real con grandes explosiones y derrumbes. Todo esto amenaza con poner en descubierto a los magos, pero se resuelve con el previsible movimiento de la varita.
La segunda línea tiene que ver con la magia oscura. En el mundo humano, la magia es discriminada. Cualquier extraño es tratado como fenómeno. Pero ya no es una familia de idiotas que tortura a su propio sobrino, sino sectas fanáticas a lo película de terror que azotan niños cuando están poseídos por el demonio oscuro. Demasiado exagerado para el tono infantil del universo. Pero el problema central es que en todo este enredo no sabemos donde está el villano. Muchos giros hacen que el rol del malo pase de personaje en personaje. Esto disminuye la amenaza.
Fantastic Beasts tiene una estructura de tres personajes centrales, como Harry, Hermione y Ron. A pesar de que la propuesta no es con niños, Rowling se ha esforzado en colocar personajes infantiles, caricaturescos, casi parodias. Lamentablemente, ni dos horas de película nos permiten conocerlos a profundidad. Kowalski es un obrero muggle que sueña con su propio negocio. Tina es una bruja fracasada que sueña con recuperar su trabajo. Pero ninguno persigue su objetivo en la película. Están envueltos en las líneas narrativas de Rowling solo como espectadores. Ni siquiera se profundiza en Newt. No se presenta su historia ni sus objetivos. Parece que solo quiere hacer el bien y proteger a los animales.
El éxito de Harry Potter se centra en darle protagonismo a las emociones humanas y quitarle a la fantasía. Es el dolor del niño huérfano, que crece y descubre la venganza y el perdón. También aprende la amistad y la pérdida. Fantastic Beasts no es una narración atractiva. Es solo hechizos, bestias y magos. Edificios, persecuciones y explosiones. Mucha bulla. En ese sentido, es más espectacular que cualquier Harry Potter. Pero esa es su principal debilidad: recordarnos que la saga original fue una historia deliciosa.

5,7
5.882
3
17 de enero de 2017
17 de enero de 2017
18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Live by Night está ambientada en la Prohibición de los años 20, entre los callejones estrechos de Boston y los amplios valles de Tampa. Joe Coughlin ha combatido en la Gran Guerra y regresa dispuesto a no recibir más órdenes. Empieza a robar bancos para cobrarse el tiempo perdido y trabaja de cerca con la mafia local.
Su pareja de atracos es Emma, una hermosa rubia, la amante del jefe de la mafia Albert White. El amorío con Emma lo lleva a participar en la muerte de tres policías. No solo White lo quiere matar por traición, su padre (policía de alto rango) lo mete a la cárcel.
Cuando sale de prisión, la historia escrita por el novelista Dennis Lehane es la venganza y el camino al poder de un mafioso. Sin embargo, la historia escrita por el guionista Ben Affleck es lo más parecido al diario de un héroe típico.
En su intento de falsa biografía, Affleck construye el guión con episodios de la vida de Coughlin contados por él mismo con una insoportable voz en off. En cada fragmento prevalece uno de los cinco personajes secundarios. Esto distrae la atención del propio protagonista. La fatal deficiencia del guión es que el público puede conectar más con cualquier otro personaje que con Joe.
En esa línea, el otro gran error es que Ben Affleck se auto-eligió como el actor protagónico. Su forma de actuar impávida y seria (por no decir plana y estéril) aumenta la lejanía con el personaje. Por ello, sus logros parecen caer por su propio peso y sus adversarios parecen débiles fracasados.
Sin querer (porque asumo que Ben querrá todo lo contrario), Affleck ha destruido al típico hampón antihéroe interpretado antes por Pacino, De Niro, Gazzara, Pitt o Byrne, entre otros. Joe no es un hombre falto de moral y con un enorme ego, capaz de todo para protegerse a él y a los suyos. Al contrario. Es solo un héroe. Sufren más los otros que él y es un experto en lo que hace. Su única caída es ocasionada por un lío amoroso. No falla.
Coughlin, como antes Tony Mendez (Argo) o Doug McRay (The Town), juega a ser Dios dentro de su propio universo. Dice frases como “te lloré durante años” y no hemos visto lágrimas o “me he sacrificado por ti” y apenas ha sudado. Aún cuando está echado en una tragedia, ni se le ve llorar (¿será porque no puede actuar una lágrima?), ni se duda que va a levantarse.
Lo contradictorio es que Ben es un buen director. Conoce la técnica. Su uso del montaje es fluido, la fotografía se luce, el sonido es impecable. Los detalles están finamente cuidados. Y la historia no aburre, hasta entretiene. Sus cuatro películas son hermosas producciones de Hollywood. Sin embargo, poseen escasa creatividad y no abordan reflexiones. Su cine es plástico. No quiere contar una historia trascedente, sino solo ser parte de la historia.
Muchas películas son así, para pasar el rato. El problema con las de Affleck es que están envueltas en un empaque de oro, pretenden ser lo contrario. Y es una caída más profunda no encontrar mucho valor en su interior.
Live by Night incluye todos los temas importantes: la religión, el racismo y la familia. Las armas, el crimen y el alcohol. Incluso el sexo. Pero son tocados por la superficie, con una inmadura ligereza. Por ejemplo, cuando la bella Graciela, segunda musa de Joe, baila salsa cubana con el ombligo y las piernas al aire, el director debería hacernos sentir placer y pasión. Ben hace todo lo contrario: baja el volumen, apaga la luz y detiene el ritmo. Debería palparla, pero se limita a contemplarla. El sexo es rudimentario incluso con la fría rubia femme fatale. Un escándalo sexual (elemento trascendental de la trama) es solo narrado.
Tras ver Live by Night nada en tu mundo habrá cambiado y nada nuevo habrás aprendido. Solo el ego de Ben Affleck será más grande. Porque quizás él solo ve lo hermoso que es el empaque en el que lo presenta. Y a mí ya no me queda claro si Ben está fallando en algo o él mismo es un humano insípido.
Su pareja de atracos es Emma, una hermosa rubia, la amante del jefe de la mafia Albert White. El amorío con Emma lo lleva a participar en la muerte de tres policías. No solo White lo quiere matar por traición, su padre (policía de alto rango) lo mete a la cárcel.
Cuando sale de prisión, la historia escrita por el novelista Dennis Lehane es la venganza y el camino al poder de un mafioso. Sin embargo, la historia escrita por el guionista Ben Affleck es lo más parecido al diario de un héroe típico.
En su intento de falsa biografía, Affleck construye el guión con episodios de la vida de Coughlin contados por él mismo con una insoportable voz en off. En cada fragmento prevalece uno de los cinco personajes secundarios. Esto distrae la atención del propio protagonista. La fatal deficiencia del guión es que el público puede conectar más con cualquier otro personaje que con Joe.
En esa línea, el otro gran error es que Ben Affleck se auto-eligió como el actor protagónico. Su forma de actuar impávida y seria (por no decir plana y estéril) aumenta la lejanía con el personaje. Por ello, sus logros parecen caer por su propio peso y sus adversarios parecen débiles fracasados.
Sin querer (porque asumo que Ben querrá todo lo contrario), Affleck ha destruido al típico hampón antihéroe interpretado antes por Pacino, De Niro, Gazzara, Pitt o Byrne, entre otros. Joe no es un hombre falto de moral y con un enorme ego, capaz de todo para protegerse a él y a los suyos. Al contrario. Es solo un héroe. Sufren más los otros que él y es un experto en lo que hace. Su única caída es ocasionada por un lío amoroso. No falla.
Coughlin, como antes Tony Mendez (Argo) o Doug McRay (The Town), juega a ser Dios dentro de su propio universo. Dice frases como “te lloré durante años” y no hemos visto lágrimas o “me he sacrificado por ti” y apenas ha sudado. Aún cuando está echado en una tragedia, ni se le ve llorar (¿será porque no puede actuar una lágrima?), ni se duda que va a levantarse.
Lo contradictorio es que Ben es un buen director. Conoce la técnica. Su uso del montaje es fluido, la fotografía se luce, el sonido es impecable. Los detalles están finamente cuidados. Y la historia no aburre, hasta entretiene. Sus cuatro películas son hermosas producciones de Hollywood. Sin embargo, poseen escasa creatividad y no abordan reflexiones. Su cine es plástico. No quiere contar una historia trascedente, sino solo ser parte de la historia.
Muchas películas son así, para pasar el rato. El problema con las de Affleck es que están envueltas en un empaque de oro, pretenden ser lo contrario. Y es una caída más profunda no encontrar mucho valor en su interior.
Live by Night incluye todos los temas importantes: la religión, el racismo y la familia. Las armas, el crimen y el alcohol. Incluso el sexo. Pero son tocados por la superficie, con una inmadura ligereza. Por ejemplo, cuando la bella Graciela, segunda musa de Joe, baila salsa cubana con el ombligo y las piernas al aire, el director debería hacernos sentir placer y pasión. Ben hace todo lo contrario: baja el volumen, apaga la luz y detiene el ritmo. Debería palparla, pero se limita a contemplarla. El sexo es rudimentario incluso con la fría rubia femme fatale. Un escándalo sexual (elemento trascendental de la trama) es solo narrado.
Tras ver Live by Night nada en tu mundo habrá cambiado y nada nuevo habrás aprendido. Solo el ego de Ben Affleck será más grande. Porque quizás él solo ve lo hermoso que es el empaque en el que lo presenta. Y a mí ya no me queda claro si Ben está fallando en algo o él mismo es un humano insípido.
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