La primera impresión que me causa es que me recuerda a Los amantes del circulo polar y eso
ya me horroriza lo suficiente por lo que no necesito más sustos y no me importa que no sea una película de terror. De manera que me puedo centrar en la historia y disfrutar de esta extraordinaria película, aséptica en su estilo visual y de ritmo lento pero que desprende cine del grande por los cuatro costados, por encima de la historia o el guión que pueden interesar más o menos, a mí me resultó sugerente y desagradable a la par, la calidad técnica y la dirección los supera, aunque parezcan elementos indivisibles me resulta imposible no distinguirlos.

Contando cosas que todo el mundo con dos dedos de frente ya sabe, Redford se luce técnica e ideológicamente y no por ello intenta dogmatizar al personal como hacen muchos de los poderes públicos, periodistas, artistas etc. Habla desde el corazón y no quiere otra cosa, creo yo, que zarandearnos sutilmente para que nos demos cuenta de la realidad tal como es y no como nos la cuentan cada uno mirando por su propio interés y que intentemos pensar por nosotros mismos. La exposición de la situación actual de la juventud estadounidense en general, egoista e indolente, extrapolable a la española sin duda, es magistral.
Como último, encuentro perjudicial para la película el darle emoción a las escenas bélicas, musicadas y dramatizadas en exceso para el tipo de película que es, por lo demás, todo perfecto.