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Críticas 132
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
22 de marzo de 2012 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intocable es el dolor, el sufrimiento, la impotencia del que ni siquiera puede tocar... Intocable es la alegría, el humor, la sensación de tener ganas de reír. ¿Qué ambas cosas se toquen en esta "comedia", que huye del drama y se queda en la trivialidad de la superficie, no sé si nos acaba de gustar?
Intocables son las ganas de vivir del que sufre, su tesón, su fortaleza, su valentía, que se ría uno de sí mismo, de su situación... pero crean si les decimos que albergamos millones de dudas sobre la legitimidad de las risas y de las carcajadas externas. Incluso de la moralidad y la banalidad de las mismas. En ello nos debatimos.
Hecha esta reflexión, la cual nos era del todo necesaria, pasemos a hablar de cine. Lo que en principio y desde fuera podría hacer pensar en un drama, se convierte en una comedia. Sí señoras y señores, en una comedia pura y dura, en la que gran parte del anfiteatro no para de soltar carcajada tras carcajada (incluidas las nuestras), a pesar de la situación realmente dura que se está describiendo. Ahí es dónde nos preguntamos si vale todo. Pero la verdad es que el guión y la forma en la que la cinta está concebida, nos evita aproximarnos en exceso a la problemática concreta de Philippe, a su sufrimiento y a la impotencia que ésta le acarrea, haciendo énfasis en "la visión positiva"; en cómo Philippe es capaz de reírse de sí mismo y de su situación, y cómo las ganas de vivir y ciertas pasiones le siguen haciendo querer avanzar y avanzar, más aún cuando conoce a Driss. La historia, y la forma de contarla, huye de esa vertiente dolorosa y sufrida (evitando la lágrima fácil), pero en ocasiones raya que se ridiculice el problema... Más tranquilo nos deja el hecho de que las personas reales, las de carne y hueso que lo vivieron, hayan colaborado en el proyecto...
Dos mundos completamente opuestos en todo se acercan, conviven, se estrechan y se entrelazan. Algo que fue real y que queda fielmente plasmado en el film, conseguido, sin duda, por la buena química entre los dos protagonistas de la cinta, François Cluzet y Omar Sy.
Las dos interpretaciones protagonistas son de notable y la buena relación entre ellos es un éxito, cuyo resultado queda demostrado en la pantalla. Unido ello, otro elemento primoroso es la música, y sobre todo en la recta final de la película. Les recomendamos el corte "Una Mattina". Maravillosa BSO. Grandioso Ludovico Einaudi.
23 de octubre de 2013 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tratando de evadirnos de los quehaceres diarios, volvemos a una sala de cine y optamos por la última cinta de Lee Daniels, a cuya filmografía ya nos acercásemos hace tiempo viendo Precious, la cual nos dejase sensaciones contrapuestas y algo amargas. En esta ocasión, el director se rodea de un gran elenco de nombres importantes en el panorama cinematográfico actual (y algún otro ajeno al mundillo, pero que es fácil de reconocer) y lleva a la pantalla la vida de Cecil Gaines, un bonachón hombre negro que tiene que forjarse así mismo, superando una dura infancia y sobreponiéndose a la discriminación racial que predominó su tiempo y que tan presente estuvo en toda su vida. Para dar vida a este personaje el elegido es Forest Whitaker, ganador de un Óscar en 2006 por dar vida al dictador africano Idi Amin en El Último Rey de Escocia.
En este film, Daniels exprime en menor medida la carga emotiva tan aprovechada (a nuestro entender en exceso) en Precious, rebajando así un par de tonos el nivel dramático, lo que desde nuestra particular visión se agradece.
La ambición por abarcar toda la vida del protagonista hace que estemos ante un relato evocador pero poco afortunado e inspirador, tanto en lo que se refiere a profundidad como en lo relativo a extensión. Se nos presentan múltiples acontecimientos por los cuales apenas se pasa de puntillas, sin dejar tiempo alguno a la perfecta descripción de los mismos y la consiguiente reflexión. No nos llega a calar más allá de la camiseta que portamos. En ese sentido, desaprovecha el rico material existente y peca de superficial. Si bien es verdad que la lucha racial y el movimiento por los derechos civiles de las personas de raza negra está más que planteado, muchas más historias son referenciadas sin prestarles la debida atención para mostrárnoslas, pese a su trascendencia en la historia personal del protagonista y de toda la sociedad americana en su conjunto.
Ese hilo conductor que tira de toda la película es la lucha racial por los derechos civiles y la discriminación racial (absoluto centro de gravedad en torno al cual todo gira), pero en contraposición a lo inicialmente esperado y reconocible por todos nosotros, no se circunscribe a la lucha silenciosa promovida por el señor Martin Luther King o a la lucha violenta de los Black Panthers, ambas personificadas por el hijo mayor de Cecil en épocas bien diferenciadas de su vida. No es ahí por donde discurre; la cinta trata de llevarnos por el terreno de la "lucha próxima, íntima y cotidiana" de las clases trabajadoras y más sacrificadas, personificadas en esta ocasión por un simple mayordomo (bueno, no tan simple porque llega a ejercer su profesión en la Casa Blanca), en contraposición a lo antes mencionado. Es ese trabajador quien con su actitud, incluso inconsciente en ocasiones (o casi siempre), trata de abrir mentes, concienciar, hacer que la problemática sea próxima, normalizar la convivencia, etc. Es, al fin y al cabo, quien trata de "aportar la luz que desplace a la oscuridad"; es una "lucha" desde la calma, la proximidad, la sinceridad y la normalidad de lo cotidiano, tal y como el propio Luther King comenta poco antes de su muerte y a la que él mismo se rendía. Es ésta una larga y dura batalla librada desde la cercanía, cuyo triunfo será abrir la mente de la clase blanca gobernante, convenciéndola de la normalidad en la convivencia de las personas de distintas razas. Una batalla que aunque larga y ardua, casi siempre es garantía de éxito, dado que labra en lo más hondo de las mentes de todos y de cada uno de nosotros; la conciencia y el corazón. Es ésta la travesía que lleva a convertirse a un negro-doméstico (término terriblemente despectivo) en una persona cercana y próxima a nada más y nada menos que unos cuantos presidentes del gobierno de los Estados Unidos, todos ellos blancos y que, republicanos o demócratas, sin duda se erigen en la figura más influyente y poderosa del planeta.
A destacar el buen hacer de Forest Whitaker (no tan brillante como cuando dio vida a ese Último Rey de Escocia) y el buen plantel de secundarios que aportan dinamismo y frescura, si bien por momentos se convierte en un carrusel de entrada y salida de personajes históricos, cual pasarela de inquilinos del Despacho Oval. En esta retahíla nos ha resultado agradable Liev Schrieber dando vida al presidente Johnson. En cambio, nos parece poco agraciada la elección de James Marsden encarnando a unos de los presidentes más admirados y recordados, JFK.
El resultado final es un producto falto de chispa que si bien tiene prometedoras intenciones, te deja a medias, incluso con la sensación de que se estira en exceso, para no mostrar nada verdaderamente apreciable.
23 de abril de 2012 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia que transcurre en un único día; jornada que se suponía de fiesta y celebración pero que se convierte en un juego de mentiras y verdades, ambiciones y egoísmos, falsas apariencias e ironías... todo menos una celebración de cumpleaños al uso.
No conocemos la obra teatral de Williams, pero esta visión cinematográfica es magnífica y en eso se convierte gracias al buen guión y a la extraordinaria química entre sus dos protagonistas: Newman y Taylor. ¡Qué guapos ambos dos! Belleza y sensualidad puesta en escena de una forma que ya no vemos, o por lo menos que desde aquí hemos sido incapaces de ver. Elizabeth Taylor preciosa, haciendo noble el arte de la sensualidad, la disciplina del evocar sin mostrar, quién no se enamoraría de esta morena!!
A esta mágica y bonita pareja protagonista la acompañan unas interpretaciones de reparto muy bien construidas y ejecutadas. El patriarcado y la frialdad de Burl Ives da el marco necesario para entender las relaciones de familia establecida. La pareja de cuñados dan el contrapunto ambicioso y con "dólares en la frente", frente a la apatía y al desinterés de Brick. Y no nos olvidamos de los niños... simplemente como debían estar. Quizá algo exageradas las formas en este caso, pero a quién no le han resultado repelentes y odiables, jajaja... Lo mismo que al viejo Big Daddy.
La ambientación en una hacienda del Sur de Estados Unidos es también un acierto, dado que es el entorno y el clima perfecto para entender el patriarcado y el proteccionismo del "viejo" hacia toda su familia: su necesidad por disponer del control de la misma, orientando y guiando la vida de sus descendientes. Otros temas como la perpetuación de la saga y el machismo reinante en la figura de Big Daddy son tratados y quedan perfectamente encuadrados en esas haciendas algodoneras del Sur más tradicional y conservador posible.
Es todo un clásico recomendable, por sus buenas maneras y porque sin duda tenemos a una pareja de guapos, guapísimos que dan muy bien en la pantalla, teniendo por fondo las verdades y las mentiras, las ambiciones tan propias de la sociedad y de las herencias y disputas familiares. Temática de ayer, de hoy y de siempre.
5 de noviembre de 2013
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que pretendía ser un tratado de la violencia de los hooligans ingleses en el seno del fútbol se convierte en una exposición de la problemática juvenil; sexo, drogas, alcohol, ansias de aceptación, vestimenta, música y relaciones personales. Demasiado se ha querido abarcar, teniendo como resultado una cinta difusa y dispersa que se pierde una y otra vez, sin entrar en profundidad en nada de lo que plantea, ni siquiera en ese problema social que sufrió el Reino Unido donde violencia y fútbol iban de la mano.
Un pobre y vago intento que naufraga por completo. Abandonen.
5 de noviembre de 2013
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine de acción, explosiones y héroes gamberretes que recuerda a las películas del género realizadas en los años ochenta. Bien es verdad, que son lo que son, pero desde aquí pensamos que hay que pedirle algo más y si se deciden llevar a cabo un producto de este tipo, debe tener algo más de contenido y no únicamente un luminoso continente. Pensamos que no todo vale.
Cine facilón, sencillo y palomitero que no aporta nada a nadie, salvo a los entregados del género.
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