La gente más ignorante en este mundo del cine se piensa que Alfred Hitchcock sólo sabía hacer cine de suspense. Ni mucho menos esto es cierto, y dentro de sus películas se encuentran un gran número de géneros, que sólo se ven si uno mira bien.
No es el caso de esta comedia que Alfred Hitchcock tuvo a bien realizar. Película que sin lugar a dudas no veo porque tiene que estar a un nivel inferior, de Con la muerte en los talones, por poner un ejemplo.
Está grabada en una bella zona francesa, que nos proporciona planos muy bellos, está interpretada magistralmente por un soberbio Cary Grant, y mantiene la confusión del espectador hasta el final.

Esta película nos muestra que en España también se pueden hacer películas de este tipo, sin necesidad de muchos efectos especiales. Indudablemente detrás de todo esto tiene que haber un diréctor que domine el medio, que domine la dirección de actores como pocos en este país, que domine el tempo de las películas, que domine su ritmo,...
Alfredo Landa hace uno de sus mejores papeles, y curiosidades de la vida, no es en su género preferido. Conseguir esto es por obra y gracia de un diréctor que todo lo que toca lo convierte en pura magia para el cine. En esta película se ve a un Landa duro, a la vez que tierno, acostumbrados como estamos a verlo en papeles graciosos, a todos nos llama poderosamente la atención este cambio de registro.

Todos los que hemos tenido la suerte de haber disfrutado de esta obra maestra podemos decir que somos unos afortunados. Con una de las fotografías más bellas jamás vistas en el cine, una de las mejores actuaciones del siempre inquietante Mitchum, con una de las melodías que más nos han hecho temblar, con una trama de las de antes,..., se puede hacer esta obra de arte inmortal en el tiempo y que siempre estará ahí dispuesta para verla en cualquier momento que no encuentras la película adecuada para ver.

Uno ya cuando se dispone a ver una película de estas, ya más o menos sabe lo que se va a encontrar, pues por desgracia de vez en cuando toca ver una de estas espeluznantes "películas" americanas actuales. Pues cuando toca ver una, piensas que jamás te va a parecer peor que alguna ya vista, pero cual es mi sorpresa cuando te das cuenta que van superando el pésimo nivel de las ya vistas.
Una vez vista, empiezas a reflexionar en todo lo que se pierde con una película de esas. No me quiero imaginar lo que habrá costado plasmar ese nada que inunda la pantalla, pero de buen seguro se podrían haber ahorrado esos miles de millones para paliar el hambre en el tercer mundo, ó dárselo a directores que realmente tengan algo que contar. Y no sólo eso, sino que da pena pensar el tiempo que pierden todos los que forman parte del equipo de la película, para nada, para hacer basura. Y que decir del tiempo que perdemos los espectadores viéndola, pudiendo estar haciendo cualquier otra cosa. Y el dinero que tiran los que tengan la desgracia de pagar por verla bien en el cine, ó bien alquilandola en el video-club. Sin lugar a dudas estos es una cadena, que da miedo pensar en ella.
Miles de preguntas asaltan mi mente. ¿Por qué a alguien se le da via libre para hacer esto? ¿En que podía estar pensando el que ideo esta película? ¿Por qué esta película se exporta? ... Hacer semejante basura, debería estar penado, a ver si así de una vez por todas el cine de Hollywood se va acercando mínimamente a lo que en su dia fue.

Película que se aleja total y absolutamente del tipo de cine al que nos tiene acostumbrados David Lynch.
Si John Ford viese esta película, seguramente se llenase de emoción al ver que su legado continúa vivo. Rodada sin grandes alardes, es decir, con toda la sencillez que le fue posible, Lynch nos presenta una historia de las de antes, de las que por desgracia tan poco abundan en el cine actúal.
Es una película recomendable para todos, de esas que se veían antes en familia los domingos por la tarde. Es una película para disfrutar grandes y pequeños, madres y solteras, niños y niñas, ya que está hecha para hacernos pensar lo que es la vida.