Cuando algo no va bien en el cine, el espectador comienza a revolverse en su butaca, a notar la presencia del público a su alrededor, a fijarse en las manchitas que aparecen súbitamente y acto seguido desaparecen de la proyección...con una película como ésta dichas acciones se hacen improbables. La historia te atrapa, la disfrutas, te ries, te sorprendes, admiras, vuelves a disfrutar...ya no estamos ante el pastiche ambiguo montado en forma de collage poco sutil que fue en su momento "La mala educación". El retrato de una larga y gruesa pincelada de la vida de cinco MUJERES (sisi, con mayúsculas), es vivida por quienes se sumerjan en el surrealismo mas real, costumbrista y natural que jamás haya presenciado servidor en otro largometraje. Tan sólo la interpretación de Lola Dueñas se me antoja un tanto inexpresiva dentro de la absoluta genialidad del resto de féminas, por poner algun insignificante pero a semejante obra de arte. Se trata, sin discusión, de una de las mejores obras del cine español y de un grandísimo monumento a la mujer.

Película deconstructivista del cine porno y la doble moral americana. Un bizarro canto a la cutrez y a la chabacanería desde el prisma más inteligente. La dirección y el desarrollo resultan cutres, pero la entrañable historia del buen mormón metido a actor porno invita a seguir. Trey Parker ha demostrado hasta la fecha que puede permitirse hacer lo que quiera, sin autocontención ninguna, y desde luego, no lo hace nada mal.

Tratando el tema de la película en cuestión, no se puede entender ésta sin su predecesora. El tímido asomo de hocico perfectamente mostrado en la precuela, termina en lobo feroz con su secuela. La administración del terror lo tiene todo atado y bien atado, y somos testigos de cómo lo absurdo se convierte en creíble gracias a la mano de Eli (o de Tarantino, porque no se sabe las cervezas que habrán compartido durante el rodaje). Argumento ágil, interpretaciones decentes y ambientación magistral (envuelve como poquitas) arrancan de cuajo el corazón del espectador sin ningún romanticismo y con mucha sangre de por medio. Bien es cierto que lo explícito supera con creces a lo implícito en el caso que nos ocupa, consiguiendo que en ocasiones me haya sido imposible distinguir el exceso del defecto, pero qué mas da, la implicación con el argumento es tal que se sufre en carnes propias.

Encuentro serias dificultades para determinar si este film fue pensado para el espectador morboso o para el disfrute y regocijo de las mentes más enfermas y retorcidas. Seguramente, abrir mercados implica este tipo de confusiones.

Entretenimiento vacuo. Adaptación poco fiel pero que capta la esencia. De ahí la puntuación de 3 (y aún me sigo sintiendo algo generoso, pero no puedo evitarlo habiendo sido un fan de Dragon Ball en mi niñez y adolescencia). Algunas escenas están conseguidas, y la adaptación en sí misma no está mal, pero lo que queda clarísimo es que el director ha rodado la peor película de su filmografía. Las peleas son un movimiento constante de cámara temblorosa, los efectos especiales CUTRES teniéndo en cuenta de dónde proviene y el presupuesto que presuntamente se han gastado. Parece que se hubieran tomado Dragon Ball a risa en algunos aspectos. En contra de lo que piensa mucha gente, la película habría sido salvable si hubieran pulido bien los efectos especiales, si las escenas de batalla estuvieran bien hechas y si algunas escenas no chirriaran más que una puerta oxidada. Pero no ha sido así, por desgracia. Poco más que decir, no sé cómo narices piensan sacar las secuelas.

Montones de Conan untados en aceite y fanfarroneando en mitad de una guerra compuesta por samuráis, monstruos mitológicos y demás guerreros. Un espectáculo que sería digno de ver de no haber sido por la ejecución fallida de todas y cada una de las escenas-viñeta que componen esta superproducción. Nada deslumbra y nada es creíble ante los ojos del espectador ávido de aventuras y emoción. Sin City sabía calentarte dentro de su frialdad. 300 te deja frío en mitad de una guerra en la que se debió de sudar mucho.