PELÍCULA SIN LA SUSTANCIA CAUTIVADORA DE LOS VIAJES EN EL TIEMPO.

Filme mediocre, no se pierde prácticamente nada si no se ve. ¡Y hay tanto y tan buen cine que ver!, que se puede prescindir de esta obra sin sal ni ajo ni especias, sin el fu y el fa que por lo general suelen —¡y deben!— tener todas la propuestas sobre viajes en el tiempo.

Sí, la novela del japonés en la que se basa este filme, será muy buena y todo lo que ustedes quieran; pero la película es un tostonazo de mucho cuidado.

Estamos ante la clásica película, bella por sus escenas, encuadres e imágenes fotográficas, pero de temática aburrida hasta el gris más grisaceo del universo.

Yo desde luego una vez vista, la borro para siempre; no me atrae nada perder otra hora y pico de mi vida en volver a visionar una obra tan aburrida y patética.

Mil veces antes me quedo con "Relámpago sobre el agua".

Advertidos quedan.

Trata sobre un hombre occidental, de origen italiano y nacionalidad estadounidense, de cincuenta y uno años, que se gana la vida en Singapur ejerciendo de chulo de putas, gestionando un burdel y poniendo en contacto a las prostitutas que están a su cargo con clientes varones.

Este papel lo interpreta de manera agradable y simpática el buenazo de Ben Gazzara, que es ideal para el mismo porque su cara es la perfecta para hacer de un chulo de putas no convencional, es decir, un buen tipo, amable, considerado, nada violento, diplomático, equilibrado, servicial, todo un diamante para las mujeres que trabajan a su lado.

Curiosa película de Peter Bogdanovich, quien actúa también en un pequeño papel secundario haciendo de intermediario y oscuro hombre norteamericano con influencia, dinero, poder y chofer, que le pide al protagonista principal o citado chulo de putas que le haga un trabajo sucio y deleznable a cambio de 25.000 dólares.

Desde luego no es "La última película" de Bogdanovich, pero al menos tiene colorido y entretiene por contemplar como primer actor del filme a Ben Gazzara, aquel genial protagonista de mediados del siglo XX que siendo de gran categoría interpretativa no tuvo tanta fama/suerte como otros de su época.

Notable película de Ariel Rotter.

Notable porque aborda el deseo que nos anida a muchísimos seres humanos en la cabeza después de década de hacer más o menos lo mismo, después de un largo existir con una personalidad definida, de estar profesional, legal e institucionalmente etiquetado. Ante esto quisieramos tener la oportunidad y realizarla, de se otro individuo, de personalizarnos de otra manera, ser un alguien nuevo, vivir otra existencia completamente diferente, con gente, lugares, acciones, trabajo, gustos, cosas distintas.

Esto es lo que plantea esta bella película a ritmo tranquilo y sosegado, por lo cual aquellos que les guste sólo el cine de acción y no el de reflexión, advertidos quedan de que si se atreven a verla entera les parecerá probablemente un "tostón".

Buena película, como buena está la sensual Sandra Majani.

Historia sobre un hombre, supuesto conde ruso, que se dedica a ir por la vida de vividor, que no trabaja, que más o menos se plantea la vida como unas vacaciones (o sea igual que Fej Delvahe):
«—¿A qué se dedica?
—A nada. A envejecer lo más despacio posible.»