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Críticas 33
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
6 de diciembre de 2015 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Iris es un engranaje más de la gran máquina productiva. Su fuerza y su creatividad han sido domesticadas.
Pero en el autobús a casa, Iris sonríe leyendo ávidamente una novela rosa de Sergeann Conte. Su propia madre le proporciona estas lecturas como regalo de cumpleaños, y ella las almacena cuidadosamente en una estantería. Una estantería llena de novelas rosas que han ido modelando su visión del amor.
Cargada con ese bagaje, Iris ya no es dueña de sus emociones y solo es capaz de imitar a la mala literatura, actuando como una pequeña heroína romántica. Así que se viste de princesa y espera a que algún hombre se haga cargo de ella. Y cuando las cosas no salen como había esperado...
Aki Kaurismaki sabe que el sistema no solo se apropia de nuestra fuerza de trabajo, sino también de nuestros corazones, para que el círculo de la alienación se cierre. Por eso, las secuencias de la protagonista con sus libros son tan largas como las de su monótono trabajo en la fábrica de cerillas. Y también por eso, la película se abre con esta cita de una de las novelas que lee Iris, titulada "La condesa Angélica": "Probablemente murieron de frío y de hambre en medio del bosque".
Los relatos de "Angélica" estaban dirigidos a las lectoras del siglo XX. Las Iris del siglo XXI almacenan en sus discos duros las mismas dulces historias que envenenan el alma de la chicas. Disney y otras factorías de sueños se encargan de proporcionárselas.
¿Y los hombres que rodean a Iris? Su padrastro la llama "puta" cuando la abofetea. El Príncipe Azul le deja un billete sobre la mesilla cuando ella todavía duerme.... Ellos también han sufrido la amputación de sus almas, convertidos a la vez en víctimas y en verdugos.
Por eso, en medio del frondoso bosque, hombres y mujeres se mueren de frío y de hambre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como en toda la filmografía de Aki Kaurismaki, ninguna escena está de más y ninguna escena falta. Yo, personalmente, me quedo con estas:
Iris está en un descanso con una compañera de la fábrica. Tras un largo silencio, le cuenta: "Estoy embarazada". La compañera, sin apenas mirarla, responde: "¿De verdad?". Se levanta y se va. La insolidaridad femenina retratada en un minuto.
Cuando Iris insiste en ver al padre de su hijo, él dice: "Nada me emociona tan poco como tu afecto". Posteriormente, ella le envía una carta. La respuesta de él: "Deshazte del renacuajo". La minusvalía emocional masculina en dos frases.
En la carta, Iris escribe: "Yo preferiría una niña, pero si tú quieres un niño, también tendremos uno. ¡Hay ropa tan bonita para las niñas...! Y a los niños solo les interesan los juegos violentos, como el hockey." Todos los prejuicios que nos inculcan, resumidos en un breve párrafo.
Capturing the Friedmans
Documental
Estados Unidos2003
7,5
7.635
Documental
8
18 de mayo de 2015 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinión, lo que hace más interesante este documental es que, además de poner en tela de juicio una investigación policial y el veredicto de un juez, también, aunque muy sutilmente, saca a la luz la miseria de la familia protagonista; miseria que se repite, con toda seguridad, en muchos hogares de Occidente.
Quizá Arnold y Jesse (padre e hijo acusados de violación infantil) no abusaran de sus estudiantes, pero hay que estar muy ciego para no ver que la pederastia de Arnold afectó, y mucho, no solo a sus vástagos David (el mayor) y Jesse (el pequeño), sino a su propio hermano menor, el histriónico Howard. Su tercer hijo, Seth (el mediano), se negó a participar en el rodaje, pero por lo que se deduce de los abundantísimos vídeos caseros que realizó esta peculiar familia, tampoco salió indemne.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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En este sentido, me han parecido muy interesantes los fragmentos centrados en la figura de la madre.
En uno de ellos, David, el hijo mayor, explica que su padre pasaba el menor tiempo posible con su esposa, para lo cual llenaba sus horas libres con clases particulares. En otro, la propia madre relata que el sexo con su marido siempre careció de espontaneidad: parecía que Arny siguiera mecánicamente un manual de instrucciones. En otro, se afirma que la mujer no sabía nada de sexo cuando se casó. Y todavía en otro más, de nuevo David dice que posiblemente las tres únicas ocasiones en que sus padres tuvieron sexo fue cuando los engendraron a ellos.
Las palabras de David (que idolatraba a su progenitor) están encaminadas a dar una imagen de su madre como una persona fría que no supo hacer feliz a su marido. Pero le sale el tiro por la culata y, en el contexto del film, aflora otra realidad: la fatalidad de una mujer de mojigata educación, empeñada en fundar una familia como Dios manda, que insistió en casarse con un hombre renuente al matrimonio, el cual, según ella misma cuenta, nunca había tenido relaciones con otra mujer. Por lo que se deduce del documental, la pareja tampoco se había catado antes de pasar por el altar. ¿Era el problema de Arny que no le gustara su novia? No. El problema era que a Arny no le gustaba ninguna mujer. Así, la bella Elaine hizo realidad su sueño y se despertó en una pesadilla: un marido pederasta confeso, que formó una infantiloide pandilla con sus tres hijos varones, pandilla en la que ella nunca tuvo cabida. Resulta llamativo el inconmensurable narcisismo de los cuatro hombres, que necesitan contemplarse reflejados en imágenes de una forma compulsiva; y el apartamiento de la madre que, cuando todo sale a la luz, decide ser sincera por primera vez, y se mantiene en su postura de que no sabe lo que pasaba en las clases, cargando así con el odio del resto de su familia.
Muy instructivo.
2 de mayo de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando la directora de una película se pasa dos horas intentando conmovernos y lo único que logra es la total indiferencia del público ante la desdicha de sus personajes, debería replantearse su vocación. Porque, excepto las críticas entusiastas que figuran impresas, los cinéfilos de carne y hueso que conozco han (hemos) echado pestes de estas aguas tranquilas.
Ni rastro de auténtico sentimiento en esta película, y mucho sentimentalismo barato, incluida una fotografía tan bella... que podría ilustrar un catálogo de una agencia de viajes, pero que no nos transmite ni un ápice de lo que, supuestamente, guardan los personajes en su corazón... Cuanto más desesperado es el deseo de la directora de ser profunda, más profundamente naufraga y más profundo es el aburrimiento del público. No me malinterpreten. No critico esta película porque sea lenta, sino porque se hace lenta, que es muy distinto. Y es que la lentitud, los silencios prolongados y la fotografía no son suficientes para hacer cine trascendental, porque esos ingredientes solo atañen a la forma y hace falta que haya algo en el fondo.
Y coincido totalmente con albertrocaenrich: las escenas del sacrificio de las cabras se las podían haber ahorrado, pero Naomi Kawase debe considerar que su ¿arte? está por encima del sufrimiento de un animal. Hay que ser pedante. Aunque, pensándolo bien, quizá estas imágenes son las que nos dan una pista de por qué esta película carece de alma.
17 de mayo de 2013
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Doce años después del estreno de “Los otros” me dispongo a disfrutarla otra vez. En esta ocasión he visto antes “The innocents”, de Jack Clayton, esa película británica a la que, supuestamente, plagiaba Amenábar. Pues bien, ¿¿dónde está el plagio?? La película de Clayton trata del clásico enfrentamiento entre el bien y el mal, y su mensaje me ha parecido bastante puritano, puesto que el bien está representado por la hija de un pastor protestante (la institutriz) y el mal por unos fantasmas cuyo mayor pecado en vida había sido la lujuria. El trofeo para el vencedor son los niños... ¿quién logrará atraerlos? ¿la virtud o el pecado? Nada de esto aparece en “Los otros”; ésta gira en torno a un tema que ya se trataba en “Abre los ojos” de una forma magistral: esa invitación a abrir los ojos de la mente, a atrevernos a comprender... Técnicamente, creo que “The innocents” es superior a la película de Amenábar; pero, en conjunto, me ha gustado más “Los otros”. En primer lugar porque la interpretación de Nicole Kidman es mejor que la de Deborah Kerr, que está increíblemente cursi como institutriz. Pero sobre todo, me gustan las sugerencias del cine del director chileno-español: en él siempre se encuentra un mensaje que trasciende. En este caso me quedo con la simetría que establece entre oscuridad y oscurantismo, con esa madre que mantiene a sus hijos en la penumbra para que no los toque la luz del día, al tiempo que les inculca el miedo y el fanatismo religioso, manteniéndolos en la oscuridad mental. Fantástico Amenábar.
4 de julio de 2014 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
A través de un suceso ficticio (la asociación de un grupo de chicas para defenderse de la violencia del entorno en los años 50) Cantet hace un rápido recorrido por las reivindicaciones de los movimientos izquierdistas del siglo XX (feminismo, reparto de la riqueza, ecología, antirracismo) y también por sus contradicciones, enfrentando al espectador a la siguiente cuestión: ¿es posible el cambio social sin violencia? Como ven, un tema de plena actualidad. Pero, además, aborda otro asunto interesantísimo: la personalidad del líder capaz de aglutinar a los descontentos.
Cantet realiza el milagro de que las dos horas y cuarto que dura la cinta se nos pasen en un suspiro. Lo consigue porque la mirada que dirige hacia sus personajes es benévola y comprensiva (nunca complaciente), y la exposición del contenido es muy sencilla, a base de una narración prácticamente lineal y muy, muy entretenida. El análisis que se propone el director francés es ambicioso y, a la fuerza, tiene que renunciar a ahondar en detalles para poder ofrecernos el conjunto sin que falte ninguna pieza. Creo que el objetivo está plenamente conseguido y con mérito: "Foxfire" es una película bien construida y, al mismo tiempo, accesible, cercana, pensada para llegar a muchos sin sacrificar la calidad. Y esto es coherente con la finalidad del director: hacer cine combativo y comprometido. En ese sentido, Cantet se sitúa al lado de cineastas como Ken Loach y se aleja de otros como Jaime Rosales, quien no renuncia a su personal manera de hacer arte con la cámara. Mis felicitaciones a todos ellos por su honradez, si bien es justo señalar que son los primeros los que más asustan y suscitan las iras de determinados expertos, que se apresuran a acusarlos desde sus tribunas de “demagogos” o “maniqueos” y, además, de "chapuceros". Y si no, que se lo pregunten a Boyero, que tiene un diccionario en su casa en el que encontramos definiciones como esta: "MANIQUEO: peligroso cineasta que expone con claridad meridiana las injusticias del sistema, poniéndose del lado de las víctimas; todo ello sin alambicamientos elitistas ni filigranas formales, con el maquiavélico fin de que su mensaje llegue a quien tiene que llegar". (modo ironía “on”)
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