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Documental

5,1
102
7
1 de julio de 2020
1 de julio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bigas x Bigas, es un largometraje documental dirigido or Bigas Luna y Santiago Garrido Rua como director adjunto en 2016, guión de Bigas Luna y Carmen Chaves Gastaldo, fotografía de Bigas Luna y música de Miguel Marín. Desde los títulos de crédito Bigas nos deja claro qué le induce a mantener abierto su diario verista basado en su propia realidad, la que le rodea, con la que se relaciona, con la que convive. Son numerosos los temas que el realizador aborda en este documental y no exclusivamente cinematográficos, que también, hablando con la pasión de un enamorado de la vida por medio de “El equilibrio y la medida” dejándonos claro desde los títulos de crédito una larga lista de temas que abordar entre los cuales: porrones, teta, mar, pasión, belleza, ajo, espiritualidad, jamón, dolor, sexo, vida.
Entre los años 2000 y 2007 rodó vivencias, anécdotas y textos poéticos convirtiéndose en protagonista de lo que definía como un proyecto ‘verista’ sobre su vida en tiempo real en forma de diario visual definiéndose como artista, pintor, autor teatral, poeta y mortal, amando rodar porque le da la vitalidad necesaria para amar la vida. Al hablar de sus películas Bigas las relaciona con hechos concretos que acontecieron en el tiempo durante los rodajes: “En mi vida las cosas tienen más referencias por las películas que he hecho, o por los trabajos, más que por las fechas” valorando sobremanera tres cosas con el paso del tiempo: la sensibilidad, la belleza y la inteligencia”.
A lo largo del documental nuestro protagonista no entra excesivamente en tecnicismos cinematográficos y sí haciendo referencias puntuales a películas o imágenes asociadas sobre algunas de sus realizaciones entre las cuales: Huevos de oro, Virgen lactatio, Son de mar, Bilbao, La camarera del Titánica, Bámbola o Jamón jamón junto a interpretes como Candela Peña, Leonor Watling, Penélope Cruz, Jordi Mollà, Verónica Echegui, Javier Bardem o Aitana Sánchez Gijón. Nadie mejor que Bigas Luna para definirse a sí mismo y su campo de creación: “Soy un artista contradictorio hacer películas que lleguen a todo el mundo, que no puedo hacer… ¿cómo se vive con esta contradicción permanente multiplicado al infinito, cómo se hace?...no se hace, se vive”.
La contradicción le permite al realizador barcelonés ser creador multidisciplinar donde sus creación plástica adquiere la belleza y el sintetismo suficiente para entender mejor si cabe la visión global de su declarado verismo cuando afirma: “Donde está la caseta de meditar” un lugar magnífico para pintar… Este es mi paisaje: los algarrobos, las oliveras, la puntita de mar, posiblemente no es verdad pero pienso que podría vivir aquí”, un magnífico lugar para Bigas Luna donde practicar la “card terapia” porque le ayuda y le gusta en su modo de entender la espiritualidad, la vida y las diferentes sensibilidades de sus visitantes desde sus dibujos personalizados lo que dio en llamar “caras del alma” que llevado al cine queda definido de la siguiente manera: “Lo que más me interesa cuando creo es las ganas de vivir, digo que hago un cine vitalista”.
Estamos ante un amable y relajado documental más intimista que extrovertido, donde Bigas Luna se muestra desde el esplendor que producen las pequeñas cosas en la vida que le colman de felicidad como hacer el pan, cuidar del huerto, declararse enamorado de su familia, (‘Pirata’ incluido) y disfrutar de los placeres que la vida le ha dado junto a Celia (su esposa) y sus queridas hijas. Bigas Luna dejó para el arte cinematográfico y pictórico una hermosa herencia de la que los tiempos venideros podrán (como ya lo hace en la actualidad) tomar buena nota del ‘vitalista’ modo de crear arte de ver y vivir la vida, de sentir: “Tres cosas sobre las que giran mi vida: erotismo, comida y espiritualidad son el triangulo total de mi vida”, “Gracias, gracias tierra, gracias naturaleza, gracias coches, gracias a todo, adiós, uno se va”.
Entre los años 2000 y 2007 rodó vivencias, anécdotas y textos poéticos convirtiéndose en protagonista de lo que definía como un proyecto ‘verista’ sobre su vida en tiempo real en forma de diario visual definiéndose como artista, pintor, autor teatral, poeta y mortal, amando rodar porque le da la vitalidad necesaria para amar la vida. Al hablar de sus películas Bigas las relaciona con hechos concretos que acontecieron en el tiempo durante los rodajes: “En mi vida las cosas tienen más referencias por las películas que he hecho, o por los trabajos, más que por las fechas” valorando sobremanera tres cosas con el paso del tiempo: la sensibilidad, la belleza y la inteligencia”.
A lo largo del documental nuestro protagonista no entra excesivamente en tecnicismos cinematográficos y sí haciendo referencias puntuales a películas o imágenes asociadas sobre algunas de sus realizaciones entre las cuales: Huevos de oro, Virgen lactatio, Son de mar, Bilbao, La camarera del Titánica, Bámbola o Jamón jamón junto a interpretes como Candela Peña, Leonor Watling, Penélope Cruz, Jordi Mollà, Verónica Echegui, Javier Bardem o Aitana Sánchez Gijón. Nadie mejor que Bigas Luna para definirse a sí mismo y su campo de creación: “Soy un artista contradictorio hacer películas que lleguen a todo el mundo, que no puedo hacer… ¿cómo se vive con esta contradicción permanente multiplicado al infinito, cómo se hace?...no se hace, se vive”.
La contradicción le permite al realizador barcelonés ser creador multidisciplinar donde sus creación plástica adquiere la belleza y el sintetismo suficiente para entender mejor si cabe la visión global de su declarado verismo cuando afirma: “Donde está la caseta de meditar” un lugar magnífico para pintar… Este es mi paisaje: los algarrobos, las oliveras, la puntita de mar, posiblemente no es verdad pero pienso que podría vivir aquí”, un magnífico lugar para Bigas Luna donde practicar la “card terapia” porque le ayuda y le gusta en su modo de entender la espiritualidad, la vida y las diferentes sensibilidades de sus visitantes desde sus dibujos personalizados lo que dio en llamar “caras del alma” que llevado al cine queda definido de la siguiente manera: “Lo que más me interesa cuando creo es las ganas de vivir, digo que hago un cine vitalista”.
Estamos ante un amable y relajado documental más intimista que extrovertido, donde Bigas Luna se muestra desde el esplendor que producen las pequeñas cosas en la vida que le colman de felicidad como hacer el pan, cuidar del huerto, declararse enamorado de su familia, (‘Pirata’ incluido) y disfrutar de los placeres que la vida le ha dado junto a Celia (su esposa) y sus queridas hijas. Bigas Luna dejó para el arte cinematográfico y pictórico una hermosa herencia de la que los tiempos venideros podrán (como ya lo hace en la actualidad) tomar buena nota del ‘vitalista’ modo de crear arte de ver y vivir la vida, de sentir: “Tres cosas sobre las que giran mi vida: erotismo, comida y espiritualidad son el triangulo total de mi vida”, “Gracias, gracias tierra, gracias naturaleza, gracias coches, gracias a todo, adiós, uno se va”.

7,4
3.641
7
22 de junio de 2020
22 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Separate tables (Mesas separadas) es una película dirigida por Delbert Mann en 1958, el metraje, sin necesidad de grandes recursos escénicos centra su gran fuerza en los inagotables recursos que un reducido espacio da a los personajes y sus historias cruzadas asistiendo a una especie de confesión grupal que deja entrever las flaquezas y las fortalezas de todos ellos mediante conversaciones de hondo calado vital en algunos casos mezcla de aceptación y rechazo desarrolladas en el acogedor Hotel Beauregard.
Un discreto, relajado e intimista travelling inicial nos acerca a los ventanales exteriores del hotel acompañados por la profunda y melodiosa voz de Vic Damone con el tema que da título a este esplendido film. Pat Cooper (Wendy Hiller) entre ventanales abre las pequeñas narraciones de los grandes personajes que pueblan las intensas interpretaciones movidos por las inquietudes nada coincidentes en lo personal pero sí en lo general, así lo entiende la quisquillosa señora Railton Bell (Gladis Cooper) ejemplo de moral acartonada y peor influencia para su recatada, tímida e insegura hija Sibyl Railton-Bell (Debora Kerr) sometida al proteccionismo visceral de su autoritaria madre inundada en la moral y el recato hasta el hartazgo.
El guión de John Gay y Terence Rattigan (autor de la obra teatral del mismo nombre) nos presenta un abanico de situaciones que pueblan el pequeño hotel con curiosos personajes como la señora Matheson, fácil de convencer aunque siempre condescendiente con las causas perdidas, lo contrario de la señorita Meacham (May Hallatt) deportista…a su manera y clara, muy clara en sus expresiones; personajes todos ellos que aportan al guión recursos emocionales de niveles humanos muy apreciables reflejado en la esplendida fotografía de Charles Lang.
Claro que hay otros huéspedes que no se quedan atrás como el reservado aunque interesante dialogador el señor Fowler (Felix Aylmer), los jóvenes impacientes Jean y Charles (Audrey Dalton y Robert Taylor), o la doncella Doree (Priscilla Morgan), formando un conjunto de personalidades de fácil acceso emocional que junto a los temperamentales John Malcolm (Burt Lancaster) y Ann Shankland (Rita Hayworth), dan cobijo al personaje más contradictorio en apariencia aunque sospechosamente optimista ante las adversidades el Mayor Angus Pollock (David Niven) en una soberbia interpretación que le valió el reconocimiento de La academia junto a Wendy Hiller.
Un discreto, relajado e intimista travelling inicial nos acerca a los ventanales exteriores del hotel acompañados por la profunda y melodiosa voz de Vic Damone con el tema que da título a este esplendido film. Pat Cooper (Wendy Hiller) entre ventanales abre las pequeñas narraciones de los grandes personajes que pueblan las intensas interpretaciones movidos por las inquietudes nada coincidentes en lo personal pero sí en lo general, así lo entiende la quisquillosa señora Railton Bell (Gladis Cooper) ejemplo de moral acartonada y peor influencia para su recatada, tímida e insegura hija Sibyl Railton-Bell (Debora Kerr) sometida al proteccionismo visceral de su autoritaria madre inundada en la moral y el recato hasta el hartazgo.
El guión de John Gay y Terence Rattigan (autor de la obra teatral del mismo nombre) nos presenta un abanico de situaciones que pueblan el pequeño hotel con curiosos personajes como la señora Matheson, fácil de convencer aunque siempre condescendiente con las causas perdidas, lo contrario de la señorita Meacham (May Hallatt) deportista…a su manera y clara, muy clara en sus expresiones; personajes todos ellos que aportan al guión recursos emocionales de niveles humanos muy apreciables reflejado en la esplendida fotografía de Charles Lang.
Claro que hay otros huéspedes que no se quedan atrás como el reservado aunque interesante dialogador el señor Fowler (Felix Aylmer), los jóvenes impacientes Jean y Charles (Audrey Dalton y Robert Taylor), o la doncella Doree (Priscilla Morgan), formando un conjunto de personalidades de fácil acceso emocional que junto a los temperamentales John Malcolm (Burt Lancaster) y Ann Shankland (Rita Hayworth), dan cobijo al personaje más contradictorio en apariencia aunque sospechosamente optimista ante las adversidades el Mayor Angus Pollock (David Niven) en una soberbia interpretación que le valió el reconocimiento de La academia junto a Wendy Hiller.
Documental

6,3
232
9
15 de junio de 2020
15 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Saura (S) es un largometraje documental dirigido y guionizado por Félix Viscarret en 2017, música de Mikel Salas, fotografía de Pedro J. Márquez, montaje de Javi Frutos y Antonio Frutos y producción de Luís Ángel Ramírez y Mario Dueño. La persistencia del realizador por llegar hasta donde el oscense Carlos Saura pretenda o quiera contar, tiene como toda buena intención resultados más que satisfactorios a partir de las incondicionales colaboraciones de los siete hijos que trajo al mundo junto a sus respectivas parejas: Mercedes, Adela, Geraldine y Eulàlia.
Viscarret desarrolla el hilo argumental asociado, o basado en ‘Elisa, vida mía’ (1977), un drama que tiene cierto paralelismo con el modo de entender la vida familiar de nuestro protagonista, asumiendo su peculiar forma de entender esas relaciones que en algún momento fueron causa y efecto en la creatividad del cineasta, situación que mantuvo y mantiene desde sus primeros éxitos como ‘La caza’ (1966) o ‘La prima Angélica’ (1974) dos ejemplos que se podrían ampliar a prácticamente la totalidad de su creación cinematográfica.
Al mencionar sus películas entre distendidas conversaciones con sus hijos Manuel, Adrián, Diego, Carlos, Antonio, Shane y Anna procuran ejercer el paralelismo entre sus anécdotas con los metrajes comentados partiendo de secuencias seleccionadas dormidas en el tiempo que vuelven a situar a Saura en los momentos concretos de las realizaciones de quien es querido y admirado en gran medida por su producción cinematográfica cercana a la cincuentena de películas, sin olvidarnos de su obra fotográfica y literaria, de lo que se da buena cuenta.
Félix Viscarret echa mano de escenas concretas que de alguna manera significaron aportaciones novedosas en la técnica entre anécdotas asociadas y recordadas sin dificultad en sus diferentes películas entre las cuales (además de las ya mencionadas) ‘Peppermint Frappé’ (1967) , ‘Ana y los lobos’ (1973) ‘Deprisa, deprisa’ (1981), ‘Carmen’ (1983) y otros tantos fragmentos oportunamente escogidos sobre las que Saura hace enriquecedores comentarios técnicos y creativos junto a curiosidades asociadas que marcaron los diferentes fragmentos proyectados y las influencias de algunos recursos utilizados en atrezzo de gran importancia en su filmografía.
En un momento determinado Caros Saura se siente apabullado por el “teregendenge” que le supone revisar parte del futuro legado en forma de amplísima documentación mostrada, no gustándole nada mirar atrás, siendo un hombre vital que entre su pasión por la fotografía y los “fotosaurios”, solo le preocupa “vivir el presente y proyectarse al futuro”, esa fue siempre su pasión por encima de todas las cosas. Estamos pues ante un excelente documental que con todo acierto hace los honores al maestro Carlos Saura.
Viscarret desarrolla el hilo argumental asociado, o basado en ‘Elisa, vida mía’ (1977), un drama que tiene cierto paralelismo con el modo de entender la vida familiar de nuestro protagonista, asumiendo su peculiar forma de entender esas relaciones que en algún momento fueron causa y efecto en la creatividad del cineasta, situación que mantuvo y mantiene desde sus primeros éxitos como ‘La caza’ (1966) o ‘La prima Angélica’ (1974) dos ejemplos que se podrían ampliar a prácticamente la totalidad de su creación cinematográfica.
Al mencionar sus películas entre distendidas conversaciones con sus hijos Manuel, Adrián, Diego, Carlos, Antonio, Shane y Anna procuran ejercer el paralelismo entre sus anécdotas con los metrajes comentados partiendo de secuencias seleccionadas dormidas en el tiempo que vuelven a situar a Saura en los momentos concretos de las realizaciones de quien es querido y admirado en gran medida por su producción cinematográfica cercana a la cincuentena de películas, sin olvidarnos de su obra fotográfica y literaria, de lo que se da buena cuenta.
Félix Viscarret echa mano de escenas concretas que de alguna manera significaron aportaciones novedosas en la técnica entre anécdotas asociadas y recordadas sin dificultad en sus diferentes películas entre las cuales (además de las ya mencionadas) ‘Peppermint Frappé’ (1967) , ‘Ana y los lobos’ (1973) ‘Deprisa, deprisa’ (1981), ‘Carmen’ (1983) y otros tantos fragmentos oportunamente escogidos sobre las que Saura hace enriquecedores comentarios técnicos y creativos junto a curiosidades asociadas que marcaron los diferentes fragmentos proyectados y las influencias de algunos recursos utilizados en atrezzo de gran importancia en su filmografía.
En un momento determinado Caros Saura se siente apabullado por el “teregendenge” que le supone revisar parte del futuro legado en forma de amplísima documentación mostrada, no gustándole nada mirar atrás, siendo un hombre vital que entre su pasión por la fotografía y los “fotosaurios”, solo le preocupa “vivir el presente y proyectarse al futuro”, esa fue siempre su pasión por encima de todas las cosas. Estamos pues ante un excelente documental que con todo acierto hace los honores al maestro Carlos Saura.
Documental

6,1
53
7
13 de junio de 2020
13 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contra el tiempo es un largometraje documental guionizado y dirigido por José Manuel Serrano Cueto en 2012, siendo coguionista Montse Gómez, la música de Dolores Serrano Cueto y la fotografía de Jesús Haro y Jokin Pascual. La interesante propuesta que en su día llamó la atención de La Academia de Cine se vio reflejada en la nominación a los Goya en la categoría de Mejor película documental en su vigésimo séptima edición.
El interés del realizador por acercarse al mundo de los secundarios desde el respeto, la admiración y la curiosidad por saber, por conocer a ese grupo de actores y actrices con la veteranía como acompañantes inseparables tan necesarios para el cine es una realidad absoluta que se ve reflejada en una serie de entrevistas a través de las cuales acerca al público en general de manera realista al entorno del momento narrado y del papel que los secundarios manifiestan entre buenas dosis de recuerdos rememorados desde las entrevistas que el actor Antonio Mora realiza a partir de un curioso reto planteado por el director.
Además de Lorena Fleming entrevistada por el realizador, Antonio Mora se confiesa cual ávido actor metido a entrevistador con el deseo de conocer los entresijos de los entrevistados como representación de un mundo de secundarios que siempre estuvo, está y estará desde la invención del cine. El entrevistador pudo realizar su trabajo en los interesantes encuentros mantenidos con Antonio Mayans (actor y productor), Ricardo Palacios (actor y director), Fernando García Rimada (actor), Carlos Bravo (actor o ‘musicómico’ como le gusta que le definan), Mabel Escaño (actriz) y Aldo Sambrell (actor).
Llama la atención las múltiples referencias directas o indirectas que los entrevistados hacen a los directores con los que en su día trabajaron entre los cuales León Klimovsky, Nicholas Ray, José María Forqué, Josefina Molina o Henri-Georges Clouzot entre una larga lista de realizadores citados a lo largo del documental, no siendo menos interesante conocer los caminos dispares que al elenco de secundarios les llevó hasta el mundo del cine entre la vocación, la curiosidad y la casualidad recabando especialmente en una época en la que el cine de género triunfaba en todo su esplendor explicado con curiosos detalles en las diferentes entrevistas de las que no quedan relegadas primeras figuras de la cinematografía internacional.
Se trata pues de un documental repleto de anécdotas y curiosidades profesionales asociadas a los múltiples entornos en los que se desenvolvieron profesionalmente los entrevistados, sumando en conjunto una extensa filmografía difícilmente cuantificable a lo largo de sus respectivas carreras. Revisar ‘Contra el tiempo’ se convierte en un acto de reconocimiento a los extras y secundarios de la cinematografía española y por derivación de la cinematografía mundial.
El interés del realizador por acercarse al mundo de los secundarios desde el respeto, la admiración y la curiosidad por saber, por conocer a ese grupo de actores y actrices con la veteranía como acompañantes inseparables tan necesarios para el cine es una realidad absoluta que se ve reflejada en una serie de entrevistas a través de las cuales acerca al público en general de manera realista al entorno del momento narrado y del papel que los secundarios manifiestan entre buenas dosis de recuerdos rememorados desde las entrevistas que el actor Antonio Mora realiza a partir de un curioso reto planteado por el director.
Además de Lorena Fleming entrevistada por el realizador, Antonio Mora se confiesa cual ávido actor metido a entrevistador con el deseo de conocer los entresijos de los entrevistados como representación de un mundo de secundarios que siempre estuvo, está y estará desde la invención del cine. El entrevistador pudo realizar su trabajo en los interesantes encuentros mantenidos con Antonio Mayans (actor y productor), Ricardo Palacios (actor y director), Fernando García Rimada (actor), Carlos Bravo (actor o ‘musicómico’ como le gusta que le definan), Mabel Escaño (actriz) y Aldo Sambrell (actor).
Llama la atención las múltiples referencias directas o indirectas que los entrevistados hacen a los directores con los que en su día trabajaron entre los cuales León Klimovsky, Nicholas Ray, José María Forqué, Josefina Molina o Henri-Georges Clouzot entre una larga lista de realizadores citados a lo largo del documental, no siendo menos interesante conocer los caminos dispares que al elenco de secundarios les llevó hasta el mundo del cine entre la vocación, la curiosidad y la casualidad recabando especialmente en una época en la que el cine de género triunfaba en todo su esplendor explicado con curiosos detalles en las diferentes entrevistas de las que no quedan relegadas primeras figuras de la cinematografía internacional.
Se trata pues de un documental repleto de anécdotas y curiosidades profesionales asociadas a los múltiples entornos en los que se desenvolvieron profesionalmente los entrevistados, sumando en conjunto una extensa filmografía difícilmente cuantificable a lo largo de sus respectivas carreras. Revisar ‘Contra el tiempo’ se convierte en un acto de reconocimiento a los extras y secundarios de la cinematografía española y por derivación de la cinematografía mundial.

5,8
5.873
7
7 de junio de 2020
7 de junio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fierce creatures (Criaturas feroces), es una película del australiano Fred Schepisi realizador cercano a la veintena de películas, y del neoyorquino Robert Young con larga experiencia en largometrajes, documentales y televisión entre otros campos del medio, en ambos casos sus trabajos han sido reconocidos en numerosas ocasiones. Fierce creatures está realizada sobre el guión de John Cleese, Iain Johnstone y William Goldman, la siempre interesante música de Jerry Goldsmith de larga experiencia cinematográfica, y fotografía de Adrian Biddle y Ian Baker completan un sólido plantel técnico en esta divertida película contando entre sus protagonistas con la inestimable presencia de algunos componentes de los Monty Python.
Alentado en todo momento por el indoloro, sumiso y ambicioso Neville Coltrane (Bille Brown) formado a la sombra del codicioso magnate Rod McCain (Kevin Kline) quien planea una acción que será el origen de la que se le viene encima a Willa Weston (Jamie Lee Curtis) tras enfrentarse a la realidad que se le presenta a su destino profesional quedando a merced de un zoológico convertido en una gran oportunidad para el empresario de alejar de su lado a Vince (Kevin Kline), su incompetente hijo junto a la amenaza de cierre del negocio reflejado desde las primeras secuencias donde la confusión y el enredo se convierten en constantes habituales.
Criaturas feroces es suficiente garantía para asegurar un resultado optimo, amable, distraído, endiabladamente enredado y sabiamente compartido por el abultado plantel de artistas que rubrican está animada comedia donde animales y personas comparten el mismo interés: no desaparecer del mapa frente a las feroces intenciones empresariales, entrando en juego la confusión, el ocultamiento y la mentira sobre la peligrosidad real de la población del zoo, creando un encadenado de situaciones que lo altera todo, incluida la confusa situación sentimental basada en la envidias y la desconfianza entre Vince y Rollo tras descubrirse la sensual atracción de Willa hacia el interesante Rollo Lee.
La plantilla de los cuidadores del zoo entre los cuales Bugsy Malone (Michael Palin), Reggie (Ronnie Corbett), Cub (Carey Lowell), Sidney Small (Robert Lindsay) o Pip Smal (Cynthia Cleese), aportarán sus esfuerzos en conseguir los deseos del grupo, para lo que se tendrán que enfrentar a una situación donde se pone a prueba el parentesco familiar pese a la negativa del ambicioso Neville. La cascada de los acontecimientos finales rubrican una situación tan plagada de riesgos como de resultados que podría cambiar el destino de los peligros animales feroces… ¡personal incluido, claro!
Alentado en todo momento por el indoloro, sumiso y ambicioso Neville Coltrane (Bille Brown) formado a la sombra del codicioso magnate Rod McCain (Kevin Kline) quien planea una acción que será el origen de la que se le viene encima a Willa Weston (Jamie Lee Curtis) tras enfrentarse a la realidad que se le presenta a su destino profesional quedando a merced de un zoológico convertido en una gran oportunidad para el empresario de alejar de su lado a Vince (Kevin Kline), su incompetente hijo junto a la amenaza de cierre del negocio reflejado desde las primeras secuencias donde la confusión y el enredo se convierten en constantes habituales.
Criaturas feroces es suficiente garantía para asegurar un resultado optimo, amable, distraído, endiabladamente enredado y sabiamente compartido por el abultado plantel de artistas que rubrican está animada comedia donde animales y personas comparten el mismo interés: no desaparecer del mapa frente a las feroces intenciones empresariales, entrando en juego la confusión, el ocultamiento y la mentira sobre la peligrosidad real de la población del zoo, creando un encadenado de situaciones que lo altera todo, incluida la confusa situación sentimental basada en la envidias y la desconfianza entre Vince y Rollo tras descubrirse la sensual atracción de Willa hacia el interesante Rollo Lee.
La plantilla de los cuidadores del zoo entre los cuales Bugsy Malone (Michael Palin), Reggie (Ronnie Corbett), Cub (Carey Lowell), Sidney Small (Robert Lindsay) o Pip Smal (Cynthia Cleese), aportarán sus esfuerzos en conseguir los deseos del grupo, para lo que se tendrán que enfrentar a una situación donde se pone a prueba el parentesco familiar pese a la negativa del ambicioso Neville. La cascada de los acontecimientos finales rubrican una situación tan plagada de riesgos como de resultados que podría cambiar el destino de los peligros animales feroces… ¡personal incluido, claro!
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