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Críticas ordenadas por utilidad
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6,8
45.198
5
1 de junio de 2014
1 de junio de 2014
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un director de cine de acción y un actor que se destaca por el mismo género. Al filo del mañana parte desde un principio de una fórmula segura. Tom Cruise será o no querido por sus excentricidades, nos gustará o no su rostro bonito, lo consideraremos o no un actor talentoso, pero si hay un género donde sabe moverse con desenvoltura es en el cine de acción. Y Doug Liman es el director de “Bourne Identity” y “Mr. And Mrs. Smith”.
Pero "Al filo del mañana" es más que una película de acción. Es una película de extraterrestres, por momentos con mucho humor, pero que también, por el lugar donde transita su argumento principal, a veces puede rozar casi el tedio. Es que en Al filo del mañana, tras ser obligado a combatir, Cage (Cruise) mata a un extraterrestre con un extraño poder y a partir de allí cada vez que se muere (que no van a ser pocas, pues el peligro está a su alrededor constantemente) vuelve a despertar para revivir ese último día nuevamente. Pero además, el momento en que despierta es clave.
Justo después de obtener un exitoso reconocimiento es forzado (sí, el giro un poco también) a pelear en el campo de batalla, un lugar en el que un hombre como él, ordinario, al que ni siquiera le gusta la sangre, no está preparado en lo absoluto.
Si a eso le sumamos que vivimos en un mundo donde las armas que se utilizan son casi como robots, más bien extensiones del cuerpo humano, pero máquinas al fin, y este es un conocimiento que tampoco tiene, todo se convierte en una pesadilla para él. Hasta que un rostro conocido, una mujer, una guerrera, hace algo más que mirarlo desde un afiche o a su lado en el campo de batalla robándole la batería extra que tenía.
“Encuéntrame cuando despiertes”, le dice cuando nota por lo que él está pasando, y lo sabe porque a ella también le sucedió. Sí, es imposible no acordarse de “El Día de la Marmota”, aunque acá lo romántico casi no existe (bueno, ya habrá un momento para eso), y todo se reduce a la acción entre personas que ya son prácticamente máquinas y seres de otro planeta, en un estilo que rememora a la vez, los videojuegos.
La mujer de armas tomar es ni más ni menos que la británica Emily Blunt, que demostró que en el cine todo lo puede, pasando desde comedias románticas, a películas de época y luego a otras de acción o ciencia ficción. Es más que un rostro bello. Y si bien es bastante más joven que Cruise, la pareja no desentona, aunque nunca termina de convencernos.
Quizás porque es Cage el que se tiene que encargar día a día, como en la película “Como si fuera la primera vez” ya que estamos de referencias, de acercarse a ella. Mientras él ya le conoce cada movimiento, no porque sea un experto, sino que porque ya vivió cientos de veces la misma escena, lo mismo que sucede con su progreso en la guerra, para ella es siempre un desconocido al que sabe que todavía no conoció, si es que eso tiene sentido.
“Lo que te voy a decir suena loco. Pero a medida que continúe va a sonar cada vez más racional”. Cruise está más que seguro de sí mismo e impregna esa confianza cada vez con mayor medida en el personaje que le toca interpretar entre tanta muerte y despertar siguiente. Con algunos altibajos y un 3d apenas aprovechables, el film pone en el centro a Cruise y lo deja hacer lo que mejor sabe hacer, correr, disparar, y regalarnos una sonrisa compradora. El lugar a donde nos lleva la trama, aquel al que hay que llegar para resolver la película, es lo menos interesante del film. Todo sucede rápido, de manera poco creíble, casi como un modo apresurado de resolverla. Pero en el medio hay mucha acción, algo de humor y mucho Tom Cruise, le pese a quien le pese.
http://www.elespectadoravezado.com.ar/
Pero "Al filo del mañana" es más que una película de acción. Es una película de extraterrestres, por momentos con mucho humor, pero que también, por el lugar donde transita su argumento principal, a veces puede rozar casi el tedio. Es que en Al filo del mañana, tras ser obligado a combatir, Cage (Cruise) mata a un extraterrestre con un extraño poder y a partir de allí cada vez que se muere (que no van a ser pocas, pues el peligro está a su alrededor constantemente) vuelve a despertar para revivir ese último día nuevamente. Pero además, el momento en que despierta es clave.
Justo después de obtener un exitoso reconocimiento es forzado (sí, el giro un poco también) a pelear en el campo de batalla, un lugar en el que un hombre como él, ordinario, al que ni siquiera le gusta la sangre, no está preparado en lo absoluto.
Si a eso le sumamos que vivimos en un mundo donde las armas que se utilizan son casi como robots, más bien extensiones del cuerpo humano, pero máquinas al fin, y este es un conocimiento que tampoco tiene, todo se convierte en una pesadilla para él. Hasta que un rostro conocido, una mujer, una guerrera, hace algo más que mirarlo desde un afiche o a su lado en el campo de batalla robándole la batería extra que tenía.
“Encuéntrame cuando despiertes”, le dice cuando nota por lo que él está pasando, y lo sabe porque a ella también le sucedió. Sí, es imposible no acordarse de “El Día de la Marmota”, aunque acá lo romántico casi no existe (bueno, ya habrá un momento para eso), y todo se reduce a la acción entre personas que ya son prácticamente máquinas y seres de otro planeta, en un estilo que rememora a la vez, los videojuegos.
La mujer de armas tomar es ni más ni menos que la británica Emily Blunt, que demostró que en el cine todo lo puede, pasando desde comedias románticas, a películas de época y luego a otras de acción o ciencia ficción. Es más que un rostro bello. Y si bien es bastante más joven que Cruise, la pareja no desentona, aunque nunca termina de convencernos.
Quizás porque es Cage el que se tiene que encargar día a día, como en la película “Como si fuera la primera vez” ya que estamos de referencias, de acercarse a ella. Mientras él ya le conoce cada movimiento, no porque sea un experto, sino que porque ya vivió cientos de veces la misma escena, lo mismo que sucede con su progreso en la guerra, para ella es siempre un desconocido al que sabe que todavía no conoció, si es que eso tiene sentido.
“Lo que te voy a decir suena loco. Pero a medida que continúe va a sonar cada vez más racional”. Cruise está más que seguro de sí mismo e impregna esa confianza cada vez con mayor medida en el personaje que le toca interpretar entre tanta muerte y despertar siguiente. Con algunos altibajos y un 3d apenas aprovechables, el film pone en el centro a Cruise y lo deja hacer lo que mejor sabe hacer, correr, disparar, y regalarnos una sonrisa compradora. El lugar a donde nos lleva la trama, aquel al que hay que llegar para resolver la película, es lo menos interesante del film. Todo sucede rápido, de manera poco creíble, casi como un modo apresurado de resolverla. Pero en el medio hay mucha acción, algo de humor y mucho Tom Cruise, le pese a quien le pese.
http://www.elespectadoravezado.com.ar/

6,0
8.067
8
16 de diciembre de 2013
16 de diciembre de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ana es una joven insatisfecha con su vida. Parece difícil comprender cómo alguien puede tener tanto desprecio por la vida, pero sólo lo puede hacer quien esté en sus zapatos. Y Ana no se siente bien, quisiera morirse, tener el valor suficiente para tomar la decisión de acabar con todo. Pero no puede, entonces se lastima con heridas superficiales que opacan el dolor espiritual con el cual no aprende a convivir. Filmado en muchos planos secuencia, la actriz se carga la película al hombro. Somos casi los ojos de ella, entendemos lo que ella siente, que por momentos puede ser poco. Ella sólo sabe que quiere morirse, se la ve contenida, estalla en llantos a solas y es cuando ahí termina lastimándose.
La idea de la película nació originalmente como para un documental, pero a medida que la exhaustiva investigación se iba llevando a cabo, Franco descubrió que no iba a poder abarcar todo como se lo merecía un tema tan importante. Entonces, en lugar de hacer una película sobre el Trastorno Límite de la Personalidad, decidió que se centraría en un personaje que contenga esa enfermedad y que sólo se mostraría como su punto de vista es siempre el de ella, y. Ana sabe que no está bien pero no tiene conocimiento de su enfermedad, la cual nunca es mencionada y en ningún momento se vuelve explícita.
a cámara sigue constantemente a este personaje roto, y los planos secuencia no hacen más que sumarle realismo junto a la impresionante interpretación de su protagonista.
Ana es un personaje que todavía no puede salir a la vida como el adulto que es. Es una persona tan contenida que no puede gritar, se esconde y llora y se lastima. Encuentra un poco de refugio sólo en personas con las cuales no puede terminar de relacionarse, como alguno de los pacientes a los que traslada o un extraño en un foro de la internet. Porque a veces es más fácil abrirse totalmente ante un extraño, en lugar de frente a “amigos” que apenas están para ella, un ex novio que hace tiempo rompió la relación aunque ella no pueda dejarlo, un padre ausente que se le acerca sospechosamente, o una madre que da vuelta su rostro para no enfrentar lo que ve, y probablemente no sea la primera vez que lo haga.
Un viaje duro hacia el interior de una mujer que no puede ni quiere verse en un futuro, sino que prefiere hacerlo en el cuerpo de un hombre desfigurado y sin vida que fue protagonista de un terrible accidente.
El título La herida no se refiere simplemente a los cortes y quemaduras que Ana se pueda provocar. Hay algo más ahí enterrado, algo que sólo vamos a ver a través de sutiles indicios.
Compulsiva. Así es ella en un montón de aspectos: bebe, aspira cocaína, se medica, se lastima, no come, tiene sexo con extraños a los que inmediatamente desprecia, roba cosas que no necesita. Ana grita sin sonido, a través de sus acciones, pero nadie parece escucharla.
El film impacta y se destaca en el modo en que está tan bien retratada una enfermedad de semejante complejidad, además de su calidad técnica. Una película interesantísima, muy dura pero que sin dudas recomendaría.
http://visiondelcine.com.ar/festivales/festival-de-cine-de-mar-del-plata/dia-3-del-festival-de-cine-de-mar-del-plata/
La idea de la película nació originalmente como para un documental, pero a medida que la exhaustiva investigación se iba llevando a cabo, Franco descubrió que no iba a poder abarcar todo como se lo merecía un tema tan importante. Entonces, en lugar de hacer una película sobre el Trastorno Límite de la Personalidad, decidió que se centraría en un personaje que contenga esa enfermedad y que sólo se mostraría como su punto de vista es siempre el de ella, y. Ana sabe que no está bien pero no tiene conocimiento de su enfermedad, la cual nunca es mencionada y en ningún momento se vuelve explícita.
a cámara sigue constantemente a este personaje roto, y los planos secuencia no hacen más que sumarle realismo junto a la impresionante interpretación de su protagonista.
Ana es un personaje que todavía no puede salir a la vida como el adulto que es. Es una persona tan contenida que no puede gritar, se esconde y llora y se lastima. Encuentra un poco de refugio sólo en personas con las cuales no puede terminar de relacionarse, como alguno de los pacientes a los que traslada o un extraño en un foro de la internet. Porque a veces es más fácil abrirse totalmente ante un extraño, en lugar de frente a “amigos” que apenas están para ella, un ex novio que hace tiempo rompió la relación aunque ella no pueda dejarlo, un padre ausente que se le acerca sospechosamente, o una madre que da vuelta su rostro para no enfrentar lo que ve, y probablemente no sea la primera vez que lo haga.
Un viaje duro hacia el interior de una mujer que no puede ni quiere verse en un futuro, sino que prefiere hacerlo en el cuerpo de un hombre desfigurado y sin vida que fue protagonista de un terrible accidente.
El título La herida no se refiere simplemente a los cortes y quemaduras que Ana se pueda provocar. Hay algo más ahí enterrado, algo que sólo vamos a ver a través de sutiles indicios.
Compulsiva. Así es ella en un montón de aspectos: bebe, aspira cocaína, se medica, se lastima, no come, tiene sexo con extraños a los que inmediatamente desprecia, roba cosas que no necesita. Ana grita sin sonido, a través de sus acciones, pero nadie parece escucharla.
El film impacta y se destaca en el modo en que está tan bien retratada una enfermedad de semejante complejidad, además de su calidad técnica. Una película interesantísima, muy dura pero que sin dudas recomendaría.
http://visiondelcine.com.ar/festivales/festival-de-cine-de-mar-del-plata/dia-3-del-festival-de-cine-de-mar-del-plata/

2,8
1.404
6
26 de julio de 2013
26 de julio de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dario Argento y Drácula. Dos nombres interesantísimos deciden unirse. Uno de los maestros del terror italiano y el conde vampiro. Y la ya poca novedad del 3D, que hoy en día satura las pantallas de las salas de cine.
Lo que quizás sí es novedoso, es que si nos hubiesen dicho tiempo atrás, cuando la moda del 3D comenzó, que iban a hacer la versión tridimensional del vampiro más famoso de la historia, nadie se hubiese imaginado que la dirección iría a caer en manos de un director italiano y mucho menos de un director que nos acostumbra a un cine “berreta” (no lo digo en tono despectivo, todo lo contrario). Cualquiera hubiese imaginado una película al mejor estilo hollywoodense, probablemente con poco alma pero grandes efectos especiales. ¿Entonces hay que agradecer que Dario Argento haya decidido hacer la versión tridimensional de Drácula antes de que se le ocurriera a algún productor norteamericano?
La verdad, es que como toda película del director, vale aclarar que no es una película para cualquier tipo de público. También es cierto que el director ya no se encuentra inspirado como en su época de “Suspiria”.
Aún así, Argento se puso al mando de un trabajo difícil (¿cuántas versiones hay ya de la novela de Bram Stoker? ¿alguien puede confiar en que sea posible superar la obra maestra de Coppola, o incluso las interpretaciones más clásicas, como las de Bela Lugosi o Christopher Lee?), y decidió hacerlo siendo fiel al libro. Eso dijo él, pero lo cierto es que, primero y principal, serle fiel al libro es muy difícil, porque está escrito de modo epistolar, y porque Drácula prácticamente no aparece en él. Y segundo, porque a él le interesan otras cosas, seamos honestos. Pone a su hija como una de sus protagonistas, ni más ni menos que Lucy, y que ponga a Asia Argento ya pronostica que estará principalmente para mostrar piel. Y no es la única. Porque las mujeres en su cine suelen estar para eso, y Miriam Giovannelli es otra hermosa mujer que es puesta frente a las cámaras con ese propósito.
A Argento también le interesa otro tipo de cine, y acá parece homenajear a las monster movies, convirtiendo a Drácula, de una manera más literal que nunca, en un ser que puede transformarse en cualquier animal. En cualquiera. De hecho es protagonista de una de las escenas más bizarras y por lo tanto divertidas que vi.
A grandes rasgos, la película de Dario Argento es fallida pero interesante. Incluso el gran Rutger Hauer aparece como Van Helsing, pero nos hubiese gustado que tuviera más minutos de pantalla. El papel del conde recae en Thomas Kretschmann, actor que vimos en “Wanted”. Las actuaciones en general no sobresalen ninguna, a excepción de Hauer, pero es que se dan de un modo teatral.
Drácula 3D no termina de crear los climas y la atmósfera que pretende, por momentos está cerca pero no, se queda en el intento. Pero el gore y los desnudos femeninos están a la carta. El humor que genera las bizarras escenas, también. Por eso, es un film sólo para un determinado tipo de público.
Escrito para elespectadoravezado.com.ar
Lo que quizás sí es novedoso, es que si nos hubiesen dicho tiempo atrás, cuando la moda del 3D comenzó, que iban a hacer la versión tridimensional del vampiro más famoso de la historia, nadie se hubiese imaginado que la dirección iría a caer en manos de un director italiano y mucho menos de un director que nos acostumbra a un cine “berreta” (no lo digo en tono despectivo, todo lo contrario). Cualquiera hubiese imaginado una película al mejor estilo hollywoodense, probablemente con poco alma pero grandes efectos especiales. ¿Entonces hay que agradecer que Dario Argento haya decidido hacer la versión tridimensional de Drácula antes de que se le ocurriera a algún productor norteamericano?
La verdad, es que como toda película del director, vale aclarar que no es una película para cualquier tipo de público. También es cierto que el director ya no se encuentra inspirado como en su época de “Suspiria”.
Aún así, Argento se puso al mando de un trabajo difícil (¿cuántas versiones hay ya de la novela de Bram Stoker? ¿alguien puede confiar en que sea posible superar la obra maestra de Coppola, o incluso las interpretaciones más clásicas, como las de Bela Lugosi o Christopher Lee?), y decidió hacerlo siendo fiel al libro. Eso dijo él, pero lo cierto es que, primero y principal, serle fiel al libro es muy difícil, porque está escrito de modo epistolar, y porque Drácula prácticamente no aparece en él. Y segundo, porque a él le interesan otras cosas, seamos honestos. Pone a su hija como una de sus protagonistas, ni más ni menos que Lucy, y que ponga a Asia Argento ya pronostica que estará principalmente para mostrar piel. Y no es la única. Porque las mujeres en su cine suelen estar para eso, y Miriam Giovannelli es otra hermosa mujer que es puesta frente a las cámaras con ese propósito.
A Argento también le interesa otro tipo de cine, y acá parece homenajear a las monster movies, convirtiendo a Drácula, de una manera más literal que nunca, en un ser que puede transformarse en cualquier animal. En cualquiera. De hecho es protagonista de una de las escenas más bizarras y por lo tanto divertidas que vi.
A grandes rasgos, la película de Dario Argento es fallida pero interesante. Incluso el gran Rutger Hauer aparece como Van Helsing, pero nos hubiese gustado que tuviera más minutos de pantalla. El papel del conde recae en Thomas Kretschmann, actor que vimos en “Wanted”. Las actuaciones en general no sobresalen ninguna, a excepción de Hauer, pero es que se dan de un modo teatral.
Drácula 3D no termina de crear los climas y la atmósfera que pretende, por momentos está cerca pero no, se queda en el intento. Pero el gore y los desnudos femeninos están a la carta. El humor que genera las bizarras escenas, también. Por eso, es un film sólo para un determinado tipo de público.
Escrito para elespectadoravezado.com.ar

6,3
23.921
9
3 de marzo de 2013
3 de marzo de 2013
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película de Paul Thomas Anderson nos demuestra que el autor sigue inspirado. Sus películas son raras y magníficas, y por lo tanto no apreciadas por cualquier espectador. Con "The Master" esto vuelve a suceder, quizás con mayor intensidad.
Joaquin Phoenix es Freddy Quell, un marino, ex soldado, vagabundo, alcohólico de padre ebrio y madre internada en un psiquiátrico, obsesionado con el sexo y enamorado de una joven por la cual nunca regresó (o cuando lo hizo, ya fue demasiado tarde). Que intenta reinsertarse en la vida social pero no lo logra a causa de su comportamiento errático. La performance del actor es clave para lograr que su personaje sea tan enigmático, impredecible, e impactante. Lo acompaña un siempre brillante Philip Seymour Hoffman como Lancaster Dodd, un hombre que se considera muchas cosas (I am a writer, a doctor, a nuclear physicist and a theoretical philosopher. But above all, I am a man, a hopelessly inquisitive man, just like you) pero es sobretodo un gran hablador. Los dos son diferentes, pero a la vez, parecidos, y una vez que se conocen su relación va a ser simbiótica, no van a poder estar el uno sin el otro, se van a necesitar.
La película comienza con un plano del mar, un mar inquieto, agitado, como el propio Freddy. Y luego nos adentramos un poco en la cotidianeidad de este hombre, salvaje, y sobretodo, como lo demuestra brillantemente su plano abrazado a una mujer de arena, solo. Y es cuando uno está solo y perdido cuando es más susceptible a dejarse llevar por quien le ofrece un lugar donde pertenecer, y es acá cuando aparece Lancaster. Él promete salvarlo, curarlo. Lancaster le abre las puertas de su familia, de su casa, de su "causa". Freddy escucha, atentamente, participa, pero nunca logra introducirse del todo, duda ante quien le dice que son puras habladurías, pero, impredecible como es, ataca a quien acusa a Lancaster de no tener pruebas de provenir de vidas pasadas, como él asegura constantemente.
"Man is not an animal. We are not a part of the animal kingdom. We sit far above that crown, perched as spirits, not beasts. I have unlocked and discovered a secret to living in these bodies that we hold".
¿Quién es el maestro? ¿Es Lancaster Dodd? ¿O su mujer? Detrás de todo "gran" hombre, hay una gran mujer. Y es Peggy (una Amy Adams también brillante) quien parece controlarlo todo, de una manera tan sutil e inteligente, que no es perceptible a primera vista. Pero es ella quien maneja la situación. "Puedes hacer lo que quieras, mientras yo no me entere y mientras ninguno de mis conocidos se entere", le dice en la escena que toma el control con sus manos y decide cuándo acabar.
Mención aparte necesita la gran escena en la prisión, entre los dos actores. El modo en que el personaje de Phoenix estalla, con esa violencia para consigo mismo, es realmente perturbadora. Y del otro lado de la reja, un tranquilo Lancaster que no deja su discurso, "tu miedo al encierro proviene de otra vida" y quien asegura ser él unico a quien Freddy le cae bien, pero él no le cree, porque sabe que en el fondo no le cae bien, que lo necesita. Cada uno de sus duelos actorales son impresionantes.
Todos necesitamos un guía, alguien a quien seguir. Y todo maestro necesita su discípulo. Por eso es que Freddy y Lancaster se necesitan. No es uno sin el otro. "Somos criaturas muy distintas" dice Lancaster, pero en realidad son dos caras de la misma moneda.
"If you figure a way to live without serving a master, any master, then let the rest of us know, will you? For you'd be the first in the history of the world".
"The Master" es una gran película (bellamente filmada y bellamente musicalizada también), aunque desconcertante e incómoda por momentos. Es una reflexión sobre el lugar del hombre en el mundo, sobre la soledad y la necesidad de alguien que nos guíe. El último plano representa el futuro de Freddy Quell, ¿desesperanzador y solitario? ¿O simplemente el lugar en el que él más comodo se siente, en la naturaleza? Fue en busca de la mujer que amaba, la única que lo trató bien, pero ya era demasiado tarde y ella, que le cantaba, ya no estaba allí. "Quizás no pueda ayudársele, o quizás esté loco", dijo Peggy en algún momento. O, como lo define Clark en uno de los ejercicios, "(...) egoísta y solitario. Deberías ingresar al hospital junto con tu madre porque ahí perteneces. Porque estás enfermo, estás cansado y necesitas estar solo, lejos de la gente".
Joaquin Phoenix es Freddy Quell, un marino, ex soldado, vagabundo, alcohólico de padre ebrio y madre internada en un psiquiátrico, obsesionado con el sexo y enamorado de una joven por la cual nunca regresó (o cuando lo hizo, ya fue demasiado tarde). Que intenta reinsertarse en la vida social pero no lo logra a causa de su comportamiento errático. La performance del actor es clave para lograr que su personaje sea tan enigmático, impredecible, e impactante. Lo acompaña un siempre brillante Philip Seymour Hoffman como Lancaster Dodd, un hombre que se considera muchas cosas (I am a writer, a doctor, a nuclear physicist and a theoretical philosopher. But above all, I am a man, a hopelessly inquisitive man, just like you) pero es sobretodo un gran hablador. Los dos son diferentes, pero a la vez, parecidos, y una vez que se conocen su relación va a ser simbiótica, no van a poder estar el uno sin el otro, se van a necesitar.
La película comienza con un plano del mar, un mar inquieto, agitado, como el propio Freddy. Y luego nos adentramos un poco en la cotidianeidad de este hombre, salvaje, y sobretodo, como lo demuestra brillantemente su plano abrazado a una mujer de arena, solo. Y es cuando uno está solo y perdido cuando es más susceptible a dejarse llevar por quien le ofrece un lugar donde pertenecer, y es acá cuando aparece Lancaster. Él promete salvarlo, curarlo. Lancaster le abre las puertas de su familia, de su casa, de su "causa". Freddy escucha, atentamente, participa, pero nunca logra introducirse del todo, duda ante quien le dice que son puras habladurías, pero, impredecible como es, ataca a quien acusa a Lancaster de no tener pruebas de provenir de vidas pasadas, como él asegura constantemente.
"Man is not an animal. We are not a part of the animal kingdom. We sit far above that crown, perched as spirits, not beasts. I have unlocked and discovered a secret to living in these bodies that we hold".
¿Quién es el maestro? ¿Es Lancaster Dodd? ¿O su mujer? Detrás de todo "gran" hombre, hay una gran mujer. Y es Peggy (una Amy Adams también brillante) quien parece controlarlo todo, de una manera tan sutil e inteligente, que no es perceptible a primera vista. Pero es ella quien maneja la situación. "Puedes hacer lo que quieras, mientras yo no me entere y mientras ninguno de mis conocidos se entere", le dice en la escena que toma el control con sus manos y decide cuándo acabar.
Mención aparte necesita la gran escena en la prisión, entre los dos actores. El modo en que el personaje de Phoenix estalla, con esa violencia para consigo mismo, es realmente perturbadora. Y del otro lado de la reja, un tranquilo Lancaster que no deja su discurso, "tu miedo al encierro proviene de otra vida" y quien asegura ser él unico a quien Freddy le cae bien, pero él no le cree, porque sabe que en el fondo no le cae bien, que lo necesita. Cada uno de sus duelos actorales son impresionantes.
Todos necesitamos un guía, alguien a quien seguir. Y todo maestro necesita su discípulo. Por eso es que Freddy y Lancaster se necesitan. No es uno sin el otro. "Somos criaturas muy distintas" dice Lancaster, pero en realidad son dos caras de la misma moneda.
"If you figure a way to live without serving a master, any master, then let the rest of us know, will you? For you'd be the first in the history of the world".
"The Master" es una gran película (bellamente filmada y bellamente musicalizada también), aunque desconcertante e incómoda por momentos. Es una reflexión sobre el lugar del hombre en el mundo, sobre la soledad y la necesidad de alguien que nos guíe. El último plano representa el futuro de Freddy Quell, ¿desesperanzador y solitario? ¿O simplemente el lugar en el que él más comodo se siente, en la naturaleza? Fue en busca de la mujer que amaba, la única que lo trató bien, pero ya era demasiado tarde y ella, que le cantaba, ya no estaba allí. "Quizás no pueda ayudársele, o quizás esté loco", dijo Peggy en algún momento. O, como lo define Clark en uno de los ejercicios, "(...) egoísta y solitario. Deberías ingresar al hospital junto con tu madre porque ahí perteneces. Porque estás enfermo, estás cansado y necesitas estar solo, lejos de la gente".

6,0
3.123
5
16 de agosto de 2013
16 de agosto de 2013
8 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
“No hay gerundios en el amor”, dice el personaje que en general suele tirar siempre la posta en las películas: el de la amiga, la confidente, y la consejera. No existe el “creo que me estoy enamorando”, es todo o nada, le hace saber de manera frontal y dura, porque es así la mejor forma de que algo te entre en la cabeza, el personaje de Jorgelina Aruzzi a la protagonista.
La película empieza en la nada de Ivana, sola en su departamento, enojada con la vida o con ella misma, hasta que suena el teléfono. Del otro lado, un hombre le habla, de manera amable y seductora, le dice que encontró su celular y pretende devolvérselo. Sin darse cuenta, quizás por primera vez en mucho tiempo, Ivana logra soltarse y termina contándole algunos de sus problemas, que residen por sobre todas las cosas en su ex, que es ex desde hace tres años pero sigue siendo socio y aparentemente no puede salir de su vida, porque no quiere hacerlo.
La conversación se torna tan amena, que deciden encontrarse al otro día, y la devolución del celular no es más que una mera excusa. “Casa” la llama León a Ivana, ya que así estaba agendada en su propio celular, y así es un poco cómo lograrán sentirse después, como en casa.
Ivana ve por primera vez a León y ve lo que todos, a un hombre enano, pero que lleva una sonrisa y una actitud con mucha personalidad y si bien su primera reacción es de sorpresa, no tarda en desaparecer. Y así como en pocos segundos de esa llamada logró que Ivana se soltara con sus problemas, en unas pocas horas logra que Ivana se suelte de otro modo, más físico, y la invita a tirarse en paracaídas, cosa que la aterra pero a la que se deja llevar, siempre de la mano de León.
Al otro día, Ivana ya no es la misma. Se lo percibe en su forma de andar, en su rostro relajado, en su sonrisa inevitable. León no la llama. O mejor dicho, ella no espera a que él lo llame. Y deciden seguir conociéndose.
A continuación tenemos una historia de amor que pasa por todas las etapas de cualquier historia de amor que hayamos vivido. La curiosidad, la atracción, la fascinación, el conocerse, el decidir pasar tiempos juntos, el darse cuenta que de repente todo se vuelve muy serio, el asustarse, y por último, tomar una decisión.
Pero para Ivana no es fácil. “No es nada grave, es distinto”, le dice él. Y eso es con lo que toda la vida tendrá que lidiar él, con el ser distinto, y ella también si decide darle rienda al amor, algo que hasta ahora no sabía lo que era.
León le reprocha en un momento, sin querer que suene como un reproche pero a la vez sin poder evitarlo, que ella nunca lo llevara a ninguna reunión social con sus familiares o amigos, mientras ella ya conocía su casa y a su hijo (interpretado por el hijo de Francella en la vida real, Nicolás Francella).
La película poco se parece a lo que uno puede esperar desde el póster. Francella como un enano sí, puede ser gracioso, pero por suerte, no reside allí lo principal del relato. Porque también puede ser encantador y puede lograr conmoverte de un modo que no imaginábamos que podía hacerlo. Corazón de León es ante todo una película romántica, una historia de amor.
Marcos Carnevale es el director que ya nos había contado la hermosa historia de amor de Elsa y Fred (que próximamente tendremos en versión hollywoodense), y conmovido con Anita, con desparejo resultados. Ahora dirige a Guillermo Francella y Julieta Diaz, los pone en pantalla, con sus defectos y virtudes, a que se enamoren, a que se asusten, a que sientan, a que se quiebren, al fin y al cabo, a que vivan.
Francella está tan bien como siempre, sabiendo manejar tanto el humor como el drama y cada uno en su momento adecuado, y Julieta Diaz probablemente mejor que nunca, como una mujer a la que consideran perfecta pero ella sabe que está llena de defectos, no visibles.
Y es que si en algo quizás la película falla, es en hacer demasiado visibles los defectos físicos de diferentes personajes (el protagonista enano, pero también está el gordo, y el sordomudo) para acentuar un mensaje que ya estaba claro: la posibilidad de liberarse o de aprender a vivir con los prejuicios, de uno y del otro. El aceptar al otro como es, todo el paquete.
La película cuenta con un gran trabajo en los efectos especiales con el personaje de León, aunque a veces se nos dificulte no ver a Francella enano en lugar de a León, ya que hay ciertos momentos en los que el personaje explota de un modo en el que el actor lo ha hecho ya con otros personajes. Pero Corazón de León no es la película para aquel que sólo espere una comedia burda sobre un enano, sino una película sobre el amor. Termina siendo una sorpresa, algo que inesperado y agradable. Es, valga la redundancia, una película con mucho corazón. No es perfecta, porque como bien nos lo dice, nadie lo es, pero es mejor de lo que uno imaginaba.
La película empieza en la nada de Ivana, sola en su departamento, enojada con la vida o con ella misma, hasta que suena el teléfono. Del otro lado, un hombre le habla, de manera amable y seductora, le dice que encontró su celular y pretende devolvérselo. Sin darse cuenta, quizás por primera vez en mucho tiempo, Ivana logra soltarse y termina contándole algunos de sus problemas, que residen por sobre todas las cosas en su ex, que es ex desde hace tres años pero sigue siendo socio y aparentemente no puede salir de su vida, porque no quiere hacerlo.
La conversación se torna tan amena, que deciden encontrarse al otro día, y la devolución del celular no es más que una mera excusa. “Casa” la llama León a Ivana, ya que así estaba agendada en su propio celular, y así es un poco cómo lograrán sentirse después, como en casa.
Ivana ve por primera vez a León y ve lo que todos, a un hombre enano, pero que lleva una sonrisa y una actitud con mucha personalidad y si bien su primera reacción es de sorpresa, no tarda en desaparecer. Y así como en pocos segundos de esa llamada logró que Ivana se soltara con sus problemas, en unas pocas horas logra que Ivana se suelte de otro modo, más físico, y la invita a tirarse en paracaídas, cosa que la aterra pero a la que se deja llevar, siempre de la mano de León.
Al otro día, Ivana ya no es la misma. Se lo percibe en su forma de andar, en su rostro relajado, en su sonrisa inevitable. León no la llama. O mejor dicho, ella no espera a que él lo llame. Y deciden seguir conociéndose.
A continuación tenemos una historia de amor que pasa por todas las etapas de cualquier historia de amor que hayamos vivido. La curiosidad, la atracción, la fascinación, el conocerse, el decidir pasar tiempos juntos, el darse cuenta que de repente todo se vuelve muy serio, el asustarse, y por último, tomar una decisión.
Pero para Ivana no es fácil. “No es nada grave, es distinto”, le dice él. Y eso es con lo que toda la vida tendrá que lidiar él, con el ser distinto, y ella también si decide darle rienda al amor, algo que hasta ahora no sabía lo que era.
León le reprocha en un momento, sin querer que suene como un reproche pero a la vez sin poder evitarlo, que ella nunca lo llevara a ninguna reunión social con sus familiares o amigos, mientras ella ya conocía su casa y a su hijo (interpretado por el hijo de Francella en la vida real, Nicolás Francella).
La película poco se parece a lo que uno puede esperar desde el póster. Francella como un enano sí, puede ser gracioso, pero por suerte, no reside allí lo principal del relato. Porque también puede ser encantador y puede lograr conmoverte de un modo que no imaginábamos que podía hacerlo. Corazón de León es ante todo una película romántica, una historia de amor.
Marcos Carnevale es el director que ya nos había contado la hermosa historia de amor de Elsa y Fred (que próximamente tendremos en versión hollywoodense), y conmovido con Anita, con desparejo resultados. Ahora dirige a Guillermo Francella y Julieta Diaz, los pone en pantalla, con sus defectos y virtudes, a que se enamoren, a que se asusten, a que sientan, a que se quiebren, al fin y al cabo, a que vivan.
Francella está tan bien como siempre, sabiendo manejar tanto el humor como el drama y cada uno en su momento adecuado, y Julieta Diaz probablemente mejor que nunca, como una mujer a la que consideran perfecta pero ella sabe que está llena de defectos, no visibles.
Y es que si en algo quizás la película falla, es en hacer demasiado visibles los defectos físicos de diferentes personajes (el protagonista enano, pero también está el gordo, y el sordomudo) para acentuar un mensaje que ya estaba claro: la posibilidad de liberarse o de aprender a vivir con los prejuicios, de uno y del otro. El aceptar al otro como es, todo el paquete.
La película cuenta con un gran trabajo en los efectos especiales con el personaje de León, aunque a veces se nos dificulte no ver a Francella enano en lugar de a León, ya que hay ciertos momentos en los que el personaje explota de un modo en el que el actor lo ha hecho ya con otros personajes. Pero Corazón de León no es la película para aquel que sólo espere una comedia burda sobre un enano, sino una película sobre el amor. Termina siendo una sorpresa, algo que inesperado y agradable. Es, valga la redundancia, una película con mucho corazón. No es perfecta, porque como bien nos lo dice, nadie lo es, pero es mejor de lo que uno imaginaba.
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