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Críticas 208
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
En pleno año 2016, resulta sorprendente que el holocausto provocado por el partido Nazi durante la Segunda Guerra Mundial siga siendo un tema recurrente para ser tratado en el séptimo arte. Sin embargo, llama aún más la atención que se realice una película alemana para tratar sobre el asunto. Es así como el director Giulio Ricciarelli, entrega una cinta que presenta una excelente semblanza acerca del desconocimiento y encubrimiento que se vivió en la Alemania de la post-guerra acerca de las atrocidades cometidas por el régimen nazi, en específico en el “famoso” campo de concentración de Auschwitz.

Situada en el año de 1958, la película trata acerca de Johann Radmann, un joven e impetuoso fiscal que decide seguir la pista dejada por un periodista acerca de diversos exmilitares que cometieron atrocidades en el campo de Auschwitz y que vivían cómodamente ocupando puestos de trabajo entre la sociedad alemana. Una serie de testimonios y documentos lo llevarán a descubrir el propósito verdadero de estos campos, realidad que era desconocida por la mayoría de los jóvenes de esa época. Mientras más revelaciones se le presentan al joven fiscal, su sed de justicia aumentará, aunque también su indignación e impotencia ante una serie de trabas que el mismo sistema le presenta para continuar con su búsqueda.

Es así como se realiza una magnífica semblanza acerca de los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial, valiéndose únicamente de la actuación de gente que interpreta el papel de testigos que vivieron los horrores del encierro Nazi. Así, sin utilizar el impacto visual que se podría lograr introduciendo flashbacks, el director consigue que el espectador se involucre de manera profunda en los sucesos históricos únicamente con elementos narrativos, muy al estilo de la recién galardonada Spotlight. De esta forma, se tiene una película que sin caer en el amarillismo trata de una manera magnífica un asunto histórico muy delicado, con el elemento adicional de que lo presenta desde una perspectiva alemana.

La ambientación y la secuencia del filme también son excelentes, logrando captar la atención del público durante toda la cinta. El único elemento criticable es la actuación de Alexander Fehling (Inglourious Basterds), a quien el papel del joven fiscal le queda grande, debido a que no logra imprimir la fuerza y personalidad que uno esperaría para un personaje de tal envergadura. Por otra parte, se puede decir que el resto del reparto cumple con una buena interpretación de los personajes secundarios.

Es así como, a pesar de que existen películas mejores acerca del tema, Im Labyrinth des Schweigens es una excelente opción para ver un tipo de cine diferente, sin amarillismos y que trata de forma muy interesante un drama histórico el cual, a pesar de que ha sido abordado en muchas ocasiones, ofrece el elemento adicional de que permite observar el suceso desde la perspectiva alemana, lo cual la hace todavía más atractiva para el espectador.

Calificación: TÚ DECIDES.

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9 de julio de 2018 Sé el primero en valorar esta crítica
Muy atrás quedó el año de 1993 cuando Steven Spielberg maravilló al público con Jurassic Park, una cinta que marcó una época presentando una historia sorprendente en la cual los dinosaurios eran sus protagonistas principales. Musicalizada por John Williams, el filme se posicionó en el gusto de todo mundo para romper récords de taquilla. Posteriormente surgió la mediana The Lost World (también de Spielberg) para después dar paso a la olvidable Jurassic Park III y demostrar que para el año 2001 los dinosaurios digitalizados ya no eran lo suficientemente impresionantes como para dar soporte a un guion soso.

Cuando se creía que la dinastía de Jurassic Park por fin se había extinto, llegó una revitalización en 2015 con Jurassic World, dirigida por Colin Trevorrow. En esta ocasión, la Isla Nublar resurgía nuevamente como un parque temático en el cual diversas especies de dinosaurios eran producidas gracias a la manipulación genética para deleitar a sus visitantes, no obstante, las cosas se salen de control cuando una de las creaturas causa estragos al no poder ser controlada. Aunque el argumento de la cinta de Trevorrow era casi una calca de la primigenia que se estrenó 22 años atrás, ésta tuvo un éxito aceptable, el cual dio paso a una secuela dirigida en esta ocasión por el español J.A. Bayona (El Orfanato, A Monster Calls) y escrita por el mismo Trevorrow.

Siguiendo el mismo camino trazado por la trilogía anterior, en esta ocasión la acción se traslada a tierra firme. Ante la inminente destrucción de la Isla Nublar, la humanidad se encuentra en una encrucijada: dejar que la naturaleza retome su curso y se extingan nuevamente los dinosaurios que en ella habitan, o bien rescatarlos asumiendo el riesgo de poner en peligro la existencia de millones de personas. Como siempre, existirán grupos a favor y en contra, destacando entre estos últimos el dirigido por Claire Dearing, quien con la ayuda de Owen encontrará una forma de rescatar a la mayor cantidad posible de especies y llevarlos fuera de la isla. No obstante, el patrocinador del supuesto movimiento pro-dinosaurios tiene intenciones que van más allá de su preservación.

En esta nueva entrega, Bayona y compañía siguen la misma línea trazada por sus antecesoras, lo cual es precisamente el gran problema del filme. De esta forma, la película ofrece más de lo mismo con un par de particularidades que para nada la hacen distinta a lo que ya se había visto. Al parecer los encargados de resucitar esta saga no se han percatado de que, en una época en la cual los efectos digitales han alcanzado un gran desarrollo en la industria del cine, es esencial contar una buena historia que vaya más allá de personas huyendo para no ser devoradas por animales prehistóricos. Así, se optó por realizar una cinta de desastre y dejar pasar la oportunidad de profundizar en temas como la manipulación genética, la extinción de las especies y la naturaleza destructiva del ser humano, lo cual pudo haberla hecho memorable tal y como en los últimos años se logró con Planet of the Apes.

En lo que respecta a las actuaciones hay muy poco que agregar, Chris Pratt regresa como Owen, un Starlord vestido de Indiana Jones, mientras que Bryce Dallas Howard sigue siendo la damisela en apuros que espera ser rescatada de los peligros en los que se ve involucrada. Llama la atención la aparición de James Cromwell (Babe, The Green Mile) como un millonario que busca una especie de redención en sus últimos años de vida y de Ken Wheatley (The Silence of the Lambs, Shutter Island) como un despiadado cazador, ambos cumpliendo con su trabajo sin llegar a ser excepcionales.

Tomando en cuenta lo anterior, el quinto filme de la saga Jurassic Park quedará como un intento más por seguir obteniendo réditos de la nostalgia de aquellos que hace varios años quedaron maravillados cuando vieron por a un Diplodocus hacer su entrada triunfal en la gran pantalla. Lo anterior debido a que la franquicia no ha evolucionado conforme a los tiempos actuales, quedándose como una cinta más de entre tantas de ciencia ficción que, si bien puede llegar a ser entretenida e incluso generar un par de sobresaltos capaces de hacer brincar al público de sus asientos, está condenada a quedar en el olvido, a varias eras de distancia de lo que en su momento significó la mítica obra de Spielberg.

Calificación: TÚ DECIDES.

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13 de mayo de 2018 Sé el primero en valorar esta crítica
En un tiempo en el que las carteleras de cine parecen estar destinadas a ser arrolladas por blockbusters caracterizados por el uso del CGI y demás medios digitales, existen cineastas “románticos” que se niegan a seguir las tendencias y recurrir al pasado para hacer nuevo cine. Este es el caso del escritor y director Wes Anderson, quien se ha distinguido por su estilo particular con películas como Moonrise Kingdom y The Great Budapest Hotel. Fue en el año 2009 cuando el texano incursionó en el género animado con Fantastic Mr. Fox, nueve años después, regresa con una cinta que por su originalidad y ejecución resulta ser una grata sorpresa al ofrecer algo distinto.

En esta ocasión, el filme se ubica en un Japón futurista en el cual el líder de una siniestra dinastía ha conseguido exiliar a todos los perros en una isla de basura con el pretexto de que son portadores de una enfermedad incurable y mortal para los seres humanos. Durante el exilio, una peculiar manada integrada por Chief, Rex, King, Boss y Duke lucha desesperanzada por su supervivencia hasta que aparece Atari, un niño antisistema que se aventurará en el inhóspito territorio para encontrar a Spots, su fiel perro guardián. Motivados por formar parte de una nueva misión, los canes deciden ayudar al pequeño y emprenden un viaje sin retorno en el cual estará en juego algo más que una reunión amo-mascota, ya que en tierra firme existe gente dispuesta a denunciar que la drástica medida ha sido tomada de manera injusta.

Anderson retoma el “anticuado” stop motion para presentar un relato bastante original, mostrando que aún en la era digital se pueden lograr excelentes resultados utilizando técnicas del pasado. De esta forma, con un guion muy bien elaborado que combina de forma extraordinaria el inglés con el japonés, el director utiliza el amor entre perros y niños para enviar sutilmente un mensaje político en contra de la intolerancia y a favor de la libertad de expresión, enmarcando su historia con toques de ironía y un sentido del humor que aunque particular resulta ser bastante efectivo.

Además de utilizar de forma magistral los recursos de animación, la cinta tiene su soporte en los humanos que están detrás de los personajes caninos. De esta forma, actores de la talla de Bryan Cranston (Trumbo), Edward Norton (Birdman), Bill Murray (Lost in Translation), Greta Gerwig (Jackie) y Scarlett Johansson (Lost in Translation) prestan sus voces a algunos de los perros que aparecen en pantalla, cumpliendo todos con un trabajo extraordinario.

Asimismo, el trabajo más reciente de Anderson resulta ser entretenido y apto para todo tipo de público, aportando un elemento adicional a los cinéfilos familiarizados con el célebre Akira Kurosawa, quienes se llevarán una grata sorpresa al encontrar que, más que un homenaje a la cultura japonesa, el filme contiene referencias explícitas a los trabajos de uno de los directores asiáticos más reconocido de todos los tiempos. De esta forma, Isle of Dogs resulta ser una excelente opción al ofrecer una historia divertida y original que sin tapujos evoca a épocas pasadas del séptimo arte para rendirle homenaje y demostrar que las grandes películas nunca pasarán de moda.

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21 de abril de 2018 Sé el primero en valorar esta crítica
Una “fantasía geek” fue la definición que el Austin American Statesman hizo en el 2011 al best seller de Ernest Cline titulado Ready Player One, un auténtico deleite para todos aquellos que pasaron su adolescencia durante los años ochenta al estar cargada de elementos y guiños al pasado que fueron capaces de despertar la nostalgia de quienes, guiados por la lluvia de elogios, tuvieron la oportunidad de leer una de las novelas más populares de los últimos años. Más que un cúmulo de referencias hacia una década, la obra de Cline es un intento de crítica social al presentar un mundo en completa decadencia en el cual la realidad fue superada por lo virtual. Así, el autor expone a una sociedad que encontró una forma de evasión creando avatares, versiones aspiracionales de sí mismos para “vivir” experiencias increíbles en un mundo completamente digital.

Sin lugar a dudas, uno de los cineastas responsables de muchos de los íconos de esa década fue Steven Spielberg, por lo cual su elección como director para llevar el libro a la pantalla grande fue bien recibida y generó gran expectación hacia esta cinta. Como era de esperarse, Spielberg cumplió con su cometido con el apoyo de Zak Penn (The Incredible Hulk, The Avengers) y el mismo Cline en la adaptación del guion, dando como resultado una magnífica película que resulta ser una verdadera cátedra de cómo utilizar el CGI cuando el argumento así te lo permite.

Ubicada temporalmente en el año 2045, la cinta se desarrolla en un mundo cuasi-apocalíptico en el cual lo único bueno que al parecer ha dejado el desarrollo tecnológico es OASIS, un videojuego creado por James Hallyday que permite al usuario entrar en una interfaz virtual en el cual podrá vivir toda clase de experiencias, haciendo que éste deje de ser un entretenimiento para convertirse en una forma de vida. Al morir Hallyday, deja como testamento una serie de pistas que cualquier usuario podrá descifrar para encontrar el easter egg que le permitirá ser el dueño de la empresa que controla a todo sistema. Más que por apropiarse del juego, el joven Wade buscará ser el primero en resolver el misterio para conservar la esencia de OASIS y evitar que los ambiciosos corporativos de IOI, liderados por Nolan Sorrento, tomen el control para convertirlo en una máquina despiadada de generar dinero.

Spielberg adapta de forma extraordinaria la obra de Cline, convirtiendo los retos del libro en secuencias de acción bien logradas para que funcionaran mejor en la gran pantalla. Además, fue necesario realizar cambios en ciertos personajes por cuestiones de derechos de autor, sobre todo con las creaciones de origen japonés. Sin embargo, el director superó todos los retos y aprovechó el hecho de que la mayor parte del filme se desenvuelve en un mundo virtual para utilizar imágenes generadas por computadora y desarrollar una historia espectacular y de gran calidad, la cual además de entretenida resulta ser un deleite para los nostálgicos al estar llena de referencias a los años ochenta y noventa.

El elenco juvenil está integrado por Tye Sheridan (X-Men: Apocalypse) como Wade y Olivia Cooke (Thoroughbreds) como Samantha, mientras que Ben Mendelsohn (Rogue One) encarna a Sorrento, el antagonista de la película. Asimismo, la cinta cuenta con la participación de Mark Rylance (Bridge of Spies) y Simon Pegg (Star Trek) como Hallyday y Morrow. En realidad, todo el reparto funciona tanto en sus versiones reales como digitales, conjuntándose bastante bien mientras se desarrolla la historia. No obstante, debe mencionarse que tanto en el libro como en su adaptación los personajes no son desarrollados de forma profunda, por lo que la exigencia histriónica tampoco fue demasiada.

El único punto débil de la película es que se va por el lado del entretenimiento y toca de forma superficial la problemática acerca de cómo los medios digitales han ido ganando terreno a las interacciones reales entre la gente, haciendo que las personas empiecen a ser indiferentes con el mundo que los rodea. No obstante, este tipo de reflexiones podrán abordarse en otras ocasiones, dejando a Ready Player One como una magnífica opción para entretenerse, dejando al espectador con ganas de verla más de una vez para encontrar el sinnúmero de esater eggs que Spielberg ocultó en un filme que sin duda quedará como uno de sus más memorables, siendo una especie de “autotributo” que uno de los cineastas más prominentes de las últimas décadas se dio el lujo de realizarse.

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17 de marzo de 2018 Sé el primero en valorar esta crítica
John Paul Getty no solo era considerado como el hombre más rico del mundo, sino como el más acaudalado en la historia del mundo. Gracias a su éxito en el negocio petrolero, el estadounidense logró acumular una fortuna de más de mil millones de dólares. Con cinco matrimonios, seis hijos y catorce nietos, el empresario tuvo una controvertida vida familiar, la cual generó más críticas cuando su nieto, Jean Paul Getty III, fue secuestrado en Italia cuando tenía 16 años de edad. De esta forma, Ridley Scott (Black Hawk Down, The Martian) regresa a la silla de director para llevar a la pantalla grande este dramático suceso, con un exclente guion adaptado por David Scarpa (The Day the Earth Stood Still) quien se basó en el libro Painfully Rich: The Outrageous Fortune and Misfortunes of the Heirs of J. Paul Getty del escritor John Pearson.

Antes de abordar los sucesos relacionados con el rapto en particular, la película inicia con un prólogo muy peculiar en la cual el mismo adolescente explica cómo fue que su abuelo logró acumular tanta riqueza. Posteriormente, las relaciones familiares de los Getty quedarán al descubierto desde la perspectiva de Gail Harris, la nuera del multimillonario que será a final de cuentas quien afrontará con sus propios medios el rapto de su hijo, debiendo lidiar tanto con una banda de criminales como con su todo poderoso suegro. De esta forma, el proceso de liberación del muchacho se convierte en una lucha de intereses que permite conocer la concepción que J.P. Getty tenía acerca del dinero, la familia e incluso el arte, pensamientos que tal vez solo podrían entenderse estando en sus caros zapatos.

Es así como el director desarrolla magníficamente un drama bastante complejo, en el cual permite que el espectador conozca todas las caras de un evento por demás traumático. Por otra parte, los hechos se muestran de forma concisa y sin tender a emitir juicios de valor hacia los protagonistas, lo cual es un acierto puesto que se deja a consideración del público el juzgar las acciones del famoso petrolero. La cinta se desarrolla con buen ritmo, logrando involucrar a la audiencia en las tortuosas negociaciones de Gail para liberar a su hijo, al tiempo en que puede conocer las excentricidades y el cinismo de uno de los hombres más poderosos que han existido en el mundo contemporáneo.

Michelle Williams (My Week with Marilyn, Manchester by the Sea) demuestra una vez más su enorme talento, en esta ocasión realizando una magnífica interpretación como Gail Harris, una mujer firme que no tiene reparo alguno para plantar cara a quien se le ponga en frente con tal de salvar a su hijo. Por otra parte, Mark Wahlberg (The Departed, The Fighter) cumple con su papel de Fletcher Chase, un ficticio agente que es contratado por Getty para dar seguimiento al asunto y que resulta ser muy parecido a otros personajes que lo han llevado a ser una de las caras más conocidas en el mundo del cine. El elenco lo completa un magnífico Christopher Plumer (The Last Station, Beginners) quien, una vez que se decidió eliminar la participación de Kevin Spacey por estar involucrado en escándalos sexuales, tuvo que hacer el relevo para encarnar de forma extraordinaria a J.P. Getty, teniendo su trabajo el doble mérito de haber sido completado en tan solo nueve días de rodaje.

De esta forma, Ridley Scott libró el obstáculo de Spacey de manera brillante, logrando completar su entregar una película excelente, la cual se vale de grandes actores para presentar una historia interesante que, además de entretenida, permite reflexionar acerca del valor del dinero y los alcances del poder, siendo el público quien tendrá la última palabra al respecto. Así, vale la pena ahondar un poco para conocer más acerca de la historia de J.P. Getty, un millonario que a pesar de todo dejó un legado al mundo con una colección que conforma a uno de los museos más grandes de los Estados Unidos.

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