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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
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Críticas 1.160
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
18 de noviembre de 2008
58 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Los hombres usan máscaras para embellecerse. Pero a diferencia de la mujer, la decisión de embellecerse de un hombre siempre es un deseo de muerte"

¿Cómo vivir a través de un espejo? Cuando la máscara es más sólida que el ser, la muerte es una presencia más real que la vida y el vacío es una constante que, paradójicamente, parece llenarlo todo ¿cómo puede un hombre disociarse de su propia imagen sin perder el alma en el proceso.? La biografía de Mishima podría llamarse "Vida de un reflejo" y sería tan acertado...Despojado de su esencia material desde la infancia, permanece como un recipiente vacío, a la espera de algo, alguien, cuya fuerza lo llene. Pero aún habrá de esperar mucho tiempo...

"El arte es la única manera de conservar la belleza humana"

Y sin embargo, tanto el arte, como la belleza, deben ser creados para después ser destruidos. Todo su significado se basa en la destrucción. El arte debe tocar la nada para convertirse en algo. La belleza debe ser perecedera para devenir en inmortal. Todo se relaciona con la muerte. Pero todavía no. Todavía es demasiado pronto.

"Por primera vez, siento que existo. Ya no necesito espejos."

El dolor, un recurrente masoquismo mórbido, es una de las vías que utiliza Mishima para llenar el vacío. Los cortes del cuchillo sobre una piel impávida, joven y perfecta, son los primeros atisbos de significado, de propósito. Sin embargo, no es suficiente. La búsqueda no ha terminado. Tras la máscara, palpita una nada inmensa. Hambrienta de significado.

"Mi necesidad de transformar la realidad era una necesidad urgente, tan importante como las tres comidas diarias o dormir."

Pero la realidad no desea ser transformada. Las palabras no simbolizan nada, no cambian nada. No son sino un eco inútil de no-existencia contra la implacable maquinaria de la vida. Es la espada y no la pluma, decide Mishima. O ambas cosas.

"Necesitaba morir y morir bien, morir como un poeta con el cuerpo y las concepciones viriles de un héroe”

La búsqueda ha finalizado. Hallar el sentido en la más bella de las muertes, una muerte que satisface los más altos ideales estéticos y épicos, es el grito que Mishima opone al vacío. Nunca sabremos si conseguiría obtener el sentido que necesitaba. Nunca sabremos si murió embriagado por el extraño, incomparable placer de haberse destruido. Ni siquiera sabremos si encontró aquello que buscaba cuando escuchó esa peculiar música de espejos que producen las máscaras al romperse.

Pero lo que sí sabemos es que fuera lo que fuera, no murió con él.

Ved esta película.

Si os atreveis.
22 de agosto de 2009
54 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vi hoy, sábado, a las cuatro de la tarde, como mandan los cánones no escritos del cine clásico de aventuras. Y sí, volví atrás en el tiempo. Casi esperaba girar la cabeza y ver el bocata de nocilla o a mi hermano durmiendo a pierna suelta. Estaba sola y en unos minutos la habitación se llenó de entrañables fantasmas: en una esquina, el club de los cinco; en la otra, algunos capitanes intrépidos; en el centro, junto a mí, los murmullos excitados de Los Goonies; y más allá, planeando alguna diablura, no podían faltar los pícaros Tom Sawyer y Huckleberry Finn. Y juraría haber visto a Oliver Twist haciéndome un guiño desde Monkey Island.

Aventura de rufianes, niños valientes, grutas piratas, cadáveres con sorpresa, mapas misteriosos y tesoros inesperados, "Los contrabandistas de Moonfleet" es un trabajo salvajemente entretenido en el que todos los elementos y tópicos del género aventurero encuentran su razón de ser y demuestran su eterna eficacia siempre que provengan de la mano de un director preciso como un reloj suizo. Si además vienen envueltos en una ambientación costera, de un tenebroso romanticismo inglés y se rematan con un final de corazón en la garganta, tenemos ochenta minutos de pura felicidad en celuloide que ningún cinéfilo amante de los clásicos debería perderse bajo ningún concepto.

Mágica.
17 de marzo de 2010
53 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de lo que la sinopsis pueda sugerir, es una historia psicológica. Se trata de un teniente que llega a una fortaleza en una "frontera muerta" en donde un grupo de militares esperan al enemigo que nunca llega. Está basada en una novela de Dino Buzzati pero aunque creo que cometo sacrilegio, me ha gustado más la película. Quiero decir, me parece que el medio novelístico lo tenía más fácil para adentrarse en la mente de los personajes. Pero el cine es otra cosa, es más complicado. No hay muchas películas que sean tan diáfanas en su utilización de la masa abstracta. "El desierto de los tártaros" lo consigue gracias a dos elementos extraordinariamente utilizados:

1) El sonido: el lento goteo de alguna fuente de agua sobre la piedra y el sonido de los pasos marciales es un contador de espera que provoca la sensación del peso del tiempo sobre los que habitan en la fortaleza. Es esencial también el horrible sonido del viento, que marca la diferencia entre exterior e interior. Los pasos y el goteo desquician por lo intrínseco; el aullido del viento aterra por lo infinito.

2) La imagen: el interior de la fortaleza es un universo marcado por pautas rígidas, al igual que sucedía en el castillo de Gormenghast, donde ridículos nobles sin relación con el mundo se retroalimentaban a base de reglas, normas y jerarquías estúpidas. Cuando los hombres salen al exterior y contemplan la extensión en ruinas de la antigua ciudad en el desierto, existe un punto de ruptura entre lo acostumbrado y lo temido. En el interior, hay un sentido, pero fuera, donde yacen los restos de otros que fueron olvidados, no hay nada.

De este modo no es difícil deducir que la fortaleza no existe, sino que es un estado mental y sus hombres nunca estuvieron en fortaleza alguna, ya que no son más que polvo, piedra y viento, es decir, fantasmas.

Pensando en los tártaros escondidos en algún lugar del desierto, a veces me pregunto porqué deposito todo el sentido de la vida en mitos y leyendas que no veré nunca.
7 de junio de 2007
66 de 85 usuarios han encontrado esta crítica útil
al contrario de lo que han expresado algunos usuarios con anterioridad, pienso que las obras maestras a veces no lo son porque sean perfectas, sino porque se elevan por encima de sus imperfecciones haciendo que tengamos que perdonárselas. Creo que "Centauros del desierto" es uno de esos casos. Hace que te importe tres pepinos los fallos geográficos o de raccord y disfrutes una vez más de la epopeya de un hombre que inicia el viaje de su vida, no sólo un viaje externo repleto de aventura sino también un viaje interno en el que deberá luchar contra la soledad, el desaliento, los prejuicios de toda una vida y también las pérdidas sufridas en el pasado. La manera en que los sucesos y sentimientos de los personajes están tratados es sutil e indirecta, nunca evidente. La cara de palo de John Wayne parece estar hecha expresamente para este papel e incluso el tan discutido final me parece lógico.
Pero en mi opinión, lo más destacado es esa sensación de soledad y de precariedad del ser humano frente a una tierra inexplorada, salvaje e impredecible y la manera en la que esto puede cambiarle.
8 de marzo de 2009
49 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que distingue a un gran profesional es la capacidad de sacar lo mejor de sí a pesar de moverse en un campo limitado. Cuando vemos a un gran actor en una película mediocre y decimos aquello de: "Lo único rescatable es la actuación de fulanito", estamos hablando de un gran profesional: alguien que trabaja bien incluso en las condiciones más adversas.

Sidney Lumet coge un material de tercera y a base de hilar fino consigue convertirlo en material de segunda...pero un espléndido material de segunda. Todo lo que puede dar de sí esta historia de dialéctica judicial, lo extrae Lumet con celo de artesano, aprovechando hasta el mínimo recurso posible, tirando de diálogos, tensión, actores, impartiendo una clase magistral de cómo transformar una pared en un lienzo, una anécdota en una historia.

Incluso Vin Diesel da lo mejor de sí en el que quizás es el primer personaje que interpreta con más diálogos que yoyas. ¿Talento?. No, Lumet.

Y no da más de sí pero se disfruta con la certeza de que se está observando una estupenda broma de un profesional muy sabio.
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