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4,8
8.375
3
27 de abril de 2008
27 de abril de 2008
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quien haya disfrutado de la versión original, ese mito setentero, no podrá menos que sentirse disgustado con este triste remake, en el que no se encuentra ninguna de las virtudes que hacen apetecible la peli primigenia, es decir, la sexualidad implícita, los personajes descarados, esa atmósfera plagada de funky y soul, en definitiva, donde se respira autenticidad, aunque no sea una obra redonda. Lo único en lo que se puede reconocer algo de uno de los personajes predilectos de la cultura afroamericana es la sintonía de Isaac Hayes, demasiado poco bagaje para salvar esta versión, en la que ni siquiera Samuel L. Jackson parece sentirse cómodo interpretando a John Shaft. Se podría salvar alguna actuación, como el pequeñísimo papel que se reserva a la talentosa Toni Collette, o el magnífico personaje que interpreta Christian Bale, pero es difícil alejarse de la impresión de que todo no es más que un episodio extendido de una floja serie de TV.
Resulta ciertamente lastimoso ver en qué ha devenido la carrera de John Singleton, sobre todo después de haber constatado un debut tan prometedor como Boyz N the hood.
Resulta ciertamente lastimoso ver en qué ha devenido la carrera de John Singleton, sobre todo después de haber constatado un debut tan prometedor como Boyz N the hood.

4,4
9.095
2
16 de marzo de 2008
16 de marzo de 2008
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco cabe esperar de una peli dirigida por Robert Luketic, cuya carrera se enmarca dentro de la comedia comercial más flojita. En este caso, lo único atractivo de mano es la vuelta al cine de Jane Fonda, quince años después, como una madurita interesante, tras su "secuestro matrimonial" con Ted Turner. La hija de don Henry Fonda aquí da el contrapunto a Jennifer Lopez, quien nunca me ha convencido en sus pretensiones de suceder o imitar a Julia Roberts como musa de la comedia romántica.
El argumento es muy muy simple, previsible y de escasas miras: una chica pluriempleada que se echa un novio, hijo de mamá rica, mami a quien no entusiasma la buena moza como nuera, lo que genera una serie de situaciones supuestamente divertidas y poco más. Lo único gracioso es casi al principio, cuando la Fonda en su última entrevista televisiva, le pregunta a una estólida cantante adolescente sobre sus pelis favoritas, y la chavalina contesta que las antiguas, mencionando: Grease, Grease 2, y, sobre todo, Una Rubia muy Legal (ópera prima del australiano Luketic).
El argumento es muy muy simple, previsible y de escasas miras: una chica pluriempleada que se echa un novio, hijo de mamá rica, mami a quien no entusiasma la buena moza como nuera, lo que genera una serie de situaciones supuestamente divertidas y poco más. Lo único gracioso es casi al principio, cuando la Fonda en su última entrevista televisiva, le pregunta a una estólida cantante adolescente sobre sus pelis favoritas, y la chavalina contesta que las antiguas, mencionando: Grease, Grease 2, y, sobre todo, Una Rubia muy Legal (ópera prima del australiano Luketic).

7,4
121.230
7
9 de enero de 2008
9 de enero de 2008
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Original vuelta de tuerca en el mecanismo tan manido de los viajes en el tiempo: no es Terminator, no es La Máquina del Tiempo, es algo más, una especie de recreación onírica de agujeros cuánticos que unen tiempos diferentes, pasados, presentes y futuros posibles. El guión es una locura de tomo y lomo, una marea que nos lleva y trae donde el gran Terry Gilliam quiere. No es la genial Brazil, pero contiene unos cuantos puntos interesantes, sobre todo el hecho de tratar la ciencia ficción desde un punto de vista inteligente y no lineal, prescindiendo de efectos especiales que pudieran distraer, y acompañando a la acción una de las mejores bandas sonoras jamás escuchadas dentro del género. La interpretación de Bruce Willis es soberbia, en ese rol de héroe-antihéroe que no va a salvar el mundo, sino que sólo quiere información a cambio de una redención que tampoco ha pedido, y que encuentra una especie de insólito amor por el camino, de mano de una estupenda Madeleine Stowe. La peli baja enteros con el papel de Brad Pitt, no es que lo haga mal, sino que es un personaje histriónico innecesario a mi entender. Lo que más me ha gustado de la historia, aparte de la concepción general, es los recovecos por los que se va metiendo, las puertas que se intuyen entreabiertas, la deshumanización que subyadce en un mundo que se va a deshumanizar en todas sus acepciones, la tesis sobre qué es o no es locura, en fin, que para pillar todo merece la pena una segunda o una tercera revisión.

3,5
10.831
2
10 de agosto de 2010
10 de agosto de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Discúlpeseme de antemano por el nivel del título de mi crítica, pero es que la cosa va de eso, un caca-culo-pedo-pis con vocación de Vida de Bryan y resultados más propios de las hechuras del Mel Brooks menos inspirado.
Omitiremos comentar el epatante antihistoricismo, seguramente un recurso para atraer ingentes masas de jovenzuelos poco exigentes, para centrarnos en la idea en sí: surgida de la factoría Apatow, un señor que parece querer autocolgarse la etiqueta de sumo pontífice de la "nueva comedia inteligente americana" (lo que daría para discutir largo y tendido), dirigida por Harold Ramis (que debería haberse quedado Atrapado en el tiempo, su única peli realmente talentosa), y escrita por Stupnitsky y Eisenberg (conocidos por su trabajo en la televisiva serie The Office), opta por algo tan antiguo en el cine como ceder el peso de la trama a un dúo protagonista, caracterizado por un antagonismo tanto físico como mental (vamos, como el Gordo y el Flaco, sólo que siete décadas después). He aquí el problema: personalmente, considero al tal Jack Black carente de la más mínima gracia, incluso me produce cierta repugnancia, aunque algunas de sus pelis me gustaron, pero siempre a pesar de él. El otro tipo, Michael Cera, como contrapunto al tosco protagonista, sí resulta simpatiquillo, sin estridencias.
La trama en sí misma no es muy elaborada, simplemente parece dispuesta como fondo argumental para desarrollar una serie de gags que oscilan entre lo penoso y lo muy discreto, con muy escasas excepciones que no dan para justificar los 97 minutos empleados para reírse en tan contadas ocasiones. Es más, en muchas partes, la peli languidece hasta el bostezo, adoleciendo de una falta de ritmo imperdonable en una producción de este tipo.
En fin, pienso que sólo queda un pelín por encima de las horribles Spanish Movie, Epic Movie o cualquiera otra de esas que llevan un adjetivo en inglés delante del Movie de turno, y muy por debajo de la mayoría de las películas producidas por el amigo Judd Apatow, tan supuestamente modernas e inteligentes, pero a las que les cuesta un mundo abandonar por completo el humor escatológico más propio de preescolares que de personas adultas y complejas.
Omitiremos comentar el epatante antihistoricismo, seguramente un recurso para atraer ingentes masas de jovenzuelos poco exigentes, para centrarnos en la idea en sí: surgida de la factoría Apatow, un señor que parece querer autocolgarse la etiqueta de sumo pontífice de la "nueva comedia inteligente americana" (lo que daría para discutir largo y tendido), dirigida por Harold Ramis (que debería haberse quedado Atrapado en el tiempo, su única peli realmente talentosa), y escrita por Stupnitsky y Eisenberg (conocidos por su trabajo en la televisiva serie The Office), opta por algo tan antiguo en el cine como ceder el peso de la trama a un dúo protagonista, caracterizado por un antagonismo tanto físico como mental (vamos, como el Gordo y el Flaco, sólo que siete décadas después). He aquí el problema: personalmente, considero al tal Jack Black carente de la más mínima gracia, incluso me produce cierta repugnancia, aunque algunas de sus pelis me gustaron, pero siempre a pesar de él. El otro tipo, Michael Cera, como contrapunto al tosco protagonista, sí resulta simpatiquillo, sin estridencias.
La trama en sí misma no es muy elaborada, simplemente parece dispuesta como fondo argumental para desarrollar una serie de gags que oscilan entre lo penoso y lo muy discreto, con muy escasas excepciones que no dan para justificar los 97 minutos empleados para reírse en tan contadas ocasiones. Es más, en muchas partes, la peli languidece hasta el bostezo, adoleciendo de una falta de ritmo imperdonable en una producción de este tipo.
En fin, pienso que sólo queda un pelín por encima de las horribles Spanish Movie, Epic Movie o cualquiera otra de esas que llevan un adjetivo en inglés delante del Movie de turno, y muy por debajo de la mayoría de las películas producidas por el amigo Judd Apatow, tan supuestamente modernas e inteligentes, pero a las que les cuesta un mundo abandonar por completo el humor escatológico más propio de preescolares que de personas adultas y complejas.

6,6
6.002
7
9 de marzo de 2009
9 de marzo de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre Esperando al Mesías y Derecho de Familia, el interesante cineasta Daniel Burman completa con ésta su "trilogía judeo-argentina"; dotada de indudables toques "allenianos", el co-guionista (junto con Marcelo Birmajer) y director ofrece una historia pequeñita, sin grandes pretensiones, en la que nos cuenta la incertidumbre de un chaval de veintipico, Ariel Makaroff (otro Ariel protagonista, como en las otras dos), infeliz dentro del laberinto de emociones y contradicciones en el que parece encontrarse, magnificado por su periplo vital dentro de una galería comercial, un pequeño universo que podría extrapolarse a cualquier otro lugar del mundo (me ha recordado bastante a Cela, incluso al Callejón de los Milagros de Mahfouz, otra historia universal). Parece que la opción que más le tira es la de nacionalizarse polaco, atendiendo a sus ancestros (judíos de Polonia que tuvieron que salir "por patas" huyendo de las hordas hitlerianas).
Creo que lo que subyace, en el fondo, es un problema de identidad, del sentimiento de desarraigo, en principio hacia lo que se tiene más cerca (propiciado por la falta del padre antes de que Ariel naciera), y luego por ser un "sin tierra", un hijo de emigrantes en una tierra de emigrantes. Me interesa, aparte de esa búsqueda de la identidad del joven, el retrato que se hace de unos pequeños comerciantes unidos en lo bueno y en lo malo, en esa galería en la que se puede respirar la fragilidad de la decadencia económica argentina, que nos deja, al mismo tiempo que veladas críticas, un retrato costumbrista de una sociedad en la que cohabitan judíos, coreanos, peruanos, lituanos, etc, un microcosmos globalizado, pero con una idiosincrasia particular, que les hace estar unidos y ser solidarios.
También me ha atraído la actuación de Daniel Hendler, colaborador habitual de Burman, y, del resto del elenco, potente en conjunto, destacaría el rol de Adriana Aizemberg como Sonia, la madre de Ariel. La música de César Lerner es atractiva, con ese I Libe Heim que entona la abuela en los créditos finales, una canción muy bonita.
Creo que lo que subyace, en el fondo, es un problema de identidad, del sentimiento de desarraigo, en principio hacia lo que se tiene más cerca (propiciado por la falta del padre antes de que Ariel naciera), y luego por ser un "sin tierra", un hijo de emigrantes en una tierra de emigrantes. Me interesa, aparte de esa búsqueda de la identidad del joven, el retrato que se hace de unos pequeños comerciantes unidos en lo bueno y en lo malo, en esa galería en la que se puede respirar la fragilidad de la decadencia económica argentina, que nos deja, al mismo tiempo que veladas críticas, un retrato costumbrista de una sociedad en la que cohabitan judíos, coreanos, peruanos, lituanos, etc, un microcosmos globalizado, pero con una idiosincrasia particular, que les hace estar unidos y ser solidarios.
También me ha atraído la actuación de Daniel Hendler, colaborador habitual de Burman, y, del resto del elenco, potente en conjunto, destacaría el rol de Adriana Aizemberg como Sonia, la madre de Ariel. La música de César Lerner es atractiva, con ese I Libe Heim que entona la abuela en los créditos finales, una canción muy bonita.
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