Fotografía cutre, montaje cutre, actuaciones (generalmente) cutres, doblaje cutre, guion cutre... En definitiva, un canto a la cutrez que refleja el mundo cutre de los malos y el mundo cutre de los buenos. Todos viven en casas cutres, visten ropas cutres, conducen coches cutres y van a garitos cutres. La cutrez como forma de vida, como forma de describir lo miserable que son sus personajes, el hoyo en el que están metidos. No es una mala táctica para los numerosos amantes del cutrerío, pero para los que nos causa rechazo exigimos algo más sustancial que nunca aparece.

Se nota la fecha de la serie, donde los amos de universo comienzan a adoctrinar con el 'mariconeo' casi masivo (e irreal) que domina la sociedad; y donde aún se atreven a pintar de negro a los malos, aunque siempre se deja claro que son lo que son porque el mundo les ha hecho así. Hoy en día esta serie no podría emitirse, por la sencilla razón de que el villano no es un 'puto' caucásico (¿o debería decir blanco?) hetero.

Por supuesto que no he visto esta soberana porquería entera. He aguantado como un campeón los cinco primeros capítulos de la primera temporada; algo sorprendente y encomiable, pues generalmente no debería haber pasado de los primeros cinco minutos del primer capítulo (suficientes para ver de qué va). Y he de reconoder que en ocasiones me ha enganchado más de diez minutos seguidos, insuficientes en cualquier caso para elevar la nota.

Venga, a la cola.