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Críticas 1.025
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
9
18 de junio de 2012 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas más realistas que jamás se ha filmado sobre el alcoholismo, la otra es Días de vino y rosas. Es curioso que tanto Billy Wilder como Blake Edwards, dos directores conocidos por sus comedias, sean los autores de las dos películas más intensas y que mejor retratan el tema del alcohol y sus consecuencias. Charles Brackett y Wilder adaptan la novela de Charles R. Jackson y la transforman en un excepcional guión donde predominan los perfectos diálogos en los que siempre está presente ese humor cáustico y ese cinismo tan propios del director.

Días sin huella es una película terrible, en la que Wilder deja bien remarcado su exquisito gusto por el detalle. El aumento progresivo de las marcas circulares que deja un vaso de alcohol sobre la barra de un bar o la búsqueda incesante de una botella, son claros simbolismos de esa adicción. La agobiante atmósfera es creada a partir de numerosos factores, uno de ellos es la importancia de la magnífica música de Miklós Rózsa en las escenas más delirantes del film.

La frustración, el exceso de ego, la ansiedad, los miedos o el no hacer caso al mundo que te rodea son algunos de los temas que aborda esta escalofriante obra maestra. Prodigiosa dirección de actores, fantástica fotografía en blanco y negro de John F. Seitz y creíble interpretación de Ray Milland, un actor muy versátil que se llevó el Oscar al mejor actor.

Resumiendo, Días sin huella es una durísima visión sobre los problemas del alcohol y sobre el fracaso. Al final el espectador siente un fuerte rechazo que le impide probar ni una gota más de alcohol.
8 de junio de 2012 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay alguna palabra que defina Lo que el viento se llevó esa es mítica. Sus escenas, su reparto plagado de estrellas, su maravillosa fotografía, su banda sonora, todo en ella es mítico. Casi cuatro horas de metraje se necesitaron para adaptar la popularísima novela de Margaret Mitchell, que fue transformada en un fantástico guión firmado por Sidney Howard (como así figura en los títulos de crédito), pero en el que también colaboraron guionistas con talento como Oliver H.P. Garrett, Val Lewton, Ben Hecht o el mismísimo Francis Scott Fitzgerald.

La película fue dirigida en su mayor parte por Victor Fleming, aunque en su narración participaron directores de la talla de George Cukor o Sam Wood. Lo que el viento se llevó es uno de esos films que se convirtieron instantáneamente en clásicos y a los que el tiempo ha tratado muy bien. En él no vemos más arrugas que las de un Clark Gable convertido en un auténtico galán, apuesto y seductor, que había rodado ya más de una veintena de películas.

Una película cargada de sentimientos, pasión, amor, odio y aventura, que narra magistralmente una historia sobre pasiones cruzadas, la guerra de secesión, amores imposibles o el amor a la tierra. Hasta 1939 fue la película más cara de la historia del cine, rodada con hasta cinco directores diferentes durante 125 días. 10 Oscars, incluyendo el de mejor película, director y uno honorífico, para un film legendario y grandioso en todos los sentidos. Tanto Vivien Leigh, Clark Gable, Olivia de Havilland como Leslie Howard están espléndidos.

Y por último me despido con una párrafo mítico: “A Dios pongo por testigo, a Dios pongo por testigo de que no lograrán aplastarme, viviré por encima de todo esto y cuando haya terminado, nunca volveré a saber lo que es hambre, no, ni yo ni ninguno de los míos, aunque tenga que estafar, que ser ladrona o asesinar, ¡a Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre!”
1 de junio de 2012 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
George Cukor reunió a tres de los mejores actores de todos los tiempos: Cary Grant, Katharine Hepburn y James Stewart, en esta divertida, atrevida y alocada comedia sofisticada que adapta la obra teatral de Philip Barry de 1939. Un film que narra las desavenencias de una boda de la alta sociedad de Philadelphia amenazada por la prensa rosa. Tracy Lord, una joven estirada, altiva y estricta de la alta sociedad de la ciudad de Philadelphia, divorciada de C. K. Dexter Haven, va a contraer matrimonio con George Kittridge. Días previos a la boda se presentará Dexter, y con la intención de evitar la ceremonia invita a una pareja de periodistas, Macauley Connor y su colaboradora Elizabeth Imbrie, que cubrirán el reportaje nupcial.

En Historias de Filadelfia el ritmo es lo que importa, narrada de manera ágil y apresurada, vertiginosos diálogos, magnífica química entre Hepburn y Grant y unos planos en los que la acción siempre está presente, es decir, que siempre ocurre algo (si no es una caída, es un puñetazo o el derramamiento intencionado de una copa). Con este film, James Stewart se convertiría posiblemente en el hombre bonachón, corriente, sencillo y normal, al que todos deseamos parecernos, y el que fue clave de su éxito. Pero no olvidemos que también interpretó a un criminólogo en La soga, a tipos duros como Lin McAdam en el magistral western Winchester 73 o a defensores de la ley en Anatomía de un asesinato y en El hombre que mató a Liberty Balance. Con el personaje de Connor conseguiría su primer y único Oscar, aunque más tarde se le fue otorgado uno honorífico.

Historias de Filadelfia está más en la línea de screwball comedy que de romance tradicional. A la mente nos vienen comedias de género como La fiera de mi niña, por eso de que la pareja protagonista esté formada por los mismos actores. En definitiva, una comedia irresistible e imprescindible, con mucho encanto y mucha gracia.
24 de abril de 2012 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michael Haneke es un director alemán afincado en Austria, poco conocido por el gran público. Realiza un cine muy personal que se basa fundamentalmente en dos ideas: la violencia y el sentido de culpa. En 'La pianista' se desarrollan las dos con la misma facilidad como se crea una enfermiza atmósfera, en la que el espectador se siente incómodo. La película adapta la novela de Elfriede Jelinek y donde el director disecciona la trastornada mente de una refinada profesora de piano que compensa una profunda frustración sexual con su sensibilidad artística.

La protagonista es una mujer que no se siente parte de un mundo que la desprecia, por sus diferencias y sus problemas. Su incapacidad de sentir y provocar sentimientos la lleva a entregarse a un singular modo de vivir el sexo que incluye todo tipo de autoflagelaciones y parafilias sexuales. Ella tiene un gran poder de influeciación sobre los demás, pero la llegada de Walter Klemmer, un alumno aventajado que intenta seducirla provocará un cisma en el perfil de Erika, provocada por la forma convencional de sentir de Klemmer y su forma de entender las relaciones, de tintes claramente sadomasoquistas.

'La pianista' es un film desagradable de ver y complejo de entender, atractivo, duro, exigente e inquietante, con un soberbio trabajo interpretativo de su pareja protagonista. Una controvertida adaptación que nos muestra una morbosa faceta de la naturaleza humana y la otra cara de la moneda.
20 de abril de 2012 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente western fronterizo producido, realizado y escrito por Richard Brooks, basado en la novela "A mule for the marquesa" de Frank O'Rourke. Ambientada en su mayor parte en México, la historia narra la peligrosa misión de cuatro mercenarios que son contratados por un poderoso hacendado para rescatar a su esposa de las manos de un sanguinario asesino, Jesús Raza.

Un film con mucha acción, mucha violencia y mucha amargura, brillantemente fotografiado por Conrad Hall y narrado de manera vigorosa. La lealtad a los ideales, el romanticismo de la rebeldía, el honor por encima de todo, el amor obstinado o el encuentro entre idealismo y realismo, son algunos de los temas que trata este esplendoroso western. El magnífico guión de Brooks está plagado de frases memorables como: “Nada es para siempre. Excepto la muerte”, “Nos quedamos porque tenemos fe, nos marchamos porque nos desengañamos. Volvemos porque nos sentimos perdidos. Morimos porque es inevitable” o “Es usted un bastardo. Sí señor, lo mío es de nacimiento, pero usted se ha hecho a sí mismo”.

Un reparto multiestelar, encabezado por unos soberbios Burt Lancaster y Lee Marvin, convierte a 'Los profesionales' en un clásico del género. En contraposición, el personaje de Robert Ryan está escasamente desarrollado y adquiere poco protagonismo en el film. Un enérgico western en el que podemos ver a una bella Claudia Cardinale.
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