Lo que está claro es que se trata de una película diferente a las comedias americanas.
Es un film en cierto modo hipnótico y surrealista pero que no sería nada si no le acompañara una acertadísima banda sonora, obra de David Bowie.
Es prescindible pero para el que se atreva diferente y en cierto modo, que no podría explicar, atrayente.

A decir verdad es bastante fiel a la obra literaria, obra que me gustó sobre todo en su primera mitad. El problema de esta cinta es la diferencia que existe interpretativamente hablando entre las dos protagonistas. Está claro que la intención del realizador es la de contraponer la fuerza de Bárbara Lennie a la inocencia y cierta inseguridad (en la ficción) de Inma Cuesta, pero es que la primera ensombrece en demasía a la segunda, tanto que llega a desdibujarla y a querer saber más de la trama anclada en el pasado origen de la trama principal que la investigación en el presente. Sé que esta diferencia entre ellas, por guion, debe ser como se nos muestra, pero es tanto el abismo interpretativo... Se deja ver, un tanto lenta en ocasiones y poco más. Sigo prefiriendo el libro.

Me encanta Woody Allen. Como genio creador es lógico que intente todo tipo de géneros, pero en este caso el musical le ha quedado algo soso. Es cierto que hay comentarios ingeniosos y que algunos personajes merecen una mención especial( como el hijo de la familia), pero no deja de ser un producto simplón y sin demasiada enjundia.
Para ver en familia y nada más.

Una historia mínima, corta pero muy bien narrada en primera persona por un actor jovencísimo que en determinados momentos sobreactúa.

Película brillante durante el primer cuarto de hora. Una vez que se abre la puerta hacia ese otro mundo desconocido pierde absolutamente todo el interés que suscitaba.