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Críticas de Cornapecha
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Críticas 198
Críticas ordenadas por utilidad
7
28 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anda el común de la gente estos días enloquecida con una película llamada La La Land. Y siendo uno de natural antipático, misántropo y antisocial, me puse a verla con un punto de escepticismo. Esperaba una reacción extrema, o bien la epifanía de reconocer la inmensa belleza de la película, o bien echar pestes sobre una mala película encumbrada por el mismo tipo de espectadores que hacen éxitos de tantas otras expresiones de mediocridad.

Y lo cierto es que ni una cosa ni otra. La la land es una buena película, está hecha con cariño, tiene un guión inteligente, unas interpretaciones notables y un diseño (vestuario, decorados, música, etc.) muy currados.

Pero no se entiende el hype exagerado que se ha creado en torno a ella. Gente de todos los pelajes y condiciones salen del cine como si acabasen de ver la obra maestra que va a cambiar su vida. Legiones de fans revientan la red con halagos hiperbólicos, con exageradas demostraciones de admiración que hacen dudar a cualquiera que, como un humilde servidor, lo único que ha visto es una buena película. Así, a secas. Que no es fácil hoy en día, pero que tampoco es para que se pare la industria del cine para hacerle una reverencia.

Las peripecias amoroso/artísticas de Gosling y Stone se han llevado 7 Globos de oro y en el momento de escribir esto ya tiene 14 nominaciones a los Oscar y tiene pintas de que va a batir algún récord.

Por poner el tema en contexto, Sin Perdón se llevó en su día 4 Globos de Oro y 9 nominaciones a los Oscar.

Y El Padrino de Coppola, 5 Globos y otras 9 nominaciones.

Y aquí estamos. Juzguen ustedes mismos. El cine, como el resto del mundo, se va al carajo.
Cornapecha
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5
7 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hubiese que reducir las críticas amateurs de esta página a una palabra la que yo usaría para calificar a esta película sería esa: Rutinaria.

No he leído los libros originales, así que mi conocimiento sobre Jack Reacher y sus andanzas se limitan a las dos películas protagonizadas por Tom Cruise. En la primera su papel resultaba interesante. Ese aire de agente libre, ex-militar, solitario y expeditivo, resultaba al menos intrigante y en cierto modo, novedoso. Incluso Cruise parecía adaptarse perfectamente al papel, con un aspecto entre anodino y amenazante que le sentaba muy bien a su personaje.

Pero casi un lustro después esta nueva entrega parece perder gas. El tipo casi invencible, inteligente, resolutivo y enigmático empieza a resultar repetitivo. Es difícil no caer en la autoparodia en este tipo de historias y por momentos Zwick y Cruise parecen un poco superados por lo que están relatando. Cobie Smulders hace lo que puede en su nuevo rol de action-woman y la cría hace de cría de peli Hollywood. La historia en si tampoco da para muchos méritos más, y el conjunto pierde bastante y se acaba haciendo un poco largo y confuso.

Pero tampoco es para lapidarla. Es la típica película de acción entretenida, pulcra y cumplidora que Cruise manufactura regularmente. No entusiasma pero tampoco provoca rechazo. Se ve, se entretiene uno un rato y se olvida.

Lo cierto es que no aspira a nada más, en realidad. En función de sus resultados en taquilla seguramente aún veamos alguna vez más a Tom haciendo de justiciero solitario (o no tanto).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cornapecha
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7
12 de noviembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tim Burton es uno de esos directores que no necesita presentación. A poco que te guste el cine sabes de quién estamos hablando y de qué películas hace. Es un director al que últimamente no le están saliendo las cosas pero que tiene suficientemente acreditada su capacidad para viajar por caminos que otros ni saben que existen ni les interesan. No puede, ni quiere, esconder el poderoso imaginario que habita en su cabeza, fascinante y oscuro, emocionante y tenebroso como pocos. Todas sus películas dejan ver un mundo oscuro, extraño, preñado de belleza y monstruosidad, de fantasía y de terror.

Pero Tim es, por mucha imaginación que atesore en su torturada mente, un profesional de Hollywood. Por desgracia, en la Meca del Cine no conocen más fantasía que la del dolar ni más terrores que los de las recaudaciones exiguas. Y hace demasiado tiempo que Burton no cubre las expectativas de la insaciable industria del cine. Cuestiones artísticas al margen (donde tampoco se está luciendo, dicho sea de paso) sus últimos proyectos se cuentan por fracasos de taquilla y por recibir más pescozones que aplausos.

Así que esta película tenía muchas, demasiadas urgencias pendientes. "Ponle mucha fantasía y mucho barroquismo, pero hay que vender entradas", le dijeron seguramente al bueno de Tim. Y se nota en la película, vaya si se nota.

La primera hora es el Tim Burton puro. El aire gótico, tenebroso, que destila toda la historia. Los personajes que combinan belleza y espanto, el miedo que se esconde tras la apariencia de cuento infantil. Eva Green, el epítome de la belleza siniestra capitaneando, incluso cuando no está en pantalla, todo este desparrame visual. Ahí se le nota a Burton relajado, feliz, en su mundo particular de monstruos más humanos que los humanos.

Pero entonces aparece Hollywood y manda parar. Y el cuento perverso de los niños monstruosos atrapados en el tiempo se convierte en una peliculita de aventuras, en un Harry Potter para todos los públicos, en un producto de consumo masivo donde nadie se sienta incómodo.

Y a Burton se le nota la desgana, o tal vez el desánimo. La película pierde gas a medida que pasan los minutos y la magia se diluye en la enésima aventura juvenil. El resultado a nivel taquilla ha sido regulero, y tal vez ahora mismo el director se está preguntando si merecía la pena el sacrificio y si no hubiese sido mejor que a Mr. Barron lo hubiese interpretado Johnny Depp.

Pero esto es lo que hay, amigos. No es ni de lejos su mejor película, ni siquiera es de las mejores que han salido ultimamente, pero es una pequeña dosis, adulterada pero aún efectiva, del perverso y atractivo imaginario de Burton. De un mundo oscuro y atrayente que parece haber quedado atrapado en un loop hace demasiado tiempo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cornapecha
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6
21 de octubre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luke Cage es la tercera producción salida de la magnífica colaboración entre la Marvel y Netflix para crear series sobre los superhéroes más domésticos de la Factoría de las ideas, y que hasta ahora ha alumbrado a Daredevil, Jessica Jones y ésta que nos ocupa, Luke Cage.

Dado que las tres comparten universo, planteamiento, personajes y ambientación es necesario que la crítica se refiera al conjunto, aún siendo cada una fruto del trabajo de un equipo creativo distinto, siempre coordinado por un sgrupo supervisor que se encarga de dar continuidad y coherencia a los distintos relatos.

Y es en comparación con las otras dos donde hay que decir que, lamentablemente, Luke Cage es la más floja de todas.

Es una gran serie, con un buen guión, bien dirigida, con personajes sólidos y bien interpretados, unos decorados naturales insuperables y una banda sonora que deja sin aliento. Así dicho deberíamos estar hablando de una serie estupenda e inigualable. Y sin embargo, algo no acaba de cuajar en el conjunto.

Las razones son variadas y voy a intentar exponerlas brevemente, pero tal vez se podrían resumir en una gran razón central: Luke Cage se toma a si misma demasiado en serio. Hay un empeño (loable por otra parte) de guionistas y equipo en general en trascender el tema de los superhombres en mallas que van por ahí repartiendo justicia a golpe de rayos láseres, superalientos y demás poderes especiales. Un desaforado esfuerzo por huir de todo ese mundo, una clara, y en ocasiones exagerada, intención de hacer que Luke Cage sea una serie más “realista”, más “adulta”.

Y siendo eso loable, como ya digo, creo que se han pasado de la raya. Al final, no lo olvidemos, estamos hablando de un señor al que metieron en una especie de cabina de rayos UVA y salió con una piel impenetrable y una superfuerza acorde. Pero a veces parece que a los guionistas les moleste incluso esos superpoderes y que preferirían que Luke fuese un activista social o un sindicalista, es decir, un ciudadano de a pie. Incluso el propio Cage se burla de los demás superhéroes y de su propio aspecto en el cómic original. Todo el rato insiste en que el no quiere llevar máscara ni ser un héroe. Tal vez por eso Luke administra sus poderes de una forma casi avariciosa, como si le costase dinero repeler una bala o darle un puñetazo a un gangster.

De ahí otro de los problemas de la serie. Si quieres ver acción, peleas, disparos, emoción, esta no es tu serie. Hay más acción en un episodio de Daredevil que en toda la temporada de Luke Cage. Si dobla una pistola o le rebota un disparo ya puedes dar por concluida toda la acción que verás en el episodio.

Porque ese es otro de las hándicaps. Que siendo el protagonista y leitmotiv de la trama a veces parezca que Luke Cage es un secundario más. Pasamos más rato viendo los tejemanejes de sus adversarios, sus idas y venidas, sus charlas, sus recuerdos y sus discusiones que siguiendo a su rival, supuesto protagonista de la serie.

Otra cosa que chirría es que en la serie el Harlem neoyorquino es un universo a parte del resto, no ya de la ciudad, si no del mundo. Es tan exagerado que si un personaje se desplaza por ejemplo a Hell's Kitchen, el barrio de Daredevil, los otros personajes lo tratan como si se hubiese ido a otro planeta, inalcanzable incluso para la policía. El resultado acaba siendo un poco absurdo, como si Harlem estuviese bajo la cúpula de Stephen King o algo así. Una cosa es cuidar la ambientación y otra forzar la perspectiva hasta el punto de hablar de los “harlemitas” como si fuesen una raza humana distinta…

El resultado es una serie adulta, dramática, profunda pero en ocasiones un poco aburrida. Es muy poco Marvel. Y ser Marvel no significa ser infantiloide, como ya demostraron Daredevil o Jessica Jones, tan dramáticas e intensas como ésta pero un poco más divertidas...
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Cornapecha
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7
24 de mayo de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A perfect day es una película muy notable por muchos aspectos, pero tal vez el más reseñable es que se mueve siempre en el punto justo, ni de más, ni de menos.

Incide en la lógica denuncia de lo terrible de la guerra, aún más cuando es civil, pero sin cargar las tintas en una exhibición gratuita de la crueldad del ser humano. Y eso que no se ahorra ni uno solo de los terroríficos dramas que se supone que quiere denunciar, pero de una forma muy sutil, muy inteligente, ahorrándole al espectador las desagradables escenas que normalmente se verían en una cinta sí. La muerte, las ejecuciones, la tortura, el exilio, el maltrato, el abuso se hacen patentes y claros en todo el metraje y nunca se obvian, pero pasado por el tamiz de la inteligencia y un punto de liberador cinismo, representado por ese Benicio del Toro que ya está de vuelta de todo aunque siga empatizando con el dolor ajeno. Basta un plano de unos pies colgando, o la velada amenaza de un miliciano al traductor para que entendamos completamente todo el drama que se nos quiere transmitir.

Da también en el clavo en el aspecto de comedia amable, que busca liberar la tensión y lo hace sin caer en la bufonada. Y apoyándose en el sinsentido, en lo absurdo de las situaciones que una guerra deja tras de si.

Y acierta en unos actores que se ajustan a sus papeles. Sin excesos, sin sobreactuar. O en la velada denuncia a la incapacidad de las fuerzas internacionales de paz, atrapadas en su propia burocracia y lentitud de reflejos.

Mucho mejor de lo que me esperaba. Y saber que esos Balcanes de desolación y carreteras minadas son en realidad los paisajes de la España meridional le da un último e irónico mensaje al espectador. Uno que no sé si León de Aranoa buscó siquiera...
Cornapecha
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