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7,3
49.119
6
30 de noviembre de 2010
30 de noviembre de 2010
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es el guión el punto fuerte de esta peli, la verdad. Y no porque no sea una buena historia, o porque la estructura no esté calculada. Es sólo que es más de lo mismo.
Pero ojo.
Muy bien contado. Estupendamente, y encima en un universo precioso que a mí por lo menos me ha cautivado: la tierra de los vikingos, la guarida de los dragones, esas naves que surcan los mares envueltas en la bruma... estética y técnicamente es una gozada.
No me olvido de que es para niños, y para ellos creo que cumple bastante por encima de la media. Los personajes son simpáticos y, repito, es una historia simple pero muy bien ejecutada. Peeeeeeero, uno no puede evitar girar un poco la cabeza y mirar de reojo a los vecinos de PIxar, y entonces es cuando las comparaciones se hacen odiosas. Pixar es el referente en la animación: películas como Up, Toy Story, Wall-E... están aún bastante lejos de este chico y su dragón... que sin embargo, así, poco a poco se va acercando y cada vez está más cerca de jugar en la misma liga que los mayores.
Para mí, en la línea de Cars (aunque por debajo de ésta). Muy buena, totalmente recomendable para que los críos lo flipen con eso de entrenar a un dragón.
Pero ojo.
Muy bien contado. Estupendamente, y encima en un universo precioso que a mí por lo menos me ha cautivado: la tierra de los vikingos, la guarida de los dragones, esas naves que surcan los mares envueltas en la bruma... estética y técnicamente es una gozada.
No me olvido de que es para niños, y para ellos creo que cumple bastante por encima de la media. Los personajes son simpáticos y, repito, es una historia simple pero muy bien ejecutada. Peeeeeeero, uno no puede evitar girar un poco la cabeza y mirar de reojo a los vecinos de PIxar, y entonces es cuando las comparaciones se hacen odiosas. Pixar es el referente en la animación: películas como Up, Toy Story, Wall-E... están aún bastante lejos de este chico y su dragón... que sin embargo, así, poco a poco se va acercando y cada vez está más cerca de jugar en la misma liga que los mayores.
Para mí, en la línea de Cars (aunque por debajo de ésta). Muy buena, totalmente recomendable para que los críos lo flipen con eso de entrenar a un dragón.

7,9
37.355
8
18 de septiembre de 2010
18 de septiembre de 2010
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
… que es lo que más llama la atención, creo, cuando ves Doctor Zhivago en pleno 2010. Con películas así entiendes por qué dan premios al mejor diseño de producción. ¡Qué distinto se palpa hoy con los FX! La manifestación en las calles de Moscú, el tren atravesando Siberia, la casa de campo cubierta por la nieve, las tropas amotinándose tras volver del frente… es una sensación mucho más auténtica que verlo todo generado por ordenador.
En lo que respecta a la historia, tenemos a un protagonista que le falta protagonismo, y creo que esa es la razón de que no cuajase del todo la interpretación de Omar Sharif. Lara es la protagonista de la historia, sin duda. Todo lo que está fuera de su alcance es secundario, como por ejemplo, todo lo referente a la familia de Zhivago.
Pero en fin, son opiniones.
La mía es que Lara es lo mejor de esta película. Viendo el simplismo con el que tratan los romances actualmente en el cine, recuerdo pocos personajes femeninos tan bien construidos.
En lo que respecta a la historia, tenemos a un protagonista que le falta protagonismo, y creo que esa es la razón de que no cuajase del todo la interpretación de Omar Sharif. Lara es la protagonista de la historia, sin duda. Todo lo que está fuera de su alcance es secundario, como por ejemplo, todo lo referente a la familia de Zhivago.
Pero en fin, son opiniones.
La mía es que Lara es lo mejor de esta película. Viendo el simplismo con el que tratan los romances actualmente en el cine, recuerdo pocos personajes femeninos tan bien construidos.

6,8
78.984
8
28 de mayo de 2014
28 de mayo de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo es posible que una película prácticamente calcada a una obra maestra de la novela gráfica (y con un final, posiblemente, más redondo) pasara con más pena que gloria por la pantalla grande? Seguramente porque el papel tiene poco que ver con los efectos digitales y la cámara superlenta.
Ah, el papel.
Dicen que dentro de poco dejará de existir, que el mundo gira y el papel se ha quedado atrás. Una majadería, en mi modesta opinión. Basta echar un vistazo a un tomo de Watchmen, aprovechando el ejemplo, para darse cuenta. El papel tiene cierto aroma a sabiduría y libertad. Es valiente. Cuando la civilización lo respetaba fue el arma de unos guerreros del siglo XX que se hacían llamar periodistas y que luchaban por contar verdades incómodas.
Watchmen es una historia sobre verdades incómodas, campeones en declive y enemigos invisibles. Interiores. La guerra está en la tele, es la sombra de un hongo nuclear que puede brotar en cualquier momento. Todos tienen miedo, y ese miedo no es tanto por la explosión como por la incertidumbre. Nadie sabe cuándo, ni por qué, ni cómo. El siglo pasado esos interrogantes se respondían en un tipo de papel que se vendía a diario en los kioskos.
En un momento dado, no se sabe si en Watchmen o en la realidad, hay alguien que se cree con el poder de decidir qué quiere la gente y qué necesita. Como tiene el poder suficiente para llevar a cabo su plan, y está totalmente convencido de su necesidad, prosigue. Su atalaya está lejos de cualquier lugar y todo lo ve desde una pantalla, ya que el mundo está lleno de cámaras de seguridad. En lenguaje económico, las pérdidas son democratizadas. Evidentemente, decide que la gente no debe saber la verdad porque no serían capaces de aceptarla.
El héroe es un psicópata que trata con violencia a los delincuentes. Cree que la gente debe saber la verdad y no se cuestiona su capacidad para aceptarla. Cree que sencillamente es de justicia. Y decide contarlo en papel. No sé si todo esto os sonará a algo o a nada, pero yo simplemente voy a dejar la siguiente pregunta en el aire: ¿Alguno os imagináis a Roscharch contando su historia en un blog? Yo tampoco. Seguramente porque algunas cosas siguen siendo mágicas únicamente en papel.
Ah, el papel.
Dicen que dentro de poco dejará de existir, que el mundo gira y el papel se ha quedado atrás. Una majadería, en mi modesta opinión. Basta echar un vistazo a un tomo de Watchmen, aprovechando el ejemplo, para darse cuenta. El papel tiene cierto aroma a sabiduría y libertad. Es valiente. Cuando la civilización lo respetaba fue el arma de unos guerreros del siglo XX que se hacían llamar periodistas y que luchaban por contar verdades incómodas.
Watchmen es una historia sobre verdades incómodas, campeones en declive y enemigos invisibles. Interiores. La guerra está en la tele, es la sombra de un hongo nuclear que puede brotar en cualquier momento. Todos tienen miedo, y ese miedo no es tanto por la explosión como por la incertidumbre. Nadie sabe cuándo, ni por qué, ni cómo. El siglo pasado esos interrogantes se respondían en un tipo de papel que se vendía a diario en los kioskos.
En un momento dado, no se sabe si en Watchmen o en la realidad, hay alguien que se cree con el poder de decidir qué quiere la gente y qué necesita. Como tiene el poder suficiente para llevar a cabo su plan, y está totalmente convencido de su necesidad, prosigue. Su atalaya está lejos de cualquier lugar y todo lo ve desde una pantalla, ya que el mundo está lleno de cámaras de seguridad. En lenguaje económico, las pérdidas son democratizadas. Evidentemente, decide que la gente no debe saber la verdad porque no serían capaces de aceptarla.
El héroe es un psicópata que trata con violencia a los delincuentes. Cree que la gente debe saber la verdad y no se cuestiona su capacidad para aceptarla. Cree que sencillamente es de justicia. Y decide contarlo en papel. No sé si todo esto os sonará a algo o a nada, pero yo simplemente voy a dejar la siguiente pregunta en el aire: ¿Alguno os imagináis a Roscharch contando su historia en un blog? Yo tampoco. Seguramente porque algunas cosas siguen siendo mágicas únicamente en papel.

5,8
54.015
5
24 de junio de 2013
24 de junio de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era la primera vez que me iba a ver una peli en 3D y cuando me dieron una toallita junto con la entrada pensé que eran las gafas en formato desechable. Dostoyevskiy lo dijo; el hombre se acostumbra a todo, y yo cumplo con la norma. Quédate con la palabra: desechable.
Siéntate, ponte las gafas y espera a que se apaguen las luces. Si notas los globos oculares salirse de las cuencas cuando tratas de enfocar, no te preocupes: a mí también me está pasando. La pantalla del cine ahora es un troquelado de esos que hacía de niño, y yo me empeño en no verle la gracia al asunto porque soy muy cenizo.
Sigo viendo la peli. Zack me quiere contar algo, percibo conceptos poderosos en el guión, pero no me llegan. Cada vez que estoy cerca, descarrila un mercancías, o el coche no arranca porque hay un tornado del tamaño del Bernabéu viniendo de frente. No sé, igual es que este Superman es un poco gafe. Tal vez por eso sea un inadaptado, pero en cualquier caso... no me acaba de quedar claro por qué Superman quiere defender a los hombres.
Y me digo que bueno, que ahí está el guionista para construir un personaje. Pero no me lo digo demasiado porque soy consciente de que digo lo mismo siempre y que soy un cansino. Y sigo viendo los troquelados volar, que son muy chulos. Sin sarcasmos, lo digo en serio. Son muy chulos.
En algún momento me recuerdo en casa de mi abuela viendo a Cristopher Reeve hacer retroceder el tiempo en la peli original, y cuando analizo los efectos especiales de antaño me doy cuenta de que el tiempo pasa. Luego veo a Cavill y Shannon pelarse por, según el WASHINGTON POST, un valor de 750.000 millones de dólares en daños físicos (las muertes se estiman en 129.000 y los heridos en más de un millón) y compruebo que, en efecto, ya no son los tiempos que eran antes.
Y entonces las patillas de las gafas 3D me pesan sobre las orejas, y aquí es cuando te doy un codazo y te susurro: "Te dije que recordases esa palabra".
Siéntate, ponte las gafas y espera a que se apaguen las luces. Si notas los globos oculares salirse de las cuencas cuando tratas de enfocar, no te preocupes: a mí también me está pasando. La pantalla del cine ahora es un troquelado de esos que hacía de niño, y yo me empeño en no verle la gracia al asunto porque soy muy cenizo.
Sigo viendo la peli. Zack me quiere contar algo, percibo conceptos poderosos en el guión, pero no me llegan. Cada vez que estoy cerca, descarrila un mercancías, o el coche no arranca porque hay un tornado del tamaño del Bernabéu viniendo de frente. No sé, igual es que este Superman es un poco gafe. Tal vez por eso sea un inadaptado, pero en cualquier caso... no me acaba de quedar claro por qué Superman quiere defender a los hombres.
Y me digo que bueno, que ahí está el guionista para construir un personaje. Pero no me lo digo demasiado porque soy consciente de que digo lo mismo siempre y que soy un cansino. Y sigo viendo los troquelados volar, que son muy chulos. Sin sarcasmos, lo digo en serio. Son muy chulos.
En algún momento me recuerdo en casa de mi abuela viendo a Cristopher Reeve hacer retroceder el tiempo en la peli original, y cuando analizo los efectos especiales de antaño me doy cuenta de que el tiempo pasa. Luego veo a Cavill y Shannon pelarse por, según el WASHINGTON POST, un valor de 750.000 millones de dólares en daños físicos (las muertes se estiman en 129.000 y los heridos en más de un millón) y compruebo que, en efecto, ya no son los tiempos que eran antes.
Y entonces las patillas de las gafas 3D me pesan sobre las orejas, y aquí es cuando te doy un codazo y te susurro: "Te dije que recordases esa palabra".
7
8 de diciembre de 2011
8 de diciembre de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una serie bastante buena, con un principio excelente y un desarrollo bueno, aunque algunos de los giros más importantes son demasiado rebuscados.
Hay una cosa que valoro especialmente de los mangas japoneses, de los que no tengo ni idea y de los que sólo he visto a Goku -como todos- y las pelis de La Princesa Mononoke y el Viaje de Chihiro. Su imaginación desbordante. Los ves y sonríes y te alegras porque compruebas que sí, que todavía quedan historias por contar. Monstruos por salir de las sombras, leyendas desconocidas, etc. Fundamentalmente, me quedo con eso de Death Note.
Los primeros 15 capítulos son una constante de giros y sorpresas que, de no haber tenido toda la serie a mi disposición, me hubieran dejado sin uñas. Una pasada; tanto la idea como el desarrollo. Pero entonces la cosa va derivando a derroteros más infantiloides, el detective se transforma en super-saiyan psicólogo para efectuar deducciones milagrosas y la cosa decae.
Se estima que uno de cada cuatro argentinos es un psicólogo en potencia. No tengo datos de los japoneses, pero creo que no llegan al nivel de los del país de Diego. Sin embargo, se sacan de la manga -nótese el ingenioso juego de palabras- una serie sobre dos chavales que, de haberse dedicado a ejercer en vez de al crimen y tal, hubieran revolucionado el gremio. Diagnósticos en 5 minutos. Porque son listos, eh. Pero listos, listos, listos.
Hay una cosa que valoro especialmente de los mangas japoneses, de los que no tengo ni idea y de los que sólo he visto a Goku -como todos- y las pelis de La Princesa Mononoke y el Viaje de Chihiro. Su imaginación desbordante. Los ves y sonríes y te alegras porque compruebas que sí, que todavía quedan historias por contar. Monstruos por salir de las sombras, leyendas desconocidas, etc. Fundamentalmente, me quedo con eso de Death Note.
Los primeros 15 capítulos son una constante de giros y sorpresas que, de no haber tenido toda la serie a mi disposición, me hubieran dejado sin uñas. Una pasada; tanto la idea como el desarrollo. Pero entonces la cosa va derivando a derroteros más infantiloides, el detective se transforma en super-saiyan psicólogo para efectuar deducciones milagrosas y la cosa decae.
Se estima que uno de cada cuatro argentinos es un psicólogo en potencia. No tengo datos de los japoneses, pero creo que no llegan al nivel de los del país de Diego. Sin embargo, se sacan de la manga -nótese el ingenioso juego de palabras- una serie sobre dos chavales que, de haberse dedicado a ejercer en vez de al crimen y tal, hubieran revolucionado el gremio. Diagnósticos en 5 minutos. Porque son listos, eh. Pero listos, listos, listos.
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