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España España · Barcelona
Críticas de Willis
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Críticas 31
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
16 de mayo de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parce que Javier Fesser ha metido un gol por toda la escuadra que ha resuelto el partido, o ha cosido al rival a triples hasta hundirlo , es decir, ha resuelto una difícil película, por el tema escogido, de una manera inapelable, contundente, por propios méritos, sin ayuda del árbitro ni suerte ni nada, solo por la superioridad y limpieza de su juego.

Puede que sea porqué con su visión personal de gran artista, Fesser sabe tratar el tema en sus justos términos, sin falsa sensiblería, ni falsos pudores, ni querer dar lecciones ni enseñarnos nada. Puede porqué habla de un tema del que debe conocer bastante o al menos se ha informado debidamente, puede porque nos habla con grandeza de corazón y sentido del humor, puede que por el gran acierto de los actores y la historia. Seguramente por todas esas causas juntas y otras que me dejo y ignoro.

Con que escepticismo fui a verla y con que alegría salí ! La personal historia del ex jugador y entrenador de baloncesto ( Javier Gutierrez ) está espléndidamente bien contada y este actor lo borda, por fin alguien al que se le entiende todo cuando habla y que actúa con impecable precisión, absolutamente creíble en, para mí, un difícil papel sobre el que recae el peso entero de la película. " Los amigos" el equipo de baloncesto de discapacitados, son de dos orejas y vuelta al ruedo.

Acierto total. No se la pierdan por nada.
Willis
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8
14 de febrero de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puntos Fuertes:
- Llegar en buen momento, por las ganas que teníamos de ver un musical clásico después de tantos años de ausencia. Ahí la película no decepciona, nos llena de gozo íntimo y colma el síndrome de abstinencia. Atento, busco las referencias: por aquí un poco de “Un americano en Paris”, por ahí “Singing in the rain”… y más allá “Grease”… Ja! Ja! Que gozada! Sin duda la oportunidad es un don.
- La pareja protagonista. Espléndidos los dos. Ella tan dulce y vulnerable, en apariencia, él tan clarividente y seguro de sí mismo, en apariencia también. No son grandes bailarines, ni grandes cantantes, pero si son grandes actores. La falta de excelencia en bailar o cantar no le resta fuerza a un musical, como ya ha quedado acreditado en otras películas. Basta con la soltura, la elegancia, y todo se vuelve más tierno y verosímil. Fred Astaire, Ginger Rogers, Cyd Charisse y Gene Kelly son extraordinarios e irrepetibles, nadie puede bailar como ellos, pero su sublime perfección tira también un poco para atrás. Emma Stone y Ryan Gosling son un gran acierto, y eso que los estuve observando como si fuera el mismo director de casting.
- Una historia convincente con un buen guion. Alguien dirá que ya se ha contado mil veces, es verdad, pero esto no importa nada (historias solo hay dos, según una brillante exageración de J. L. Borges), lo que importa es la forma y los detalles, y ahí no encontré ningún desliz, y eso que estuve atento, atento.
- La emoción. Tan absorto y concentrado estaba con el film que no me di cuenta que la señora que tenía al lado lloraba a lágrima tendida. Fue cuando la pareja protagonista, después de la eclosión del romance, tiene su primera discusión seria. Ahí estaba yo concentrado en los argumentos, como intentando mediar en una posible solución, pero mi vecina, muy acertadamente, percibió el drama inevitable en su conjunto, es decir, percibió la tragedia de la imposibilidad del amor (porque si el mal es ineludible el drama se convierte en tragedia). Mi vecina, y otros muchos espectadores, se dieron cuenta al instante y lloraron. Yo percibí otra cosa: que al igual que los protagonistas no lo pueden tener todo, y han de escoger entre la realización personal y el amor, un simple espectador también tiene que escoger como ve una película, y en mi caso el rigor estricto me había llevado a perder la emoción que la sala sentía. Así somos, tremendamente limitados, tenemos que escoger constantemente (la mayoría de las veces ni siquiera sabemos que estamos escogiendo), y con cada elección ahuyentamos las otras, cientos de posibilidades y puntos de vista que desaparecen sin más.

Puntos débiles.
Solo señalaré uno y aun con reparos: La falta, a mi parecer, de como mínimo una canción inolvidable. Un buen musical, creo, necesita por lo menos una canción que al salir del cine, y probablemente ya el resto de la vida, la cantes, la canturrees, la silbes o la destroces, pero que quede impertinentemente gozosa en la memoria musical. Cantando bajo la lluvia o Un americano en Paris, mis musicales favoritos, tienen cada uno 4 o más canciones maravillosas con las que puedo dar la tabarra en cualquier momento. Puede que pida un imposible, puede que Gershwin, Porter, Berlin…. sean irrepetibles. Puede incluso que haya realmente una canción memorable, o varias, en este musical, pero que yo sea ya incapaz de recordarlas, ni siquiera en una leve aproximación, debido a mi cerebro saturado. El tiempo lo dirá.

Cambiar el punto de vista.
Por suerte mi vecina llorosa me sacó de la silla del crítico y me llevo a la butaca del espectador. Así pude profundizar en la hermosa y clásica pareja que forman Gosling y Stone. Clásica, porque él es fuerte, sabe, decide y controla, y ella duda, pregunta y busca su amparo. Como Bogart y Bergman en Casablanca.
Gosling es Bogart porqué sabe siempre lo que quiere y sabe lo que hay que hacer en cada momento. Un verdadero héroe, aunque sea dulce y a veces dude un poco. Él es “suaviter in modo fortiter in re“ el paradigma de la excelencia. Bogart era “fortiter fortiter”, pero fortiter de una manera singular, irónica y ácida, para ocultar que era en realidad suaviter.
Stone es Bergman porqué queda claro que es mucho más fuerte y decidida de lo que aparenta, pese a su dulzura, sus dudas y sus impresionantes ojos desamparados, sabemos que tiene sueños profundos y una determinación férrea para llevarlos a cabo. Sabemos que subirá al coche cuando él la va a buscar a su pueblo. Ella y él se identifican en la convicción con la que luchan por sus sueños. Stone, como Bergman en Casablanca, deja que él decida por los dos. En opinión más personal y yendo más lejos, me parece que ambas mujeres saben que ellos son unos heroes, por eso los aman, y por tanto saben que van a decidir perfectamente y conforme a sus femeninos intereses, así que su supuesto desamparo y candor no son más que armas de mujer para salirse con la suya, sin asumir la responsabilidad, y de paso desquiciarlos a ellos de amor por completo y para siempre. Ja,ja,ja. Esta es mi visión de hombre, solo aspirante infundado a héroe de medio pelo. Atacadme mujeres, demostradme que estoy equivocado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Willis
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9
30 de septiembre de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estos chicos eran realmente maravillosos: Jóvenes, guapos, buenos, excelentes camaradas, inteligentes, bromistas, divertidos, desenfadados, limpios, sin sombra de afectación, auténticos, puros, con convicciones éticas acertadas y sorprendentes para la época y por su juventud. Absolutamente encantadores y perfectos.

Encima de este material humano de primera calidad, va y resulta que eran unos genios de la música popular, con un talento enorme para componer canciones inmortales, John y Paul, talento al que se suma un poco más tarde pero indiscutiblemente, George. Genios que encima son unos currantes incansables, y logran, en pocos años, un oficio y una presencia escénica impecables.

Y encima de todo lo anterior, resulta ser la primera vez que en la historia de la música pasa algo semejante. Basta verlos andar a los cuatro, casi corriendo, ágiles, felices, asombrados, casi saltando, saludando sonrientes; verlos andar así justo en los momentos antes de subirse a un escenario, esos grandes estadios que muestra el documental, para comprender que aquello era como Colon y sus marinos, como Magallanes y Elcano, Amudsen y Peary, Armstrong y Aldrin… Pero con público enloquecido y jaleando. Estos cuatro chicos asombrosos y atónitos, protagonistas absolutos y aclamados de algo único, irrepetible, eufórico,mágico.

Todo esto nos enseña este documental que recomiendo vivamente. Pura emoción y alegre música inmortal. Millones de gracias. Incluso nos muestra como los héroes no soportan serlo por mucho tiempo. Cuando al final los vemos tocando encima del tejado de un bloque de pisos, ahí ya son personas normales. Seguramente mejores músicos que nunca, pero hombres al fin y al cabo, aliviados y exhaustos de la pesadísima carga de ser Dioses.
Willis
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2
15 de febrero de 2016
82 de 109 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aburrida e inverosímil, a mi humilde parecer y según el general de la sala donde la vi. Solo había que ver las caras y escuchar las expresiones tipo: Y que más! Vaya tomadura de pelo! No hemos acertado para nada! Gente saliendo a mitad de proyección, suspiros de aburrimiento y revolcones en la butaca. Si hubiera sido el circo romano el veredicto del pulgar hacia abajo hubiera sido unánime.

La película es larga, muy larga, Sin casi guión, sin contextualizar la historia, apenas dialogada, sin posibilidad de identificarte con personaje alguno, sin emoción. Los flashbacks supuestamente explicativos no aportan nada, y son de una ridiculez de vergüenza ajena. Para colmo de males, a mitad del film te das cuenta que estas viendo una de Superman, o a un nuevo superhéroe de la Marvel con superpoderes que no te han contado. Ahí es donde la gente explota, abandona la sala o masculla su malhumor.

Aguanto callado y concentrado. No puede ser. Son 12 nominaciones a los Oscar y multitud de críticas elogiosas. De pronto tengo una revelación: Claro, se trata de superpoderes producidos por las mordeduras del oso. Ahora caigo! Es Gryzlyman, el hombre que al ser casi despedazado por un oso, por un extraño fenómeno biológico solo posible por los meteoritos caídos en Yellowstone Park, se convierte en un superhéroe indestructible. Inmune a las heridas, a las infecciones, al hambre, a la sed, a la hipotermia y a la intemperie, con la fuerza, la energia y la resistencia de un oso de 500 kilos. Y su rabia. Si está clarísimo. Solo hay que verle echando espuma por la boca y sin poder articular palabra reconocible, con la expresión de inteligencia y los gruñidos del noble plantígrado.

En fin. Hace algunos años un amigo cinéfilo y enterado me contó lo siguiente: “Cuando una productora de las grandes se da cuenta que ha engendrado un bodrio y para no perder totalmente la millonada que ha dilapidado en vano, adopta la estrategia de la huida hacia adelante. Se trata de darle la máxima propaganda, los mejores elogios, de crear una gran expectación y, sobre todo, de estrenar la película en el máximo de salas comerciales posibles a la vez. Así, con la recaudación de los primeros días – de los millones de ilusos engañados como tú y yo- logran salvar el presupuesto. Ya saben que la película es un petardo y que el boca oreja hará que se desinfle rápidamente su mentira, pero les da igual. Nadie les va a pedir responsabilidades. Otras películas vendrán rápidamente a tapar el fiasco. Todo se olvidará rápidamente y los espectadores incautos en pocas semanas estaremos listos para ser embaucados otra vez”.
Nunca creí a mi amigo cinéfilo. Hasta hoy que he visto “El Renacido”. Des de aquí le pido perdón y le doy las gracias porque él mismo me dio el antídoto para tanto veneno y desverguenza: Desconfiar por sistema, sobre todo desconfiar de las grandes campañas de promoción y de las películas que se estrenan “en todos los cines”. Esperar siempre y no precipitarse nunca. Leer a tus críticos de confianza, informarse bien y escuchar a la gente que es buena e ingenua pero no idiota.
Willis
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9
22 de enero de 2016
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de mis películas preferidas de toda la vida.

La vi de adolescente con mi hermano hace 35 años. Aun me acuerdo de ese dia. Estábamos en un apartamento en la playa con mis padres y nos habíamos llevado una tele portátil, de esas que había que mover la antena y rezar... Altas horas de una noche insomne de verano y los dos solos pegados a la pantalla. Nos quedamos impresionados, estupefactos ante esa joya inesperada.

Años después vi Rambo en el cine y ante el entusiasmo general no pude más que comentar: " No hay para tanto, solo es una mala versión de "Lonely are the brave", que es infinitamente superior y una obra maestra del western y del cine. Ahí ya quedé retratado para siempre como un plasta intelectual sin remedio.

Años después la volvieron a pasar por la tele y me la grabé en VHS. Si, hubo un tiempo en que muchos nos dedicábamos a ello. Un dia presté el vídeo a un amigo y, claro, ya no lo recuperé. Más años y la encontré en formato CD, la compré inmediatamente, sin dudar.

En total pues la habré visto unas 6 veces, y aun tengo ganas de verla otras 6 más. Me la reservo. Para un dia que me harte de ver porquerías como " Los odiosos ocho", para un dia que necesite reconciliarme con el cine y coger ánimos para volver a las salas.

Kirk Douglas impecable, sobrio, bueno, valiente, generoso, incorruptible, sin sombra de afectación. Walter Matthau demostrando que es uno de los mejores actores que ha existido nunca.

Una historia tan hermosa, romántica, elegante y sobriamente bien contada. Para mi a la altura de los mejores westerns de John Ford.
Willis
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