Ciertamente, no es la basura inmediatamente repudiada que condujo al sonado hundimiento de United Artists, pero tampoco la obra maestra incomprendida que muchos críticos se han empeñado en rescatar del olvido. El trabajo visual de Vilmos Zigsmond es impresionante como de costumbre, y el legendario perfeccionismo de Cimino produce una convincente aproximación a los conflictos sociales del Wyoming fronterizo a finales del S.XIX, pero es indudable que la narrativa se ve seriamente perjudicada por sus aspiraciones épicas y por un triángulo amoroso un tanto forzado.

Con absoluta sinceridad, he de decir que he visto muy pocas películas cuyo grado de vacuidad y estupidez sea tan absurdamente elevado. Para alguien que, como otros muchos, creció profesando la más plena reverencia por el libro en el que se basa, este engendro debe contarse a buen seguro entre las peores adaptaciones literarias jamás filmadas. Gracias a Dios que Kerouac lleva ya décadas muerto y no tiene que lidiar con los mentecatos que aún siguen parasitando su obra impunemente.
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