Haz click aquí para copiar la URL
México México · Ciudad de México
You must be a loged user to know your affinity with Patricio Escartín
Críticas 35
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
6
30 de enero de 2022 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es sorprendente como la determinación de Georges Méliès lo llevó a hacer cosas tan sorprendentes como El hombre de la cabeza de goma (1901). Aquí, Méliès incorpora su aprendizaje en El hombre de las mil cabezas (1898) y vuelve a usar su tan efectivo truco de la cabeza desprendida, solo que agregando un factor: el crecimiento de la cabeza de goma. Cineastas como Méliès son los que traen innovación al cine, no solo porque en su momento saben ir más allá de lo que la mayoría está haciendo, sino porque saben revolucionar los artefactos y herramientas de las que dispone el cine.

Aquí, algo tan simple como la perspectiva (la distancia de sujeto respecto a cámara) es empleado de manera magistral para crear un efecto óptico y una ilusión, cosa que sólo el cine puede hacer. Sumado a eso y a la vista frontal y bidimensional de los cortos del francés, es que se genera este efecto, pero Méliès no se queda solo con la demostración sino que crea una historia que en sí, es un acto de magia pero también un chiste. En definitiva, el trabajo de un visionario.
21 de enero de 2022 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace poco más de dos años realicé un cortometraje en donde quise tratar la traición como tema central, e investigando sobre colores que me ayudasen a reforzar esta idea, encontré que el amarillo es el color de la traición. Viendo Macbeth (2015) de Justin Kurzel, uno se da cuenta que por antonomasia el color distintivo del film es el anaranjado, sobretodo por la escena final. Es curiosos como Kurzel "empapa" esta escena de colores cálidos más cercanos al anaranjado, aunque en el fondo se ve el amarillo (el color de la traición) mientras que las zonas más sombreadas son rojas, como la ira. Creo que si por algo brilla esta adaptación es porque se sabe despegar del texto al que muchos directores se encadenan dando una propuesta más teatral y con menos identidad.

Con una cámara en mano totalmente naturalista (aunque por momentos, más atmosférica) Justin Kurzel busca transportarnos a la que debió ser la verdadera Escocia de Macbeth, y por ciertos momentos lo consigue. Los parlamentos shakespearianos de Michael Fassbender y Marion Cotillard quedan perfectamente bien, y es que su director entiende que para que son fluidos y verosímiles, basta con darle a sus actores un trazo más allá de simplemente caminar. Las palabras no son palabras vacías, sino que realmente son portadoras de intenciones y emociones, por ello, oír a Fassbender externar su preocupación y su culpa no resulta para nada tedioso. Michael Fassbender brilla de verdad, le da al personaje una profundidad necesaria y nos transporta a la parte más emocional de su decadencia. Cotillard lo acompaña como una Lady Macbeth presa de su ambición, y en conjunto crean una dinámica con química que no solo convence, sino que propone.

Lo que si es cierto es que se siente incompleta, como si su realizador no quisiese desarrollar más de la cuenta, y creo que lo que le falta muchas veces a la película es darle la debida importancia a sucesos que acontecen en la historia. Me acuerdo de la versión recién estrenada de Joel Coen (razón por la cual vi esta versión, de hecho) y como, a pesar de sus defectos, esa versión de Macbeth si logra crear momentos icónicos, mientras que en el afán naturalista de Kurzel, los momentos más importantes de la película (como el asesinato del rey Duncan o las visiones de Macbeth) son bastante olvidables.

Kurzel da una versión digna y con identidad visual, pero también es cierto que no se vale de las herramientas narrativas de las que dispone un director de cine, decantándose casi siempre por la "cámara flotadora" que tanto la encanta a la industria cinematográfica reciente.
11 de enero de 2022 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno ve Center Stage (1991) del hongkonés Stanley Kwan, no queda más que reconocer la audaz y creativa manera de abordar una vida. En resumidas cuentas y modo de introducción, puedo decir que estamos ante una película realmente diferente, brillante por su originalidad y su manera de dignificar la vida de Ruan Ling-yu, reconocida actriz china de cine mudo (interpretada de manera admirable por Maggie Cheung).

Stanley Kwan sabía que la mejor manera de rendirle tributo a la leyenda china de la actuación era reconociendo que no se pretendía hacer su vida, sino una película, y dejarle eso claro al público. Por ello, la brillante mezcla entre la ficción y la realidad hacen que esta película sobresalga sobre cualquier biopic correctamente filmado, pues la propuesta de Kwan es brillante. Desde el principio se establece este juego entre la realidad y la ficción, pues vemos a Maggie Cheung siendo entrevistada acerca de lo que piensa sobre Ruan y su relación con la trascendencia. La entrevistadora le pregunta a Cheung si le gustaría ser recordada dentro de 50 años como en el caso de Ruan, pero Maggie responde que para ella, eso no es tan importante y que en caso de que la gente la recuerde, le gustaría que fuese diferente a como se recuerda a Ruan. Y es que, desde el principio, la narración en off nos introduce al trágico destino de la actriz: un suicidio a sus apenas 25 años, mientras vemos imágenes de la real Ruan. Mediante al recurso de saber el fatídico destino del personaje al comienzo de la película, Stanley Kwan pretende no hacer faramalla con un desenlace sorpresivo, pues al saber el fin de Ruan, el espectador ya no se plantea la pregunta de cómo terminará el personaje, sino el cómo llegó hasta ahí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Para ello, la película establece una doble narrativa: la ficción y la "realidad" que podemos entender cómo un diálogo entre los miembros principales de la película (principalmente Cheung y Kwan) con algunas personas que conocieron a Ruan. La realidad, casi documental, se establece en un juego en blanco y negro entre las entrevistas. Luego, el mundo de la ficción se distingue no solo por su uso del color, sino por un lente que hace que los bordes de la piel de los actores y de los sectores iluminados, se vean borrosos, como si fuera un ensueño lo que vemos (efecto que desaparece al final de la película, donde vemos la parte más oscura de la vida de Ruan). Esta manera de trazar la vida de la actriz entre lo novelado y a su vez, entre lo que pensaban de ella las personas que rodearon su vida o los mismos actores como Maggie Cheung, es claramente distinguible, y una vez bien establecido, el espectador entra en la convención de la "docu-ficción".

¿Con qué propósito? Si bien, Kwan no solo pretende (como ya se ha mencionado con anterioridad) dignificar la vida de la actriz a través de reconocer que por más que se apegue su película al correcto orden de los hechos, jamás se logrará hacer un retrato de la realidad, también sobresale otra intención que queda más claro en dos escenas de la misma: en una, el personaje de Ruan llora desconsoladamente para una escena que está filmando y en eso el director grita ¡Corte! dejando a Ruan en escena. La actriz, completamente abandonada por su director y por todos los miembros del staff, continúa en su llanto pero esta vez, no solo por las necesidades de la escena, sino también por su realidad: está sola, completamente sola, sin ningún cobijo o resguardo que la ayude a afrontar su complicada realidad con su ex marido, y por eso su soledad en el set es reflejo de la soledad de su vida. Ruan llora desangeladamente y se cubre con la sábana de la cama en la que reposa para la escena ya filmada, cuando el equipo de producción se da cuenta de que Ruan sigue allí y que no se encuentra bien. El director de la película se acerca para ver cómo está, pero no puede levantar la sábana. En eso, Kwan rompe con la ficción y traza su propia ficción. Él grita corte y vemos en blanco y negro como se filma la escena en la que Maggie interpreta a Ruan llorando bajo la sábana. Stanley le dice al actor del director: "No le has quitado la sábana a Maggie" y procede a pedir la toma de nuevo. Esta manera tan elegante y potente de mostrar la soledad del personaje pero a la vez, de manera metacinematográfica hacer una reflexión sobre la soledad de los actores, es simplemente magistral.

La segunda escena es la que cierra la película, en la que vemos a Ruan muerta en su velorio y nuevamente, vemos cómo se filma la escena, como si se tratase de un make up de la película. En un primer plano lateral vemos a Ruan de perfil, recostada y en eso se oye la voz de Kwan: "¡Corte! Maggie respiró..." Maggie vuelve a tomar aire y cuando el director grita nuevamente corte, Maggie exhala. Ver el proceso de filmación a la par de la escena misma no es anti climático, como podría parecer, pues la película ha establecido tan bien las dos lineas narrativas que al final, todo es un uno, y Stanley Kwan termina no sólo haciendo una biopic de Raun Ling-yu, hace todo una oda a la actuación.
27 de enero de 2022 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Definitivamente esta es una de las películas más grandes de principio de siglo y al referirme a "grande" me refiero a lo que significó para el Cine. James A. Williamson (Las regatas de Hanley, 1899) fue el responsable de llevar a cabo esta película de un minuto, en la cual muestra a un hombre con sombrero (Sam Dalton) acercándose y hablándole en tono exaltado al espectador. Hay una ruptura de la cuarta pared, algo que no se había visto desde las vistas de los Lumière en donde la gente miraba a cámara, sorprendida por el cinematógrafo que registraba todo. En este caso, la ruptura de la cuarta pared es diferente, pues la película establece una capa narrativa que es rota en el momento en el que el personaje habla a cámara. Lo vemos en un plano americano, y mientras el personaje se acerca a cámara, la escala de plano se reduce hasta terminar en un poderosísimo plano detalle de su boca. Hasta el momento, el plano predominante en el cine había sido el plano abierto, más específicamente el plano general y el plano entero, pero en El gran bocado (1901), la relación que establece el personaje con la cámara es lo que determina la escala de plano, siendo variable al punto de terminar en un plano detalle casi inédito en la historia del cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pero lo más sorprendente no termina ahí, sino que Williamson hace un corte muy bien escondido y nos muestra a un camarógrafo siendo tragado por el hombre. Evidentemente, no sucede, pero la idea se construye por el corte y por la ilusión de ver al camarógrafo cayendo en un fondo negro con la cámara como si se tratase de la boca del primer personaje. Este hecho viene a significar una reinterpretación de la realidad cinematográfica: no solo se rompe la cuarta pared, sino que el cortometraje es consciente de que es un cortometraje al mostrar al camarógrafo que grababa todo, un personaje que había permanecido oculto pero que era evidente que estaba ahí. Luego, el primer personaje retrocede en el tercer corte y mastica como si se tratase del camarógrafo al que mastica.

Es impresionante ver esto en el pleno 1901, pues vemos como el lenguaje cinematográfico, articulado por la escala de planos y el montaje, juega con sus recursos para crear una historia completamente metacinematográfica, que se cuestiona sobre el mismo cine a través de un "chiste". Es alucinante.
El planeta azul
Documental
Italia1981
7,7
322
Documental
9
18 de julio de 2021 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película de una belleza incomparable, superior a lo que muchas películas narrativas aspirarían. La belleza de "El planeta azul" yace en su simpleza, pero en su profunda efectividad para retratar la vida, desprovista de cualquier intento de explicarla, simplemente mostrarla en su naturalidad. Para ello, Pivioli recurre al documental, mostrando como para el realizador la vida está compuesta de una poesía sublime en donde cada fotograma es equiparable a un haiku que nos transmite el universo del microcosmos. Por ello, la fotografía indaga en la galaxia de lo diminuto y se apoya en el plano detalle como la herramienta ideal para crear grandes composiciones, además de que explota las texturas (tanto sonoras como visuales) y nos deleita con la musicalidad de la naturaleza, banda sonora más armónica que la misma música sinfónica tradicional que acompaña las películas. El amor, el juego, la comunión, la decoración, el amanecer, el anochecer, la lluvia, el agua, todo aquello que se desprende de la vida está aquí, y cuando volteas, sin necesidad de un protagonista te das cuenta de que así es la vida, plagada de momentos simples y cotidianos pero profundamente emotivos. Una obra de arte incomparable.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here

    Últimas películas visitadas
    El terror y el tiempo
    1979
    Rupert Roonaraine
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para