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6,7
25.825
9
4 de octubre de 2021
4 de octubre de 2021
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aún estoy sorprendido por la puntuación tan baja de esta película en esta página.
Quizás si Nomadland no hubiera ganado el oscar a la mejor película, no se hubieran acercado a ella miles de personas cuyas expectativas, parece ser, no han sido satisfechas.
No soy un gran amante del cine indie ni del cine “arty” en particular. Creo que hay mucho impostor rodando tonterías vacías con ínfulas de introspección trascendente, pero también creo, sin embargo, que hay cineastas con cosas bonitas que contar y que además saben como hacerlo. Es decir, intento no acudir a ninguna película con prejuicios demasiados férreos, ni en un sentido ni en otro.
Dicho esto, es inevitable dejarte guiar por tus gustos a la hora de seleccionar en que producto inviertes tu tiempo. Nomadland no era a priori una película en la que quisiera invertir mi tiempo. La campaña de marketing orquestada alrededor del film, vendiéndolo como un alegato anticapitalista y de denuncia social, me generaba una pereza tremenda. Craso error. Nomadland no va de eso, por mucho que esté inspirada en un libro que sí va de eso.
Porque es cierto que Nomadland expone una realidad social, al menos de cierta parte (minoritaria) de la sociedad americana que viven en furgonetas, caravanas y que se mueven itinerantes por el país de las oportunidades. Sin embargo, esa “realidad” no es más que un lienzo sobre el que se pinta una historia que nada tiene que ver con el nomadismo ni la denuncia social (como queda reflejado en varios detalles reveladores de la película que comento en el spoiler).
“Nomadland” no es un relato de nómadas, aunque la película nos hable de una nómada. “Nomadland” es un relato desgarrador sobre la tristeza, la soledad, el paso del tiempo, la vejez y la nostalgia.
Hacía mucho tiempo que una película no me conmovía tanto, que no conectaba tanto con una historia como he conectado con la historia de Fern, una mujer golpeada por la crisis económica, que ha tenido que marcharse del pueblo en el que fue feliz, pero sobre todo y la figura que termina emergiendo sobre el fondo, es la historia de una mujer que ha perdido al amor de su vida y que sigue sin superar ese dolor insoportable.
“Nomadland” es la historia de una mujer que lleva a rastras, el peso de vivir una vida sin aquello que le daba un sentido. Y esa realidad emocional, plasmada en una actuación colosal de Frances McDormand, es el alma de la película.
Técnica y narrativamente “Nomadland” es una auténtica delicia. Hay ciertas secuencias que son, sencillamente, poesía visual y que en un sentido estético y sensitivo me han recordado al cine de Malick. Pero mientras que en Malick solo veo pretenciosidad y preciosismo hueco, en Zhao veo hondura y lirismo. No hay nada que sobre en la película y esos atardeceres, esos paisajes, esos árboles y esos planos de carreteras desiertas nos están describiendo el alma de una mujer rota.
Cabe mencionar también la increíble y desgarradora banda sonora de Ludovico Einaudi, que potencia de manera bellísima ciertos momentos en donde es imposible no conmoverse.
Nomadland es una película de una belleza triste y casi dolorosa. Una de esas películas que te reconcilian con el séptimo arte como un vehículo de transmisión de empatía y honesta humanidad.
Imprescindible
Quizás si Nomadland no hubiera ganado el oscar a la mejor película, no se hubieran acercado a ella miles de personas cuyas expectativas, parece ser, no han sido satisfechas.
No soy un gran amante del cine indie ni del cine “arty” en particular. Creo que hay mucho impostor rodando tonterías vacías con ínfulas de introspección trascendente, pero también creo, sin embargo, que hay cineastas con cosas bonitas que contar y que además saben como hacerlo. Es decir, intento no acudir a ninguna película con prejuicios demasiados férreos, ni en un sentido ni en otro.
Dicho esto, es inevitable dejarte guiar por tus gustos a la hora de seleccionar en que producto inviertes tu tiempo. Nomadland no era a priori una película en la que quisiera invertir mi tiempo. La campaña de marketing orquestada alrededor del film, vendiéndolo como un alegato anticapitalista y de denuncia social, me generaba una pereza tremenda. Craso error. Nomadland no va de eso, por mucho que esté inspirada en un libro que sí va de eso.
Porque es cierto que Nomadland expone una realidad social, al menos de cierta parte (minoritaria) de la sociedad americana que viven en furgonetas, caravanas y que se mueven itinerantes por el país de las oportunidades. Sin embargo, esa “realidad” no es más que un lienzo sobre el que se pinta una historia que nada tiene que ver con el nomadismo ni la denuncia social (como queda reflejado en varios detalles reveladores de la película que comento en el spoiler).
“Nomadland” no es un relato de nómadas, aunque la película nos hable de una nómada. “Nomadland” es un relato desgarrador sobre la tristeza, la soledad, el paso del tiempo, la vejez y la nostalgia.
Hacía mucho tiempo que una película no me conmovía tanto, que no conectaba tanto con una historia como he conectado con la historia de Fern, una mujer golpeada por la crisis económica, que ha tenido que marcharse del pueblo en el que fue feliz, pero sobre todo y la figura que termina emergiendo sobre el fondo, es la historia de una mujer que ha perdido al amor de su vida y que sigue sin superar ese dolor insoportable.
“Nomadland” es la historia de una mujer que lleva a rastras, el peso de vivir una vida sin aquello que le daba un sentido. Y esa realidad emocional, plasmada en una actuación colosal de Frances McDormand, es el alma de la película.
Técnica y narrativamente “Nomadland” es una auténtica delicia. Hay ciertas secuencias que son, sencillamente, poesía visual y que en un sentido estético y sensitivo me han recordado al cine de Malick. Pero mientras que en Malick solo veo pretenciosidad y preciosismo hueco, en Zhao veo hondura y lirismo. No hay nada que sobre en la película y esos atardeceres, esos paisajes, esos árboles y esos planos de carreteras desiertas nos están describiendo el alma de una mujer rota.
Cabe mencionar también la increíble y desgarradora banda sonora de Ludovico Einaudi, que potencia de manera bellísima ciertos momentos en donde es imposible no conmoverse.
Nomadland es una película de una belleza triste y casi dolorosa. Una de esas películas que te reconcilian con el séptimo arte como un vehículo de transmisión de empatía y honesta humanidad.
Imprescindible
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- No veo muy plausible que Amazon (probablemente el mayor símbolo del capitalismo y del comercio global del siglo XXI) preste sus instalaciones a una película en donde se critique el capitalismo y sus efectos devastadores en la vida de las personas. No tiene mucho sentido, verdad? No lo tiene porque Nomadland no va de eso, de hecho, Fern habla muy bien de Amazon en la película, se la ve feliz cuando está trabajando allí y además comparte con otros personajes lo bien que la pagan.
- Es cierto que Fern pierde su casa porque la fábrica que sostenía al pueblo donde vivían desaparece. Pero es Fern quien decide llevar una vida nómada. Hay al menos dos momentos más que evidentes en donde esto se pone de manifiesto: La conversación con su hermana (que vive en un casoplón y a la que no le va nada mal) y toda la parte que pasa en la casa de David Strathairn y como huye de la posibilidad de establecerse.
- ¿Qué pensaríamos de esta película si la protagonista en vez de tener 60 años, tuviera 25? Una chica joven moviéndose en furgoneta por unos lugares preciosos, sin problemas para encontrar trabajos temporales que le permitan seguir viajando, conociendo gente superagradable, conociendo a un chico majo e interesante que se enamora de ella…
¿Verdad que sería una película diferente? Lo sería porque lo importante de Nomadland no es lo que pasa afuera, ni las furgonetas, ni las carreteras, ni la vida nómada, ni el capitalismo, lo importante es lo que le está pasando dentro a Fern, en esa huida o búsqueda de un alma rota (preciosa la escena de los platos y de cómo intenta recomponerlos).
- Esa conversación final con Bob donde ambos comparten su sufrimiento y lo que les mantiene vivos.
- Esa escena de ella, volviendo al lugar donde fue feliz, volviendo a recordar los días que no volverán pero que la acompañarán siempre allá donde vaya.
- Es cierto que Fern pierde su casa porque la fábrica que sostenía al pueblo donde vivían desaparece. Pero es Fern quien decide llevar una vida nómada. Hay al menos dos momentos más que evidentes en donde esto se pone de manifiesto: La conversación con su hermana (que vive en un casoplón y a la que no le va nada mal) y toda la parte que pasa en la casa de David Strathairn y como huye de la posibilidad de establecerse.
- ¿Qué pensaríamos de esta película si la protagonista en vez de tener 60 años, tuviera 25? Una chica joven moviéndose en furgoneta por unos lugares preciosos, sin problemas para encontrar trabajos temporales que le permitan seguir viajando, conociendo gente superagradable, conociendo a un chico majo e interesante que se enamora de ella…
¿Verdad que sería una película diferente? Lo sería porque lo importante de Nomadland no es lo que pasa afuera, ni las furgonetas, ni las carreteras, ni la vida nómada, ni el capitalismo, lo importante es lo que le está pasando dentro a Fern, en esa huida o búsqueda de un alma rota (preciosa la escena de los platos y de cómo intenta recomponerlos).
- Esa conversación final con Bob donde ambos comparten su sufrimiento y lo que les mantiene vivos.
- Esa escena de ella, volviendo al lugar donde fue feliz, volviendo a recordar los días que no volverán pero que la acompañarán siempre allá donde vaya.

5,1
1.344
7
11 de agosto de 2019
11 de agosto de 2019
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy muy fan de Prince y por eso le pondría un 10, pero creo que me voy a cortar un poco.
No esperen encontrar una película con un guion sólido y unas interpretaciones a la altura. No hay nada de eso. Si no te gusta Prince, la película es un 2.
Pero ay amigo, como seas un fan de Prince y no la hayas visto todavía…
La película es lo que es. Un vehículo de lucimiento personal del genio de Minneapolis y una sucesión de videoclips…pero ¡Qué música y qué videoclips!
Para los fanáticos de Prince, como es mi caso, la película es una gozada de principio a fin. Las actuaciones son portentosas y están rodadas cómo si estuvieras en un concierto.
Especialmente me quedo con la interpretación de “The beautiful ones”…aún se me pone la piel de gallina.
El contrapunto cómico de la mano de Morris Day y The Time es muy divertido y las interpretaciones de “Jungle love” y “The Bird” te levantan de la silla.
La historia de amor con la guapísima Apolonia no llega a ser vergonzosa del todo (bueno un poco sí, pero da lo mismo) y el clímax final con “Purple Rain”, “I would die 4 you” y “Baby I´m a star” es, sencillamente, brutal.
Además, en estos tiempos de revival ochentero, el visionado del vestuario y el peinado de toda la tropa no debería ser tan descacharrante para profanos y chavales.
En resumen…una auténtica gozada para Prince-maniacos, una peli interesante para melómanos y, probablemente, un delirio egomaniaco y sin sentido para el resto.
No esperen encontrar una película con un guion sólido y unas interpretaciones a la altura. No hay nada de eso. Si no te gusta Prince, la película es un 2.
Pero ay amigo, como seas un fan de Prince y no la hayas visto todavía…
La película es lo que es. Un vehículo de lucimiento personal del genio de Minneapolis y una sucesión de videoclips…pero ¡Qué música y qué videoclips!
Para los fanáticos de Prince, como es mi caso, la película es una gozada de principio a fin. Las actuaciones son portentosas y están rodadas cómo si estuvieras en un concierto.
Especialmente me quedo con la interpretación de “The beautiful ones”…aún se me pone la piel de gallina.
El contrapunto cómico de la mano de Morris Day y The Time es muy divertido y las interpretaciones de “Jungle love” y “The Bird” te levantan de la silla.
La historia de amor con la guapísima Apolonia no llega a ser vergonzosa del todo (bueno un poco sí, pero da lo mismo) y el clímax final con “Purple Rain”, “I would die 4 you” y “Baby I´m a star” es, sencillamente, brutal.
Además, en estos tiempos de revival ochentero, el visionado del vestuario y el peinado de toda la tropa no debería ser tan descacharrante para profanos y chavales.
En resumen…una auténtica gozada para Prince-maniacos, una peli interesante para melómanos y, probablemente, un delirio egomaniaco y sin sentido para el resto.

7,9
36.727
10
5 de noviembre de 2019
5 de noviembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Delicada, hipnótica, obsesivamente perfecta y por supuesto, fascinante obra de arte de Stanley Kubrick.
Me resulta difícil de explicar con palabras, el porqué me ha provocado este cúmulo de sensaciones esta película. La composición casi pictórica de las escenas, la iluminación de los decorados interiores, el virtuoso preciosismo de la puesta en escena, el exuberante vestuario, las localizaciones naturales, la meticulosa selección de piezas clásicas en su banda sonora, un diseño de producción difícilmente igualable…
Barry Lyndon es pura poesía audio-visual, un viaje sensitivo e inmersivo en la vida de la nobleza y la alta burguesía europea del siglo XVIII.
El recurso de la voz en off, que tanto detesto en la mayoría de películas, aquí funciona de maravilla. Por una parte, contribuye a una recreación descriptiva y novelada, muy apropiada para el relato, y por otra parte, nos aleja de la subjetividad de una narración en primera persona, que pudiera orientar más de lo debido el foco de nuestra atención hacia un único personaje y perdernos la fastuosidad de todo lo que le rodea.
El protagonista, Redmond Barry, es un personaje con claroscuros, que por una mezcla de azar y de temperamento juvenil, se va convirtiendo en soldado, espía, tahúr y noble consorte; Barry es un oportunista que protagoniza la típica historia de ascenso y caída, sin que suframos demasiado por él ni por lo que le pase. Y esto que en cualquier otra película es un síntoma de que algo no funciona, en “Barry Lyndon” está buscado de manera absolutamente premeditada.
Esa frialdad tan señalada de Kubrick en Barry Lyndon adquiere su más elevada y sutil expresión. Kubrick no toma partido alguno por ningún personaje, son sencillamente un medio narrativo para dejarnos seducir y fascinar por el indescriptible embelesamiento de unas imágenes de una belleza poética e irreal.
Además de todo esto, narrativamente, la película también es prodigiosa. Son 3 horas que se pasan en un auténtico suspiro. No falta ni sobra una escena. Todo lo que ocurre tiene sentido en el devenir de los personajes, en su comportamiento, en sus decisiones y en sus diálogos.
En resumen, Barry Lyndon trasciende el concepto de obra cinematográfica, es una obra de arte con mayúsculas.
Absolutamente imprescindible.
Me resulta difícil de explicar con palabras, el porqué me ha provocado este cúmulo de sensaciones esta película. La composición casi pictórica de las escenas, la iluminación de los decorados interiores, el virtuoso preciosismo de la puesta en escena, el exuberante vestuario, las localizaciones naturales, la meticulosa selección de piezas clásicas en su banda sonora, un diseño de producción difícilmente igualable…
Barry Lyndon es pura poesía audio-visual, un viaje sensitivo e inmersivo en la vida de la nobleza y la alta burguesía europea del siglo XVIII.
El recurso de la voz en off, que tanto detesto en la mayoría de películas, aquí funciona de maravilla. Por una parte, contribuye a una recreación descriptiva y novelada, muy apropiada para el relato, y por otra parte, nos aleja de la subjetividad de una narración en primera persona, que pudiera orientar más de lo debido el foco de nuestra atención hacia un único personaje y perdernos la fastuosidad de todo lo que le rodea.
El protagonista, Redmond Barry, es un personaje con claroscuros, que por una mezcla de azar y de temperamento juvenil, se va convirtiendo en soldado, espía, tahúr y noble consorte; Barry es un oportunista que protagoniza la típica historia de ascenso y caída, sin que suframos demasiado por él ni por lo que le pase. Y esto que en cualquier otra película es un síntoma de que algo no funciona, en “Barry Lyndon” está buscado de manera absolutamente premeditada.
Esa frialdad tan señalada de Kubrick en Barry Lyndon adquiere su más elevada y sutil expresión. Kubrick no toma partido alguno por ningún personaje, son sencillamente un medio narrativo para dejarnos seducir y fascinar por el indescriptible embelesamiento de unas imágenes de una belleza poética e irreal.
Además de todo esto, narrativamente, la película también es prodigiosa. Son 3 horas que se pasan en un auténtico suspiro. No falta ni sobra una escena. Todo lo que ocurre tiene sentido en el devenir de los personajes, en su comportamiento, en sus decisiones y en sus diálogos.
En resumen, Barry Lyndon trasciende el concepto de obra cinematográfica, es una obra de arte con mayúsculas.
Absolutamente imprescindible.

7,2
3.119
6
13 de agosto de 2019
13 de agosto de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante film del siempre eficaz y algunas veces brillante Robert Siodmak.
Olivia de Havilland se marca una vistosa interpretación, por partida doble, de dos gemelas antagónicas en lo que entiendo que debe ser un caramelito para cualquier actriz/actor.
El interés de la película reside en saber que estrategia van a utilizar para “pillar” a la hermana oscura y hacer que confiese el crimen.
La película se enmarca bajo aquel tsunami cultural que fue el psicoanálisis y su teoría sobre la psique, con un poquito de represión por aquí y algún complejo por allá. Teoría, por otra parte, explotada hasta la saciedad en el ámbito cinematográfico porque, todo hay que decirlo, da mucho juego.
Aquí no se andan por las ramas y simplifican todo al máximo presentándonos desde el minuto 1 a una hermana buena y a una mala. La manera de hacerlo es lo que me parece un poco simple (spoiler) y hace que la película no dé un salto más y se quede sencillamente en un producto entretenido y a ratos interesante.
Lo mejor: La interpretación sobresaliente de Olivia de Havilland aportando el histrionismo y la sobreactuación justa en el momento adecuado.
Lo peor: Nuevamente, la historia de amor. No hay transición ni progresión alguna, ni nos muestran nada en lo que se sugiera. Ocurre porque sí.
La frase: “Es bastante listo para ser universitario” – El inspector jefe, refiriéndose al psiquiatra.
En resumen, película interesante pero muy irregular. Empaque de obra menor con interpretación sobresaliente, desarrollo entretenido (sin más) y final tenso y bien rodado.
Olivia de Havilland se marca una vistosa interpretación, por partida doble, de dos gemelas antagónicas en lo que entiendo que debe ser un caramelito para cualquier actriz/actor.
El interés de la película reside en saber que estrategia van a utilizar para “pillar” a la hermana oscura y hacer que confiese el crimen.
La película se enmarca bajo aquel tsunami cultural que fue el psicoanálisis y su teoría sobre la psique, con un poquito de represión por aquí y algún complejo por allá. Teoría, por otra parte, explotada hasta la saciedad en el ámbito cinematográfico porque, todo hay que decirlo, da mucho juego.
Aquí no se andan por las ramas y simplifican todo al máximo presentándonos desde el minuto 1 a una hermana buena y a una mala. La manera de hacerlo es lo que me parece un poco simple (spoiler) y hace que la película no dé un salto más y se quede sencillamente en un producto entretenido y a ratos interesante.
Lo mejor: La interpretación sobresaliente de Olivia de Havilland aportando el histrionismo y la sobreactuación justa en el momento adecuado.
Lo peor: Nuevamente, la historia de amor. No hay transición ni progresión alguna, ni nos muestran nada en lo que se sugiera. Ocurre porque sí.
La frase: “Es bastante listo para ser universitario” – El inspector jefe, refiriéndose al psiquiatra.
En resumen, película interesante pero muy irregular. Empaque de obra menor con interpretación sobresaliente, desarrollo entretenido (sin más) y final tenso y bien rodado.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Siodmak tira por el camino de en medio para diferenciarnos a las dos hermanas. Y lo hace poniéndoles un collar a cada una (literalmente) con su nombre (Ruth y Terry) o vistiéndolas a una de negro (la mala) y la otra de blanco (la buena) … todo muy sutil.
Podría haber buscado otros recursos mucho más interesantes y cinematográficos para generar inquietud o incluso confusión. No tiene mucho sentido que se nos diga que a veces se intercambian y que eso provoca (sin ir más lejos) el asesinato inicial del pretendiente de Ruth, y que luego vayan marcadas con un collar como si fueran un perrito.
El recurso de vestir a una de negro y a otra de blanco en el tramo final de la película es también de trazo grueso, sin embargo, queda muy potente visual y simbólicamente en la escena final con rotura de espejo y éxtasis interpretativo incluido.
Podría haber buscado otros recursos mucho más interesantes y cinematográficos para generar inquietud o incluso confusión. No tiene mucho sentido que se nos diga que a veces se intercambian y que eso provoca (sin ir más lejos) el asesinato inicial del pretendiente de Ruth, y que luego vayan marcadas con un collar como si fueran un perrito.
El recurso de vestir a una de negro y a otra de blanco en el tramo final de la película es también de trazo grueso, sin embargo, queda muy potente visual y simbólicamente en la escena final con rotura de espejo y éxtasis interpretativo incluido.

8,1
19.154
8
12 de agosto de 2019
12 de agosto de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apuntes:
- Fotografía en B/N con una nitidez y un brillo único, casi hipnótico. La gama de grises en esta película es más infinita que nunca.
- Vincent Price haciendo de caza-fortunas, en un papel que no termina de encajarle bien…aún así a “la voz en off de Thriller” se le perdona todo.
- Dana Andrews esbozando una sonrisa relámpago casi imperceptible cuando Laura Hunt (Gene Tierney) le dice que no va a casarse con Shelby.
- La sorprendente escena inicial en el cuarto de baño/despacho de Waldo Lydecker, saliendo del baño y pidiéndole un albornoz a McPherson (Dana Andrews) y la mirada de éste. Pura ambigüedad y puro surrealismo.
- Cuando McPherson se despierta ¿Se ha despertado de verdad o lo que vemos a partir de aquí es un sueño? (En spoiler)
En resumen: Película imperfecta pero fascinante, como la belleza casi irreal de Gene Tierney. Una película que sugiere mucho más de lo que muestra y con un final atropellado pero inolvidable.
Ah y una cosa más, esta película es del año 1944, el mismo año de (por ejemplo) “La mujer del cuadro”, “Arsénico por compasión”, “Tener y no tener”, “Perdición”, “Náufragos”, “Las llaves del reino” o “El sospechoso”…comparen esto con los nominados en la última edición de los Oscar y échense a llorar.
- Fotografía en B/N con una nitidez y un brillo único, casi hipnótico. La gama de grises en esta película es más infinita que nunca.
- Vincent Price haciendo de caza-fortunas, en un papel que no termina de encajarle bien…aún así a “la voz en off de Thriller” se le perdona todo.
- Dana Andrews esbozando una sonrisa relámpago casi imperceptible cuando Laura Hunt (Gene Tierney) le dice que no va a casarse con Shelby.
- La sorprendente escena inicial en el cuarto de baño/despacho de Waldo Lydecker, saliendo del baño y pidiéndole un albornoz a McPherson (Dana Andrews) y la mirada de éste. Pura ambigüedad y puro surrealismo.
- Cuando McPherson se despierta ¿Se ha despertado de verdad o lo que vemos a partir de aquí es un sueño? (En spoiler)
En resumen: Película imperfecta pero fascinante, como la belleza casi irreal de Gene Tierney. Una película que sugiere mucho más de lo que muestra y con un final atropellado pero inolvidable.
Ah y una cosa más, esta película es del año 1944, el mismo año de (por ejemplo) “La mujer del cuadro”, “Arsénico por compasión”, “Tener y no tener”, “Perdición”, “Náufragos”, “Las llaves del reino” o “El sospechoso”…comparen esto con los nominados en la última edición de los Oscar y échense a llorar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Saber si McPherson se ha despertado de verdad o es un sueño es el quid de la cuestión. Mi teoría es que está soñando. McPherson (de una forma un tanto inexplicable, hay que reconocerlo) se ha enamorado de Laura. Lo ha hecho a través de la obsesión de Waldo por ella y de su fluida prosa, de su diario, de sus cartas y de ese rostro de belleza onírica e inalcanzable. Y bajo ese rostro se queda dormido.
No nos olvidemos que al principio de la película Waldo es quien nos va a narrar la historia “Nunca olvidaré el fin de semana en el que murió Laura…”. A partir de la vuelta a la vida de Laura, Waldo pierde el control de la historia y todas las cosas que van pasando, favorecen los propósitos románticos de McPherson. Porque al fin y al cabo (no nos engañemos) ese surrealista beso que se dan Laura y McPherson en el umbral del piso, es algo que sólo te pasa en tus mejores sueños.
El final es intenso y algo perturbador y un buen colofón a una historia de obsesión, la de Waldo por Laura. Porque esa es la historia que nos están contando, aunque sea desde el sueño de un inspector de policía, al que supongo que no querrá que le despierten nunca.
No nos olvidemos que al principio de la película Waldo es quien nos va a narrar la historia “Nunca olvidaré el fin de semana en el que murió Laura…”. A partir de la vuelta a la vida de Laura, Waldo pierde el control de la historia y todas las cosas que van pasando, favorecen los propósitos románticos de McPherson. Porque al fin y al cabo (no nos engañemos) ese surrealista beso que se dan Laura y McPherson en el umbral del piso, es algo que sólo te pasa en tus mejores sueños.
El final es intenso y algo perturbador y un buen colofón a una historia de obsesión, la de Waldo por Laura. Porque esa es la historia que nos están contando, aunque sea desde el sueño de un inspector de policía, al que supongo que no querrá que le despierten nunca.
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