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Críticas ordenadas por utilidad
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7,0
28.016
5
5 de enero de 2019
5 de enero de 2019
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los largos títulos de crédito ya lo predicen: Una película reposada, obsesionada con los detalles y la estética, pero hueca. La historia es plana, sobria y de lo más simple. Ni emociona, ni transmite (más allá de dos o tres escenas concretas).
La cinta la salvan una dirección elegante, impecable, una fotografía e imágenes bellas y una mimada ambientación. Más allá, el vacío más absoluto. El protagonista no es ninguno de sus personajes, es la estética, dejando de lado a sus actores y a su historia, que es muy, pero que muy floja. Da la sensación que Cuarón pretende dar al espectador una masterclass de cine pero se olvida de la lección más importante, y es que el cine es un arte al servicio de la ficción, y no al revés.
Aunque objetivamente no es una pelicula corta (135 min), muchas otras películas más extensas en duración se hacen menos largas que esta. Al acabar, la sensación que te queda es la de haber visto una colección de imágenes hermosas con Netflix como excusa.
La cinta la salvan una dirección elegante, impecable, una fotografía e imágenes bellas y una mimada ambientación. Más allá, el vacío más absoluto. El protagonista no es ninguno de sus personajes, es la estética, dejando de lado a sus actores y a su historia, que es muy, pero que muy floja. Da la sensación que Cuarón pretende dar al espectador una masterclass de cine pero se olvida de la lección más importante, y es que el cine es un arte al servicio de la ficción, y no al revés.
Aunque objetivamente no es una pelicula corta (135 min), muchas otras películas más extensas en duración se hacen menos largas que esta. Al acabar, la sensación que te queda es la de haber visto una colección de imágenes hermosas con Netflix como excusa.

7,0
48.404
8
8 de octubre de 2017
8 de octubre de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil, cuanto menos, estar a la altura de una de las grandes obras del género de ciencia ficción junto a 2001 y Alien. Partimos de una apuesta arriesgada, mucho. Diría que insultantemente pretenciosa incluso. Pero cuando se trata de Blade Runner, es conveniente sentarse en la butaca y observar. Observar sin prejuicios y dejarnos llevar por la música y las imágenes. Y esencialmente eso es Blade Runner 2049, una pelicula larga, reflexiva, visualmente precisa e impecable y sonora y musicalmente sublime. Aunque cabe mencionar aquí que a pesar del gran Hans Zimmer, se echa mucho de menos la potencia musical de Vangelis. También se echan en falta los diálogos breves, enigmáticos y filosóficos de la original. Pero esto es otra cosa, y hay que entenderlo como tal.
El universo Blade Runner se expande y consigue ahondar en la humanización de lo que no es humano: Los replicantes. Esto es un gran acierto y está bien llevado. El apartado visual es elegante y conserva la esencia de la película original. Los actores consiguen estar a la altura, y aunque Gosling parezca un poco forzado en ocasiones, es soportable. Ford, sin embargo, consigue sobrellevar con mucha dignidad los achaques de la edad. Aunque el gran fallo de la película es el personaje de Jared Leto, totalmente fuera de lugar y sin ninguna incidencia en el desarrollo de la historia. Lo siento Jared, sobras aquí. En la inevitable comparación con Rutger Hauer sales vapuleado.
Aunque el final te deja "helado" y la película tiende a ser fría, te quedas con la sensación de haber visto una gran obra, un prodigio técnico y un reencuentro con el glorioso pasado fílmico que tantos clásicos nos ha regalado. Agradará a los nostálgicos, gustará al amante del buen cine pero quizás aburra y desoriente al gran público, con sus deseos de consumir películas rápidas, explosivas y vacías.
Good job Denis.
El universo Blade Runner se expande y consigue ahondar en la humanización de lo que no es humano: Los replicantes. Esto es un gran acierto y está bien llevado. El apartado visual es elegante y conserva la esencia de la película original. Los actores consiguen estar a la altura, y aunque Gosling parezca un poco forzado en ocasiones, es soportable. Ford, sin embargo, consigue sobrellevar con mucha dignidad los achaques de la edad. Aunque el gran fallo de la película es el personaje de Jared Leto, totalmente fuera de lugar y sin ninguna incidencia en el desarrollo de la historia. Lo siento Jared, sobras aquí. En la inevitable comparación con Rutger Hauer sales vapuleado.
Aunque el final te deja "helado" y la película tiende a ser fría, te quedas con la sensación de haber visto una gran obra, un prodigio técnico y un reencuentro con el glorioso pasado fílmico que tantos clásicos nos ha regalado. Agradará a los nostálgicos, gustará al amante del buen cine pero quizás aburra y desoriente al gran público, con sus deseos de consumir películas rápidas, explosivas y vacías.
Good job Denis.

7,7
21.490
7
12 de julio de 2021
12 de julio de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La obra de Zeller nos muestra una visión desde un ángulo nunca visto. Un desconcertante filme cuyo epicentro es Hopkins que, con sublime destreza, nos dibuja un personaje complejo, agrio y lleno de matices.
El argumento es simple, pero el planteamiento, mediante una visión subjetiva de la enfermedad, te hace empatizar casi desde el primer minuto con el desgraciado protagonista mediante un entramado de situaciones aparentemente inexplicables y fuera de toda lógica. Aquí, Florian Zeller nos introduce en los recovecos de una mente enferma, plagada de confusos recuerdos y desengaños, y castigada por el inexorable paso del tiempo.
Aquí el protagonismo recae en una enfermedad, por desgracia, muy común, y en los delirios de un hombre que lucha vehementemente por mantener la cordura. En su deseo por mostrarnos el extremo deterioro mental del personaje de Hopkins, la película naufraga a veces entre bucles y entrelazados argumentales. Sin embargo, todo acaba encajando en esta original película, cuya peculiar visión hace que sea única en su especie.
Lógicamente los actores hacen el resto y sostienen la cinta de una forma brillante y, muchas veces, desgarradora. Un casting efectivo nos ofrece un elenco de actores en estado de gracia que bordan los diálogos, sostienen las miradas y le dan credibilidad al resultado final de una forma asombrosa.
El argumento es simple, pero el planteamiento, mediante una visión subjetiva de la enfermedad, te hace empatizar casi desde el primer minuto con el desgraciado protagonista mediante un entramado de situaciones aparentemente inexplicables y fuera de toda lógica. Aquí, Florian Zeller nos introduce en los recovecos de una mente enferma, plagada de confusos recuerdos y desengaños, y castigada por el inexorable paso del tiempo.
Aquí el protagonismo recae en una enfermedad, por desgracia, muy común, y en los delirios de un hombre que lucha vehementemente por mantener la cordura. En su deseo por mostrarnos el extremo deterioro mental del personaje de Hopkins, la película naufraga a veces entre bucles y entrelazados argumentales. Sin embargo, todo acaba encajando en esta original película, cuya peculiar visión hace que sea única en su especie.
Lógicamente los actores hacen el resto y sostienen la cinta de una forma brillante y, muchas veces, desgarradora. Un casting efectivo nos ofrece un elenco de actores en estado de gracia que bordan los diálogos, sostienen las miradas y le dan credibilidad al resultado final de una forma asombrosa.

6,4
16.560
7
7 de enero de 2017
7 de enero de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo cierto es que quizás no te esperas ver una película tan pausada y reflexiva cuando vas a ver lo nuevo del maestro Scorsese. Pero así es Silencio, un film cuanto menos peculiar y que no deja indiferente a nadie.
Lo primero que llama la atención es la inexistencia de BSO, o mas bien su existencia, pero en forma de sonidos de la naturaleza o de alguna música del folklore japonés.
A pesar de la ausencia de música (sin la que podríamos concebir la mayoría de las grandes obras de la historia del cine) la película se sostiene en base a tres pilares básicos: Una muy buena dirección, unas interpretaciones notables y un guión que invita a cuestionarse la fé y las múltiples formas en las que puede manifestarse.
Con una fotografía que nos recuerda a los grises paisajes de Shutter Island, Marty nos presenta una época de lucha por la fé, de imposiciones religiosas y lo que podría dar lugar a grandes aventuras. Y aunque así se nos presenta al principio, lo cierto es que no hay grandes emociones. La película camina lentamente hacia su segunda mitad donde se vuelve algo más intensa y en la que intenta poner al espectador en una posición intermedia, mostrándonos actitudes y personajes de moralidad bastante ambigua.
Se trata de una historia a medio camino entre la lucha por la fe y la lucha por la propia existencia, una crítica profunda y pausada sobre el dogmatismo religioso y su vertiente más radical. Es una oda a la vida del ser humano por encima de creencias e imposiciones.
Se trata, por tanto, de una película cruda, a ratos onírica, a ratos visceral. Es una invitación a cuestionarse el sentido de las creencias y la fe del ser humano, de cómo los personajes de la película se aferran a ellas hasta las últimas y terribles consecuencias. Y aunque quizás se extienda en exceso, no falla en su cometido. Se mantiene firme hasta el último minuto de metraje con un único objetivo: El silencio reflexivo del espectador.
Lo primero que llama la atención es la inexistencia de BSO, o mas bien su existencia, pero en forma de sonidos de la naturaleza o de alguna música del folklore japonés.
A pesar de la ausencia de música (sin la que podríamos concebir la mayoría de las grandes obras de la historia del cine) la película se sostiene en base a tres pilares básicos: Una muy buena dirección, unas interpretaciones notables y un guión que invita a cuestionarse la fé y las múltiples formas en las que puede manifestarse.
Con una fotografía que nos recuerda a los grises paisajes de Shutter Island, Marty nos presenta una época de lucha por la fé, de imposiciones religiosas y lo que podría dar lugar a grandes aventuras. Y aunque así se nos presenta al principio, lo cierto es que no hay grandes emociones. La película camina lentamente hacia su segunda mitad donde se vuelve algo más intensa y en la que intenta poner al espectador en una posición intermedia, mostrándonos actitudes y personajes de moralidad bastante ambigua.
Se trata de una historia a medio camino entre la lucha por la fe y la lucha por la propia existencia, una crítica profunda y pausada sobre el dogmatismo religioso y su vertiente más radical. Es una oda a la vida del ser humano por encima de creencias e imposiciones.
Se trata, por tanto, de una película cruda, a ratos onírica, a ratos visceral. Es una invitación a cuestionarse el sentido de las creencias y la fe del ser humano, de cómo los personajes de la película se aferran a ellas hasta las últimas y terribles consecuencias. Y aunque quizás se extienda en exceso, no falla en su cometido. Se mantiene firme hasta el último minuto de metraje con un único objetivo: El silencio reflexivo del espectador.

6,4
22.473
7
18 de julio de 2019
18 de julio de 2019
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Era necesario este remake digital? Quizás no. Pero es irresistible la readaptación de la que (bajo mi punto de vista) es la mejor película de animación de la historia.
El riesgo es mínimo. Prima un casi absoluto respeto por los diálogos y la trama de la original. La banda sonora, que es sublime, tiene ciertos arreglos que quizás chirríen un poco, melodías adornadas y nuevas piezas musicales que acompañan a su extendida duración.
El realismo abruma e incluso a veces parece que se trata de un documental de La2. Sin embargo, ese realismo tan bien logrado es un arma de doble filo, ya que los personajes pierden, en general, el carisma y simpatía de los dibujos animados. Se pierde esa conexión, esa empatía con los protagonistas, pero se gana en belleza, evocando una fascinación por la fauna y el reino animal en su pleno esplendor.
Un clásico reformado, y redescubierto por algunos, que aún nos sigue fascinando y emocionando por su historia, por sus personajes, por su música y por haber marcado a toda una generación de niños/as que hoy ya son adultos. La original ni la iguala ni la supera, pero es un digno homenaje adaptado a los nuevos tiempos.
El riesgo es mínimo. Prima un casi absoluto respeto por los diálogos y la trama de la original. La banda sonora, que es sublime, tiene ciertos arreglos que quizás chirríen un poco, melodías adornadas y nuevas piezas musicales que acompañan a su extendida duración.
El realismo abruma e incluso a veces parece que se trata de un documental de La2. Sin embargo, ese realismo tan bien logrado es un arma de doble filo, ya que los personajes pierden, en general, el carisma y simpatía de los dibujos animados. Se pierde esa conexión, esa empatía con los protagonistas, pero se gana en belleza, evocando una fascinación por la fauna y el reino animal en su pleno esplendor.
Un clásico reformado, y redescubierto por algunos, que aún nos sigue fascinando y emocionando por su historia, por sus personajes, por su música y por haber marcado a toda una generación de niños/as que hoy ya son adultos. La original ni la iguala ni la supera, pero es un digno homenaje adaptado a los nuevos tiempos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hermosa secuencia la del pelo de Simba que llega a Rafiki a través de las diferentes especies animales. De lo mejor y más original dentro de un film bastante conservador.
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