Si que duele, pero los que hemos vivido estos horrores en nuestros propios seres queridos, no consideramos necesario vivirlos de nuevo. Todo es tan verdad, todo es tan frío... Perfeccionista en su factura, sobresaliente en las interpretaciones, respetuosa en su planteamiento y desconcertante en su moraleja (si es que la tiene). Alguien tenía que contarlo, alguien tenía que tocar las conciencias. Lo ha hecho Haneke con su particular calidez lejana.

La sangre fluyendo a chorros te llena la mirada y te revuelve el estomago, pero no quieres dejar de mirar y estas pendiente de algún atisbo de piedad que aplaque el malestar. Pero... no llega. Mas bien, por contra, te vas acostumbrando y te dejas llevar por esa musica evocadora, esa luz con encuadres perfectos matizados de colores soñadores. Esperas diálogos consistentes, y no se escuchan porque carece de ellos, hasta que te olvidas de las palabras. Todo es espectáculo, todo es cine, cine, cine...
Tarantino, sin estar en su mejor momento, arrolla con su amor al oficio y su tributo a cineastas de otros tiempos. Es un caprichoso. Que no deje de serlo nunca, nunca...

Esta historia segrega, desde el comienzo, un amargor que se escapa del alma de unos personajes peculiares, en un mundo que los condena al desarraigo, mostrándonos el devenir de unos destinos desgarradores. El eterno drama de la emigración clandestina es descrito con dureza y compasión en un guión sin concesiones al drama fácil. Película independiente que encandila por la valentía de su denuncia social y por las interpretaciones de dos actrices en estado de gracia. Las escenas sobre el río son escalofriantemente bellas. A veces, el cine sin florituras nos sorprende agradablemente con resultados de gran estilazo y resulta muy recomendable, incluso para debatir en aulas de vocación social.

Kim Ji-woon me tenía tan acostumbrado a disfrutar de ejercicios cinéfilos osados y diferentes que, por mucho que me devuelva una sombra difusa de Terminator, no me atrapa. No aburre excesivamente, y eso ya es un valor. Consigue un trabajo correcto de sus actores, sin que destaque ni siquiera Noriega, "humanizando" más allá de lo esperado a un Schwazenegger caduco, y desperdiciando el talento que se le supone a Whitaker. El western es un género lejano. En Almería, al menos, la muerte tenía un precio; en Corea, los desiertos y los tambores permanecen lejanos.

A lo nuestro que es el cine. Y esta vez, francamente, es de muy alta calidad. Si la señora Katrin (ex de nuestro admiradisimo Eastwood) no recibe de nuevo el Oscar a la mejor dirección, habría que dejar de creer en  Hollywood. Bueno, otra cosa estaría mas lejos. Este elaborado trabajo cinematográfico es tan perfecto, documentalmente tan satisfactorio, que olvidas que nada es lo que parece. Porque, después de todo... no es mas que cine. Otra cosa es que convenza o no el mensaje, teniendo, como tiene, un matiz ligeramente partidista por mucho que pretenda huir de ello. Si de emociones hablamos, no deja atisbo de lugar a la sensiblería. Yo, por mucho que me cuenten, sigo viendo la misma porción de verdades en las armas de destrucción masiva que en la muerte de Ben Laden.