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Críticas ordenadas por utilidad
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8,0
140.141
8
5 de diciembre de 2008
5 de diciembre de 2008
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Mystic River" se aparta de los convencionalismos que Hollywood dictó para los géneros del "thriller", de la intriga o del cine policiaco. Y es que Clint Eastwood es un director muy personal, que busca reinventar géneros a su medida, lo que, si bien es arriesgado, es de agradecer dado el panorama del cine americano de hoy. Rara vez podemos ver personajes tan desmitificados (¡con lo dado a los mitos que es Hollywood!). Aún menor es la frecuencia con que podemos ver personajes tan complejos: seres de carne y hueso que evolucionan conforme avanza la película. A ello contribuye un reparto, con el trío protagonista a la cabeza, sobresaliente. En el guión encontramos, paradójicamente, la mayor virtud y también el mayor vicio (en ello se aparta de la perfección): el mecanismo de la trama es envidiable y mantiene al espectador en vilo; sin embargo, a veces resulta complicado creerse alguna que otra casualidad y algún que otro giro. En cualquier caso, no es una película que deje indiferente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Impresionante la escena en que, casi al final, los personajes de Sean Penn y Kevin Bacon se encuentran en la calle donde comenzó todo. Hablan de su vida como si fuera un sueño desde que sucediera el trágico episodio... El espectador llega a creerles: dada la perfección de la historia (compleja, casi inverosímil, quizá fantástica), uno se pregunta si todo será una pesada broma del guionista para con sus personajes. Si efectivamente los tres subieron a aquel coche y desde entonces todo fue un mal sueño.
La película debió haber acabado entonces, con Sean Penn alejándose botella en mano. Sobran las dos inexplicables apariciones femeninas, así como la todavía más inexplicable -a la par que pueril, por el gesto de Kevin Bacon- escena del desfile.
La película debió haber acabado entonces, con Sean Penn alejándose botella en mano. Sobran las dos inexplicables apariciones femeninas, así como la todavía más inexplicable -a la par que pueril, por el gesto de Kevin Bacon- escena del desfile.

6,5
66.992
6
16 de octubre de 2009
16 de octubre de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amenábar nos regala una idealizada Hipatia de Alejandría, mártir de la ciencia -interpretada por una notable Rachel Weisz-. Es una mujer justa y pacífica, humanitaria con sus alumnos y hasta con sus esclavos, un espejo que refleja la Luz de la razón, una adelantada a su tiempo... en un mundo de hombres crueles, bien fanáticos, bien oportunistas. Ella dirige sus ojos al cielo mientras sus pies se manchan de la sangre que anega la Tierra por causa de Dios(es) de mirada impasible.
Amenábar nos obsequia con un episodio histórico poco conocido y de la que nos hemos creado muchos tópicos, como es la agonía del Imperio Romano. El cristianismo pasa de ser religión perseguida a imponerse al paganismo como culto mayoritario con el patrocinio del ya debilitado poder político. El proceso no es pacífico precisamente: muchas vidas son arrancadas de cuajo; muchos templos, profanados, y el saber de siglos se consume en el fuego.
Sin embargo, nuestros brazos son débiles para soportar dos regalos tan pesados. "Ágora" adolece del vicio de muchas películas épicas de nuestro tiempo: colocar la historia individual y la historia colectiva en el mismo nivel, sin dar primacía a la una sobre la otra (o viceversa). Quien mucho abarca poco aprieta. Si mimas a Hipatia, el Imperio Romano desaparece y, al contrario, si das la lección de Historia, Hipatia se diluye entre la multitud. Si, además, los productores y los espectadores no son propensos a extensos metrajes, el resultado final no es tan bueno como la ambición llevaba a pensar. Nos quedan entonces personajes indefinidos y escenas no acabadas del todo o demasiado cortas. Uno lamenta los recursos desaprovechados.
Lo mejor de "Ágora", aparte de la interpretación protagonista, son algunas secuencias muy acertadas (la conversión de Davos, el saqueo de la biblioteca, aunque con algunos excesos; el oficio en el que Cirilo busca la sumisión de Orestes ante el pueblo; la conversación en privado de Orestes con el obispo de Cirene). Choca el uso de las imágenes de satélite y lo censuraría de no ser porque en ellas se encuentra la clave de la película: la pequeñez de los seres humanos, enzarzados en guerras fraticidas, en la inmensidad del universo, tan lejos de nuestro entender. Repudio el uso de la música coral, que sobra las más de las veces y, en general, el recurso a la emotividad en modos y momentos no adecuados (ver "spoiler").
Con todo, es amena. Buen intento para dignificar el cine español (más en el plano financiero que en el artístico). Presiento "taquillazo".
Amenábar nos obsequia con un episodio histórico poco conocido y de la que nos hemos creado muchos tópicos, como es la agonía del Imperio Romano. El cristianismo pasa de ser religión perseguida a imponerse al paganismo como culto mayoritario con el patrocinio del ya debilitado poder político. El proceso no es pacífico precisamente: muchas vidas son arrancadas de cuajo; muchos templos, profanados, y el saber de siglos se consume en el fuego.
Sin embargo, nuestros brazos son débiles para soportar dos regalos tan pesados. "Ágora" adolece del vicio de muchas películas épicas de nuestro tiempo: colocar la historia individual y la historia colectiva en el mismo nivel, sin dar primacía a la una sobre la otra (o viceversa). Quien mucho abarca poco aprieta. Si mimas a Hipatia, el Imperio Romano desaparece y, al contrario, si das la lección de Historia, Hipatia se diluye entre la multitud. Si, además, los productores y los espectadores no son propensos a extensos metrajes, el resultado final no es tan bueno como la ambición llevaba a pensar. Nos quedan entonces personajes indefinidos y escenas no acabadas del todo o demasiado cortas. Uno lamenta los recursos desaprovechados.
Lo mejor de "Ágora", aparte de la interpretación protagonista, son algunas secuencias muy acertadas (la conversión de Davos, el saqueo de la biblioteca, aunque con algunos excesos; el oficio en el que Cirilo busca la sumisión de Orestes ante el pueblo; la conversación en privado de Orestes con el obispo de Cirene). Choca el uso de las imágenes de satélite y lo censuraría de no ser porque en ellas se encuentra la clave de la película: la pequeñez de los seres humanos, enzarzados en guerras fraticidas, en la inmensidad del universo, tan lejos de nuestro entender. Repudio el uso de la música coral, que sobra las más de las veces y, en general, el recurso a la emotividad en modos y momentos no adecuados (ver "spoiler").
Con todo, es amena. Buen intento para dignificar el cine español (más en el plano financiero que en el artístico). Presiento "taquillazo".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
* Sobra, al final, la sucesión de imágenes que contienen los recuerdos -buenos momentos- del liberto Davos con Hipatia. En el momento cumbre, se da una importancia desmedida a un personaje secundario, prácticamente ausente en la segunda mitad de la película. Es una forma zafia de buscar la lágrima fácil. Mejor habría sido ponerse en la piel de Hipatia que es la que, al fin y al cabo, sufre el martirio.

5,0
6.578
5
9 de abril de 2009
9 de abril de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una gran virtud la de saber hacer películas con escasez de diálogos y ritmo lento. Definitivamente, Gus Van Sant parece estar lejos de tenerla en "Last Days". Se hace muy difícil al espectador mantener la atención a lo largo de su -por fortuna, no muy extenso- metraje.
Salvando algunos detalles como la impresionante fotografía (el verde en el bosque, los interiores de la mansión, los constantes juegos con los reflejos de los cristales) y las distorsiones narrativas (en las que Van Sant sí que demuestra ser de los mejores), lo demás raya lo decepcionante. El protagonista va arrastrándose desde las primeras escenas sin ningún atisbo de dignidad. No se sabe muy bien si merece lástima o la mayor de las burlas. Ni convence, ni conmueve. Los secundarios orbitan alrededor de él, como la camarilla de todo narcisista, reptando bajo el influjo de una desagradable inercia. Ni siquiera la banda sonora está a la altura (en algunos momentos, irritante), impidiendo decir eso de "sólo para apasionados del género 'grunge' ".
Salvando algunos detalles como la impresionante fotografía (el verde en el bosque, los interiores de la mansión, los constantes juegos con los reflejos de los cristales) y las distorsiones narrativas (en las que Van Sant sí que demuestra ser de los mejores), lo demás raya lo decepcionante. El protagonista va arrastrándose desde las primeras escenas sin ningún atisbo de dignidad. No se sabe muy bien si merece lástima o la mayor de las burlas. Ni convence, ni conmueve. Los secundarios orbitan alrededor de él, como la camarilla de todo narcisista, reptando bajo el influjo de una desagradable inercia. Ni siquiera la banda sonora está a la altura (en algunos momentos, irritante), impidiendo decir eso de "sólo para apasionados del género 'grunge' ".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Es casi indecente el que la película esté dedicada a la memoria de Kurt Cobain, porque más que desmitificar, parodia. En algunos momentos, los instintos más bajos desean que Blake se suicide de una vez y que termine con la película...

5,1
13.139
5
22 de enero de 2010
22 de enero de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay diferencia entre ahorrarse las comparaciones con "Ocho y medio" y el sucumbir ante ellas: "Nine" decepciona. Lo único digno son las interpretaciones de Daniel Day-Lewis, un más que correcto protagonista, y una sorprendente Marion Cotillard, en el papel de abnegada esposa (me quedo con sus dos números musicales). Judi Dench, Nicole Kidman y la Loren pasan sin pena ni gloria. Los números musicales de Kate Hudson y Fergie revelan que "Nine" no busca ni por asomo participar del cine de Fellini (tampoco es que se quisiese), no son más que una colección de tópicos (como lo de que ser italiano es ser apasionado) o de monstruosidades (que el Neorrealismo consiste en coches de lujo y joyas). Al final, uno tiene la sensación de que muchas estrellas se estorban entre sí. Las secuencias más bellas son claramente deudoras de "Ocho y medio", particularmente el final. Penélope Cruz, sobrevalorada, como siempre.

8,1
22.179
10
27 de agosto de 2010
27 de agosto de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bergman es el director de la sinceridad. Sus personajes se lanzan al cuello los unos contra los otros para reprocharse lo mucho que han ocultado, lo mucho que han fingido. Sus películas son un desesperado clamor en un mundo de silencios (el absoluto silencio de Dios y el silencio de los hombres, el que está detrás de todas las parafernalias y convenciones). 'Fresas salvajes' es claro exponente de ese mensaje de honestidad.
Nos encontramos con un personaje éticamente intachable como es el médico, querido por sus pacientes y respetado por sus colegas, pero moralmente torturado por un amor de juventud insatisfecho y sobre todo por la frialdad con la que se trató a sí mismo, lo que le hizo merecer el desprecio de sus más allegados. En un corto viaje por carretera, con ocasión de un homenaje que va a recibir en la universidad, tratará de sacudirse todos sus fantasmas (impresionantes escenas oníricas) y de reconciliarse consigo mismo y con los suyos, presintiendo quizá el final de sus días.
Las interpretaciones son insuperables: Sjöstrom, entrañable; Bibi Andersson (con sus dos papeles) e Ingrid Thulin, soberbias.
Nos encontramos con un personaje éticamente intachable como es el médico, querido por sus pacientes y respetado por sus colegas, pero moralmente torturado por un amor de juventud insatisfecho y sobre todo por la frialdad con la que se trató a sí mismo, lo que le hizo merecer el desprecio de sus más allegados. En un corto viaje por carretera, con ocasión de un homenaje que va a recibir en la universidad, tratará de sacudirse todos sus fantasmas (impresionantes escenas oníricas) y de reconciliarse consigo mismo y con los suyos, presintiendo quizá el final de sus días.
Las interpretaciones son insuperables: Sjöstrom, entrañable; Bibi Andersson (con sus dos papeles) e Ingrid Thulin, soberbias.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Creo que 'Fresas salvajes' es una buena película para iniciarse en el cine de Bergman (junto con 'El manantial de la doncella' y 'El séptimo sello'), sobre todo, porque el metraje es inusualmente corto. Si la experiencia con las tres es satisfactoria, entonces ya uno puede atreverse con 'Persona', 'Fanny y Alexander', 'Sonata de otoño', 'Secretos de un matrimonio', etc.
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