Segunda parte de la llamada trilogía de la sangre dirigida por Herschell Gordon Lewis, uno de los padres del gore tal y como lo conocemos, en esta ocasión tenemos una película loca, bruta y en general divertida, con música pegadiza y muertes que para ser el 1964 ya van cogiendo el tono que se explotaría en los 80 con los Slashers, el Giallo o en años siguientes el Torture Porn.

Tiene un buen ritmo, pausado pero constante, unas actuaciones decentes pero olvidables y una conclusión muy anticlimática que nombraría como peor punto de la película, ya que de la mitad hacia delante no consigue encajar en el tono que debería y puede que la mayoría se queden con ganas de algunas muertes más.

La verdad es una muy buena película, importante para los sádicos del cine, entre los que me incluyo, y aunque vista a día de hoy puede decepcionar un poco, mantiene un nivel bastante aceptable, cabe destacar que es de las pocas obras del género que tiene víctimas que usan la cabeza algo más que la media, lo que le da realismo y más sensación de peligro y claustrofobia.

Psicosis es la cumbre del Suspense, del terror, de la violencia y no explícita, es todo lo que conocemos como terror pero perfeccionado, no tiene puntos negativos, es increíble en todos sus aspectos, desde una banda sonora afilada como un cuchillo hasta una escenografía trabajadisima, con constantes planos que parecen sacados de un libro de arte.

Las interpretaciones, sobretodo las de Anthony Perkins y Martín Balsam me parecen perfectas, es una película adelantada a su tiempo por el trato de las enfermedades mentales de manera más profesional, realmente una obra impresionante obligada para todo fan del cine, ya que a día de hoy se siente tan fresca como en su mismo estreno.

Se nota maestría en cada segundo, desde su tranquilo inicio llegamos a ver la marca de Hitchcock, macabra y oscura, derivada de Edgar A. Poe, poco más se puede decir de una de las obras maestras más importantes de la historia del cine, es tensa y seria, con un ritmo veloz y sin freno, de lo mejor del séptimo arte.

Tres años después de "Testigo de Cargo" Wilder dirige otra obra maestra, El Apartamento es una película increíble, en la que para variar hay una perfección exagerada en sus diálogos y más que nunca en sus actuaciones, en las que ya el conocido Fred MacMurray se junta con Jack Lemmon y ofrecen actuaciones impresionantes.

La música es brutal y los planos totalmente sublimes, el guión es redondo y bien escrito con el estilo de Wilder de frases aparentemente como otras indiferentes pero que a medida que avanza la película van cobrando sentido, es una obra que inspiró a muchas otras, con el estilo clásico y elegante de Wilder, delicado y brusco a la vez.

Es una película dedicada a los "Don Nadies", a las personas que están vacías, sin objetivos claros y que obedecen a las órdenes de un mayor para poder subsistir, pero con un brillo de esperanza de que todo irá a mejor y que cada uno recibe lo que siempre estuvo destinado a merecer, ciertamente hay veces que no se cumple esta norma tan necesaria para la salud mental del ser humano, pero que como El Apartamento enseña, no es imposible, y solo hay que ser fuertes y llegar hasta ahí, obra maestra legendaria.

Es complicado expresar o poder sacar que hace tan únicas y perfectas a las películas de Kurosawa, en este caso sobretodo, tenemos una obra maestra con fotografía espectacular, al igual que sus demás trabajos, unas actuaciones inmensas y buenos momentos, pero aún así nada falta ni nada sobresale, es la perfección más sutil y a la vez menos conformista que jamás vi en el cine.

Un empresario de éxito que probablemente será saboteado por sus compañeros debido a que este, es fiel a sus principios de entregar al cliente buenos productos, cuando estaba a punto de completar un plan que le permitiría tener control casi absoluto en la empresa, se ve atrapado en el secuestro de un niño, que aunque no es suyo, su corazón no le permite dejarlo sin más, y el resto de la película será la investigación policial con todo lujo de detalle y de manera muy realista, pero sin perder el interés, lo cual es cuanto menos interesante.

El ambiente está perfecto, con los barrios más fiesteros de Japón, donde la gente va a bailar y gastar su dinero, pasando rápidamente por ambientes de drogas y pobreza muy conseguidos, demasiado diría incluso, Mifune esta increíble y el resto del casting policial tiene mucho carisma y da gusto ver profesionalidad en el trabajo aun siendo una película, recomendadísima, ya es historia del cine.

Los Siete Samuráis es una obra maestra histórica, una de las películas que más mitificaron a los Samuráis en todo occidente y porque no, otra vez, un peliculón de principio a fin, cuando la vi, no podía parar por alguna razón de compararla salvando las distancias con la trilogía de Peter Jackson, El Señor de Los Anillos, pero dándome cuenta, del interesante rumbo tomado aquí en 1954 ya que deja completamente de lado la epicidad y las batallas legendarias para centrarse en la parte humana, sus subtramas, y el tratamiento de los personajes de forma más profunda.

No es una película bélica, y si lo consideras así no es muy espectacular la verdad, no hay prácticamente violencia y los combates son entre multitudes donde no se aprecia nada, pero en la soledad, en el trato de los siete defensores del pueblo campesino, sus diálogos, sus relaciones, historias, hazañas y derrotas, ahí es donde la larga duración toma protagonismo y hace de Los Siete Samurais una leyenda del cine y una de mis películas favoritas.

Es una historia cruda, realista y dramática, con grandes interpretaciones en las que no falta el humor y las buenas bromas, visualmente es absolutamente preciosa hasta un punto casi enfermizo de la perfección y la banda sonora es impresionante y emotiva, todo es perfecto la verdad, Kurosawa es un maestro, el verdadero Samurái de la tierra del sol naciente.