Hay varias cosas que me parecen entretenidas de esta estupidez, porque es una estupidez. Una es que no se requiere tener un mínimo de materia gris para disfrutarla; otra es que la caracterización de los zombies no está mal del todo; y la última es que los capítulos solo duran 25 minutos. El resto es pura bazofia. Pero hay sobre todo algo que me llama poderosamente la atención, a la vez que me incomoda sobremanera, y es el hecho de que los diálogos estén subtitulados cuando hablan los yankis y no el resto del tiempo. Personalmente, agradecería, o bien los subtítulos todo el tiempo, o bien cuando hablan los que lo hacen en otra cosa que no sea inglés. Imagino que habrá personas (¿?) que sean capaces de entender, incluso de sentirse cómodas con una retahíla insoportable de "pinche, chingado, güey, nomames, nomás, está padre" y sandeces por el estilo (soy incapaz de recordar tanta palabrería sin sentido). Y, ojo, no estoy diciendo que me parezca mal que cada cual hable como le venga bien, es que la repetición de las mismas palabras es insoportable (todo no puede ser "pinche"). El que mejor habla es el niño, y tampoco es que sea Cicerón.
El resto abajo.

Vaya por delante que esta serie no está hecha para los nazis (tipo murciano moderno). En ella Cortés no es una suerte de híbrido entre Paco, Adolfo, Superman, Batman y el Capitán América, enviado a las salvajes tierra mexicas bajo la advocación de la Santísima Trinidad. Eso por una parte. Pero no quiere decir que esté bien hecha ni de lejos. Los decorados son malos, el guión es peor, el atrezo es responsabilidad del productor de los Power Rangers, los panchitos originales son incluso altos y guapos. En general, todo un despropósito. Una de las cosas más desagradables de la serie es, además, los ataques de Tarantino de bazar que le dan al director: nunca sabemos la época real de la serie.
En fin, serie patética por lo mal hecha que está, no porque Hernán tenga que ser de vox para que la cosa funcione.

No he podido verla entera. En serio, ¿a qué clase de enfermo le gustan estas cosas? Afroamericanas (para que no me llamen racista todos los que se la cogen con papel de fumar) con las carnes flácidas rebosándoles por la ropa ajustada, preferiblemente de la lycra más hortera que se pueda encontrar en un equipo ciclista de Drag Queens; fijación psicótica con una estrella (¿?) de la música como acicate para que la sombra de la cerdita Peggy cometa crimen tras crimen. ¿Se supone que tenemos que empatizar con semejante esperpento enfermo y amargado? ¿Acaso los creadores de semejante truño han querido generar ciertas dosis de hibristofilia en los espectadores incautos? No tengo la menor idea -ni me importa- de las razones por las que esta "serie" ha visto la luz, pero sospecho que lo políticamente correcto está, de nuevo, detrás de todo. Afroamericana entrada en carnes parafílica que mata a todo el que, piensa ella, que atenta en cualquier medida contra su objeto de deseo. En resumen, protagonista mujer (la moda), de una minoría racial discriminada, con problemas de sobrepeso y con una fijación que la nominan en la categoría de víctima de abusos del año. Y todo esto adornado con el ya tradicional desfile de rabos a la manera de The Boys, ¡con dos coj...! Que ya está bien de mostrar mujeres desnudas en las pantallas, aunque tuviesen la delantera operada y llevasen una peluca púbica. Llegó la hora de ajustar cuentas. A partir de ahora, los actores tendrán que someterse como los patitos de la canción: o menean la colita o no hay curro. Mientras, ellas, la actrices sonreirán vestidas de monja.
No sé dónde va a llegar esto, pero la justicia social es otra cosa.