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Críticas ordenadas por utilidad
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2
5 de mayo de 2023
5 de mayo de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo te busco y no te encuentro como dice la canción.
La opinión del Boye como que hace mucho que casi que me da igual y ya ni siquiera me hace sonreir.... pero Oti.... tú también.... por dios!! Se me ha caído un mito!!!
Este ejercicio petardo de llevar a la gran pantalla unos hechos reales de enorme interés por las implicaciones que tuvo, se me antoja por encargo a un Polanski desganado y cansado de si mismo, sin ideas y olvidado de su visión perversa de los hechos.
Polanski no está, sólo en los títulos de crédito... probablemente durante el rodaje tampoco estuviera en mente y alma.
De este director, sólo queda patente en esta película su decrepitud y decadencia lo mismo que el sistema que se pretende desenmascarar con escaso éxito tanto en la dirección narrativa, apática e indolente, como en las interpretaciones sobreactuadas de todos los personajes, incluida la de su parienta, la Seignier, coprotagonista en una subtrama que no merece ni un spoiler.
Absolutamente aburrida y en la línea del cine actual, sólo ha faltado meter un par de actores no europeos racialmente hablando, p. ej. un Zola africano y un generalote asiático.
La opinión del Boye como que hace mucho que casi que me da igual y ya ni siquiera me hace sonreir.... pero Oti.... tú también.... por dios!! Se me ha caído un mito!!!
Este ejercicio petardo de llevar a la gran pantalla unos hechos reales de enorme interés por las implicaciones que tuvo, se me antoja por encargo a un Polanski desganado y cansado de si mismo, sin ideas y olvidado de su visión perversa de los hechos.
Polanski no está, sólo en los títulos de crédito... probablemente durante el rodaje tampoco estuviera en mente y alma.
De este director, sólo queda patente en esta película su decrepitud y decadencia lo mismo que el sistema que se pretende desenmascarar con escaso éxito tanto en la dirección narrativa, apática e indolente, como en las interpretaciones sobreactuadas de todos los personajes, incluida la de su parienta, la Seignier, coprotagonista en una subtrama que no merece ni un spoiler.
Absolutamente aburrida y en la línea del cine actual, sólo ha faltado meter un par de actores no europeos racialmente hablando, p. ej. un Zola africano y un generalote asiático.
17 de febrero de 2025
17 de febrero de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
Si la vida de Pilecki desde la ocupación alemana hasta su ejecución por el gobierno polaco títere puesto por Stalin fue un sin parar de sufrimientos y renuncias en cumplimiento de su juramento por una Polonia libre y soberana, esta película de la plataforma petarda añade un nuevo agravio sobre la memoria de este hombre valiente, temerario y patriota.
Una trama sobrecargada de flash backs con un hilo argumental disperso y errático contribuyen a desdibujar la historia de Witold y de la propia Polonia en beneficio de un efectismo visual correcto pero sin un contenido preciso, que a los entendidos en el tema dejarán asqueados por la última injusticia cometida con el personaje, fomentando la ignorancia sobre la biografía y los hechos históricos que se pretenden narrar para el resto de espectadores.
Por supuesto, detrás de este despropósito se encuentra el globalismo 2030, contrario al sentimiento de pertenencia a una Patria y el compromiso con unos valores de lealtad, honestidad y sacrificio que deberían presidir el comportamiento de todo ser humano.
Lo peor, que se haya rodado por polacos: una nueva traición a su héroe y al ninguneo de su historia siguiendo lacayunamente el movimiento disolvente de moda en Europa. Una Europa que sin personas y sin los valores de Pilecki está irremediablemente perdida.
Una trama sobrecargada de flash backs con un hilo argumental disperso y errático contribuyen a desdibujar la historia de Witold y de la propia Polonia en beneficio de un efectismo visual correcto pero sin un contenido preciso, que a los entendidos en el tema dejarán asqueados por la última injusticia cometida con el personaje, fomentando la ignorancia sobre la biografía y los hechos históricos que se pretenden narrar para el resto de espectadores.
Por supuesto, detrás de este despropósito se encuentra el globalismo 2030, contrario al sentimiento de pertenencia a una Patria y el compromiso con unos valores de lealtad, honestidad y sacrificio que deberían presidir el comportamiento de todo ser humano.
Lo peor, que se haya rodado por polacos: una nueva traición a su héroe y al ninguneo de su historia siguiendo lacayunamente el movimiento disolvente de moda en Europa. Una Europa que sin personas y sin los valores de Pilecki está irremediablemente perdida.

6,1
3.636
1
24 de junio de 2024
24 de junio de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Aunque no he visto toda la filmografía del maestro austríaco, hasta el visionado de El Tiempo del Lobo había caído rendido a su arte, a su capacidad de herir la sensibilidad del espectador con un bisturí narrativo muy personal, preciso y perverso. Pero en El tiempo del Lobo patina, y mucho.
Si bien el apocalipsis puede dar mucho juego para analizar y mostrar el alma humana desde la óptica preferida de Haneke, parece que en este caso se nos viene abajo cual gatillazo adolescente ante el objeto de su deseo y se despacha con una historia insulsa, aburrida y desenfocada, tanto que las supuestas escenas más crudas te dejan insensible por predecibles y manidas.
Un ejercicio de contención fallido y carente de imaginación con un recurso a la violencia y muerte animal totalmente innecesario.
Prescindible 100%
Si bien el apocalipsis puede dar mucho juego para analizar y mostrar el alma humana desde la óptica preferida de Haneke, parece que en este caso se nos viene abajo cual gatillazo adolescente ante el objeto de su deseo y se despacha con una historia insulsa, aburrida y desenfocada, tanto que las supuestas escenas más crudas te dejan insensible por predecibles y manidas.
Un ejercicio de contención fallido y carente de imaginación con un recurso a la violencia y muerte animal totalmente innecesario.
Prescindible 100%

5,7
434
6
25 de junio de 2023
25 de junio de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Dicen que quien tuvo retuvo, y también aquello de que lo que se resiste persiste y la paradoja es que estas dos máximas reales como la vida misma se entrelazan en la historia del protagonista de esta cinta.
Aclamada en el Festival de Sundance, a caballo entre el telefilme de la tarde y el cine de autor trasnochado que no ha sabido reinventarse, se digiere entre el tedio que provocan unos continuos clichés mil vistos con el reconocimiento de experiencias vitales que todo ser humano sabe propias por estar impresas en el adn.
Pero es que pese a la magnífica interpretación de Elliot y también, de menos a más no por su trabajo sino imposiciones del guión, de su compañera, se ven empañadas por el giro final de la película.
Es difícil ver en el actual cine gringo
finales de películas donde el espectador, iba a decir "sale del cine" - esto forma parte del pasado- se queda en el sofá con un nudo en la garganta y esta película podría haber conseguido ese efecto en mí como lo consiguió "El luchador" de Aranofski con la cual comparte ciertas similitudes, pero no fue así y ello por la mención anterior al "pinche" guión.
Aunque hay que reconocer el correcto equilibrio entre las dosis de vinagre, al inicio de la película, con las de miel con la aparición de la coprotagonista, las proporciones se equivocan a medida que avanza la relación entre ambos, todo ello cómo no, en pos de los dictados de lo políticamente correcto - en el spoiler me referiré más concretamente a ello- de forma que el fiel retrato que se iba dibujando de un héroe convencido de la estafa que hay detrás de todo héroe y la paz interior que estaba consiguiendo tras su trascendente renuncia y aceptación, se trunca con unas gotas de ese convencionalismo social que nos viene imponiendo Hollywood desde hace ya más tiempo del necesario y aunque se lo pretenda disfrazar con el trampantojo con que se cierra el filme, no cuela.
Le pongo un 6 por la profundidad y valentía con que trata temas transcendentes como la convivencia y aceptación con dignidad de la vejez, la enfermedad y la soledad, la fugacidad de la vida y la rapidez con que las oportunidades pasan y se dejan pasar.
Aclamada en el Festival de Sundance, a caballo entre el telefilme de la tarde y el cine de autor trasnochado que no ha sabido reinventarse, se digiere entre el tedio que provocan unos continuos clichés mil vistos con el reconocimiento de experiencias vitales que todo ser humano sabe propias por estar impresas en el adn.
Pero es que pese a la magnífica interpretación de Elliot y también, de menos a más no por su trabajo sino imposiciones del guión, de su compañera, se ven empañadas por el giro final de la película.
Es difícil ver en el actual cine gringo
finales de películas donde el espectador, iba a decir "sale del cine" - esto forma parte del pasado- se queda en el sofá con un nudo en la garganta y esta película podría haber conseguido ese efecto en mí como lo consiguió "El luchador" de Aranofski con la cual comparte ciertas similitudes, pero no fue así y ello por la mención anterior al "pinche" guión.
Aunque hay que reconocer el correcto equilibrio entre las dosis de vinagre, al inicio de la película, con las de miel con la aparición de la coprotagonista, las proporciones se equivocan a medida que avanza la relación entre ambos, todo ello cómo no, en pos de los dictados de lo políticamente correcto - en el spoiler me referiré más concretamente a ello- de forma que el fiel retrato que se iba dibujando de un héroe convencido de la estafa que hay detrás de todo héroe y la paz interior que estaba consiguiendo tras su trascendente renuncia y aceptación, se trunca con unas gotas de ese convencionalismo social que nos viene imponiendo Hollywood desde hace ya más tiempo del necesario y aunque se lo pretenda disfrazar con el trampantojo con que se cierra el filme, no cuela.
Le pongo un 6 por la profundidad y valentía con que trata temas transcendentes como la convivencia y aceptación con dignidad de la vejez, la enfermedad y la soledad, la fugacidad de la vida y la rapidez con que las oportunidades pasan y se dejan pasar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cuando la chica le exige que debe tratarse el cáncer y decírselo a su familia, toda la dignidad del protagonista y de la interpretación se entregan al convencionalismo social del miedo y la culpa, eso que despoja al ser humano de toda dignidad e independencia.
De esta forma el guión, no creo que lo haya hecho conscientemente pues se notaría, sacrifica el personaje y el mensaje implícito con su aparición: la magia transformadora del amor que demuestra que la vida es generosa y que cuando uno se entrega y acepta llega todo un nuevo mundo de posibilidades y de autorrealización, quitándole así todo el protagonismo a la enfermedad y dándole sentido a vivir la vida intensamente en cada momento y en el momento.
Pues no, le da de comer la manzana del conocimiento y en un ejercicio del mismo machismo de siempre se corrompe el personaje y precipita la película a un final que es el que espera el gran público porque es el único que se le permite pueda entender, porque sí, es así lo que interesa, tener al personal cogido por los huevos.
De esta forma el guión, no creo que lo haya hecho conscientemente pues se notaría, sacrifica el personaje y el mensaje implícito con su aparición: la magia transformadora del amor que demuestra que la vida es generosa y que cuando uno se entrega y acepta llega todo un nuevo mundo de posibilidades y de autorrealización, quitándole así todo el protagonismo a la enfermedad y dándole sentido a vivir la vida intensamente en cada momento y en el momento.
Pues no, le da de comer la manzana del conocimiento y en un ejercicio del mismo machismo de siempre se corrompe el personaje y precipita la película a un final que es el que espera el gran público porque es el único que se le permite pueda entender, porque sí, es así lo que interesa, tener al personal cogido por los huevos.

7,6
33.039
9
10 de noviembre de 2022
10 de noviembre de 2022
Sé el primero en valorar esta crítica
Solo escribo críticas cuando las películas me gustan mucho o, todo lo contrario, me indignan bastante.
Vamos con Amour.
Normalmente antes de escribir aquí y para contrastar mi opinión, me leo las críticas profesionales de las que normalmente disiento y después echo un vistazo a unas cuantas de usuarios que dan un 1 ó un 2, y así lo he hecho esta vez también.
Tras el visionado de la peli, tuve esa impresión premonitoria de que iba a estar varios días regurgitando y deglutiendo escena a escena y silencio a silencio, como me suele pasar con el cine de Haneke, así que para terminar de una vez con ese trasiego, del estómago a la garganta y viceversa, escribo esta crítica para comenzar a hacer una digestión catártica y continuar con los demás procesos que conlleva el alimentarse. En este caso me refiero al alimento mental y al espiritual.
A mi la película, como me ocurrió cuando comí por primera vez el maki sushi, empapado en su salsa de soja, con su wasabi y con su jengibre, me ha producido unas sensaciones extrañas, como nuevas, pero no por ello totalmente desconocidas en mi papilas existenciales de homo sapiens.
Compruebo que lo que le ha pasado a la mayoría de las críticas de los puntuantes que regalan un 1 ó un 2 es que o son muy jóvenes o no siéndolos, niegan el hecho de la vejez y su decrepitud, sus demoledoras consecuencias cuando la parca se presenta enseñando la patita por debajo de la puerta.
Aunque muchos cuenten que lo han vivido a través de sus padres o abuelos se nota la negación inconsciente del hecho en sí mismo: todos llegaremos a viejos y no necesariamente moriremos plácidamente en la cama de un día para otro sin pasar el mal trago de la enfermedad en nuestras propias carnes ni en las de los demás. Esa negación se transforma en miedo y ese miedo en violencia escrita contra Haneke. No es que yo vaya de defensor del austríaco, pero tampoco creo que sean de recibo esos ataques a su persona y a su cine. Haneke, como el maki sushi, no es para todos los públicos.
Oti y Boye como la cara y cruz del efecto "Amour" de Haneke, la valoran positivamete y creo que ambos desde la empatía del que vislumbra en otros lo que nos puede pasar a nosotros o a los que nos rodean, eso es también incosciente pero en lugar de negación es asunción y por ello sus críticas, por supuesto también presididas por el miedo, son más afables con el director.
Casi ninguna de las críticas que he leído van más allá del argumento, pocas menciones al trabajo del director con la puesta en escena, con los actores, el propio trabajo de éstos, al parecer todo muy correcto pero el guión....ay el guión... Miedo puro al trasunto de la película.
La mayoría de los mortales tenemos miedo a la muerte porque hemos vivido con miedo a la vida y la vida solo tiene sentido desde el amor. Haneke apela al inconsciente colectivo del homo sapiens y ahí es donde hay que saber leer entre líneas, más allá de la enfermedad, del compromiso, de la decrepitud, de la soledad, del sufrimiento y de la decandencia.... Si no has amado tu vida no tiene sentido y sí lo has hecho, como los protagonistas de la película, el final de la misma, por muy miserable que sea, se ha de acabar con dignidad.
Haneke, como reza el título de esta crítica, se ha humanizado.
Vamos con Amour.
Normalmente antes de escribir aquí y para contrastar mi opinión, me leo las críticas profesionales de las que normalmente disiento y después echo un vistazo a unas cuantas de usuarios que dan un 1 ó un 2, y así lo he hecho esta vez también.
Tras el visionado de la peli, tuve esa impresión premonitoria de que iba a estar varios días regurgitando y deglutiendo escena a escena y silencio a silencio, como me suele pasar con el cine de Haneke, así que para terminar de una vez con ese trasiego, del estómago a la garganta y viceversa, escribo esta crítica para comenzar a hacer una digestión catártica y continuar con los demás procesos que conlleva el alimentarse. En este caso me refiero al alimento mental y al espiritual.
A mi la película, como me ocurrió cuando comí por primera vez el maki sushi, empapado en su salsa de soja, con su wasabi y con su jengibre, me ha producido unas sensaciones extrañas, como nuevas, pero no por ello totalmente desconocidas en mi papilas existenciales de homo sapiens.
Compruebo que lo que le ha pasado a la mayoría de las críticas de los puntuantes que regalan un 1 ó un 2 es que o son muy jóvenes o no siéndolos, niegan el hecho de la vejez y su decrepitud, sus demoledoras consecuencias cuando la parca se presenta enseñando la patita por debajo de la puerta.
Aunque muchos cuenten que lo han vivido a través de sus padres o abuelos se nota la negación inconsciente del hecho en sí mismo: todos llegaremos a viejos y no necesariamente moriremos plácidamente en la cama de un día para otro sin pasar el mal trago de la enfermedad en nuestras propias carnes ni en las de los demás. Esa negación se transforma en miedo y ese miedo en violencia escrita contra Haneke. No es que yo vaya de defensor del austríaco, pero tampoco creo que sean de recibo esos ataques a su persona y a su cine. Haneke, como el maki sushi, no es para todos los públicos.
Oti y Boye como la cara y cruz del efecto "Amour" de Haneke, la valoran positivamete y creo que ambos desde la empatía del que vislumbra en otros lo que nos puede pasar a nosotros o a los que nos rodean, eso es también incosciente pero en lugar de negación es asunción y por ello sus críticas, por supuesto también presididas por el miedo, son más afables con el director.
Casi ninguna de las críticas que he leído van más allá del argumento, pocas menciones al trabajo del director con la puesta en escena, con los actores, el propio trabajo de éstos, al parecer todo muy correcto pero el guión....ay el guión... Miedo puro al trasunto de la película.
La mayoría de los mortales tenemos miedo a la muerte porque hemos vivido con miedo a la vida y la vida solo tiene sentido desde el amor. Haneke apela al inconsciente colectivo del homo sapiens y ahí es donde hay que saber leer entre líneas, más allá de la enfermedad, del compromiso, de la decrepitud, de la soledad, del sufrimiento y de la decandencia.... Si no has amado tu vida no tiene sentido y sí lo has hecho, como los protagonistas de la película, el final de la misma, por muy miserable que sea, se ha de acabar con dignidad.
Haneke, como reza el título de esta crítica, se ha humanizado.
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