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Críticas 90
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
9
6 de marzo de 2019
24 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica serie que adapta el libro de Margaret Atwood, del que ya se había hecho una película, una obra de teatro, una adaptación para la radio y hasta ¡¡¡una ópera!!!

Desasosegante, turbadora, absorbente, diferente, atrevida, terrorífica (mucho), espeluznante y crudísima, la serie cuenta con una interpretación magnífica de Elisabeth Moss (atención a los sarcásticos comentarios de su voz en off), un guión buenísimo, una fotografía estupenda (con muchos planos cenitales y con esos rayos de sol que entran por todas las ventanas, como si ese Dios que ahora manda en Estados Unidos/Gilead estuviera siempre echando un vistazo dentro de las casas), y un montaje que dosifica la información y te pone de los nervios. Visualmente es espectacular y la estética en general es lo que más llama la atención, pero sobre todo ese vestuario con código de colores que, sin ser nada del otro mundo, se convierte en un personaje más de la acción.

La serie nos cuenta cómo el país más poderoso del mundo pasa a ser una dictadura católica radical en la que los fanáticos religiosos hacen exactamente lo mismo que los fanáticos religiosos de otras creencias: coger su libro sagrado Y REINTERPRETARLO COMO LES SALE DE LOS COJONES. Basándose en un pasaje de la Biblia en el que Jacob se lo pasa bomba cepillándose y preñando a todas las vecinas (ojo que ese pasaje bíblico es real, recomiendo leer por curiosidad en un minuto el capítulo 30 del Génesis), se instaura un régimen fascista de libro, en el que las mujeres son valoradas únicamente por su capacidad reproductiva y las élites por supuesto disfrutan de todo aquello que les niegan a los demás, otro rasgo que define a los dictadores hipócritas de todos los colores.

Toda la serie está envuelta en un mensaje feminista, gay y defensor de la libertad sexual, criticando abiertamente el puritanismo y la superficialidad de la sociedad actual, acojonándote mientras te muestra que no sería tan difícil que ocurriera en realidad lo que te están contando en la pantalla.

El guión nos narra lo que ya hemos visto miles de veces, las barbaridades de las que es capaz una dictadura y los movimientos de la resistencia para abolirla, pero lo hace desde un punto de vista muy original (especialmente interesante es ver a los norteamericanos como refugiados de guerra). La narración está más fragmentada que una pesadilla en una mala noche de Christopher Nolan (que ya es decir…), pero ese montaje que va dando saltos continuamente adelante y atrás consigue que en ningún momento pierdas el hilo de la historia, a diferencia de lo que ocurría por ejemplo en “Perdidos”, en la que a veces no te enterabas de nada.

En la segunda temporada el interés se reduce (de ahí mi 9, a la primera le había puesto un hermoso 10), y empieza siendo un poco aburrida, quiere contar demasiadas cosas y no ves muy bien a dónde quiere llegar, pero va ganando en intensidad conforme van pasando los capítulos.

Hace unos días la productora se gastó una millonada en anunciar en la Super Bowl la tercera temporada para abril de este año, una decisión extraña teniendo en cuenta que va a coincidir con la última temporada de “Juego de tronos”, la madre de todas las series. Esperemos que eso signifique que apuestan fuerte por continuar la historia de June / DeFred. Alabados sean los guionistas, el señor permita que maduren sus ideas je je je je.
23 de julio de 2018
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
30 años tiene ya uno de las mejores películas de la Historia del cine y una de mis cintas favoritas, un recorrido por la historia de la China del siglo XX y por la vida de Puyi, uno de los personajes más interesantes de ese siglo.

Bernardo Bertolucci, que siempre había ido con el puño en alto, se rebajó y le puso la mano al imperialismo yanki para recoger 9 merecidísimos Oscars de la industria capitalista de Hollywood. El renombre y la comercialidad que le supuso le sirvió, entre otras cosas, para regalarnos pocos años después otra joya: "Pequeño Buda".

Visualmente impecable, con imágenes bellísimas, una dirección artística de las que pasan a la Historia, espléndidos decorados y vestuario, y una ambientación perfecta hasta el más mínimo detalle, "Él último emperador" es una obra maestra visual y un espectáculo irrepetible. Pocas veces se han aprovechado tan bien las localizaciones, y no era para menos; fue la primera vez que el gobierno chino permitió que una cámara de cine entrara en la Ciudad Prohibida de Pekín, que Bertolucci nos muestra en unas imágenes espléndidas, especialmente en la escena de la coronación en la que se utilizaron miles de extras y que ya es un icono del cine de los 80.

Mención aparte merecen la fotografía magistral de Vittorio Storaro y la inolvidable banda sonora compuesta, salvo un único corte de Cong Su, por David Byrne (curiosamente el guitarrista de Talking Heads escribe las piezas de música tradicional china), y Ryuichi Sakamoto, que firma los cortes de música sinfónica más occidental; no lo entiendo, pero me da igual, la BSO es una joya.

El impecable guión nos lleva por la vida de Puyi (interesantísima, pero lo cuento en la zona spoiler, aunque la peli tenga tres décadas siempre habrá quien todavía no la haya visto). Como todas las películas basadas en hechos reales (el guión se inspiró en la autobiografía de Puyi), tendrá incorrecciones históricas pero yo siempre digo que vamos al cine, no a clase de Historia.

En la parte interpretativa Jhon Lone y, sobre todo, un enorme Peter O'Toole, están geniales, dando verosimilitud a sus personajes, uno reflejando el proceso por el que una persona considerada un semidios tiene que acostumbrarse a ser uno más, y el otro encarnando al perfecto gentlemen escocés. Nunca entenderé que a O'Toole se le recuerde siempre por "Lawrence de Arabia" pero jamás se mencione su fantástico papel en "El último emperador".

Una película histórica para la Historia. Cine con mayúsculas. Imprescindible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El impecable guión nos lleva por la vida de Puyi, coronado con apenas dos años emperador de una China con costumbres milenarias, derrocado pocos años después cuando el país se convierte en una república comunista, convertido en un playboy-de-familia-real-derrocada (esto sigue siendo igual en nuestros días), utilizado por las ansias imperialistas de Japón que lo utiliza como emperador títere del fallido Estado de Manchukuo, encarcelado por los comunistas y que acaba sus días (tras el preceptivo lavado de cerebro), como un simple jardinero pekinés.
30 de septiembre de 2018
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Elvira Mínguez, Penélope Cruz, Javier Bardem, Ricardo Darín, Ramón Barea, Eduard Fernández, Inma Cuesta, Bárbara Lennie… por los clavos de Cristo, pero si sólo de escuchar todos esos nombres en la misma frase ya tengo una erección.

¿Y quién ha sido capaz de reunir a lo mejor de lo mejor de nuestros actores? Pues un tal Asghar Farhadi, director del que no había visto absolutamente nada hasta ahora a pesar de tener el salón de su casa lleno de Óscars, Globos de Oro, Osos de Plata y otros premios diversos y variopintos.

Cómo un señor nada menos que iraní es capaz de hacer una película tan absolutamente española es algo que se me escapa, pero ahí está, una España rural, creíble y verosímil en cada plato de porcelana colocado en la vitrina, en cada peinado-modelito espantosos que luce Elvira Mínguez, en cada plano de kilómetros y kilómetros de campo, en las habladurías entre parroquianos aburridos que se meten en las vidas de los demás (bueno, eso también pasa en el entorno urbano), en cada discusión cansina por la propiedad de unas tierras décadas después de que cambiaran de manos…es flipante cómo este hombre retrata la vida de un pueblo español cuando el guión, según he leído por ahí, fue escrito para ser desarrollado en Irán y tuvo que traducirlo al castellano y apañárselas para ambientarlo en nuestro país.

Los actores están soberbios pero por encima de todos destaca el matrimonio (que sigo sin creerme), Cruz-Bardem, y sobre todo una Penélope Cruz (actriz irregular donde las haya, capaz de alternar interpretaciones de vergüenza ajena con papeles que te dejan con la boca abierta y babeando), que está INCONMENSURABLE en el papel de una madre destrozada y a la que le caerán premios por todas partes.

Tiene toques de culebrón y de peli policiaca que lastran un pelín el resultado final, pero que son necesarios para el desarrollo de la trama. Prácticamente no tiene banda sonora (salvo la música que suena en la boda), pero es algo que sorprendentemente contribuye a que estés más atento a lo que sucede en la pantalla.

La academia de cine española (que sinceramente nunca entenderé por qué se dedica a joder sistemáticamente al cine español), decidió que “Campeones” era mejor baza para representar a España en los Óscar que “Todos lo saben”. Ell@s sabrán.

Un guión muy bien escrito, un recital interpretativo de los que hacen Historia, una ambientación perfecta y un montaje tan exacto como el reloj del campanario que acompaña a los títulos de crédito.
31 de agosto de 2018
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Daniel Monzón es un director por el que nunca he sentido un especial interés, sus películas no son ni buenas ni malas, no me suelen dar ni frío ni calor y las suelo olvidar a los diez minutos, con dos excepciones: “Celda 211” (que le pareció una maravilla a todo el mundo menos a mí), y “El niño”, que creo que es una gran película. Lo que sí que le valoro mucho a Monzón es que se atreva con todo tipo de género y que en cada película nos salga por un sitio distinto, lo mismo te filma un drama carcelario, que un policíaco de tráfico de drogas, un thriller, una comedia o una de fantasía medieval.

En “Yucatán” nos presenta una especie de mezcla extraña entre comedia romántica, peli de timadores, musical, drama familiar surrealista y….¿cómo llamar a algo parecido a una road movie que transcurre en el mar? ¿Sea movie? (toooooooooooooma ya inventada de género). En cualquier caso nos quieren contar demasiadas cosas y con demasiados personajes para una sóla película, algunos de los cuales (los que podían haber dado más juego), desaparecen misteriosamente al cabo de media hora.

La cinta se hace pesada, aburrida y sobre todo, larguíííííísima (más de ¡¡¡2 horas!!! para contarnos esto), el desarrollo es bastante predecible en demasiados de sus supuestos giros sorpresivos, hay estereotipos sonrojantes por todas partes y prácticamente en ningún momento de la película experimentas un poco de interés por lo que te están contando, casi te da igual lo que le pase al final al pobre Antonio.

Y en el guión es donde Monzón vuelve a caer en los mismos errores de “Celda 211”, la historia empieza con un planteamiento y poco a poco se les va yendo la pinza y no sabes si pensar “¿Hasta dónde van a darle más vueltas al guión y a hacerlo más surrealista”?, o “¡¡¡¿¿¿PERO CUANTAS COSAS SE HAN FUMADO ANTES DE PONERSE A ESCRIBIR???!!!”. Es alucinante cómo los dos guionistas retuercen la historia y cómo la van haciendo más y más increíble y disparatada.

Los actores están geniales, eso sí, con atención especial a Stephanie Cayo, una muchacha a la que no tenía el placer de conocer pero que desde ahora ya me tiene a sus pies.

En definitiva, y como pasa casi siempre con este director, sin ser un bodrio es una peli para ver y olvidar.
6 de septiembre de 2018
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas que uno las ve y las disfruta porque tienen una interpretación inolvidable de algún actor o actriz.

Otras las ves por tener un gran guión y un desarrollo perfecto de los personajes.

De otras te atrae el montaje.

De otras la fotografía.

Otras las ves simplemente por su gran banda sonora.

“Todo sobre mi madre” lo tiene todo. Así de simple se define la que es sin duda la obra maestra de Almodóvar, uno de los directores más irregulares de este país, que igual filma maravillas como la peli que nos ocupa, “La ley del deseo”, “Mujeres al borde de un ataque de nervios” o “¿Qué hecho yo para merecer esto?”, que te presenta sin sonrojarse ni lo más mínimo truños como “La flor de mi secreto”, o “Los amantes pasajeros”.

Todos los actores están simplemente geniales (hasta Toni Cantó, que menos mal que se metió en política porque como actor se moría de hambre), un reparto coral en el que no desentona nadie y en el que hasta el último secundario lo borda. Una música inolvidable, un guión de los de enmarcar y colgar en la pared, una espléndida fotografía que nos muestra la belleza de Barcelona y un montaje pausado, tranquilo, en el que la historia se desarrolla con un ritmo perfecto.

Triste y divertida, durísima e inolvidable, una maravilla.
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