En mi opinión, todo está cogido un poco con pinzas. El guión es tramposo (los personajes de la chica matemática y el chico disminuido tienen miga), un tanto confuso, y los diálogos son bastante estúpidos y pedantes (la mujer rubia se suelta unos monólogos que no los entiende ni ella). Además, las actuaciones dejan bastante que desear (desconozco si los actores son amateur). Con respecto al final, decir que es ultra típico y demasiado visto.
Salvando un par de momentos de tensión conseguidos, el resto flojea bastante. Decepciona.

Eran uno dos y tres los famosos mosqueperros, el pequeño d'Artacan siempre va con ellos... Así empezaba la mítica canción sobre los héroes perrunos más famosos y queridos de mi infancia que amenizaban la merienda como ninguno. Una buena serie de aventuras a la antigua usanza, y es que versionar a Dumas es lo que tiene. Genial el personaje del ratón andaluz.

Se suponía que sólo podía quedar uno, y en la primera parte (la única digna) se daba fe de ello. Pues después de una segunda parte bastante mediocre, se exprime la naranja un poquito más, pero cuando sólo queda pellejo, poco zumo se puede esperar, y en cualquier caso, de regusto demasiado amargo.
En esta entrega, se resucita a un mago que reposaba dormidito y sin molestar a nadie en una montaña para acabar cortándole la cabecita igual que hubiera hecho con algún guionista que otro. Obviable.

Melenas, patillas y armaduras brillantes que simbolizan constelaciones. Una vez más, los japo demuestran que a la hora de hacer animación, nada les detiene.
Al igual que sucedía con Dragon Ball (aunque con un nivel de calidad algo inferior y sin el infantiloide sentido del humor de las primeras aventuras de Goku y cía), se nos presenta la eterna lucha del bien contra el mal mediante las guerras mitológicas de estos valientes caballeros. Seiya, Shiryu, Hyoga, Ikki y Shun son los caballeros de Saori, reencarnación de la diosa Atenea, que irán sorteando todo tipo de peligros para desterrar el mal de nuestro planeta. Buenos personajes, gran diseño de armaduras y muy buenas escenas de acción amenizarán el visionado de esta mítica serie.

A la media hora ya están los personajes tirados en el mar. Hasta entonces hemos visto bien poquito: una bonita pareja que va a disfrutar de una inmersión en el océano y un señor que de matemáticas no anda muy fino (¿a cuánta gente habrá dejado tirada este señor? ¿qué manera de recontar gente tiene ese tío?).
A partir de aquí (y con un mosqueo bastante importante) una sucesión de "tengo frío", "me ha picado un bicho", "cuidado con el tiburón", etc. Ni tensión, ni miedo, ni nada de nada. Teniendo en cuenta que no hay ningún desarrollo emocional en los personajes, me pareció demasiado larga.