Anderson recupera un poco de la chispa de sus primeros trabajos, tras la quizás demasiado europea o cine de ensayo, "La crónica francesa", pero no llega a la cotas que alcanzó con "Moonrise Kingdom" o "Los Tenenbaums". Ha alcanzado casi la perfección en lo visual, con planos increíbles y un diseño artístico que debería estudiarse en todas la academias de cine, pero puede que este empeño le haga perder la concentración en el guion que ha pasado ha convertirse simplemente en un trámite para sus cuadros en movimiento (la influencia de Edward Hooper es obvia). A esto contribuye la división de la historia en dos partes que se alternan, una en blanco y negro, que representa la obra teatral tras bastidores, y otra en los habituales colores pastel que sería la obra interpretada. Si bien la segunda podría funcionar por si sola y se reconoce en ella al Anderson que más nos gusta, con su humor absurdo y lleno de patetismo, en la primera se torna demasiado filosófica y rompe el ritmo de la película, alargándola más de lo necesario. Empiezo a creer que Anderson necesita un encargo, con un buen guion no propio, en el que pueda aportar su imaginería, saliendo de un mundo y puede que una zona de confort, en la que no parece tener ya mucho más que aportar.

Como un caramelo la película se disfruta el tiempo que dura esta, sin dejar mucho más poso, pero sí una sensación de haber pasado entretenido un par de horas con un trabajo bien hecho. Desde luego por encima del nivel de las producciones de plataformas. El guión es lo de menos, sencillo y previsible, como el mismo pretende, riendose de las tramas de las películas al estilo Agatha Christie, cine dentro del cine; lo que más se agradece son las interpretaciones teatrales de sus actores, una Saoirse Ronan que demuestra poder moverse como pez en el agua en cualquier personaje, y un Sam Rockwell que me sigue pareciendo uno de los actores más desaprovechados y menos reconocidos del cine actual, así como escenografía, montaje y dirección artística creativa que recuerda a Wes Anderson.

No es una película de terror al uso, pero mantiene la tensión y la curiosidad del espectador por la explicación final del misterio que esta esconde. Los pequeños actores están al nivel de Watts, lo que otorga credibilidad a la historia.

El problema no es la película sino lo que se espera de ella. La sombra de Harry Potter es tan alargada que siempre se espera esa "magia" que tuvo la saga, pero "Animales fantásticos" debería ser vista libre de esas ataduras. Eso nos permitiría seguir una nueva historia que, exceptuando la segunda entrega, demasiado embarullada, está muy por encima del nivel de la media del cine que se hace hoy en día. Narrativamente está bien estructurada, los actores se creen sus personajes (el cambio de Deep por Mikkelsen ha sido muy acertado), los efectos especiales son buenos, y mantiene un toque cómico, de aventura y sentimental a partes iguales que hacen entretenido su metraje. Es cine de aventuras del de siempre, del que nos llevaba al cine y que a veces tanto echamos de menos.

Los dos primero capítulos de la serie prometen y hay que reconocer que visualmente mantienen la excelencia de los films de Peter Jackson, pero sin embargo, al igual que ocurre con las historias de Star Wars y Marvel elaboradas para la televisión, los argumentos se ven infantilizados, como buscando un público más amplio que acaban devaluando el resultado final. Bayona no tiene la fuerza argumental de Jackson ni su ritmo cinematográfico, es un buen artesano, como Ron Howard, pero no hace suya la historia ni le imprime el espíritu necesario. A ello también ayuda que los actores no estén al nivel de las películas, con excepciones como las de Durin (Owain Arthur) o la peluso "Nori" (Markella Kavenagh), siendo la peor elección la de Robert Aramayo (Elrond). Tampoco le sienta bien a una narración como la del Señor de los Anillos, pretender modernizarla, adaptando la historia a nuestros tiempos, cuando la magia que ha maravillado a generaciones es precisamente el que sea un mundo imaginario muy distinto al nuestro, ancestral. Esperemos que la historia vaya mejorando, pues tiene toda la argamasa para que sea una gran obra fílmica.