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Críticas ordenadas por utilidad
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6
24 de noviembre de 2012
24 de noviembre de 2012
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los primeros diez minuntos son un espanto. Aparece un pregonero en mitad de una zona de chalets (que se nota a la legua, son de los 70), luego hay unos disparos, gente disfrazada de milicanos, un cabrero, cabras, el niño que se va, la mujer que casi se poner de parto... a punto estuve de quitar la peli.
Pero le di su oportunidad. Y acerté, porque la ambientación mejora mucho, los personajes comienzan a hacer cosas coherentes y, sobre todo, entra en escena el saber hacer de ese elenco de actores y actrices que se reúnen aquí: José Sacristán, Ismael Merlo, Francisco Rabal, Conchita (jiji) Velasco o Ángela Molina (jovencísima, guapísima). A destacar que incluso los niños no están mal. En fin, que la película va cobrando forma, va avanzando, y uno se va sintiendo interesado por lo que les ocurre a estas personas que, de veraneo en un pueblo de Barcelona, se encuentran con que estalla una guerra casi en sus narices. Y la ven pasar a su lado, no pudiendo (del todo) sustraerse de lo que ésta conlleva: muerte, racionamiento, luchas, etc.
Le doy un 6 -que en realidad sería un 6,5- porque tampoco va mucho más allá. Algunos de los personajes reaccionan y se comportan de forma, digamos, extraña, y creo que el problema está en que no acaban de estar bien definidos. ¿Por qué el personaje de José Sacristán dice una cosa al comienzo y hace otra completamente distinta después? ¿Cómo es posible que los "invitados" de cierta familia burguesa se oculten de todos, aún todos sabiendo que continúan allí, como si nada? Y cosas por el estilo.
Esta película también tiene que ponerse en perspectiva: el dictador llevaría 6 meses muerto cuando comenzó a rodarse, y sería de las primeras en la que los republicanos no llevaran dos cuernos y un rabo. En ese sentido la encuentro muy equilibrada con la "verdad" de lo que seguramente sucedió, no quieriendo darte una lección de "estos son los buenos buenísimos, los otros los malos malísimos", aunque tomando postura a favor de la República. Y, repito, en 1976... chapeau por ello.
Pero le di su oportunidad. Y acerté, porque la ambientación mejora mucho, los personajes comienzan a hacer cosas coherentes y, sobre todo, entra en escena el saber hacer de ese elenco de actores y actrices que se reúnen aquí: José Sacristán, Ismael Merlo, Francisco Rabal, Conchita (jiji) Velasco o Ángela Molina (jovencísima, guapísima). A destacar que incluso los niños no están mal. En fin, que la película va cobrando forma, va avanzando, y uno se va sintiendo interesado por lo que les ocurre a estas personas que, de veraneo en un pueblo de Barcelona, se encuentran con que estalla una guerra casi en sus narices. Y la ven pasar a su lado, no pudiendo (del todo) sustraerse de lo que ésta conlleva: muerte, racionamiento, luchas, etc.
Le doy un 6 -que en realidad sería un 6,5- porque tampoco va mucho más allá. Algunos de los personajes reaccionan y se comportan de forma, digamos, extraña, y creo que el problema está en que no acaban de estar bien definidos. ¿Por qué el personaje de José Sacristán dice una cosa al comienzo y hace otra completamente distinta después? ¿Cómo es posible que los "invitados" de cierta familia burguesa se oculten de todos, aún todos sabiendo que continúan allí, como si nada? Y cosas por el estilo.
Esta película también tiene que ponerse en perspectiva: el dictador llevaría 6 meses muerto cuando comenzó a rodarse, y sería de las primeras en la que los republicanos no llevaran dos cuernos y un rabo. En ese sentido la encuentro muy equilibrada con la "verdad" de lo que seguramente sucedió, no quieriendo darte una lección de "estos son los buenos buenísimos, los otros los malos malísimos", aunque tomando postura a favor de la República. Y, repito, en 1976... chapeau por ello.

5,9
4.077
6
9 de marzo de 2013
9 de marzo de 2013
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo haber visto esta película hace muchos años, no en la época en que fue rodada, a mediados de los 80, pero sí quizá hace 15. Tanto ahora como entonces me pareció entretenida, con personajes a los que les cogías cariño, sobre todo a la niña y, bueno, ¡Elisabeth Shue! Muy ochentera, como no podía ser de otro modo, pero bien, sin desentonar.
Luego, en esta segunda visión, he podido disfrutar de su versión original, gracias a la tdt -la echaban en La Sexta3-, cosa que se agradece pues cualquier peli SIEMPRE gana en su idioma, y además, como ahora uno tiene más conocimientos que antaño, me ha parecido muy curioso el ver reflejado en la pantalla algo que cualquier estudiante de geografía humana sabe: el paso de las clases medias y acomodadas de su hábitat en los centros de las grandes ciudades norteamericanas, a las áreas residenciales de los suburbios. Y cómo esos centros fueron ocupados por empresas y... grupos marginales que, en una sociedad neoliberal como la estadounidense, pronto se vieron arrojados a un agujero de pobreza por la falta de servicios públicos y sociales.
Todo ello comenzó a darse en los años 60 del pasado siglo, cuando los medios de transporte se convirtieron en algo habitual en cualquier familia y posibilitaron el tener una residencia alejada del lugar de trabajo.
Y es curioso, también, ver cómo pequeños pipiolos de raza blanca, de familias ricas, tiemblan (y no sólo de miedo, sino también de excitación) ante la idea de pasar unas horas en la "exótica" ciudad que tan sólo vislumbran desde la lejanía de sus confortables hogares. Tal cual aparece muchas veces en "Los Simpsons", con la famosa "ciudad capital", que aparece igualmente descrita como hogar de vagabundos y pandilleros.
Lo dicho, curioso.
Luego, en esta segunda visión, he podido disfrutar de su versión original, gracias a la tdt -la echaban en La Sexta3-, cosa que se agradece pues cualquier peli SIEMPRE gana en su idioma, y además, como ahora uno tiene más conocimientos que antaño, me ha parecido muy curioso el ver reflejado en la pantalla algo que cualquier estudiante de geografía humana sabe: el paso de las clases medias y acomodadas de su hábitat en los centros de las grandes ciudades norteamericanas, a las áreas residenciales de los suburbios. Y cómo esos centros fueron ocupados por empresas y... grupos marginales que, en una sociedad neoliberal como la estadounidense, pronto se vieron arrojados a un agujero de pobreza por la falta de servicios públicos y sociales.
Todo ello comenzó a darse en los años 60 del pasado siglo, cuando los medios de transporte se convirtieron en algo habitual en cualquier familia y posibilitaron el tener una residencia alejada del lugar de trabajo.
Y es curioso, también, ver cómo pequeños pipiolos de raza blanca, de familias ricas, tiemblan (y no sólo de miedo, sino también de excitación) ante la idea de pasar unas horas en la "exótica" ciudad que tan sólo vislumbran desde la lejanía de sus confortables hogares. Tal cual aparece muchas veces en "Los Simpsons", con la famosa "ciudad capital", que aparece igualmente descrita como hogar de vagabundos y pandilleros.
Lo dicho, curioso.
3
5 de marzo de 2013
5 de marzo de 2013
17 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y ni siquiera lo es. Agitprop, propaganda comunista, digo. Esto es nacionalismo rancio sin más.
No es una buena película, ni aún poniéndola en su contexto (1938) o viniendo de quien viene. Personajes no ya planos, sino meros arquetipos: los alemanes, malos malísimos e inhumanizados, con esos cascos que ocultan su rostro, rodeados de cruces. Los rusos, variados tipos pero, en fin, rusos, por lo que todos buenos. Los ricos un poco menos, los campesinos y la gente del partido... digo, los nobles, un poco más. Y por encima de ellos el gran líder, o sea, Stalin, quiero decir... Alexander Nevsky. Ese ser infalible de cuya boca no salen sino sentencias cargadas de razón, valentía y humildad. Pero por encima incluso de estos patriotas está la "sagrada" Rusia, la tierra a la que hay que defender a toda costa.
Los paralelismos con la política de la época en que se rodó son tan claros que sonrojan, incluso en algunas ocasiones se dejan ver cruces gamadas medio ocultas entre otros adornos. Imagino que al año siguiente, cuando ambos regímenes se hicieran amigos con su famoso pacto, esta película dejaría de exhibirse... Con todo, a los nazis no les hubiera ido mal visionándola antes del 41.
Por lo demás, ni artísticamente ni en el apartado de la recreación histórica se aleja de lo mediocre. La escena de la batalla me parece francamente mala (sí, vista desde el presente, pero... ¿lo es o no?). Sólo se salvan dos cosas: algunos primeros planos poderosos, que transmiten odio, miedo o vigor, casi expresionistas, y la -no siempre- magnífica banda sonora compuesta por Prokofiev.
Poco más que decir. Si alguien disiente de mi crítica agradecería que hiciera el favor de ver la película primero, y no se dejase guiar ni por las críticas aquí vertidas ni por el nombre de Eisenstein.
No es una buena película, ni aún poniéndola en su contexto (1938) o viniendo de quien viene. Personajes no ya planos, sino meros arquetipos: los alemanes, malos malísimos e inhumanizados, con esos cascos que ocultan su rostro, rodeados de cruces. Los rusos, variados tipos pero, en fin, rusos, por lo que todos buenos. Los ricos un poco menos, los campesinos y la gente del partido... digo, los nobles, un poco más. Y por encima de ellos el gran líder, o sea, Stalin, quiero decir... Alexander Nevsky. Ese ser infalible de cuya boca no salen sino sentencias cargadas de razón, valentía y humildad. Pero por encima incluso de estos patriotas está la "sagrada" Rusia, la tierra a la que hay que defender a toda costa.
Los paralelismos con la política de la época en que se rodó son tan claros que sonrojan, incluso en algunas ocasiones se dejan ver cruces gamadas medio ocultas entre otros adornos. Imagino que al año siguiente, cuando ambos regímenes se hicieran amigos con su famoso pacto, esta película dejaría de exhibirse... Con todo, a los nazis no les hubiera ido mal visionándola antes del 41.
Por lo demás, ni artísticamente ni en el apartado de la recreación histórica se aleja de lo mediocre. La escena de la batalla me parece francamente mala (sí, vista desde el presente, pero... ¿lo es o no?). Sólo se salvan dos cosas: algunos primeros planos poderosos, que transmiten odio, miedo o vigor, casi expresionistas, y la -no siempre- magnífica banda sonora compuesta por Prokofiev.
Poco más que decir. Si alguien disiente de mi crítica agradecería que hiciera el favor de ver la película primero, y no se dejase guiar ni por las críticas aquí vertidas ni por el nombre de Eisenstein.

7,7
123.268
6
25 de septiembre de 2009
25 de septiembre de 2009
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy un gran admirador de la obra de Woody Allen. De hecho, he visto decenas de películas suyas, algo no demasiado difícil dado su ritmo de rodaje, una al año por lo menos. Pero siento que desde mediados de los 90 ha perdido algo, o bastante, de interés para mí. Lo encuentro más torpe, repetitivo, menos "denso" (que no es lo mismo que decir aburrido)...
"Match Point" no la vi en su día. Si "Scoop", que me pareció horrorosa y me quitó las ganas de revisar esta otra. Sin embargo, hace poco la saqué de la biblioteca en DVD, convencido por las críticas que había recibido y...
"Match Point" no la vi en su día. Si "Scoop", que me pareció horrorosa y me quitó las ganas de revisar esta otra. Sin embargo, hace poco la saqué de la biblioteca en DVD, convencido por las críticas que había recibido y...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
... aunque me gustó, me hizo estar en tensión, etc., me encontré, casi sin poder creérmelo, con una re-edición de una de sus mejores obras: "Delitos y faltas". Allí, entre otras cosas (como aquí, entre otras muchas cosas), se habla del crimen sin castigo, de la falta de justicia, del egoísmo. Pero allí mucho mejor. Aunque para qué negarlo, donde estaba Anjelica Huston aparece ahora Scarlett Johansson y bueno, gana con el cambio, cualquiera perdería la cabeza por ella.
Precisamente la forma en que es asesinada me parece muy mal resuelta. Quizá el protagonista, como se dice en aquella escena onírica, pretendía en realidad que lo descubrieran, pero no lo creo, más bien veo una burda incoherencia de guión. ¿Descerrejar cuatro tiros con una escopeta de cartuchos en un bloque de pisos sin que nadie oiga nada? ¿Salir de la casa como si tal cosa? En fin. Mucho más creíble el asesino a sueldo de la peli de la que bebe.
Tampoco pasa nada porque Allen se repita, quizá lleve haciéndolo desde los 70. Pero podría poner más tacto y más talento. Aún así, ya digo, me parece un buen film, tenso, que te hace pensar, pero a este director hay que pedirle más.
Precisamente la forma en que es asesinada me parece muy mal resuelta. Quizá el protagonista, como se dice en aquella escena onírica, pretendía en realidad que lo descubrieran, pero no lo creo, más bien veo una burda incoherencia de guión. ¿Descerrejar cuatro tiros con una escopeta de cartuchos en un bloque de pisos sin que nadie oiga nada? ¿Salir de la casa como si tal cosa? En fin. Mucho más creíble el asesino a sueldo de la peli de la que bebe.
Tampoco pasa nada porque Allen se repita, quizá lleve haciéndolo desde los 70. Pero podría poner más tacto y más talento. Aún así, ya digo, me parece un buen film, tenso, que te hace pensar, pero a este director hay que pedirle más.
7 de julio de 2013
7 de julio de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya estreno de cine de verano que he tenido este año...
Primero voy a decir lo que esto no es: ni es una "comedia", ni es "inteligente". Vamos, que ni rastro de la "comedia inteligente" del año que tanto publicitan algunos críticos estadounidenses. Me temo que por aquellos lares, el que una película no posea efectos digitales o explosiones y tiroteos cada cinco minutos la convierte ya en firme candidata a ser algo así como cine de arte y ensayo. Hasta ahí hemos llegado.
Algunas críticas hacen mención del impulso que se siente, a la hora o así, de salir de la sala y dejar la peli a medias. Curiosamente yo también lo sentí. Y no porque el filme sea catastróficamente malo, que tampoco lo es, simplemente se trata de un melodrama más, sino por la sensación de timo, con el consiguiente cabreo, que te queda al darte cuenta de que te han vendido la moto otra vez; a este paso vamos a coleccionar motos que da gusto.
Como dije antes, se trata de la película romántica norteamericana de siempre, con la propaganda de siempre. Una serie de personas que viven en complejos residenciales estupendos, con un ritmo de vida acojonante, pese a que, según se dice, la mitad está en paro, han de resolver conflictos emocionales (no puedo dejar de pasar por alto cómo la protagonista se monta una academia de ballet para ella sola en su casa, con espejos, tarimas, parqué, etc., una chica que "vive" con sus padres y no tiene recursos). Con algún extra de eso tan americano que es el espíritu de competición, el fútbol americano y unas cuantas cosas más.
En fin, lo de siempre. Aderezado con muchos, muchos diálogos. Hablan hasta aburrir. No dicen nada trascendente, o interesante, pero vamos, que largan tela. Y como en vez de escupir balas, escupen saliva, pues eso hará que en Estados Unidos se la considere inteligente, digo yo. También porque salen o se comentan libros -los de siempre, Hemingway y cosas así-.
Voy a contaros el final, pero que conste que esto no es spoiler: al final todo sale bien. Y cuando digo todo, digo TODO. No es spoiler porque me gustaría que alguien me dijera una sola película de Hollywood de los últimos 30 años sin el consabido final feliz. Pero en esta ocasión se presenta de una forma tan ignominiosa, tan falsa, que dan ganas de salir corriendo.
¿Y por qué le doy un 3, entonces? Por Jennifer Lawrence. Es guapísima, está como un tren y ver su escote, sus caderas y esa forma que tiene de moverse y bailar justifica cualquier estrella. El que le hayan dado un Oscar por esto es, sin más, un chiste malo, otro de los muchos que contienen "El lado bueno de las cosas."
Primero voy a decir lo que esto no es: ni es una "comedia", ni es "inteligente". Vamos, que ni rastro de la "comedia inteligente" del año que tanto publicitan algunos críticos estadounidenses. Me temo que por aquellos lares, el que una película no posea efectos digitales o explosiones y tiroteos cada cinco minutos la convierte ya en firme candidata a ser algo así como cine de arte y ensayo. Hasta ahí hemos llegado.
Algunas críticas hacen mención del impulso que se siente, a la hora o así, de salir de la sala y dejar la peli a medias. Curiosamente yo también lo sentí. Y no porque el filme sea catastróficamente malo, que tampoco lo es, simplemente se trata de un melodrama más, sino por la sensación de timo, con el consiguiente cabreo, que te queda al darte cuenta de que te han vendido la moto otra vez; a este paso vamos a coleccionar motos que da gusto.
Como dije antes, se trata de la película romántica norteamericana de siempre, con la propaganda de siempre. Una serie de personas que viven en complejos residenciales estupendos, con un ritmo de vida acojonante, pese a que, según se dice, la mitad está en paro, han de resolver conflictos emocionales (no puedo dejar de pasar por alto cómo la protagonista se monta una academia de ballet para ella sola en su casa, con espejos, tarimas, parqué, etc., una chica que "vive" con sus padres y no tiene recursos). Con algún extra de eso tan americano que es el espíritu de competición, el fútbol americano y unas cuantas cosas más.
En fin, lo de siempre. Aderezado con muchos, muchos diálogos. Hablan hasta aburrir. No dicen nada trascendente, o interesante, pero vamos, que largan tela. Y como en vez de escupir balas, escupen saliva, pues eso hará que en Estados Unidos se la considere inteligente, digo yo. También porque salen o se comentan libros -los de siempre, Hemingway y cosas así-.
Voy a contaros el final, pero que conste que esto no es spoiler: al final todo sale bien. Y cuando digo todo, digo TODO. No es spoiler porque me gustaría que alguien me dijera una sola película de Hollywood de los últimos 30 años sin el consabido final feliz. Pero en esta ocasión se presenta de una forma tan ignominiosa, tan falsa, que dan ganas de salir corriendo.
¿Y por qué le doy un 3, entonces? Por Jennifer Lawrence. Es guapísima, está como un tren y ver su escote, sus caderas y esa forma que tiene de moverse y bailar justifica cualquier estrella. El que le hayan dado un Oscar por esto es, sin más, un chiste malo, otro de los muchos que contienen "El lado bueno de las cosas."
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