Lo más triste de la película (ya de por sí un deprimente intento fallido por encarnar al mordaz felino de los comics) son los vanos intentos de Carlos Latre por mostrar a un Garfield simpático. El gato acaba siendo ñoño, infantil y soso. Nada que ver con el de las tiras cómicas. De no ser por el nómbre de la película, no se podría relacionar en nada con el real. Demasiado benigno con su amo Jon, patética relación con Oddie e imperdonable imitación de la Pantoja de Puertorrico, que si ya carece de sentido en la actualidad, con el tiempo irá a peor. Lo que tienen que aguantar algunos autores con sus creaciones...

Lo dicho, ¿para qué complicarse?, cuando se puede repetir el guión de la serie una y otra vez, sin rubor alguno. La pregunta que nos debemos hacer es quien contrató al guionista y cómo le convenció éste de que le siguiera pagando mes a mes. En cada episodio nos encontramos a John Ritter flirteando infructuosamente con sus compañeras de piso, que por algún malentendido se imaginan una cosa totalmente opuesta a la que está pasando (falsos romances, novias imaginarias y un torrente inigualable de originalidad creativa). Lo más salvable, si cabe, la musiquilla del principio, con el "when I Knock the door", que nos introducía de lleno en un nuevo malentendido. Sin embargo, ¡qué sería de la inocencia televisiva de los 70 y 80 sin series como ésta! Quizá lo debieron descubrir en aquel momento, para que no quedara "apartamente para tres" como paradigma televisivo de toda una época en la pequeña pantalla

Por fin alguien se toma en serio la vida de un asesino a sueldo profesional. Huye de muchos tópicos que rodean el género, y se atreve a tratar el romance entre un maduro Jean Reno (posiblemente en el mejor papel de su carrera) y una infantil Natalie Portman (que mantiene su papel de Lolita poco después en 'Beautifull Girls'). Las actuaciones de Danny Aiello y Gary Oldman enriquecen la película, otorgándole matices que poco a poco componen la obra mestra de Luc Besson. Lo mejor es el tratamiento del día a día en la vida de un asesino, ahondando en sus inquietudes, deseos y debilidades (que él mismo desconoce). Para redondear el film, el director francés elige la genial "Shape of my hearth" de Sting como colofón, mientras aparecen las letras en una imagen aérea de la ciudad. Película redondo, y cuyos defectos quedan como perdonables y en muchos momentos entrañables. Una joya en su género

En esta segunda entrega el Rey Midas de Hollywood despoja a sus prehistóricas criaturas del encanto de la primera, con lo que la película baja muchos enteros. Ya no nos maravillamos en la pantalla al ver un velociraptor (buena parte de culpa lo tenía la banda sonora) y simplemente nos tenemos que contentar con ver unos bichos muy malos que se comen a la gente. Spielberg copia el formato de King Kong, dejando suelto a un monstruo en plena civilización. Buenos efectos, pero menos convincentes. Para colmo, Julianne Moore se consagra como actriz de segundas malas partes. En esta ocasión suple a la bióloga, y ni siquera forma dupla con Sam Neil. Unos años más tarde termina de consagrarse en su rol de destroza-sagas, encarnando a la agente Starling en Hannibal. Con una primera entrega tan exitosa en cuanto a crítica y taquilla, a la segunda se le debe pedir mucho más.

Posiblemente la peor película de la última década. Van Damme, que nunca debió dejar el cuadrilatero o las películas de sus primeros tiempos (contacto sangriento & Co.)completa una serie de despropósitos de guión (similar al de una pelicula porno, es decir, practicamente nulo, con una serie de casualidades absurdas y encuentros sexuales con top models que curiosamente trabajan de camareras en bares de carretera). No pude llegar a acabarla, pero si alguien lo ha logrado, le felicito, o le compadezco.