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6,5
9.910
6
17 de octubre de 2010
17 de octubre de 2010
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contundente film que pone en evidencia los altos niveles de amoralidad y corrupción a los que puede llegar el ser humano. Pablo Trapero ser sirve de unos personajes con unas vidas al límite para mostrar las entrañas de un negocio basado en sacar provecho de las víctimas de los accidentes de tráfico. La película, rodada con un vigor y un realismo muy notables, mantiene en todo momento la tensión gracias a un formato de thriller combinado con una historia de amor que por momentos dulcifica la crudeza del relato. Aún así, el director no escatima escenas verdaderamente salvajes, de aquellas que tardan en borrarse de las retinas. No en vano, Ricardo Darín se pasa más de la mitad del metraje con la cara marcada por los constantes golpes que recibe durante el film.
Otro aspecto a destacar es la actuación de Martina Gusman. La actriz argentina realiza un espléndido trabajo y consigue aportar una gran credibilidad a su papel de médico de urgencias. Seguramente el hecho de pasarse un año preparando el papel, colaborando en un centro hospitalario real en la unidad de urgencias, contribuyó decisivamente en que se desenvuelva de manera muy realista en el papel de la doctora Luján.
En definitiva, una película muy interesante que mantiene el nivel del cine argentino actual y que, por ponerle algún pero, patina un poco al final, en un desenlace trepidante pero al que se le va la mano. Algo más de contención en ese aspecto hubiera ayudado a redondear uno de los films más atractivamente sórdidos del año.
Otro aspecto a destacar es la actuación de Martina Gusman. La actriz argentina realiza un espléndido trabajo y consigue aportar una gran credibilidad a su papel de médico de urgencias. Seguramente el hecho de pasarse un año preparando el papel, colaborando en un centro hospitalario real en la unidad de urgencias, contribuyó decisivamente en que se desenvuelva de manera muy realista en el papel de la doctora Luján.
En definitiva, una película muy interesante que mantiene el nivel del cine argentino actual y que, por ponerle algún pero, patina un poco al final, en un desenlace trepidante pero al que se le va la mano. Algo más de contención en ese aspecto hubiera ayudado a redondear uno de los films más atractivamente sórdidos del año.
5
23 de enero de 2011
23 de enero de 2011
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Elena Trapé realiza su debut en la dirección con un relato preciso que retrata de manera muy convincente a un grupo de chicas adolescentes. Acostumbrados a un tipo de películas (generalmente comedias) y series de televisión en que se ofrece una visión muy distorsionada y poco realista de los personajes de esa franja de edad, la directora catalana se deshace de tópicos y estereotipos para mostrarlos tal y como son en realidad. Ahí es donde radica el gran acierto del film, en su veracidad como relato y en la honestidad que transmite, que está muy por encima de la anécdota que sirve de base argumental de la historia.
Sin llegar a los extremos nihilistas de autores como Larry Clark, ni a la visión abiertamente naïf de la reciente “El diario de Carlota”, “Blog” capta perfectamente la esencia de las quinceañeras de hoy en día. Esa visión casi documental que nos ofrece el film, contribuye en gran medida a dar credibilidad a unos personajes, que no a una historia demasiado pintoresca para ser tomada en serio, que se erigen en el principal activo de la obra.
Las chicas de Trapé no se drogan, ni fuman (salvo una de ellas), apenas beben, y se acercan al sexo con una mezcla de miedo y asco. Son inestables, inseguras, acomplejadas con su físico y poco brillantes en los estudios. En definitiva, reales. Sus problemas pueden parecer nimios e incluso absurdos, pero para cada una de ellas se convierten en montañas dificilmente superables en solitario. Se necesitan las unas a las otras, y esa solidaridad y complicidad, a veces egoísta, que se establece entre ellas, queda muy bien reflejada desde las primeras secuencias.
Lástima que la historia no esté a la altura de los personajes, y que en el último tercio de película esta acapare toda la atención. Un final demasiado hermético acaba por deslucir el conjunto, pero aun así, la propuesta de hacer una película diferente y arriesgada merece un reconocimiento.
Sin llegar a los extremos nihilistas de autores como Larry Clark, ni a la visión abiertamente naïf de la reciente “El diario de Carlota”, “Blog” capta perfectamente la esencia de las quinceañeras de hoy en día. Esa visión casi documental que nos ofrece el film, contribuye en gran medida a dar credibilidad a unos personajes, que no a una historia demasiado pintoresca para ser tomada en serio, que se erigen en el principal activo de la obra.
Las chicas de Trapé no se drogan, ni fuman (salvo una de ellas), apenas beben, y se acercan al sexo con una mezcla de miedo y asco. Son inestables, inseguras, acomplejadas con su físico y poco brillantes en los estudios. En definitiva, reales. Sus problemas pueden parecer nimios e incluso absurdos, pero para cada una de ellas se convierten en montañas dificilmente superables en solitario. Se necesitan las unas a las otras, y esa solidaridad y complicidad, a veces egoísta, que se establece entre ellas, queda muy bien reflejada desde las primeras secuencias.
Lástima que la historia no esté a la altura de los personajes, y que en el último tercio de película esta acapare toda la atención. Un final demasiado hermético acaba por deslucir el conjunto, pero aun así, la propuesta de hacer una película diferente y arriesgada merece un reconocimiento.

5,3
1.195
3
4 de mayo de 2009
4 de mayo de 2009
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es imposible ver este film sin que te vengan a la mente las películas de Lucrecia Martel, pues el estilo narrativo es casi idéntico, de manera que podríamos estar hablando de una manera argentina de entender el cine. Priorizar los personajes femeninos, diálogos mínimos que subrallan actuaciones casi minimalistas, relaciones familiares tortuosas ... Puntos en común entre los trabajos de las dos cineastas que he de entender no son fruto de la casualidad.
"El niño pez" tiene un buen punto de partida. La relación de amor entre la niña pija y la humilde sirvienta tiene fuerza, en parte gracias a la química existente entre las dos actrices protagonistas, pero el interés se diluye a medida que la cinta avanza, hasta llegar a un final muy errático que desmantela los planteamientos iniciales. El tono confuso, pretendidamente onírico con que la directora plasma las imágenes no ayuda a que entres en la historia y cuando la película deriva del drama psicológico al thriller policiaco termina por estropearse definitivamente.
Como anécdota, la aparición de Pep Munné en el papel del padre de familia. Un Pep Munné doblado al argentino, obviamente, que resulta poco creíble.
En definitiva, una película prescindible, narrada con un estilo muy determinado a la que le falta ritmo y solvencia para desarrollar un punto inicial que se adivinava válido.
"El niño pez" tiene un buen punto de partida. La relación de amor entre la niña pija y la humilde sirvienta tiene fuerza, en parte gracias a la química existente entre las dos actrices protagonistas, pero el interés se diluye a medida que la cinta avanza, hasta llegar a un final muy errático que desmantela los planteamientos iniciales. El tono confuso, pretendidamente onírico con que la directora plasma las imágenes no ayuda a que entres en la historia y cuando la película deriva del drama psicológico al thriller policiaco termina por estropearse definitivamente.
Como anécdota, la aparición de Pep Munné en el papel del padre de familia. Un Pep Munné doblado al argentino, obviamente, que resulta poco creíble.
En definitiva, una película prescindible, narrada con un estilo muy determinado a la que le falta ritmo y solvencia para desarrollar un punto inicial que se adivinava válido.

5,8
17.870
4
28 de noviembre de 2010
28 de noviembre de 2010
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película parte de un concepto no sé si puramente original, pero como mínimo poco explotado en el cine de acción. El ferrocarril es un medio de transporte poco dado al género de catástrofes, más frecuentado por barcos o aviones. La idea, pues, parecía a priori atractiva. Lamentablemente, viendo los diez primeros minutos del film te das cuenta de que no estás delante de una historia especialmente singular. Los personajes, situaciones, diálogos y actitudes son los mismos que hemos vistos en tantas y tantas películas de su misma índole. Los responsables del producto saben muy bien a qué tipo de público va dirigido, y no realizan la más mínima concesión al espectador más adulto. De esta manera, las situaciones más inverosímiles se suceden la una a la otra, sin importar cuan risibles parezcan a los ojos de un público que exige un mínimo de coherencia argumental además de la consabida dosis de acción trepidante.
Tony Scott vuelve a marear, como ya hiciera con su anterior film “Asalto al tren Pelham 123”, con su peculiar montaje de planos ultra-rápidos. Esto, no cabe duda, dota a la película de un ritmo intenso y descontrolado, tanto como el tren sin conductor que da título a la cinta, pero no logra ocultar las carencias, que son muchas, de un guión pueril. El buen oficio de Denzel Washington se ve desdibujado al adoptar unas formas tan repetitivas que da la impresión que su personaje ha protagonizado alguna otra película que hemos visto anteriormente.
En definitiva, un film en el que sabes desde un buen principio cual va ser el final. Solo apto para un tipo de espectador más interesado en las formas que en el fondo. Un ejemplo perfecto de cine comercial estadounidense. Un género en el que Tony Scott se mueve como pez en el agua.
Tony Scott vuelve a marear, como ya hiciera con su anterior film “Asalto al tren Pelham 123”, con su peculiar montaje de planos ultra-rápidos. Esto, no cabe duda, dota a la película de un ritmo intenso y descontrolado, tanto como el tren sin conductor que da título a la cinta, pero no logra ocultar las carencias, que son muchas, de un guión pueril. El buen oficio de Denzel Washington se ve desdibujado al adoptar unas formas tan repetitivas que da la impresión que su personaje ha protagonizado alguna otra película que hemos visto anteriormente.
En definitiva, un film en el que sabes desde un buen principio cual va ser el final. Solo apto para un tipo de espectador más interesado en las formas que en el fondo. Un ejemplo perfecto de cine comercial estadounidense. Un género en el que Tony Scott se mueve como pez en el agua.

7,6
118.650
4
20 de febrero de 2011
20 de febrero de 2011
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de unos inicios en los que cultivó lo que podríamos denominar cine de autor con obras tan personales como Pi (1998) o Réquiem por un sueño (2000), el director estadounidense Darren Aronofsky parece haber virado en estos últimos años a un cine más convencional, menos críptico y más abierto al espectador medio. Después de rescatar del fango a Mickey Rourke en la espléndida El luchador (2008), en su último film saca todo el jugo interpretativo de una Natalie Portman que firma el que podría ser su mejor trabajo hasta la fecha.
De la gran interpretación de Portman podría deducirse que Aranofsky ha repetido la brillantez exhibida en su anterior película, pero lamentablemente las virtudes de Cisne negro empiezan y acaban en el buen hacer de la actriz. Aranofsky parte de un guión simplista que no destaca por su originalidad precisamente, para dar rienda suelta a sus excesos oníricos, penetrando en la mente de Nina, la bailarina protagonista, mezclando realidad y pensamientos, un recurso narrativo un tanto tramposo que logra confundir al espectador.
Y si en la primera parte de la película se logra mantener el tono gracias a una cierta contención dramática y a personajes secundarios tan interesantes como la madre sobreprotectora, la recta final del film se encamina al abismo entre secuencias de morbo gratuito y guiños al cine de suspense más comercial. La pretendida elegancia de la obra queda en puro artificio, rematada por un final bastante previsible y demasiado forzado.
De la gran interpretación de Portman podría deducirse que Aranofsky ha repetido la brillantez exhibida en su anterior película, pero lamentablemente las virtudes de Cisne negro empiezan y acaban en el buen hacer de la actriz. Aranofsky parte de un guión simplista que no destaca por su originalidad precisamente, para dar rienda suelta a sus excesos oníricos, penetrando en la mente de Nina, la bailarina protagonista, mezclando realidad y pensamientos, un recurso narrativo un tanto tramposo que logra confundir al espectador.
Y si en la primera parte de la película se logra mantener el tono gracias a una cierta contención dramática y a personajes secundarios tan interesantes como la madre sobreprotectora, la recta final del film se encamina al abismo entre secuencias de morbo gratuito y guiños al cine de suspense más comercial. La pretendida elegancia de la obra queda en puro artificio, rematada por un final bastante previsible y demasiado forzado.
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