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Críticas ordenadas por utilidad
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10
4 de noviembre de 2007
4 de noviembre de 2007
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que siendo pequeño, cuando empecé a ir al cine con mi padre, me fijaba mucho en los carteles que anunciaban los próximos estrenos, pero sobre todo me atraía uno de mayor dimensión que todos los demás en el que se leía: "LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ. ETERNAMENTE JOVEN. PRÓXIMO REESTRENO EN ESTA SALA".
Creo que esa frase del cartel define perfectamente la esencia y la inmortalidad de éste monumento al cine que no debemos olvidar que fué rodada en 1939, pocos años después del descubrimiento del cine sonoro. Parece increible. Debió ser una experiencia única para los que asistieron a su estreno, no olvidemos que en esos años prácticamente todas las películas eran en blanco y negro y técnicamente bastante limitadas, salvo alguna excepción como El Mago de Oz, Robín de los Bosques y alguna otra más.
Pero llegó lo anunciado y desbordó todas las previsiones, el libro de Margaret Mitchell fué un rotundo éxito de ventas, pero la película superó todo lo visto o imaginado. Esta grandiosa superproducción que sólo Hollywood se pudo atrever a realizar con mucho esfuerzo y con grandes problemas técnicos y económicos (ya nos gustaría haberla rodado nosotros, pero aquí en esa época sólo nos proyectaban a Juanita y su Lola que se iba a los puertos), fué para el cine mundial una auténtica conmoción y sus siguientes reestrenos llenaban las salas porque era el mayor espectáculo que ofreció el cine hasta bién entrados los años cincuenta.
Respeto la opinión de quién critique tal o cual cosa sobre la película, sólo quiero dejar patente que las obras maestras siempre son controvertidas y no a todos tienen que gustar por obligación, pero situémonos en la época en que fué hecha y volvamos a verla hoy con tranquilidad, a disfrutarla como quien vuelve al Prado a ver de nuevo Las Meninas o La Maja de Goya. Seguro que es un tiempo bién gastado.
Creo que esa frase del cartel define perfectamente la esencia y la inmortalidad de éste monumento al cine que no debemos olvidar que fué rodada en 1939, pocos años después del descubrimiento del cine sonoro. Parece increible. Debió ser una experiencia única para los que asistieron a su estreno, no olvidemos que en esos años prácticamente todas las películas eran en blanco y negro y técnicamente bastante limitadas, salvo alguna excepción como El Mago de Oz, Robín de los Bosques y alguna otra más.
Pero llegó lo anunciado y desbordó todas las previsiones, el libro de Margaret Mitchell fué un rotundo éxito de ventas, pero la película superó todo lo visto o imaginado. Esta grandiosa superproducción que sólo Hollywood se pudo atrever a realizar con mucho esfuerzo y con grandes problemas técnicos y económicos (ya nos gustaría haberla rodado nosotros, pero aquí en esa época sólo nos proyectaban a Juanita y su Lola que se iba a los puertos), fué para el cine mundial una auténtica conmoción y sus siguientes reestrenos llenaban las salas porque era el mayor espectáculo que ofreció el cine hasta bién entrados los años cincuenta.
Respeto la opinión de quién critique tal o cual cosa sobre la película, sólo quiero dejar patente que las obras maestras siempre son controvertidas y no a todos tienen que gustar por obligación, pero situémonos en la época en que fué hecha y volvamos a verla hoy con tranquilidad, a disfrutarla como quien vuelve al Prado a ver de nuevo Las Meninas o La Maja de Goya. Seguro que es un tiempo bién gastado.

8,1
138.957
10
15 de noviembre de 2007
15 de noviembre de 2007
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo tres años después de regalarnos una gran obra maestra (Alien), Ridley Scott va y rueda la que se ha convertido en un icono de la historia del cine en general.
Con una atmósfera tan agobiante como en Alien, el terror de ésta se transforma en Blade Runner en una sensación asfixiante, ambientada en una irrespirable y deshumanizada Los Angeles en un futuro año 2019, ciudad que Scott nos presenta como si fuese de algún otro planeta en decadencia total. Un planeta enfermo, degradado y malholiente.
Creo que la palabra decadencia describe al film. Seguramente el director pretendía que nos sintiésemos incómodos bajo su incesante lluvia radiactiva y lo consigue. Todo es nefasto y extraño: el clima, los puestos de comida basura, los seres que deambulan bajo unos paraguas iluminados cual espadas galacticas, la malsana oscuridad que lo rodea todo. Sólo los grandes anuncios de neón y unas contínuas explosiones de gas dan un poco de luz extraña e inquietante a la película.
Este film tiene para mí un valor añadido importante: es único, genuino, no se parece a ningún otro y ocupa un lugar especial en la historia del cine por su originalidad (junto a la memorable El Planeta de los Simios, que merece su crítica oportuna). La historia que nos cuenta es tan novedosa que nos sorprende a cada momento, jugando con la acción y descubriéndonos a unos personajes que, con su aspecto extraño y amenazador, no hacen otra cosa que huir de una ley implacable que les intenta eliminar y sólo desean sobrevivir (este argumento puede no parecer nuevo, pero en Blade Runner lo es), porque ellos van buscando algo diferente: a su creador para saber quienes son, buscan su pasado y su imposible futuro, el cual no quieren aceptar. Son fuertes e inteligentes y sobre todas las cosas desean vivir, como cualquier ser humano.
Película muy violenta, con imágenes que hasta pueden hacer daño en algunas ocasiones a nuestros ojos por su crudeza, pero también está llena de escenas de enorme sensibilidad.
Esta es una película genial e impresionante, la banda sonora de Vangelis ya es un clásico insuperable a la altura de las mejores del cine, los actores componen un reparto perfecto y su trabajo se puede calificar de magistral, los decorados, la dirección, todo en la película es puro cine. Hemos de dar gracias a Ridley Scott por haber rodado semejante obra de arte. Si no lo hubiera hecho, tendríamos que haberla inventado. El cine no puede prescindir de películas tan importantes como ésta.
Con una atmósfera tan agobiante como en Alien, el terror de ésta se transforma en Blade Runner en una sensación asfixiante, ambientada en una irrespirable y deshumanizada Los Angeles en un futuro año 2019, ciudad que Scott nos presenta como si fuese de algún otro planeta en decadencia total. Un planeta enfermo, degradado y malholiente.
Creo que la palabra decadencia describe al film. Seguramente el director pretendía que nos sintiésemos incómodos bajo su incesante lluvia radiactiva y lo consigue. Todo es nefasto y extraño: el clima, los puestos de comida basura, los seres que deambulan bajo unos paraguas iluminados cual espadas galacticas, la malsana oscuridad que lo rodea todo. Sólo los grandes anuncios de neón y unas contínuas explosiones de gas dan un poco de luz extraña e inquietante a la película.
Este film tiene para mí un valor añadido importante: es único, genuino, no se parece a ningún otro y ocupa un lugar especial en la historia del cine por su originalidad (junto a la memorable El Planeta de los Simios, que merece su crítica oportuna). La historia que nos cuenta es tan novedosa que nos sorprende a cada momento, jugando con la acción y descubriéndonos a unos personajes que, con su aspecto extraño y amenazador, no hacen otra cosa que huir de una ley implacable que les intenta eliminar y sólo desean sobrevivir (este argumento puede no parecer nuevo, pero en Blade Runner lo es), porque ellos van buscando algo diferente: a su creador para saber quienes son, buscan su pasado y su imposible futuro, el cual no quieren aceptar. Son fuertes e inteligentes y sobre todas las cosas desean vivir, como cualquier ser humano.
Película muy violenta, con imágenes que hasta pueden hacer daño en algunas ocasiones a nuestros ojos por su crudeza, pero también está llena de escenas de enorme sensibilidad.
Esta es una película genial e impresionante, la banda sonora de Vangelis ya es un clásico insuperable a la altura de las mejores del cine, los actores componen un reparto perfecto y su trabajo se puede calificar de magistral, los decorados, la dirección, todo en la película es puro cine. Hemos de dar gracias a Ridley Scott por haber rodado semejante obra de arte. Si no lo hubiera hecho, tendríamos que haberla inventado. El cine no puede prescindir de películas tan importantes como ésta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Entre las muchas secuencias inolvidables de esta película, la más emotiva y recordada tal vez sea la del replicante Roy (Rutger Hauer) despidiéndose de su exterminador (Harrison Ford) en el tejado, con unas palabras inolvidables para la historia del cine: "...todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia".
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