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Críticas de Blanch
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Críticas 98
Críticas ordenadas por utilidad
8
24 de junio de 2011
30 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Se puede estar felizmente emparejado y ser tentado al mismo tiempo? Esa es la pregunta que plantea Sólo una noche, debut en la dirección de la guionista iraní Massy Tadjedin. La infidelidad es un tema recurrente en la cinematografía mundial, pero la principal novedad de la cinta en cuestión radica en que la idea del adulterio no surge por la insatisfacción de alguno de los cónyuges, al contrario, ambos son muy felices y están enamorados, pero a lo largo de una noche separados vivirán una experiencia que pondrá al límite su relación desde dos acercamientos muy diferentes: por un lado, la atracción puramente física, y por el otro, las cenizas de un fuego que no ha terminado de consumirse.

De esta forma, vemos como evolucionan a lo largo de la noche las dos parejas, a través de sus conversaciones, de sus miradas, más directas que esquivas, y de sus gestos, más vacilantes que firmes. No son personajes demasiado profundos, incluso hay uno al que le cuesta salirse del estereotipo, pero podemos sentirnos fácilmente identificados con alguno de ellos, o incluso con diferentes aspectos de los cuatro. Directa o indirectamente, todos hemos pasado por una situación similar, y difícilmente hemos podido encontrar una respuesta sencilla, al igual que el filme, que nunca se atreve a sentenciar a los personajes ni a las decisiones que asumen.

Sólo una noche es una película sustentada básicamente en los actores y los diálogos, es casi como ver teatro filmado, y es en estas situaciones cuando mejor se aprecia la labor de los intérpretes al cargar con todo el peso del filme. El cuarteto protagonista sabe que tiene una oportunidad de lujo para lucirse y la aprovecha al máximo, aunque con un resultado desigual. Keira Knigtley y Guillaume Canet tienen una química enorme, consiguen que su romance frustrado e inconcluso resulte tan palpable como amargo por esa serie de circunstancias que provocan que algo que podría ser genial simplemente no llegue a ocurrir nunca. En cambio, al tándem formado por Sam Worthington y Eva Mendes le falta algo más de tensión sexual; a él no le favorece que su personaje sea el más hermético y ella acarrea con el rol más tópico y antipático de la historia, aunque a veces se le intente sacar algo de trasfondo. El único personaje de relevancia fuera del cuarteto amoroso es el que encarna Griffin Dunne, que actúa como voz de la conciencia de la primera pareja.

(Concluyo en el Spoiler sin Spoilers)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Blanch
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7
6 de diciembre de 2007
31 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí una comedia del montón que acaba siendo mejor que la media al introducir ciertos elementos que la convierten en un producto no original pero ciertamente disfrutable. 5 razones por las que 'Diario de una niñera' no debería pasar inadvertida:

1. La película es un análisis antropológico de la clase alta norteamicana, con la excusa de que la protagonista y narradora de la historia acaba de licenciarse en Antropología. Aunque sus reflexiones no descubren la pólvora seca, son interesantes y bien planteadas.

2. La forma en la que se retrata a los pijos de Nueva York es acertada, mostrando que para muchos da lo mismo lo que pasa dentro de sus casas mientras den una buena impresión de cara a la galería. La lucha de clases también está bien planteada en la película con ciertos apuntes, como que todas las niñeras son latinoamericanas o asiáticas salvo la protagonista.

3. El reparto es solvente, empezando por Laura Linney, que sin caer en la sobreactuación sabe darle las dosis adecuadas de temperamento e histrionismo a su inestable personaje (¡Aprende Diane Keaton!). Scarlett Johansson como protagonista vale su peso en oro, al igual que Alicia Keys, Paul Giamatti y Chris Evans como secundarios, aunque este último esté metido con calzador para ser el imprescindible objetivo amoroso de la protagonista. Y por suerte el niño es gracioso y nunca llega a ser repelente.

4. No es una peli que vaya sólo de la clase alta y de sus caprichos. También va sobre la crisis a la que se enfrentan chicos de ventitantos que cuando acaban la carrera no tienen ni idea de qué hacer, y sobre la presión a que la que les someten los padres desde pequeños para que llegen a ser lo que ellos quieren. Habrá gente que se sienta identificada...

5. La peli es 100% disfrutable, pese a su previsibilidad y al final 'light'. Envuelta como un caramelito que disfrutas mientras lo saboreas y del que guardas un pequeño pero grato recuerdo.

En definitiva, 'Diario de una niñera' es una suerte de mezcla entre 'El diablo viste de Prada', 'Mary Poppins' y 'Lost in translation', salvando distancias por supuesto.
Blanch
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8
20 de septiembre de 2018
30 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al comienzo de la impresionante ópera prima de Lukas Dhont, presenciamos cómo su heroína, Lara, se perfora las orejas sin vacilar en su cuarto de baño y para sorpresa de su padre, que la descubre llevando pendientes poco después. Lara no puede esperar más a verse y sentirse como una mujer, de la misma forma en la que la comunidad transgénero se ha cansado de permanecer en la sombra y ha dado un paso al frente en los últimos tiempos, harta de ser excluida por una sociedad desinformada que aún la mira con recelo y aversión. No hay más que fijarse en que, tan solo hace unos meses, en pleno 2018, la Organización Mundial de la Salud ha decidido al fin excluir a la transexualidad de la lista de enfermedades o trastornos sexuales.

'Girl' es un retrato de los tiempos que corren, en los que la transexualidad está más aceptada y reconocida en todos los ámbitos que nunca, pero en los que aún existen muchísimas conductas hostiles hacia el colectivo. La película lo demuestra de una forma mucho más sutil que 'Una mujer fantástica' (2017), a través de ciertas actitudes y comentarios que minan la autoestima de Lara, que es una adolescente que sueña con ser bailarina y que tiene tres frentes abiertos: el largo proceso hormonal que precede a la operación de reasignación de sexo, el exigente entrenamiento del ballet clásico y la inevitable pubertad. Acompañamos a Lara a lo largo de toda su rutina diaria, siendo testigos del altísimo nivel de exigencia que se marca la muchacha para tener éxito en todas sus batallas, siendo estas complicadísimas aunque fuesen libradas de una en una.

Tanto el director Lukas Dhont como el protagonista, Victor Polster, poseen la virtud de la naturalidad de los debutantes, lo cual permite que no haya ni una nota discordante o falsa en la película. Se sienten realistas tanto los escenarios por los que se mueve Lara, (la cámara no oculta las heridas sangrantes a causa del ballet ni los dolorosos hábitos a los que se somete para pasar desapercibida), así como las relaciones interpersonales, siendo especialmente emotiva la relación que mantiene con su hermano pequeño (Oliver Bodart) y con su padre (estupendo Arieh Worthalter), que libra su particular lucha por impedir que su hija deje de alejarse cada vez más de él. Pero Lara no está dispuesta a flaquear, quejarse, derrumbarse o admitir que está agotada, pues no puede esperar más a admitir su cuerpo como propio y a empezar a sentirse como una chica más.

'Girl' es un acercamiento intimista, emocionante y brutalmente empático al estado de la cuestión de la transexualidad, elevado por un intuitivo y didáctico trabajo de dirección, que nunca cae en sermones, y una interpretación protagonista honesta e introspectiva, libre de afectación. La película evidencia todo lo que se ha avanzado por la integración de la comunidad transgénero y todo lo que aún falta por hacer, aunque lo más triste de todo sea la certeza de que, por muy bueno que sea el respaldo de los seres queridos, las personas que nacen con un sexo que no les corresponde realizan un viaje tan solitario como terrorífico, pero que es confrontado con una entereza y un valor dignos de admiración.
Blanch
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7
8 de junio de 2007
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Black Snake Moan" nos viene a contar una historia que no es nueva en el cine: el cruce entre dos personas aparentemente distintas que pese a sus diferencias encuentran algo que les une y se ayudan la una la otra.
Salvo que en éste caso esa unión radica en una joven blanca en paños menores encadenada al radiador de la casa de un cantante negro de blues retirado que pretende curarle su ninfomanía. No es un tema que pase desapercibido precisamente.

La trama de la película engancha desde el principio, cuando se nos presenta al dúo protagonista encarnado por dos actores en estado de gracia. Samuel L. Jackson da la nota como cantante de blues y Christina Ricci está salvajemente sexy, dura y frágil a la vez, aporta muchos matices a un personaje nada fácil de manejar. De las mejores interpretaciones de lo que va de año. Y Justin Timberlake se deja ver y la verdad es que no lo hace mal, aunque tampoco para tirar cohetes.

"Black Snake Moan" es muy divertida, sobretodo cuando surge el conflicto entre Rae (Ricci) y Lazarus (Jackson). Pero por desgracia, el enfrentamiento se resuelve antes de lo previsto y a partir de ahí la energía de la película se va diluyendo hasta llegar al final, salvo en contadas ocasiones, como la actuación de Lazarus en un local, que aunque puedan tacharla de videoclipera está muy "wapa".

El final peca de blando y guarda un tono medianamente conservador. Además, hay una chirriante escena antes de llegar a él que parece sacada de "El diario de Patricia", en concreto, la conversación con el cura.

Aún así, nos encontramos con una de las propuestas más frescas e interesantes que han llegado últimamente al cine. Aunque su transgresión dé marcha atrás en el último momento.
Blanch
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7
16 de junio de 2015
21 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Isabel Coixet no es santo de mi devoción. La conocí a través de Mi vida de mí, de la que me enamoré, pero nunca conecté de la misma manera con el resto de sus películas ('La vida secreta de las palabras', 'Elegy', 'Cosas que nunca te dije'…) porque, sobre todo, me parecía que forzaba demasiado el drama. Tal vez por eso, su penúltimo trabajo pero primero de encargo (esta mujer tiene un ritmo de trabajo demencial) , me parece un soplo de aire fresco en su carrera, porque tal y como ella dijo en su presentación en el Festival de Málaga, es su primera película con la que “al salir no te quieres cortar las venas”.

Basada en un artículo de prensa sobre la experiencia personal de su autora, 'Aprendiendo a conducir' se fundamenta sobre un esquema narrativo presente en multitud de comedias: el choque cultural entre dos caracteres opuestos que acaban por encontrar algo que los une. Por un lado, tenemos a una mujer un tanto histérica y de vida acomodada cuya apacible vida matrimonial se derrumba cuando su marido la deja por una mujer más joven, y por el otro, tenemos a un hombre tranquilo y humilde que trabaja de sol y a sol y se prepara para empezar un matrimonio concertado. La primera debe aprender a emanciparse mientras que el segundo debe aprender a vivir en pareja, con las lecciones de conducir como cauce de su ayuda y comprensión mutua y como metáfora de su aprendizaje vital. Mis prácticas no fueron ni la mitad de agradables ni de valiosas.

La película tira de fórmula clásica y funciona tirando de simpatía, sensibilidad y del buen hacer de sus actores. A pesar del rechazo inicial que podamos sentir por Patricia Clarkson terminamos encariñándonos con ella, que está tan estupenda como de costumbre, mientras que toda la historia de la cultura sij del personaje de Ben Kingsley no está tratada desde el punto de vista occidental, sino desde dentro y sin incidir en el exotismo. El mayor problema que le encuentro a la cinta, más que el que esté hecha con escuadra y cartabón, es cierto machismo soterrado que da a entender que los hombres son infieles por naturaleza, las mujeres maduras unas mojigatas y las jóvenes unas golfas. No molesta del todo pero ahí está, entre líneas. De todas formas, 'Aprendiendo a conducir' es agradable y optimista (puede gustar más a los detractores de Coixet que a los fans) y está rodada con buen oficio. Tal vez sea tan fácil de visionar como de olvidar, pero es la típica película que puedes ver acompañado de mamá. La mía, por cierto, tampoco sabe conducir y mejor que continúe así.
Blanch
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