Las adaptaciones de este tipo de personajes épicos o heroicos suelen decepcionar, salvo en contadas ocasiones donde se hace una película con amor y no por rellenar cartelera (y va a ser la única comparación directa que haga con la versión de Conan del 82). Por eso uno puede ver Conan el bárbaro (¿por qué ese título?) de Marcus Nispel y no decepcionarse demasiado, básicamente porque no esperas ver una buena película.
Sin embargo al terminar de verla siento que no sólo ha sido decepcionante para alguien que creció viendo los cómics por casa, sino que es una tremenda lástima que fuera una película de rellenar cartelera y que podría haber sido mucho más si se hubiera hecho con amor.
El secreto es el fuego y el hielo... debe de ser porque esta película es todo fuego pero te deja como el hielo. Es sencillamente una sucesión de clichés del cine de aventuras pero sin desarrollar. Deja que el acero hable, mete minutos y minutos de espadazos y deja de lado cualquier evolución de personajes, cualquier explicación de los actos más allá de lo evidente, cualquier señal de que sigues una historia. Pues la verdad es que no cuela, me llegó a gustar el actor, la atmósfera y la sensación de que en algún momento todo encajaría y tendría sentido, pero no cuadra, no tiene sentido ni fuste. Hacen hincapié en determinados detalles que esperas que tengan importancia en algún momento que no llega. Las aspiraciones de todos son ridículas, es como una ensalada a la que le echas de todo pero te dejas el aliño, llena de ingredientes que deberían funcionar pero termina no sabiendo a nada.
La sensación que se me queda es de que "yo lo habría hecho mejor". Suena prepotente, pero es que ciertamente lo que parece es que el guionista no tenía remota idea de hacer una película de este género.

Tanto el comienzo de la película como sus personajes resultan prometedores, pero a partir de cierto momento todo cambia a peor, como cuando tenías una aplicación perfecta que al actualizar te llena de basura el disco duro, chupa memoria como una actriz porno y te mete publicidad y molestos mensajes para pasarte a premium. Y cuando ya has probado la versión premium (Matrix), esta otra ya queda obsoleta y pierde bastante sentido.

En un principio, Keanu es un tío molón que sabe poner en cintura a una banda criminal mientras realiza trabajos de esos que no puedes contar a la familia en la cena de Navidad. Por eso va en traje, porque cuando llevas traje nadie necesita saber en qué trabajas, ni lo va a entender ni le importa. Pero como el resto de personajes, evoluciona al revés: de ser el puto amo pasa a ser a un llorón meapilas.
El argumento y el entorno cyberpunk, a pesar de los años es disfrutable con sus reminiscencias de Blade Runner, Shadowrun y todo eso que molaba cuando pasamos de imaginar el futuro con papel Albal a imaginarlo con cables hasta en el ojete. Lo que sucede es que pasamos de tener una historia que promete, a un cliché algo insulso. Lástima.

También tiene muchos recursos de guion por los que, en lugar de actuar de forma pragmática, deciden ver qué ocurre eliminando esas alarmas que activa algo llamado "instinto de supervivencia". Por darle vidilla al asunto, vaya.

En general me da la sensación de que alguien tenía un buen proyecto bajo el brazo y en algún punto se torció porque había que ajustarse a la norma, había que crear una historia más comercial y clásica, echando por tierra todo lo bueno que prometía. Pero ¡qué demonios! Al menos consiguieron meter juntos a un trajeado con una bomba en la cabeza, una loca con cyberimplantes, una Resistencia medio hacker medio terrorista, Yakuzas, un fanático hipervitaminado y un delfín en un mismo saco. Solo por ver eso ya merece la pena.