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Críticas ordenadas por utilidad
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7
12 de abril de 2013
12 de abril de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algo menos de cien mil personas pueblan la segunda ciudad más importante de Mauritania, Nouhadhibou (20°55′N 17°3.0′O), capital comercial de país, por sus buques y por los yacimientos mineros de Zouîrât y Fdérik. Un lugar remoto y olvidado por nosotros, la vecina Europa, pero reclamo para personas de media África por sus privilegiadas comunicaciones con el exterior: por tierra, por mar y por aire.
Abdallah es una de esas personas que huyen en círculo en búsqueda de un paraíso que no existe. El precio del billete a ninguna parte es el desarraigo, por eso al viejo electricista, que una vez fuera pescador, le desagrada viajar tanto como le entristeció despedir en el pasado a los seres que quiso. Nos lo cuenta Sissako en esta historia de pérdidas. Su cámara merodea con sigilo por las calles de arena de Nouhadhibou, recogiendo bellas instantáneas saturadas de luz y vivos colores, enriquecidas por hermosas melodías tradicionales y por las danzas que las acompañan, y sensibles a la resignación digna que invade cada rincón de aquel pueblo que es el suyo.
Heremakono, con sus virtudes y sus defectos, es un Cine necesario, imprescindible incluso, y sin embargo dejado de lado por los hijos de aquellos que sembraron las semillas de estas miserias, con arreglo a éste o aquel compromiso, político o económico, y que somos nosotros.
Abdallah es una de esas personas que huyen en círculo en búsqueda de un paraíso que no existe. El precio del billete a ninguna parte es el desarraigo, por eso al viejo electricista, que una vez fuera pescador, le desagrada viajar tanto como le entristeció despedir en el pasado a los seres que quiso. Nos lo cuenta Sissako en esta historia de pérdidas. Su cámara merodea con sigilo por las calles de arena de Nouhadhibou, recogiendo bellas instantáneas saturadas de luz y vivos colores, enriquecidas por hermosas melodías tradicionales y por las danzas que las acompañan, y sensibles a la resignación digna que invade cada rincón de aquel pueblo que es el suyo.
Heremakono, con sus virtudes y sus defectos, es un Cine necesario, imprescindible incluso, y sin embargo dejado de lado por los hijos de aquellos que sembraron las semillas de estas miserias, con arreglo a éste o aquel compromiso, político o económico, y que somos nosotros.
Winsor McCay, the Famous Cartoonist of the N.Y. Herald and His Moving Comics
Winsor McCay, the Famous Cartoonist of the N.Y. Herald and His Moving Comics
CortometrajeAnimaciónDocumental

6,4
335
7
18 de enero de 2013
18 de enero de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Winsor McCay pasó a la historia como uno de los más importantes historietistas con la innovadora serie ‘Little Nemo’, su obra maestra publicada en el New York Herald entre los años 1905 y 1911, de refinada estética inspirada en el art nouveau y dotada de un moderno lenguaje visual con el que describir las oníricas aventuras de su joven personaje. El éxito de la tira atrajo a productores teatrales de Broadway pero también al emergente mundo del cine. Stuart Blackton, de los estudios americanos Vitagraph, vio en una colaboración con McCay una forma de aplicar con criterio sus técnicas de animación y competir, de paso, en una disciplina de la que fue pionero y en la que ahora sentía una fuerte competencia, en especial en la figura de Émile Cohl. Y fue así que el pequeño Nemo saltó a la gran pantalla en 1911, y le sobraron tres escasos minutos para lucirse a lo grande, a todo color y, por vez primera, con libertad de movimientos con los que jugar con sus compañeros de juegos. El bueno de Bob no se conformaba con ser un grande del cómic y el resultado del proyecto no ofrece dudas, no sólo por la innovación del color sino sobre todo por el dinamismo que imprime a las imágenes y el sorprendente uso de la perspectiva. El salto cualitativo salta a la vista, y si me apuras, salta de la pantalla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por supuesto que mi valoración se restringe únicamente a lo que es el corto de animación propiamente dicho, no a la coquetería aristocrática que lo envuelve y que se podían haber ahorrado.

7,4
85.210
2
23 de agosto de 2011
23 de agosto de 2011
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
COMPOSICIÓN
Por comprimido recubierto de cinismo:
Doctrina filosófica ------------------------------------------ 0.000001 ng
Pasta -------------------------------------------------------- 3000 Tm
Discurso panfletario neoliberal --------------------------- A paletadas
Excipientes: Merengue edulcorado. Pseudo-felicidad ($-USA). Hiper-Ego. Ácido social básico.
PROPIEDADES
‘The Pursuit of Happyness’ es un preparado eficaz en el tratamiento de la sintomatología de muy diversas percepciones de la realidad debido a la presencia de agentes analgésicos y alienantes capaces de actuar por distintos mecanismos sobre la etiología de la percepción.
POSOLOGÍA
La dosis deberá ajustarse de acuerdo al grado de conciencia y capacidad de crítica del paciente. Un visionado será suficiente para un amplio espectro de consumidores, aunque en cualquier caso son recomendables dosis muy superiores. Si el paciente no responde con propiedad se aconseja que sea amordazado frente a la pantalla con los párpados forzadamente abiertos hasta que los síntomas de mejora sean patentes. El uso de colirio es opcional.
CONTRAINDICACIONES
Felicidad plena del tipo ‘Un mundo feliz’ (Aldous Huxley et al. 1932). Tampoco queremos eso.
ABUSO Y DEPENDENCIA
La administración prolongada y excesiva de alienanina puede ocasionar dependencia mental y tolerancia institucional, con síntomas irreprimibles de consumismo agudo. Nunca debe interrumpirse la administración del fármaco, en todo caso aumente la dosis.
PRECAUCIONES
Pacientes con insuficiencia cognitiva, bien producto de reacciones alérgicas a la lectura, bien por sobreexposición a programas televisivos de farándula, o tal vez debido a un exceso de juventud y de niveles hormonales, corren el riesgo de alcanzar niveles de alienación de consecuencias irreparables. En todo caso, son aconsejables.
IMPORTANTE PARA LA MUJER
Si está usted embarazada y los componentes del fármaco ejercen un apropiado control sobre su psique, entonces también nosotros estamos de enhorabuena. Si es igualmente así pero no está embarazada, no sabemos a qué espera para estarlo.
ADVERTENCIA
El ‘spoiler’ al reverso de este prospecto es nocivo para un tratamiento apto (además de mentira, por supuesto). Si tras su lectura, que desaconsejamos categóricamente, siente el impulso de valorarlo positivamente, rece dos padrenuestros y un avemaría, y vea cuantas veces haga falta la película, amordazado y sin pestañear.
Por comprimido recubierto de cinismo:
Doctrina filosófica ------------------------------------------ 0.000001 ng
Pasta -------------------------------------------------------- 3000 Tm
Discurso panfletario neoliberal --------------------------- A paletadas
Excipientes: Merengue edulcorado. Pseudo-felicidad ($-USA). Hiper-Ego. Ácido social básico.
PROPIEDADES
‘The Pursuit of Happyness’ es un preparado eficaz en el tratamiento de la sintomatología de muy diversas percepciones de la realidad debido a la presencia de agentes analgésicos y alienantes capaces de actuar por distintos mecanismos sobre la etiología de la percepción.
POSOLOGÍA
La dosis deberá ajustarse de acuerdo al grado de conciencia y capacidad de crítica del paciente. Un visionado será suficiente para un amplio espectro de consumidores, aunque en cualquier caso son recomendables dosis muy superiores. Si el paciente no responde con propiedad se aconseja que sea amordazado frente a la pantalla con los párpados forzadamente abiertos hasta que los síntomas de mejora sean patentes. El uso de colirio es opcional.
CONTRAINDICACIONES
Felicidad plena del tipo ‘Un mundo feliz’ (Aldous Huxley et al. 1932). Tampoco queremos eso.
ABUSO Y DEPENDENCIA
La administración prolongada y excesiva de alienanina puede ocasionar dependencia mental y tolerancia institucional, con síntomas irreprimibles de consumismo agudo. Nunca debe interrumpirse la administración del fármaco, en todo caso aumente la dosis.
PRECAUCIONES
Pacientes con insuficiencia cognitiva, bien producto de reacciones alérgicas a la lectura, bien por sobreexposición a programas televisivos de farándula, o tal vez debido a un exceso de juventud y de niveles hormonales, corren el riesgo de alcanzar niveles de alienación de consecuencias irreparables. En todo caso, son aconsejables.
IMPORTANTE PARA LA MUJER
Si está usted embarazada y los componentes del fármaco ejercen un apropiado control sobre su psique, entonces también nosotros estamos de enhorabuena. Si es igualmente así pero no está embarazada, no sabemos a qué espera para estarlo.
ADVERTENCIA
El ‘spoiler’ al reverso de este prospecto es nocivo para un tratamiento apto (además de mentira, por supuesto). Si tras su lectura, que desaconsejamos categóricamente, siente el impulso de valorarlo positivamente, rece dos padrenuestros y un avemaría, y vea cuantas veces haga falta la película, amordazado y sin pestañear.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Un hombre camina apesadumbrado por Wall Street. Siendo una persona inteligente y capaz no entiende ni acepta los reveses de la vida. Aquellas visionarias maquinitas a las que tanto esfuerzo dedicó no se venden. Su mujer le abandona, sin dinero y con un hijo a cargo. Para colmo, sus amigos no le devuelven lo poco que le deben.
Sus inquietudes eran de un carácter profundo, por eso se animó a dirigirse a otro hombre, mucho mejor vestido y caucásico, que salía de un coche de alta gama justo a su altura. -¿Qué debo hacer para tener un coche como el tuyo?- fueron sus sabias palabras. Aunque pareciera que el planeta entero titubeara por un instante, la respuesta no se hizo derogar: bastaba con competir con otros diecinueve hombres que dedicarían su esfuerzo absoluto, no remunerado y exclusivo, por un periodo de treinta días, a la salud de una corporación multinacional.
Lejos de plantearse cómo La Ley sustentaba este tipo de prácticas, adivinó en el reto una solución a todos sus problemas. Sin embargo, seguía sin dinero, y sus recién adquiridas responsabilidades no sólo suponían un balance negativo para el bolsillo, sino que además le privaban de tiempo con el que ganarse el sustento. Una vez más la solución le esperaba ufana frente a sus narices: la venta de esos preciados inventos suyos proporcionarían los ingresos necesarios para evitar que un estómago y medio permanezcan vacíos durante el mes que le separa de una vida plena y sin problemas. Al espectador con un potencial de éxito poco desarrollado pudiera parecerle, cuando menos, curiosa la salida que encuentra nuestro protagonista, pues logra solventar alegremente un contratiempo con otro previo y origen del mismo. En el prospecto pone, literalmente: ‘nótese que Mr. Chris Gardner es un genio y un ganador, y la inmensa mayoría de aquellos que abarrotan los cines no’.
Esta especie nada prolija no entiende de fracasos, y una vez coronado como justo vencedor del duelo, propietario al fin de un coche de alta gama y con la cuenta bancaria grotescamente engordada, cree justificado (y hasta un deber) hacer saber al Mundo de sus capacidades. Sobre sus hombros recae ahora una parte importante del peso del Sistema, así lo entiende la Autoridad, cooperante de buen grado con actitudes ejemplares y ejemplarizantes como las vertidas por Mr. Gardner.
Lástima que sus diecinueve adversarios no cuenten ni con fondos ni con financiación para mostrarnos la otra cara de esa realidad, mucho más fea y presente.
Sus inquietudes eran de un carácter profundo, por eso se animó a dirigirse a otro hombre, mucho mejor vestido y caucásico, que salía de un coche de alta gama justo a su altura. -¿Qué debo hacer para tener un coche como el tuyo?- fueron sus sabias palabras. Aunque pareciera que el planeta entero titubeara por un instante, la respuesta no se hizo derogar: bastaba con competir con otros diecinueve hombres que dedicarían su esfuerzo absoluto, no remunerado y exclusivo, por un periodo de treinta días, a la salud de una corporación multinacional.
Lejos de plantearse cómo La Ley sustentaba este tipo de prácticas, adivinó en el reto una solución a todos sus problemas. Sin embargo, seguía sin dinero, y sus recién adquiridas responsabilidades no sólo suponían un balance negativo para el bolsillo, sino que además le privaban de tiempo con el que ganarse el sustento. Una vez más la solución le esperaba ufana frente a sus narices: la venta de esos preciados inventos suyos proporcionarían los ingresos necesarios para evitar que un estómago y medio permanezcan vacíos durante el mes que le separa de una vida plena y sin problemas. Al espectador con un potencial de éxito poco desarrollado pudiera parecerle, cuando menos, curiosa la salida que encuentra nuestro protagonista, pues logra solventar alegremente un contratiempo con otro previo y origen del mismo. En el prospecto pone, literalmente: ‘nótese que Mr. Chris Gardner es un genio y un ganador, y la inmensa mayoría de aquellos que abarrotan los cines no’.
Esta especie nada prolija no entiende de fracasos, y una vez coronado como justo vencedor del duelo, propietario al fin de un coche de alta gama y con la cuenta bancaria grotescamente engordada, cree justificado (y hasta un deber) hacer saber al Mundo de sus capacidades. Sobre sus hombros recae ahora una parte importante del peso del Sistema, así lo entiende la Autoridad, cooperante de buen grado con actitudes ejemplares y ejemplarizantes como las vertidas por Mr. Gardner.
Lástima que sus diecinueve adversarios no cuenten ni con fondos ni con financiación para mostrarnos la otra cara de esa realidad, mucho más fea y presente.

7,8
159.043
2
24 de julio de 2011
24 de julio de 2011
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
De ‘Reservoir Dogs’ a ‘Inglourious Bastards’ pasaron muchos años y un buen puñado de películas con un único hilo conductor en común: la violencia. Tarantino fue franco desde un principio, nunca pretendió introducir en sus películas idea alguna; de la primera a la última, todas fueron huecas por igual. Si por algo este heterodoxo director saltó a la palestra fue por el elaborado y atractivo envoltorio con el que adornó sus obras, para nada un talento menor a juzgar por el resultado de sus primeros trabajos. En ‘Reservoir Dogs’ (por la que siento especial debilidad) logra por momentos embellecer el acto puramente violento y vil a un nivel pocas veces igualado en el cine. La danza macabra a la que se abandona el argumento repele igual que atrae, y ese es sin duda uno de sus secretos. Aunque mucha más diluida y edulcorada, la esencia de esta particular lírica está también presente en ese producto genuinamente pop que es ‘Pulp Fiction’, consumida posteriormente hasta la última gota (y con menor éxito) en ‘Jackie Brown’. Pero que nadie se lleve a engaño, detrás de este aparente ejercicio de descerebrada banalizad hay mucho trabajo, e ‘Inglourious Bastards’ es la más rotunda y contundente prueba de ello; es, digamos, nuestro control negativo.
Tras un prometedor comienzo, Tarantino se dejó llevar por la inercia de su merecido reconocimiento (ayudado en buena parte por un indolente fenómeno ‘fan’ que lo defiende a ultranza). De ese modo, la saga ‘Kill Bill’, por ejemplo, fue acogida por el gran público como si de obras mayores de trataran pese a que en ellas nada quede de esa chispa que distinguía a sus predecesoras. En resumidas cuentas, era una historia de sobra conocida: sus películas pasaron de buenas a malas.
Lo de ‘Inglourious Bastards’ es mucho más preocupante. Tarantino siente (parece ser) la necesidad de compartir sus más bajos instintos con el resto del planeta, pero agotada la fórmula que lo encumbró resulta más complicado pasar por encima de toda ética, y la solución la encuentra en los siempre bastardos nazis. Da lo mismo si eres un sádico redomado, un padre de familia o un simple mandado que pasaba por allí, si llevas el uniforme alemán mereces morir y que te corten la cabellera. Además, el público no sólo lo va a perdonar sino que aplaudirá entusiasmado al igual que Adolf Hitler en la platea viendo morir a soldados aliados.
(conclusiones finales en el 'spoiler')
Tras un prometedor comienzo, Tarantino se dejó llevar por la inercia de su merecido reconocimiento (ayudado en buena parte por un indolente fenómeno ‘fan’ que lo defiende a ultranza). De ese modo, la saga ‘Kill Bill’, por ejemplo, fue acogida por el gran público como si de obras mayores de trataran pese a que en ellas nada quede de esa chispa que distinguía a sus predecesoras. En resumidas cuentas, era una historia de sobra conocida: sus películas pasaron de buenas a malas.
Lo de ‘Inglourious Bastards’ es mucho más preocupante. Tarantino siente (parece ser) la necesidad de compartir sus más bajos instintos con el resto del planeta, pero agotada la fórmula que lo encumbró resulta más complicado pasar por encima de toda ética, y la solución la encuentra en los siempre bastardos nazis. Da lo mismo si eres un sádico redomado, un padre de familia o un simple mandado que pasaba por allí, si llevas el uniforme alemán mereces morir y que te corten la cabellera. Además, el público no sólo lo va a perdonar sino que aplaudirá entusiasmado al igual que Adolf Hitler en la platea viendo morir a soldados aliados.
(conclusiones finales en el 'spoiler')
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sin embargo, algunos pensamos que no sólo se pasó de la raya, sino que se meó y se cagó más allá de esa frontera, sin pudor alguno y en pose grotesca. Ni tan siquiera las exquisitas apariciones del coronel Hans Landa (que nos viene a servir como control positivo en el que referenciar la basura que le rodea) ni alguna que otra escena aislada (siempre mal rematadas) salvan al conjunto del más rotundo de los fracasos. Diría más, se trata de una obra dañina, no sólo por tratarse de un ejercicio de anarquía violenta, no sólo por plantarnos a estereotipos sacados del medio oeste en el corazón de la Europa sometida a Hitler, ni por la ausencia de argumento, ni por esos diálogos anodinos, ni tan siquiera por ser más larga que un día sin pan para nada, o por ser simplemente aburrida, o por un sinfín más de razones que por simple pereza me niego a describir; esta película es culpable, sí, y lo es sobre todo por ser simple y llanamente FEA, un delito en auge y consentido en exceso.
A ti y a tu prolija especie, yo os maldigo: ¡malditos bastados!
A ti y a tu prolija especie, yo os maldigo: ¡malditos bastados!

6,8
1.998
8
15 de diciembre de 2013
15 de diciembre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me decido por ‘Aprile’, de Nanni Moretti, versión original, sin subtítulos ni nada, a pelo, le doy al play, y a los cinco minutos me pregunto qué carajo estoy viendo. Creo que esta misma pregunta, minuto arriba minuto abajo, y formulada en distintos idiomas, claro está, se la hicieron la práctica totalidad de espectadores que se encontraron con semejante rareza de frente. Pero la película sigue, la voz de Moretti se revela omnipresente (su imagen por supuesto también, pero es que a mí me rayó más su voz), y por si fuera poco, las pocas tomas en las que el director descansa de sí mismo se ocupan del mundillo político de la Italia contemporánea, con Berlusconi a la cabeza, casi nada. Llegados a este punto, seguro que no fueron pocos los que pulsaron la tecla del stop, o se ausentaron sigilosamente de la sala de cine con la disculpa de ir a comprar cigarrillos. Yo no lo hice, ni tan siquiera me vi en la tentación, pero seguro que por bien poco.
A partir de este punto crítico, y de modo harto sorprendente, el personaje de Nanni Moretti, que es de hecho el mismo Nanni Moretti, pasa primero de lo insoportable a lo soportable, después a caerme simpático, luego hasta me hace cierta gracia, para que hacia el final de la película se complete el milagro de convertirse en unos de los seres más entrañables con los que he tenido el honor de toparme por la gran pantalla.
La escena final aun baila días después en mi cabeza, que se balancea con despreocupada parsimonia mientras mi boca dibuja una sonrisa bobalicona. ¡Qué felicidad! Si hace falta encasquetarse un casco y vertir capa invernal se hace, pero yo también quiero un pedazo de ese pastel.
A partir de este punto crítico, y de modo harto sorprendente, el personaje de Nanni Moretti, que es de hecho el mismo Nanni Moretti, pasa primero de lo insoportable a lo soportable, después a caerme simpático, luego hasta me hace cierta gracia, para que hacia el final de la película se complete el milagro de convertirse en unos de los seres más entrañables con los que he tenido el honor de toparme por la gran pantalla.
La escena final aun baila días después en mi cabeza, que se balancea con despreocupada parsimonia mientras mi boca dibuja una sonrisa bobalicona. ¡Qué felicidad! Si hace falta encasquetarse un casco y vertir capa invernal se hace, pero yo también quiero un pedazo de ese pastel.
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