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Críticas ordenadas por utilidad
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7,0
68.750
9
13 de mayo de 2020
13 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera escena de la película nos sitúa rápidamente en el contexto de la historia que vamos a ver. Dos campos de juego, uno de Rugby con hierba bien cortada y chicos blancos vestidos de uniforme verde. El otro, un polvoriento campo de fútbol, donde chicos negros con gastadas camisetas le dan patadas a un balón. Ambos campos cercados por vallas y separados por una carretera, parecen estar uno a espaldas del otro. De repente, mientras un coche blanco pasa ante ellos, los chicos negros se agolpan ante la valla y gritan emocionados, ¡Madiba!, ¡Madiba!,. Los chicos del campo de enfrente miran con indiferencia y sin comprender que pasa, preguntando uno de ellos al entrenador que quien es, Nelson Mandela, contesta aquel con desdén.
La escena antes mencionada transcurre en 1990, año en que liberan a Nelson Mandela tras veintisiete años en la cárcel. Pero la acción de la película comienza desde que es presidente de Sudáfrica en 1994, hasta que se celebra el Campeonato Mundial de Rugby en dicho país el año 1995.
En este periodo veremos como el presidente, profundamente marcado por el largo cautiverio, quiere representar no sólo a los negros, sino también a los blancos que aunque son minoría ostentan el poder económico, militar, etc. Para ello ve en el Rugby y en el campeonato que se va a celebrar, una oportunidad para intentar cohesionar ambas poblaciones y que sientan que forman parte del mismo país.
Mandela se nos presenta como un hombre que lucha por desterrar la ira, el odio y la venganza en su pueblo. El ojo por ojo y diente por diente que muchos proclaman, no va tener apoyo en la figura del presidente. Sabe que el deporte puede lograr un punto de encuentro entre la población Sudafricana. Muy interesante es la escena en el despacho presidencial entre Mandela (Morgan Freeman) y el capitán de la selección de Rugby, François Pienaar (Matt Damon), marcando un punto de inflexión en la historia.
Pienso que uno de los logros de Invictus es que no hace falta que sepas nada de la vida de Mandela, ni de Rugby, ni tan siquiera que es Sudáfrica. Porque la película habla de superación personal, pasiones, decepciones… interpela directamente al espectador y habla al corazón.
Rodada en Sudáfrica, el film tiene una bonita y realista fotografía. Buenas interpretaciones donde destaca un espléndido Morgan Freeman como Mandela y Matt Damon, muy trabajado físicamente, aporta sensibilidad y matices a su interpretación del capitán Pienaar. Las escenas de Rugby, una de las protagonistas de la película, nos llevan a momentos de gran intensidad que coronan una historia de personajes de carne y hueso (nunca mejor dicho). El único pero, por decir algo, lo encuentro en la parte final, donde observo elementos un poco tópicos o almibarados, ver spoiler. Pero ello no desmerece esta película que me parece en conjunto, espléndida, en forma y contenido. Cuyo mensaje está más vigente que nunca.
La escena antes mencionada transcurre en 1990, año en que liberan a Nelson Mandela tras veintisiete años en la cárcel. Pero la acción de la película comienza desde que es presidente de Sudáfrica en 1994, hasta que se celebra el Campeonato Mundial de Rugby en dicho país el año 1995.
En este periodo veremos como el presidente, profundamente marcado por el largo cautiverio, quiere representar no sólo a los negros, sino también a los blancos que aunque son minoría ostentan el poder económico, militar, etc. Para ello ve en el Rugby y en el campeonato que se va a celebrar, una oportunidad para intentar cohesionar ambas poblaciones y que sientan que forman parte del mismo país.
Mandela se nos presenta como un hombre que lucha por desterrar la ira, el odio y la venganza en su pueblo. El ojo por ojo y diente por diente que muchos proclaman, no va tener apoyo en la figura del presidente. Sabe que el deporte puede lograr un punto de encuentro entre la población Sudafricana. Muy interesante es la escena en el despacho presidencial entre Mandela (Morgan Freeman) y el capitán de la selección de Rugby, François Pienaar (Matt Damon), marcando un punto de inflexión en la historia.
Pienso que uno de los logros de Invictus es que no hace falta que sepas nada de la vida de Mandela, ni de Rugby, ni tan siquiera que es Sudáfrica. Porque la película habla de superación personal, pasiones, decepciones… interpela directamente al espectador y habla al corazón.
Rodada en Sudáfrica, el film tiene una bonita y realista fotografía. Buenas interpretaciones donde destaca un espléndido Morgan Freeman como Mandela y Matt Damon, muy trabajado físicamente, aporta sensibilidad y matices a su interpretación del capitán Pienaar. Las escenas de Rugby, una de las protagonistas de la película, nos llevan a momentos de gran intensidad que coronan una historia de personajes de carne y hueso (nunca mejor dicho). El único pero, por decir algo, lo encuentro en la parte final, donde observo elementos un poco tópicos o almibarados, ver spoiler. Pero ello no desmerece esta película que me parece en conjunto, espléndida, en forma y contenido. Cuyo mensaje está más vigente que nunca.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En la final del Campeonato de Rugby, cuando Sudáfrica comienza a superar a la temible selección neozelandesa. La madre de François Pienaar (Matt Damon), emocionadísima, abraza a su asistenta negra en las gradas del campo. El niño carterista que escucha el partido por la radio de un coche patrulla, acaba abrazándose a los policías blancos, saltando todos juntos de emoción y el guardaespaldas negro que odia el Rugby, acaba sonriendo con complicidad a su compañero oponente blanco. Pareciendo todo un bello Happy End.
22 de febrero de 2014
22 de febrero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras un arranque prometedor protagonizado por Santos Trinidad (el policía que bebe los cubatas como agua), la película pierde intensidad en algunas escenas, recuperándose en los momentos en que la jueza Chacón entra en acción. La historia converge en dos tramas, la de Santos Trinidad y la investigación policial en la que Enrique Urbizu nos hace saber las deficiencias que tiene el sistema policial y de inteligencia español. Todo ello ambientado en una ciudad o más bien una sociedad que parece haber entrado en decadencia y que queda bien reflejado en el personaje protagonista.
Mencionar la estupenda caracterización que hace José Coronado de su personaje (apunta maneras de gran actor, si es que ya no lo es) y también el trabajo de los actores secundarios, muy creibles en sus interpretaciones (entre ellos la fria y metódica Helena Miquel como la jueza Chacón).
No habrá paz para los malvados es una película de buena factura que mantiene el interés en sus casi dos horas y que te hace recordar que en España también se hace buen cine. Reivindicar a Enrique Urbizu y otros cineastas que nos aportan otros puntos de vista en sus películas, indispensable para el cine.
Por ponerle algún pero, no se si es un tema de presupuesto y tuvieron que quitar alguna escena, pero me ha faltado información sobre Santos Trinidad y lo que le ocurrió en el pasado, especialmente cuando estuvo en Colombia, importante dato para entender su manera de actuar en la peli. Tal vez Urbizu lo hizo aposta y no quiso dar pistas al espectador, para que este saque sus propias conclusiones (mis dudas las planteo en el spoiler). De todas maneras No habrá paz para los malvados me parece un película que hay que ver y reivindicar.
Mencionar la estupenda caracterización que hace José Coronado de su personaje (apunta maneras de gran actor, si es que ya no lo es) y también el trabajo de los actores secundarios, muy creibles en sus interpretaciones (entre ellos la fria y metódica Helena Miquel como la jueza Chacón).
No habrá paz para los malvados es una película de buena factura que mantiene el interés en sus casi dos horas y que te hace recordar que en España también se hace buen cine. Reivindicar a Enrique Urbizu y otros cineastas que nos aportan otros puntos de vista en sus películas, indispensable para el cine.
Por ponerle algún pero, no se si es un tema de presupuesto y tuvieron que quitar alguna escena, pero me ha faltado información sobre Santos Trinidad y lo que le ocurrió en el pasado, especialmente cuando estuvo en Colombia, importante dato para entender su manera de actuar en la peli. Tal vez Urbizu lo hizo aposta y no quiso dar pistas al espectador, para que este saque sus propias conclusiones (mis dudas las planteo en el spoiler). De todas maneras No habrá paz para los malvados me parece un película que hay que ver y reivindicar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Santos Trinidad fue al puticlub Leydis por casualidad o tenía planeado matar a los tres mafiosos colombianos?. Yo pienso que lo tenía planeado, por su pasado en Colombia cuando lo destinaron allí y porque en vez de centrarse únicamente en eliminar al único testigo de su triple asesinato, se pone a buscar también al personaje llamado “el Ceutí”, capo de un grupo marroquí con conexiones terroristas.

8,1
46.563
10
16 de julio de 2013
16 de julio de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los santos inocentes nos introduce en la vida de un cortijo de Extremadura y la relación entre los dueños y sus trabajadores.
Después de verla varias veces, ahún me sigue sobrecogiendo la mirada de Paco (trabajador del cortijo), cuando en un día de cacería, este accidentalmente cae de un árbol y sentado en el suelo, todo dolorido y acongojado, le dice al señorito Ivan, que cree que el hueso se le ha “tronzao”. Los ojos grandes y vidriosos de Paco, parecen pedir perdón por fastidiar la caza al señorito.
La historia que se nos muestra, es un retrato de esa España caciquil de los años 60, en la que refleja como las nuevas generaciones, aquí representadas por los hijos de Paco y su mujer Régula ya no quieren vivir en las pésimas condiciones de sus padres, porque una España que empieza a desperezarse ofrece mejores oportunidades en otras partes.
La película nos va presentando sucesivamente a todos sus protagonistas: Paco, Régula, Azarías, el Quirze... y lo que les va deparando el destino. Todo confluye en armonía: el ritmo de la narración, las imágenes, la música, los diálogos y sus expresivos silencios, sin olvidar las magníficas interpretaciones de unos actores en estado de gracia. Que hace de Los santos inocentes una película extraordinaria.
Después de verla varias veces, ahún me sigue sobrecogiendo la mirada de Paco (trabajador del cortijo), cuando en un día de cacería, este accidentalmente cae de un árbol y sentado en el suelo, todo dolorido y acongojado, le dice al señorito Ivan, que cree que el hueso se le ha “tronzao”. Los ojos grandes y vidriosos de Paco, parecen pedir perdón por fastidiar la caza al señorito.
La historia que se nos muestra, es un retrato de esa España caciquil de los años 60, en la que refleja como las nuevas generaciones, aquí representadas por los hijos de Paco y su mujer Régula ya no quieren vivir en las pésimas condiciones de sus padres, porque una España que empieza a desperezarse ofrece mejores oportunidades en otras partes.
La película nos va presentando sucesivamente a todos sus protagonistas: Paco, Régula, Azarías, el Quirze... y lo que les va deparando el destino. Todo confluye en armonía: el ritmo de la narración, las imágenes, la música, los diálogos y sus expresivos silencios, sin olvidar las magníficas interpretaciones de unos actores en estado de gracia. Que hace de Los santos inocentes una película extraordinaria.

6,8
29.143
9
20 de octubre de 2024
20 de octubre de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Ayer por la noche, volví a ver de nuevo la película Wall Street. Esta historia que nos sumerge en la bolsa de Nueva York, mediados de los ochenta y que nos narra la historia de un joven aprendiz, agente de bolsa, Bud Fox (Charlie Sheen) cuya mayor ambición, es conocer a Gordon Guekko, un mago de los negocios bursátiles y especulador.
Lo que me transmite Wall Street, es que la historia que nos cuenta, sigue absolutamente vigente y a pesar de tener más de treinta años desde que se realizó, parece hecha de ayer por la tarde. Lo único que delata el paso del tiempo, es el envoltorio: los coches, vestuario y especialmente los aparatos electrónicos (como ese teléfono móvil que parece una caja con antena). Las formas han ido cambiando, pero no el fondo.
El film, cuenta con interesantes reflexiones por parte de sus protagonistas, recuerdo por ejemplo a Bud Fox (Charlie Sheen) cuando posee todo aquello que para él, es el éxito: dinero, bonita casa, guapa novia. Una noche mirando el cielo de Manhattan, se pregunta de repente ¿quién soy yo?
También tiene atractivos personajes, como Gordon Guekko, magníficamente interpretado por Michael Douglas, mefistofélico y que es el contrapunto al personaje de Carl Fox (Martin Sheen), padre de nuestro protagonista, que representa al hombre honesto, comprometido que vive de su trabajo.
Wall Street, nos muestra el mundo de las altas finanzas y sus entresijos, capitalismo en estado puro. Dos horas de película que te mantienen atenta en todo momento. Con buenos diálogos, frases para recordar y esa eterna lucha entre el bien y el mal, que está magníficamente expuesta por Oliver Stone.
No se la pierdan.
Lo que me transmite Wall Street, es que la historia que nos cuenta, sigue absolutamente vigente y a pesar de tener más de treinta años desde que se realizó, parece hecha de ayer por la tarde. Lo único que delata el paso del tiempo, es el envoltorio: los coches, vestuario y especialmente los aparatos electrónicos (como ese teléfono móvil que parece una caja con antena). Las formas han ido cambiando, pero no el fondo.
El film, cuenta con interesantes reflexiones por parte de sus protagonistas, recuerdo por ejemplo a Bud Fox (Charlie Sheen) cuando posee todo aquello que para él, es el éxito: dinero, bonita casa, guapa novia. Una noche mirando el cielo de Manhattan, se pregunta de repente ¿quién soy yo?
También tiene atractivos personajes, como Gordon Guekko, magníficamente interpretado por Michael Douglas, mefistofélico y que es el contrapunto al personaje de Carl Fox (Martin Sheen), padre de nuestro protagonista, que representa al hombre honesto, comprometido que vive de su trabajo.
Wall Street, nos muestra el mundo de las altas finanzas y sus entresijos, capitalismo en estado puro. Dos horas de película que te mantienen atenta en todo momento. Con buenos diálogos, frases para recordar y esa eterna lucha entre el bien y el mal, que está magníficamente expuesta por Oliver Stone.
No se la pierdan.

6,2
2.469
4
26 de diciembre de 2022
26 de diciembre de 2022
Sé el primero en valorar esta crítica
Reconozco que me he acercado a esta película por el trío de ases que la interpretan: Adriana Ozores, Emma Suarez y Nathalie Poza, además de que el título, Invisibles, me parece sugestivo, normalmente hace alusión a ese efecto que parecen no verte cundo uno/a llega a determinadas edades y como una servidora está en esa tesitura, pensé, voy a ver que cuentan estas mujeres dirigidas por Gracia Querejeta que aunque conozco poco su trabajo, me parece una directora inteligente.
Cuando comienza la película me encuentro con tres “amigas” que quedan una vez por semana para caminar por el parque y a la vez que estiran las piernas paseando, también ejercitan el músculo de la lengua (porque no cesan por un momento de hablar). Observamos a Emma Suárez (Elsa) sentada en un banco junto Adriana Ozores (Julia), como le comenta que su jefe le ha enviado un mensaje a las once de la noche, diciéndola, que bien que vaya con él a China por trabajo, porque al menos no se aburrirá. Comentario que Emma Suárez (Elsa) interpreta como que este le quiere tirar los trastos ya que lo hace con medio departamento. Todo ello ante la mirada incrédula de Adriana Ozores (Julia) que simplemente ve un comentario agradable sin más y le dice que si hubiera querido ligar con ella, ya lo habría hecho, pues llevan trabajando más de dos años juntos y nunca se le ha insinuado.
El tipo de conversaciones que se van sucediendo entre las protagonistas nos van describiendo su personalidad y lo que sucede en sus vidas: como ser una profesora sin ilusión y desmotivada tras muchos años en la enseñanza, Adriana Ozores (Julia), el estar con pareja y aguantar humillaciones por no estar sola, Nathalie Poza (Amelia), o no aceptar bajo ningún concepto que tu jefe ligón, no se fije en ti, cuando antaño fuiste una mujer atractiva, Emma Suárez (Elsa).
Cada personaje nos habla de su vida y especialmente de sus miserias, las conversaciones se van sucediendo con el paso de las semanas y el espectador va descubriendo como se desarrollan las tramas en las que nos sumergen estas mujeres como testigos mudos de todas sus inseguridades, frustraciones y reproches constantes entre ellas. Es como si el peso de la edad les hubiera caído como una losa a punto de aplastarlas. El poco respiro que se le da al espectador es que el escenario de la película, el único, es el parque, un frondoso lugar donde también se escucha el cantar de los pájaros.
Hubo un momento me dio la sensación que estaba viendo un capítulo de una serie de televisión, por la economía de escenarios o un obra de teatro al aire libre porque ser todo hablado.
Los diálogos parecen que nos ofrecen unos personajes que tocan el patetismo casi constantemente, cuando no la compasión. Entre ellas hay reproches casi constantes con lo cual es difícil que haya realmente una amistad y simplemente quedan para descargar o escuchar como la vida de la otra es peor que la de una misma. El retrato que hace Gracia Querejeta de una generación de mujeres, me parece tremendo y si es así (cosa que no comparto), estamos para ir al psicólogo de cabeza. Personalmente creo que la película representa unos estereotipos de mujeres y hay poca hondura, no me las creo porque se remarca demasiado en su desdicha, cualquier persona que vea esta película pensará que llegar a los cincuenta, es un drama. Esta historia en manos de Woody Allen podría haber sido una tragicomedia, nadie mejor que él para describirnos con inteligencia y humor las neurosis del hombre contemporáneo.
Si le doy un cinco, es porque las actrices son estupendas, también incluyo a Blanca Portillo y Pedro Casablanc que hacen una pequeña aparición. Todos ellos actores que ya cumplieron la cincuentena.
PD. En una entrevista, Gracia Querejeta, la directora, afirma que los personajes hablan por boca de ella ya que se ha sentido muchas veces como estas tres mujeres. Me queda más claro.
Cuando comienza la película me encuentro con tres “amigas” que quedan una vez por semana para caminar por el parque y a la vez que estiran las piernas paseando, también ejercitan el músculo de la lengua (porque no cesan por un momento de hablar). Observamos a Emma Suárez (Elsa) sentada en un banco junto Adriana Ozores (Julia), como le comenta que su jefe le ha enviado un mensaje a las once de la noche, diciéndola, que bien que vaya con él a China por trabajo, porque al menos no se aburrirá. Comentario que Emma Suárez (Elsa) interpreta como que este le quiere tirar los trastos ya que lo hace con medio departamento. Todo ello ante la mirada incrédula de Adriana Ozores (Julia) que simplemente ve un comentario agradable sin más y le dice que si hubiera querido ligar con ella, ya lo habría hecho, pues llevan trabajando más de dos años juntos y nunca se le ha insinuado.
El tipo de conversaciones que se van sucediendo entre las protagonistas nos van describiendo su personalidad y lo que sucede en sus vidas: como ser una profesora sin ilusión y desmotivada tras muchos años en la enseñanza, Adriana Ozores (Julia), el estar con pareja y aguantar humillaciones por no estar sola, Nathalie Poza (Amelia), o no aceptar bajo ningún concepto que tu jefe ligón, no se fije en ti, cuando antaño fuiste una mujer atractiva, Emma Suárez (Elsa).
Cada personaje nos habla de su vida y especialmente de sus miserias, las conversaciones se van sucediendo con el paso de las semanas y el espectador va descubriendo como se desarrollan las tramas en las que nos sumergen estas mujeres como testigos mudos de todas sus inseguridades, frustraciones y reproches constantes entre ellas. Es como si el peso de la edad les hubiera caído como una losa a punto de aplastarlas. El poco respiro que se le da al espectador es que el escenario de la película, el único, es el parque, un frondoso lugar donde también se escucha el cantar de los pájaros.
Hubo un momento me dio la sensación que estaba viendo un capítulo de una serie de televisión, por la economía de escenarios o un obra de teatro al aire libre porque ser todo hablado.
Los diálogos parecen que nos ofrecen unos personajes que tocan el patetismo casi constantemente, cuando no la compasión. Entre ellas hay reproches casi constantes con lo cual es difícil que haya realmente una amistad y simplemente quedan para descargar o escuchar como la vida de la otra es peor que la de una misma. El retrato que hace Gracia Querejeta de una generación de mujeres, me parece tremendo y si es así (cosa que no comparto), estamos para ir al psicólogo de cabeza. Personalmente creo que la película representa unos estereotipos de mujeres y hay poca hondura, no me las creo porque se remarca demasiado en su desdicha, cualquier persona que vea esta película pensará que llegar a los cincuenta, es un drama. Esta historia en manos de Woody Allen podría haber sido una tragicomedia, nadie mejor que él para describirnos con inteligencia y humor las neurosis del hombre contemporáneo.
Si le doy un cinco, es porque las actrices son estupendas, también incluyo a Blanca Portillo y Pedro Casablanc que hacen una pequeña aparición. Todos ellos actores que ya cumplieron la cincuentena.
PD. En una entrevista, Gracia Querejeta, la directora, afirma que los personajes hablan por boca de ella ya que se ha sentido muchas veces como estas tres mujeres. Me queda más claro.
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